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“EL HOMBRE DISCRETO” Abaetxo Producsions

LOCALIZACIONES PERSONAJES GUIÓN LITERARIO

Teresa Bononad Quique Esteve Laura García Teresa Llacer Fernando Marín Laia Serna LOCALIZACIONES


Para el corto las localizaciones que hemos escogido son una estación de metro y un vagón del metro. La estación de metro. La estación de metro es una estación céntrica en la que pasan muchos viajeros al día y a ser posible de transbordo. Por ejemplo, sería una buena opción la estación del metro de Colón de las líneas 4 y 5 de Metrovalencia, la estación de Xátiva, -que recoge a los viajeros del metro y los usuarios de Renfe- , o la estación de Ángel Guimerà. Estas estaciones recogieron en el año 2011 4.314.010, 4.867.709 y 2.570.541 1. Por tanto, estas estaciones son las idóneas para reflejar la situación social denunciada en el corto. La estación tiene el suelo de mármol y los bancos de mármol. Hay carteles publicitarios colgados de las paredes, paneles de información acerca de los horarios y las líneas. En algunos puntos también hay garabatos y pintadas, aunque no muy grandes. El vagón de metro El vagón de metro que utilizaremos es un vagón de metro de las series 3900 o 4300 puesto que son los más utilizados por Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana 2. Los personajes se sentarían en una de las hileras de asientos laterales del vagón. En principio no cambiaremos nada del vagón de tren para el rodaje. Las paredes del interior del vagón son de color gris claro. Hay información sobre las líneas y sobre las estaciones de transbordo colgadas en las paredes. También hay carteles de prohibido fumar y que recuerdan las sanciones por viajar sin viaje. Sobre las puertas han pantallas informativas que muestran alternativamente rótulos de la próxima parada, la hora y la temperatura. Los asientos son de color gris oscuro y están todos junto a las ventanas. Las barras son de metal y las que están junto a las puertas son de color verde. Andén de estación de Metrovalencia.

1 http://www.metrovalencia.es/page.php?page=200&id=1649 consultada el 04/03/2012

2 http://es.wikipedia.org/wiki/MetroValencia consultada el 04/03/2012


PERSONAJES EL HOMBRE DISCRETO Relación de personajes HOMBRE PARADO CHICA 1, CHICA 2 TURISTAS ITALIANOS (4 CHICAS, 2 CHICOS) ANCIANA 1, ANCIANA 2 EMPRESARIO HERMANAS (MARI, “TETA”) MACARRA VIAJERA HOMBRE EXTRAVAGANTE CHELISTA, VIOLINISTA ACORDEONISTA MADRE, HIJA REVISOR MÉDICO VIAJEROS

HOMBRE El protagonista de nuestro cortometraje ronda los 50 años. Es de complexión delgada y su cabello, canoso, aunque todavía se pueden apreciar mechones negros que se asoman entre las canas. Sus ojos son pequeños y de color marrón oscuro (tan oscuro que a simple vista parecen negros). Lleva barba de un par de días que no disimula su aspecto cansado, fatigado, su rostro blanquecino y la mirada algo perdida. Pese a ese visible cansancio, parece un hombre empático y de confianza, pues algunos pasajeros hablan con él y nuestro protagonista les escucha atenta y pacientemente sin interrumpirles. Viste un abrigo negro, largo y ancho que le hace parecer más corpulento de lo que es. Este abrigo le cubre hasta las rodillas, por lo que se pueden ver los camales de sus pantalones de color negro y sus zapatos también negros y realmente relucientes, tanto que quizás los haya estrenado ese mismo día. Durante su trayecto en metro no se quita la bufanda gris que lleva enrollada al cuello y puesta de tal forma que le oculta la mitad del rostro, hasta la nariz. Por último, presenta unas manos grandes y cuidadas, las uñas están limpias y la piel hidratada, aunque algo enrojecida.


PARADO Este hombre tiene unos 46 años. Es albañil, pero está en paro. Aproximadamente, mide 1,70m, tiene una gran barriga, pero el trasero muy plano y es calvo, aunque con algo de pelo por los lados y la base del cráneo, lo que intensifica su cara redonda y rechoncha. Sus manos son gruesas, callosas y muy morenas, como el rostro, lo que evidencia sus largas jornadas de trabajo bajo el intenso sol. Viste con una chaqueta amplia de cuero marrón que no disimula su enorme barriga redonda. Lleva vaqueros con un cinturón de piel marrón y zapatillas de deporte blancas. Bajo el brazo sostiene una carpeta tamaño A5, es la clásica carpeta azul con gomas elásticas, lo que muestra que, quizás, vaya o vuelva de hacer ciertas transacciones bancarias, de fichar en el INEM, del médico… Parece un hombre honrado, trabajador y agobiado por la penosa situación financiera que vive el país, pues ha perdido su trabajo en la construcción, ya tiene 56 años para encontrar algo nuevo, pero todavía le quedan cinco años para jubilarse y cobrar la pensión. No ve salida, su futuro es incierto y, además, su hijo está en la misma situación que él. No quiso realizar estudios superiores y se matriculó en un módulo de fontanería, pero no encuentra trabajo y no tiene derecho a cobrar por desempleo, ya que nunca antes ha cotizado. Así, este hombre se muestra preocupado por su situación económica, pues del subsidio por desempleo que cobra él, tienen que comer todos los miembros de su familia. MARI Tiene unos 40 años. Es alta y delgada. Su cabello es castaño claro con mechas rubias y lo lleva recogido con una coleta. Viste con vaqueros de camal recto, suéter granate de cuello alto, americana beige y mocasines de color camel. Como complementos destaca un pañuelo de seda anudado al cuello y una mochila de piel marrón oscuro colgada de un solo hombro. TETA Es algo mayor que la anterior, ronda los 50 años. Es alta y de complexión gruesa, pero va muy arregladita y se nota que le gusta sentirse bien consigo misma. Su cabello es rojizo y presenta un corte bob con flequillo que intensifica la dulzura de su mirada. Viste con camisa blanca, y sobre ésta, chaleco de punto negro, falda vaquera, medias negras y botas de caña media del mismo color. Lleva un bolso marrón a juego con su abrigo. Estas dos mujeres son hermanas y hablan molestas sobre la situación que tienen con sus padres. Dos personas mayores y algo seniles, ya que en ocasiones olvidan las cosas y, aunque necesitan a alguien que esté con ellos las 24 horas del día, no quieren aceptar esta ayuda. La situación es difícil, pues son sus padres y los quieren con toda el alma, pero ellas no pueden estar todo el tiempo con ellos, pues están casadas y tienen hijos. Además, se muestran muy apenadas cuando comentan que sus padres piensan que ellas les están robando el dinero de la pensión, cuando, en realidad, son ellas las que pagan a las chicas que los cuidan y hacen las tareas básicas del hogar. CHICA 1


Tiene unos 22 años de edad. Mide 1,79 m. y es delgada. Su cabello es largo, castaño claro y ondulado con raya en medio, las gafas de sol le sirven de diadema. Lleva ortodoncia de brackets metálicos. Viste con vaqueros tipo pitillo, jersey morado de cuello alto, botas marrones de caña larga (mosqueteras) y una trenca marrón. Como complementos destaca una bufanda enrollada al cuello de color marrón y un bolso de piel del mismo color. Chatea sin apenas levantar la vista de la pantalla con su móvil, una BlackBerry blanca con una carcasa rosa de Piolín.

CHICA 2 Tiene también unos 22 años de edad. Es muy delgada y mide 1,65 m. Su cabello es largo, castaño oscuro y liso. Lleva gafas de pasta roja a juego con el vestidito tipo babydoll que viste. Además, se aprecian unas medias marrones y botines del mismo color. Su chaqueta es roja y su bolso es una maletita vintage de color marrón oscuro con dos pequeñas hebillas doradas a ambos extremos de la solapa. Al igual que su amiga, toquetea sin parar su móvil, un iphone blanco con la carcasa de silicona de color rosa. Las dos jóvenes han entrado juntas, una se sienta y la otra se queda de pie cerca de su amiga. Apenas hablan la una con la otra, ya que ambas están absortas en sus dispositivos móviles. No obstante, se evidencia que son amigas, pues en algún momento de su trayecto, comentan algo sobre los mensajes que están enviando o recibiendo. REVISOR El revisor del metro ronda los 50 años de edad. Su complexión física es normal. Tiene el cabello de color castaño oscuro (posiblemente teñido) y los ojos de color negro. Viste con el típico uniforme de revisor. Es decir, pantalón de pinzas negro, camisa azul y americana de color negra a juego con los pantalones y los zapatos. En el bolsillo de la chaqueta lleva una acreditación en la que se especifica su nombre y cargo. En la mano izquierda, sujeta una máquina por la que pasa los billetes de los pasajeros y colgando del hombro izquierdo, se aprecia una cartera negra entreabierta de la que mete y saca constantemente un bolígrafo con el que toquetea la pantalla táctil de esa máquina. Cuando llega a la altura del protagonista de nuestra historia, le llama un par de veces, pero al ver que no contesta, decide darle unos golpecitos en el hombro, pues piensa que se ha quedado dormido. Inmediatamente, se da cuenta de que ese hombre no está dormido, sino muerto. MÉDICO Es un chico joven, ronda los 30 años. Es alto (más o menos, mide 1,80 m.), su complexión física es delgada, pero su espalda es ancha y musculosa, lo que evidencia que es un chico deportista que cuida su aspecto físico. Su cabello es de color negro con un corte tipo Beatles, su dentadura es perfecta y sus cejas están perfectamente depiladas, lo que realza sus ojos negros de mirada penetrante.


Viste con el uniforme del SAMUR y calza zapatillas de deporte blancas. Lleva las manos enfundadas en unos guantes blancos de látex y transporta un maletín azul con los utensilios necesarios para atender emergencias. ANCIANA 1 Es una mujer de unos 70 años. De complexión delgada y baja (1,60 m. aproximadamente). Tiene el pelo blanco y liso. Utiliza unas gafas con montura dorada y cristales que tienden hacia un tono amarillo. Un cordón dorado asegura las gafas al cuello de la mujer. Lleva unos pendientes de perla y un pequeño colgante dorado que termina en una pequeña cruz de oro. Viste una camisa blanca, una falda negra y un abrigo marrón. Tiene un carácter dulce y suave. Se mueve lentamente y de manera muy calmada. ANCIANA 2 Mujer de unos 70 años. De complexión gruesa y baja (1,60 m. aproximadamente). Tiene el pelo rizado, teñido de color castaño y lleva hecha la permanente. Está visiblemente maquillada y lleva un vestido de colores muy vivos y estampados florales. También lleva un chal. Alrededor del cuello podemos ver un collar de perlas. Las piernas, que deja ver parcialmente, están cubiertas por muchas varices. Tiene un carácter nervioso y extrovertido. Se mueve bruscamente. EMPRESARIO Es un hombre de unos 45 años. Luce un traje clásico de dos botones y tapa redonda y una corbata verde moteada por pequeños dibujos blancos de la flor de lis o amacayo. Media estatura (1,70 m.). Tiene unos ojos verdes intensos que se pueden ver a través de los cristales de las gafas de montura al aire que lleva. Tiene el pelo moreno y engominado, peinado hacia atrás con la parte de púas gruesas del peine de manera que éste queda liso y con algunos rizos en la nuca. Es un hombre de buen comer y buen beber, corpulento pero elegante. Sujeta un maletín con una mano, y con la otra, en la que luce un anillo de matrimonio, un teléfono móvil de última generación. MACARRA Es un joven de entre 14 y 18 años. Viste un chándal blanco y amarillo, deportivas y lleva puesta una gorra blanca con la visera casi sobe los ojos. Escucha música con cascos, aunque tiene el volumen tan alto que la música se escucha en todo el vagón. Apoya los pies sobre uno de los asientos libres que tiene en frente de él. Es de complexión delgada, blanco de piel y tiene los ojos azules. Tiene un pendiente de diamante en una de las orejas y masca chicle. HOMBRE EXTRAVAGANTE Es un hombre de unos 30 años muy elegante. Es alto, y de facciones duras, marcadas. Viste un abrigo largo, negro. Es moreno y tiene el pelo liso y echado hacia adelante. También lleva una barba de un par de días. Tiene una mirada penetrante. Mira fijamente hacia delante, casi sin pestañear. Durante unos segundos el trayecto transcurre con total normalidad, en silencio. Hasta que el hombre saca del bolsillo interior del abrigo un espejito y una barra de


labios y empieza a pintárselos. Cuando termina, esconde de nuevo el espejo y el pintalabios en el bolsillo interior del abrigo. CHELISTA Es una chica de unos 20 años. Tiene el pelo moreno y rizado. Ojos verdes. Estatura alrededor de 1.70 m. y delgada. Vestida con unas zapatillas deportivas, vaqueros, y una sudadera del grupo Yellowcard. Lleva un pequeño colgante con una clave de fa. Carga con su chelo, dentro de una funda negra. VIOLINISTA Chico de unos 20 años. Pelo rubio y rizado. Ojos marrones. Delgado y alto. Vestido con unos vaqueros y una camisa de cuadros morada. Zapatos marrones. Lleva el violín en un estuche negro. ACORDEONISTA Hombre de unos 35 años. De etnia gitana y origen rumano. Moreno con el pelo lacio y brillante, peinado con la raya al lado. Vestido con una camisa azul clara y unos pantalones de terciopelo marrones. También lleva una chaqueta negra. Muy expresivo en la gestualidad facial. Lleva un acordeón que suena un tanto desafinado y parece bastante viejo. MADRE Mujer de unos 30 años. Delgada de estatura media. Tiene el pelo rubio recogido en un moño. Lleva una gabardina roja con un cinto que resalta la estrechez de la cadera y unos botones situados simétricamente a modo decorativo a lo largo de la gabardina. Es una mujer de piel blanca, aunque va bastante maquillada. Lleva unas botas de color negro y unos pantalones vaqueros que se advierten por debajo de la gabardina. Se le ve una mujer bastante estresada, debido a que parece una mujer que trabaja y cuida a la vez de su niña pequeña. Parece estar absorta en sus pensamientos y cavilaciones hasta que ve a su niña intentando tocar al protagonista. HIJA Es una niña pequeña de unos 7 años. Morena, pelo corto y lacio cortado “a lo chico”. Ojos marrones claros. Vestida con una gabardina gris, unas calzas azules y negras a rayas y unos mocasines negros. Es una niña curiosa que trata de tocar la cara del protagonista. TURISTAS ITALIANOS Son cuatro chicas y dos chicos que hablan en italiano en un tono de voz alto. Alguno de ellos lleva un mapa y buscan algo en él. VIAJERA Mujer joven que cede el asiento a la Anciana 1.


GUIÓN LITERARIO ESCENA 1. SEC. 1. INTERIOR, DÍA. ESTACIÓN DE METRO SUBTERRÁNEA. Un HOMBRE espera el metro. Ronda los 50 años y viste un abrigo que le hace parecer el doble de ancho de lo que es. Una bufanda enrollada al cuello le oculta el rostro hasta la mitad. Parece muy cansado. Hay insertos de planos detalle, con los sonidos correspondientes en primerísimo primer plano. En este caso, escuchamos la respiración del HOMBRE y el sonido de sus manos al deslizarse sobre las rodillas cuando se levanta. Llega el metro. Se levanta lentamente, espera a que la puerta se abra. Vemos su perfil, en planos a distinta escala que no hacen más que transmitir la sensación de que es un hombre cualquiera, sólo que cansado.


ESCENA 2. SEC. 1. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. Entra en el vagón, un vagón cualquiera, y se sienta. Junto a él se sienta otro SEÑOR. Tiene alrededor de 45 años. Es alto, y aunque presenta una barriga incipiente aún se mantiene en forma. Sin embargo ya tiene muchas canas en el pelo, que necesita un corte urgente. Viste un anorak desgastado que lleva abierto. Debajo lleva una chaqueta de franela y unos vaqueros. El vagón se pone en movimiento. El HOMBRE se deja llevar por el traqueteo y cierra los ojos. Parece que se ha dormido, pero los entreabre. La cámara lo mostrará desde distintos ángulos a partir de este momento, con encuadres diferentes. El HOMBRE realizará el resto del viaje en absoluto silencio, con la cabeza hundida hasta casi la nariz en la bufanda y los párpados caídos, la mirada en un punto perdido del suelo. Aunque los planos se toman sin realizar ningún movimiento de cámara y los personajes están sentados o de pie siempre en el mismo sitio, la sensación es de movimiento constante, incluso en el caso del HOMBRE. Esto es debido al traqueteo del vagón y a los distintos insertos de planos cortos, tomados sin trípode. Temporalmente, el lapso transcurrido entre muchos planos es impreciso, excepto cuando diseccionan una misma acción. Se unen por corte, salvo alguna excepción. ESCENA 2. SEC. 2. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el siguiente plano, el SEÑOR que se ha sentado al lado del HOMBRE está hablando con él. No sabemos cuánto tiempo lleva hablándole, pero el HOMBRE no da muestras de ir a responder, ni tampoco el SEÑOR, que resulta ser un PARADO, espera respuesta. Los insertos se intercalan con otros planos, a medida que el PARADO habla. Son breves, y dan más importancia al sonido que les corresponde que al monólogo del PARADO. El primero muestra la línea de la mandíbula, cerca de la oreja derecha; cuando el PARADO se rasca, descuidadamente, y destaca la incipiente barba y el cuello desgastado de la camisa. Otro inserto muestra el zapato de un pie nervioso. El zapato está recubierto de una capa de polvo blanca y tiene algunas salpicaduras blancas, como de yeso. El último inserto muestra las uñas de las manos, algo sucias. Son manos desgastadas por el trabajo en la obra. PARADO ...No hay manera. Y la mujer se desespera. Claro, el hijo todo el día en casa... Y yo, ¿qué le digo? Si salgo es más para dar vueltas por ai. Y ya ves, lo último que hice fue un cursillo de esos para poner aires acondicionados, pero na. Toda la vida poniendo ladrillos y ahora, ¿qué? Ni a panadero me coge mi cuñado, ya ves. Ya se lo dije a mi hijo, que tenía que estudiar. Pero el chaval no sirve. Él es listo, pero no de esos. Si yo pudiera, pues me lo llevaba y lo ponía a trabajar conmigo. Porque cuando se pone, se pone. Que le hicimos una caseta con barbacoa, ahí en Bétera, a unos conocidos. Y me llevé al chaval, y trabajó bien, que tú le explicas lo que hay que hacer y él lo hace. Pero ahora estamos los dos igual. En casa. Sin na que hacer. Y la mujer se pone nerviosa. Yo me salgo a dar vueltas, porque no sale nada. Algún aire acondicionado he puesto, pero ya está. Pero el hijo no hace nada.


Megafonía anuncia la próxima parada. El PARADO exhala aire sonoramente. Se despide del HOMBRE sin mirarle. PARADO Bueno, aquí me bajo. Gracias por... que tenga buen día. Hay movimiento en el vagón. Gente sale. Gente entra. El HOMBRE no ha cambiado su pose, o quizás sí, pero no de manera perceptible. ESCENA 2. SEC. 3. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. Entran dos chicas jóvenes. Una se sienta junto al HOMBRE, y la otra se queda de pie cerca. De vez en cuando comentan los mensajes que envían o reciben a través del móvil, pero no levantan la mirada de la pantalla. Cualquiera diría que son desconocidas. Los insertos se centran en las manos de las chicas, no en los teléfonos, aunque destaca el sonido del tecleo constante. Vemos la manicura perfecta de una de ellas, las gafas en el pelo puestas a modo de diadema, la ortodoncia. La otra tiene las muñecas llenas de pulseras, y cada un tiempo se pone el pelo detrás de la oreja, aunque cae otra vez porque tiene la cabeza inclinada sobre la pantalla. Se muestra un zapato muy colorido de piel sintética, de temporada. Del bolso de una de ellas asoma un dossier de apuntes. En este caso, los insertos no se muestran mientras ellas hablan, sino durante los largos silencios entre sus breves intervenciones. CHICA 1 (sin apartar la mirada de la pantalla) Sara no viene. CHICA 2 Ya. (Pasa un momento en silencio antes de volver a hablar, distraída.) ¿Qué? CHICA 1 Sara no viene. CHICA 2 Al final nunca viene. Yo no sé qué llevar. CHICA 1


Yo me pondré el vestido morado. Como tiene media manga... Ana dice que si cabe con nosotras en el coche. A ver si mi hermano trae a alguien más. CHICA 2 La última vez pasé frío, tía. Yo cogeré dos sacos de dormir. Tenemos que caber en el coche todos con los sacos. CHICA 1 Ya. (Pausa) Pero no la vamos a dejar tirada. Megafonía anuncia la parada, pero no se mueven. CHICA 2 Sonia también tiene coche. CHICA 1 Está lleno. Mi hermano no trae a nadie. Se lo digo a Ana. CHICA 2 Cogeré el vestido palabra de honor, pero me lo pondré con medias negras.

CHICA 1 ¿No tendrás frío? CHICA 2 No sé. Luego nos encerramos en el chalé y con la música y todo se está bien. CHICA 1 No sé, tía. Megafonía anuncia la parada. CHICA 1 Es aquí.


Las dos se levantan y salen. ESCENA 2. SEC. 4. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. Entra un grupo de turistas italianos. Uno de ellos se sienta junto al HOMBRE. Son cuatro chicas y dos chicos de entre 20 y 26 años. Al menos hay dos parejas, por lo que se deduce de la confianza en la forma de cogerse y apoyarse unos en otros. El grupo es muy ruidoso. Hablan sin pensar en el resto de viajeros, ríen muy fuerte. En las siguientes paradas el vagón se va llenando, y cada vez el grupo sube más el volumen. ESCENA 2. SEC. 5. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. Entra una pareja de ancianas. El ITALIANO sentado junto al HOMBRE se levanta para dejar que se siente una de las señoras mayores. El grupo mira un momento al HOMBRE, pero el HOMBRE no hace ningún amago de ir a ceder su asiento. ANCIANA 1 (a ANCIANA 2) Siéntate, siéntate tú. ANCIANA 2 ¿Tú no quieres...? ANCIANA 1 Tira, tira. Que después te duele la pierna. La ANCIANA 2 no se hace de rogar ANCIANA 2 (Hablándose más a sí misma que a su amiga) Si ya me duele. Se muestran insertos con detalles de los gestos que hace ANCIANA 2 para sentarse. A su avanzada edad esta tarea requiere una coreografía complicada. Otros insertos, más adelante, muestran detalles del interior de los bolsos desgastados, con bolsas de plástico, pañuelos, envoltorios de caramelos miel... Los labios arrugados. Las manos retorcidas. El pañuelo en el cuello. El grupo de italianos deja el vagón en la siguiente parada. El metro pasa por una curva, y ANCIANA 1 está a punto de caerse. El resto de viajeros la ayudan. Una mujer cede su asiento a la ANCIANA 1, unos asientos más allá de donde está la ANCIANA 2. VIAJERA Siéntese, por favor.


ANCIANA 1 Gracias, bonica. ANCIANA 2 (Habla con su amiga, pero su intención es que la oiga todo el vagón, especialmente el SEÑOR que viaja a su lado) Aún quedan personas como toca. (Se gira y mira al HOMBRE, pero éste no levanta la mirada del suelo; no parece darse por aludido). No si... algunos van muy cómodos. Pero ya les tocará, ¿eh? Ya les tocará, ya. Los jóvenes piensan que siempre serán jóvenes. Y no, ¿verdad? No. Pero ahora eso da igual. Cuando uno puede estar de pie prefiere ir sentado. Claro. Pero cuando no se puede estar de pie, no se puede. Y los que pueden, pues tienen que verlo, y dejar que nos sentemos, ¿no? Vuelve a mirar al HOMBRE, al que ha lanzado miradas de reojo mientras hablaba. Pero éste no reacciona de ningún modo. La ANCIANA 2 está totalmente indignada por esta actitud en su acompañante. ANCIANA 2 ¡Poca vergonya! ESCENA 2. SEC. 6. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el siguiente plano el vagón está prácticamente vacío. El HOMBRE sigue sentado. Unos asientos atrás hay un JOVEN de entre 14 y 18 años. Viste un chándal blanco y amarillo, deportivas y lleva puesta la gorra con la visera casi sobe los ojos. Escucha música con el móvil, con el volumen tan alto que la música se escucha en todo el vagón. Es una música machacona, acorde con la imagen del joven. Otros viajeros parecen sentirse molestos, pero no el HOMBRE. Los insertos muestran una rodilla, que mueve espasmódicamente, no se sabe si intentando seguir el ritmo de la música o si es sólo un gesto habitual. ESCENA 2. SEC. 7. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el siguiente plano, en lugar de esta música se oye una melodía de teléfono. Junto al HOMBRE se ha sentado un EMPRESARIO trajeado. Lleva el pelo engominado, peinado hacia atrás con la parte de púas gruesas del peine. Queda todo liso y con algunos rizos en la nuca. Es un hombre de buen comer y buen beber, corpulento pero elegante. Sujeta el maletín con una mano, y con la otra el teléfono. Está hablando con alguien, sin preocuparse por el resto de pasajeros escuchan su conversación. Los insertos muestran el detalle del peinado, el nudo perfecto de la corbata, cómo aferra la cartera, la media sonrisa en los labios y el brillo en los zapatos impolutos. EMPRESARIO ¡Hombre, amiguito del alma! Contigo quería yo hablar... Ya... Ya, está jodida la cosa. No, no, no, no, no... Ya quisiera, pero no.


No quiero marrones, ¿me entiendes? No quiero marrones. Están a por todos... No, vienen a por todos. En la oficina, al que no han empapelao lo tienen fichado, ¿sabes?... Todos acojonados, te digo. Yo, nosotros, estamos intentando vender algo. A ver si volvemos el ladrillo en pelas otra vez. Carmen quiere que vendamos la casa de Palma... Sí, ya sé. No hay manera. Si ya se lo digo. Pero da igual. ¿Y sabes la putada? Nos entró el mar... Sí, con el temporal. Todo el salón inundado. Rompió los cristales de la terraza... Pues teníamos el Mercedes en la cochera... La batería a la mierda... No, si sabes de alguien que le interese, ya sabes... precio de amiguetes... Tres baños... Megafonía anuncia la parada y el EMPRESARIO se baja del vagón. ESCENA 2. SEC. 8. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. Entran, entre otros pasajeros, dos mujeres. Son hermanas, aunque sus constituciones son muy distintas. La joven, MARI, tiene cuarenta y pocos años, y tiene sobrepeso. Lleva el pelo recogido en una coleta baja. Viste un abrigo que le llega a las caderas, y debajo asoma una falda lisa que le cubre hasta las pantorrillas. Su hermana, a la que llama TETA, viste un traje de chaqueta y pantalón. Tiene una figura más estilizada, aunque ha sido madre y eso ha ensanchado su cuerpo. Lleva el pelo muy corto. Mantienen una conversación acalorada. MARI va directa a sentarse junto al HOMBRE. TETA Mari, ¿pero no ves que la mamá ya tiene una agujero en la cabeza? Això és un forat. (Se señala la cabeza con todos los dedos de la mano). MARI (Con lástima) Ya... Pero es que me engaña, teta. A veces le hablo y ella hace que sí, y parece que entiende... TETA Ella ya no entiende nada, Mari. Se le olvida todo. Si no estuvieran allí las chicas para darle las pastillas... a saber. Ella se la toma y al minuto ya no se acuerda. Y otra vez a por la pastilla. MARI Pero las chicas no puede hacer nada si la mamá va al banco. TETA ¿Y qué hacemos, Mari?


MARI Si es que la manda el papá. TETA Pero, ¿qué hacemos? ¿Los inhabilitamos? MARI ¿Sabes lo que va diciendo la mamá? Me lo contó la tía Pilar. Va por el pueblo diciendo que les robamos. TETA (resopla) Como si no costara nada tener dos chicas que los cuiden veinticuatro horas. MARI Ay, pero ellos no las quieren. La mamá me llama y me dice que para qué tienen que estar ahí, sino hacen nada. TETA ¿Y la mamá va a bañar al papá, eh? ¿Y va a cocinar? No, ellos necesitan a alguien que les prepare la comida. ¿Qué es eso de cenar dos flanes y ya está? No, Mari. No pueden estar solos. Antes, cuando el papá podía moverse, pues aún. Pero la mamá no puede ya con la casa. Y menos con el papá. Tú y yo no podemos ir todos los días al pueblo. No podemos dejarnos el trabajo. MARI ¿Y los mil euros? TETA Mari, olvídate ya de eso. Eso, tal y como se los daría en el banco, los metería en un sobre, y ya está. Se han perdido. No vamos a sulfurarnos. MARI ¿Y el mes que viene, qué? Ella tendrá un agujero en la cabeza, pero se acuerda de cuándo cobran la pensión. Y si va a sacarla, en el banco me han dicho que no pueden hacer nada, se lo tienen que dar.


TETA No sé, Mari. No sé. Megafonía anuncia otra parada y las hermanas se preparan para salir. MARI Lo sacará otra vez. Y si no lo pierde se lo gastará en lotería. Ya no sabe lo que vale el dinero. Ella va a comprar y a la hora de pagar abre el monedero y dice “Coge lo que sea, que yo no me apaño”. Eso me lo contó Fany, que la vio el otro día. TETA Pero es que... inhabilitarlos... Las hermanas salen. ESCENA 2. SEC. 9. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En seguida ocupa el asiento libre junto al HOMBRE un señor muy elegante. Es alto, y de facciones duras, marcadas. Viste un abrigo largo, negro. Durante unos segundos el trayecto transcurre con total normalidad, en silencio. Hasta que este nuevo compañero saca del bolsillo interior del abrigo un espejito y una barra de labios. Con toda parsimonia se pinta los labios, asegurándose de no salirse y de que el color quede uniforme. Se mira bien antes de guardar el espejo y el pintalabios. Luego, el SEÑOR EXTRAVAGANTE vuelve a poner la vista en el frente y sigue el viaje con toda naturalidad. ESCENA 2. SEC. 10. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el plano siguiente el vagón vuelve a estar lleno. Junto al HOMBRE se sienta un joven que carga un maletín de violín. Mantiene una conversación con otra joven que está de pie y sostiene la funda de un chelo. Son estudiantes del conservatorio de música. VIOLINISTA … y claro, así no se puede estudiar. Todas las cabinas insonorizadas están llenas. CHELISTA A no ser que vayas a primera hora de la mañana. VIOLINISTA


Claro, pero llegas un poco más tarde y... Y ahora que necesito estudiar cinco horas diarias como mínimo para la prueba del superior... CHELISTA ¡Ah! ¿Al final te presentas? ¿Dónde? VIOLINISTA En el conservatorio de Zaragoza. La obra libre la llevo bastante bien, pero las dos obligatorias… tengo que darle más. CHELISTA Normal que estés tan preocupado por lo de las cabinas… es cosa del conserje, que está mano sobre mano… ¡le dan igual los horarios de reserva! Si ya se han quejado muchos… VIOLINISTA Pero no es que sea sólo lo de los horarios de reserva; que sí… que llegas y, como no está el conserje, vas y apuntas en la hoja de reserva tu nombre para todo el día… CHELISTA Ya… VIOLINISTA … es que encima la gente se va a comer a casa ¡y cierran las cabinas y se llevan las llaves, como si fueran suyas! CHELISTA Para que no les quiten la sala en todo el día… ya ves. VIOLINISTA Y con el estrés de la prueba de Zaragoza, sólo me faltaba ahora la movida esta con las cabinas. CHELISTA Bueno… siempre nos quedará la opción de tocar en el metro, ¿no? (ríe). VIOLINISTA (Ríe)


¡Pues sí! ¡Con lo mal que están las cosas igual así hasta nos ganamos unos euros! ESCENA 2. SEC. 11. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el plano siguiente hay un hombre tocando el acordeón. El MÚSICO termina y pasa entre los pasajeros. Ninguno le da nada. Entonces se sienta junto al HOMBRE y empieza a tocar de nuevo. Primero una melodía triste. Pero al presentir el espíritu decaído del HOMBRE se detiene y arranca una melodía frenética del instrumento. Justo en ese momento se abren las puertas, y muchos de ellos optan por abandonar el metro. EL músico se levanta y extiende la mano, pero nadie le da nada. Se acerca al HOMBRE, pero éste no reacciona.

ESCENA 2. SEC. 12. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. El HOMBRE sigue con la mirada clavada en el mismo punto, los párpados casi cerrados. A su lado está sentada una NIÑA pequeña, que lo mira fascinada. Alarga un dedo y lo aproxima lentamente al HOMBRE. Su MADRE la detiene antes de que la NIÑA lo toque. MADRE ¡No molestes al señor! NIÑA ¡Está muerto! La mujer, entre avergonzada y horrorizada por lo que ha dicho su hija, la coge por un brazo y se la lleva al otro lado del vagón (aunque simplemente salen de plano, no se ve hacia dónde). La NIÑA reacciona molesta, chillando. Pero su madre la arrastra de todos modos. NIÑA ¡Nooooo! ¡Estoy cansada! ¡Me duelen los pies! ¡Nooo! ESCENA 3. SEC. 1. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En plano queda el HOMBRE, solo, mecido por el traqueteo del vagón. El sonido y la imagen se funden. Antes de que aparezca de nuevo la imagen del HOMBRE en el vagón, desde otro ángulo, escuchamos una voz desconocida. Es una voz masculina. REVISOR Señor. Señor. Tiene que abandonar el vagón. Ya no hay más servicio...


En plano, un revisor está intentando despertar al HOMBRE. No se muestra su rostro, pero adivinamos su sorpresa cuando toca el cuerpo del HOMBRE y se da cuenta de que no reacciona. De nuevo se funde la imagen.

ESCENA 4. SEC. 1. INTERIOR, DÍA. VAGÓN DE METRO. En el plano siguiente, de nuevo, el único rostro que vemos es el del HOMBRE, que sigue sentado en el vagón. Una mano enguantada busca la yugular del HOMBRE. Es un MÉDICO. MÉDICO No hay pulso.

CRÉDITOS.


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