Revista Digital Valencia Escribe. Número 4, 3ª era

Page 1

Revista digital de Valencia Escribe Nº 4 Tercera Era Diciembre de 2022 Especial Suena a Navidad

LaNavidadnoesunafecha... Es un estado de la mente . Mary Ellen Chase

© Todos y cada uno de los derechos de las obras literarias, fotogra as o ilustraciones publicadas en esta revista pertenecen en exclusiva a sus autores.

Colaboraciones: revistadigitalvalenciaescribe@gmail.com

EQUIPO RDVE

Coordinación, imágenes y corrección: Amelia Jiménez, Ana Marben y Luis Jurado Ilustración portada: Vivian Rodríguez (Cas)

Maquetación: Ana Marben

Página 2 Revista
de Valencia Escribe
digital

MONOGRÁFICO: Suena a Navidad

Cantando alegre en la popa, de Aurora Rapún Mombiela ............................ 21 Campana sobre campana, de Gabriel Urciuoli ............................................. 22

La maté porque cantaba, de Miguel Moliné.................................................. 23 Nuevos tiempos, de Rafael Blasco López ...................................................... 24 Hacia Belén, de Mary Carmen Delgado Barranquero .................................... 25 Los peces en el río, de Amelia Jiménez Graña ............................................. 26 Adicción a la tele, de Maria Grazia Scelfo .................................................... 28

POEMAS

Navidad, bella Navidad, de Amalia Martínez Fernández ............................... 32 Veneno, de Maite Bilbao ............................................................................... 33

MICRORRELATOS

La rebelión de las masas, de Pilar Alejos Martínez ....................................... 36 Cinco minutos, de Sonia Mele Puerto .......................................................... 36 Got damunt de la nevera, de Irene Lado Monserrat ..................................... 37

Editorial
............................................................................................................ 5 Recital reencuentro de Valencia Escribe ......................................................... 6 VII Maratón de microrrelatos Valencia Escribe-Massamagrell ........................ 8 VI Concurso de relato rápido negro 2022 ...................................................... 14 10 años de Generación Bibliocafé .................................................................. 17
Índice Nº 4 Página 3

Sangre por el desagüe, de Susana Gisbert ................................................... 37

Ha arribat l’hora que conegues la veritat, de Pepe Sanchis ........................ 38

Sin fecha, de Manuel Serrano ....................................................................... 39

El turco, de Rafa Sastre ................................................................................ 40

La chica de la ventana, de Genoveva Escrihuela Serra................................. 41

Volver a empezar, de Marisa Martínez Arce .................................................. 42

Me lo merezco, de Luis Jurado Quesada ...................................................... 43

RELATOS

Desde el puente, de Ana Blanch .................................................................. 46

MENUDOS RELATOS

Ya, de Marta Argente Martínez ...................................................................... 50

CONSEJOS PARA ESCRIBIR MEJOR

Usos y errores de los puntos suspensivos, por Mari Moliné ........................ 51

NOVELA POR ENTREGAS

Otra oportunidad. Capítulo 4. La masía de la torre, de Lucrecia Hoyos ........ 54

CRITICAS DE CINE, SERIES Y LIBROS

Mis últimos 10 minutos y 38 segundos..., por Miguel Moliné ..................... 58

La vida padre, por Ángela Sahagún Bonet .................................................... 59

Los siete maridos de Evelyn Hugo, por Gema Blasco .................................. 60

La conjura de la niebla, por Gema Blasco .................................................... 60

Empezamos por el final, por Ana Marben .................................................... 61

BIBLIOTECA Y ACTIVIDADES DE VALENCIA ESCRIBE ............................... 63

Revista digital de Valencia

Página 4
Escribe

Yya han pasado doce meses. Todo un año desde que nos liamos y, casi sin darnos cuenta, nos habían pasado el testigo. Con este van cuatro números y ya estamos pensando en el próximo. Ha sido una tarea grata, aunque procrastinamos a menudo y, casi siempre, nos pilla el toro. Pero, al final, llegamos a buen puerto, ahí estamos…

En este mes de diciembre podemos también hacer balance. Tenemos la sensación de que Valencia Escribe está muy viva. No solo siguen (seguimos) celebrando maratones de microrrelatos y otros concursos similares, sino que han vuelto los recitales, bonita manera de reencontrarse. Además, es raro el festival, repertorio o concurso en el que no esté (estemos) implicados una, varias o muchas de las personas que formamos parte de este colectivo, tan variado como ecléctico.

Llegado este punto, solo nos queda desearos una Feliz Navidad, seáis de grandes celebraciones o estéis deseando que acaben de una vez, pasadlo lo mejor posible, disfrutad de las compañías, las lecturas y las escrituras, empezad el año con energía e id preparando ya vuestra siguiente contribución a la revista, porque aún nos queda mucho que contar.

Felices Fiestas

Editorial Nº 4 Página 5

Recital reencuentro de Valencia Escribe Crónica de Ana Marben

El miércoles 28 de septiembre nos reunimos en el Kaf Café de Benimaclet para escuchar poemas, relatos y reflexiones, o para declamarlos, en una velada reencuentro de Valencia Escribe. Esos encuentros recitales de los que los más nuevos habíamos oído hablar mucho, pero no habíamos tenido el privilegio de participar. La pandemia ha puesto una distancia que, durante demasiado tiempo, se nos antojó insalvable. Por suerte, poco a poco, vamos recortándola para volver a disfrutar de ponernos cara y compartir abrazos y voces.

Allí estuvimos Alicia Muñoz Alabau, coordinadora del evento, Luisa Berbel Torrente, autora de alguna de las fotos que comparto, Rafa Blasco López, Isabel Sifre Puig, Natalia Ruiz de Cenzano, Rafa Sastre, Ana Lozano, Jorge Zarco y algunos otros. Disculpad que no os nombre a todos pero aún hay rostros que no soy capaz de encajar con los nombres.

También asistimos, casi al completo, el equipo editor de la RDVE. Amelia y yo nos estrenamos recitando entre nervios, Luis fotografió desde la retaguardia y me consta que Vivian nos tenía en sus pensamientos...

Larga vida a Valencia Escribe.

Página 6
Revista digital de Valencia Escribe

Atentos a las lecturas

Nº 4 Página 7

VII Maratón de microrrelatos Valencia Escribe-Massamagrell

El sábado 22 de octubre se celebró la séptima edición de la Maratón de microrrelatos de Valencia Escribe, organizado por el Ayuntamiento de Massamagrell y el colectivo Valencia Escribe.

Se inscribieron 30 personas en la modalidad adultos y 7 en la de jóvenes.

El jurado estaba formado por Aurora Rapún Mombiela, Pepe Sanchis Císcar y Sonia Mele Puerto, y Asun Atero Cigalat como secretaria.

Constó de tres fases, las dos primeras eliminatorias. La presión del tiempo y las condiciones establecidas, número de palabras y frase a incluir, fueron en contra de los participantes y a favor de la creatividad.

Recurrimos para la crónica a dos comentaristas espontáneos: un participante y un miembro del jurado:

«Ha llegado la hora de que conozcas toda la verdad. Y, así, sin paños calientes, me soltaron que tenía que leer y valorar a toda velocidad 37 microrrelatos en la primera ronda, 25 en la segunda y 15 en la tercera. Crucé los dedos para que mis compañeros del jurado no descubrieran que era la oveja negra de la tríada. Entonces comprendí que me había equivocado, ya que la coincidencia y buena sintonía fue notoria desde el primer momento. Pero eso no podía acabar así y alguien le ofreció su propio revolver con guardas de nácar a aquel creativo grupo de concursantes. Todos ellos lo sopesaron y tuvieron que decidir cómo usarlo. Por suerte hubo pocos muertos y 8 premiados».

«Puedo decirlo, yo estuve allí. Con más nervios que un flan en manos de un borracho. Como jurado, Aurora Rapún, Sonia Mele, y la conjunción planetaria (espero no se enfaden) Rafa Sastre, Pepe Sanchis y Nicolas Jarque, como secretaria Asun Atero. Primera ronda “ha llegado la hora de que conozcas la verdad” leña al boli y a sufrir, pasa la media hora y a esperar, clasificado. Segunda ronda “entonces comprendí que me había equivocado”, esto se complica y el reloj corre más que Ussaint Bolt, “quedan diez minutos”, ¡joder qué presión! Esto parece Forjado a fuego “dos minutos” “os odio”, creo que en breve saldrá un cocinero gritando, ¡a emplatar! Ah, no, que esto es otro reality de esos, solo que sin cámaras ni fama, al menos nos han dado un trozo de coca, y yo que pensaba que era una sustancia nasal ilegal…, de la birra ni rastro, dejas de escribir y a esperar. ¡Clasificado! ¡Increíble, lo he logrado! Otra vez a la tercera planta, ya no sé si estoy en un certamen de literatura o en unas oposiciones a bombero. “Le dejó su propio revólver con guardas de nácar” fase final. ¿De dónde habrán sacado al torturador que se ha inventado esta frase? Estrujo mis neuronas y peleo hasta el final. No entro entre los cinco primeros como el año pasado, no importa, he llegado al final entre plumas de muchísima calidad. He conocido a gente como Amelia y Luis, que encima quedó segundo. A estas alturas, poco me importa ganar o perder, solo me queda felicitar a todos y esperar poder estar el año que viene».

Rafael Blasco, participante de la VII Edición

Página 8
Revista digital de Valencia Escribe

Relatos ganadores ADULTOS

Primer premio MIEDO AL FRACASO

Laura Pilar Rubio Torrecillas

Le ofreció su propio revólver con guardas de nácar, no merecía menos dado su rango militar. Lo cogió con manos temblorosas, nunca había estado en aquella situación.

Estaban en el funeral por los caídos en combates. Ella estaba en un lugar privilegiado. Estaba entrenada pero hasta ese momento no se había percatado de lo que suponía.

Templó nervios, agarró con fuerza el revólver y disparó dando la señal para el comienzo del homenaje.

Segundo premio TALIBANES DE LA ORTOGRAFÍA

Luis Jurado Quesada

Le ofreció su propio revólver, con guardas de nácar. Pero él lo rechazó. Por miedo, por convicción, por principios, nadie podía estar seguro del motivo. Era lo que se esperaba de él, pero el caso es que no lo hizo. Muchos años después, ya en su lecho de muerte, confesó el motivo: «Solo tuve que mirar en sus ojos, nunca quise condenar a alguien profundamente arrepentido».

Nº 4 Página 9

Relatos ganadores ADULTOS

Tercer premio CORAZÓN DE HIERRO

Juan Folguera Martín

Le ofreció su propio revólver con guardas de nácar. Le aseguró que lo había utilizado durante toda su carrera de guarda fronterizo, a pesar de ser un modelo de coleccionista. Ya no lo necesitaba. El herrero lo tomó y lo lanzó a la forja. Su corazón de hierro se reencarnaría en alguna de las vigas de acero del puente que uniría la península con África.

Cuarto premio UNA DECISIÓN DIFÍCIL

María Amparo Cabello Barnes

Le ofreció su propio revólver, con guardas de nácar. Él lo cogió dubitativo, lo sujetó con fuerza y le apuntó en la sien. Quería hacerlo, pero la amaba tanto. Sus lágrimas le decían que no podría. Matarla era rescatarla de un agónico desenlace. No quedaban más supervivientes. Les esperaba una muerte sangrienta y era la última bala. Ella lo miró suplicante. Apretó el gatillo. Una sirena. Helicópteros. Disparos. Suerte que no quedaban balas. Sonrieron.

Página 10
Escribe
Revista digital de Valencia

Relatos ganadores ADULTOS

Quinto premio QUE LA IMAGINACIÓN DETENGA LAS BALAS Rubén Moratalla Mayo

Le ofreció su propio revólver con guardas de nácar, pero no lo aceptó; quería hacerlo a su modo. Aquellas cuatro personas lo observaban de soslayo. Una de ellas enfundada en un traje chaqueta gris, otra portaba un jersey verde, la tercera una blusa azul de lunares y un último hombre que lucía un polo azul. El chico no lo dudó, se llevó la mano al bolsillo y lo hizo: sacó su boli de respuesta.

Relatos ganadores JÓVENES

Primer premio DOS PERSONAS, CERO BALAS

Le ofreció su propio revólver, con guardas de nácar, sin saber lo que conllevaría esa simple acción.

Eran dos hombres, mirándose fijamente y con una despedida pendiente.

Se notaba la horrenda tensión del ambiente con solo respirar.

Lo excéntrico que puede llegar a ser el silencio del profundo desierto en situaciones como esta.

Una decisión que se solventaría con un «tú o yo».

El gatillo que se apretaba frenó cuando se escuchó la palabra «corten».

Nº 4 Página 11

Relatos ganadores JÓVENES

Segundo premio CORAZÓN PARTIDO Erika Laguna Pozo

Le ofreció su propio revólver con guardas de nácar y dijo:

—Por favor, gana tú y acaba con esto ya.

Mientras habla, el héroe cae de rodillas al suelo. El villano lo mira perplejo, sin comprender.

—Me has hecho perder toda esperanza e ilusión, lo justo es que me mates.

El villano le escucha y casi puede ver como al salvador se le parte lentamente el corazón.

Tercer premio CRIMEN (IM)PERFECTO

Ferrán Fuentes Romero

Le ofreció su propio revólver, con guardas de nácar, así que no tuvo más remedio. Hacía tres horas que había llegado al lugar encomendado cuando preguntó por un hombre barbudo con gabardina negra en el único local abierto. El hedor a tabaco y humedad del estanco se desvaneció en pos del olor del cloroformo.

La única prueba del crimen fue su grabadora que anunciaba escrupulosamente: «Elige tu cabeza o la suya».

Página 12 Revista digital de Valencia Escribe

La prensa se ha hecho eco del gran evento

Foto final de premiados y organizadores

Nº 4 Página 13

VI Concurso de relato rápido negro 2022 Crónica de Aurora Rapún y Ana Marben

El 12 de noviembre, el Casal Jove de Puerto de Sagunto volvió a llenarse de mentes muy negras con plumas rápidas dispuestas a todo.

Unas audaces policías nos tomaron identificación, un jurado avieso nos regaló una frase para empezar nuestro micro con tintes negros y una jornada maravillosa nos ofreció la oportunidad de compartir tiempo, historias, risas y conversación con grandes amigos de letras.

Más y mejor no se puede aprovechar un sábado.

El cielo estaba muy gris esa mañana, pero una veintena de osados concursantes desafiamos las lluvias y nos plantamos allí armados con un bolígrafo (o dos o tres). La frase elegida fue «No pensaba hacerlo pero no puedo resistirme». Por delante, 40 minutos y 150 palabras.

El jurado estaba formado la escritora Eva Molina Noguera y los escritores Jerónimo García Tomás y Joaquín Azagra-Caro.

Página 14
Revista digital de Valencia Escribe Jurado y organizadores El registro Sacudiendo los nervios, momentos antes de empezar

Textos premiados

Primer premio

EL BUEN PADRE

No pensaba hacerlo, pero no puedo resistirme a ganar. Entiendo que parezca prepotente por mi parte, pero soy un triunfador nato.

Hoy, en la cacería anual, participaba mi hijo por primera vez. Creí que podría dejarle destacar, pero es que es superior a mis fuerzas.

Soltamos a la presa, le dimos una considerable ventaja y salimos tras ella como alma que lleva el diablo. Yo iba, como siempre, en primera posición, mi descendiente me pisaba los talones, lo cual me enorgullecía hasta que fui consciente de que iba a adelantarme y de que ya tenía a la chica al alcance de la mano. Fue entonces, cuando tocó ese cuerpo desnudo, cuando rodeó el cuello amoratado, cuando descubrí que nunca iba a ser un buen padre, ni siquiera un buen hombre. Levanté el arma, apunté y maté dos pájaros de un tiro. Ese día, el trofeo tuvo un sabor agridulce.

Segundo premio TECNOLOGÍA AVANZADA

No pensaba hacerlo, pero no puedo resistirme. Voy a publicarlo en Instagram. Que las clases que me dio mi nieta Victoria sirvan para algo. Se van a enterar esos que siempre critican mi edad. Dicen que no me actualizo, que si ya no sirvo, que mejor me dedique a otra cosa. Que se enteren ellos y todo el mundo. Haré un reel de esos. Y a esperar que aumenten los seguidores. Mejor subo la persiana, que te dé bien la luz. Perdona que te tape la cara, pero es mejor que no te reconozcan. Lo que voy a sacar bien es tu cuello. ¡Tan ancho! ¡Tan varonil! Pensé que me sería más difícil, pero Viqui me explicó bien cuál debía ser el movimiento para zanjar el tema de un solo tajo. Es la mejor.

Tercer premio

ESE GUSANO QUE HABITA EN MI INTERIOR

Rafa Sastre

No pensaba hacerlo, pero no puedo resistirme. Después de atracar un banco y secuestrar a su director, he pedido por él un rescate de magnitud insultante. No creo que ninguna persona, y menos un tipo encorbatado y llorica como este, valga ni la décima parte del precio que le he puesto y que nadie pagará. Si sigue gimiendo, le abriré la cabeza de un golpe. Me pide piedad aludiendo a su familia e ignorando que soy un psicópata que no atiende a pretextos lacrimógenos. Después ha sucedido algo imprevisto. Ante mi indiferencia, el tío reacciona proponiéndome que nos juguemos su libertad a los chinos, como si hubiese adivinado que soy un ludópata empedernido, un jugador incorregible. Al principio me he negado, pero ese gusano que habita en mi interior ha trabajado de valiente. Como no tengo nada que perder, le daré una oportunidad.

Nº 4 Página 15

Foto de grupo al finalizar el evento

Página 16
Escribe
Revista digital de Valencia
Los tres flamantes ganadores

10 años de Generación Bibliocafé

El 30 de noviembre se celebraron los 10 años de Generación Bibliocafé, con la presentación de «Salgan con los libros en alto», una antología de 45 relatos sobre las librerías, entre cuyos autores se encuentran un gran número de miembros de Valencia Escribe. Otra oportunidad más de vernos y celebrar la escritura.

Nº 4 Página 17
José Luis Rodríguez-Núñez (Bibliocafé), Mauro Guillén Grech (editor), Susi Bonilla (escritora) y Franz Kelle (escritor) presentando el libro Buena parte de los autores y autoras Portada de Paco Roca

Suena a Navidad

En pleno septiembre, sufriendo, y mucho, los calores del verano, nos costaba centrarnos en el tema especial para un número que sabíamos que iba a ver la luz en pleno ambiente navideño. Pero parecía tan lejano… Antes iba a estar Halloween que podía ser un tema atractivo pero quizá, también manido.

Así que decidimos dar una vuelta más de tuerca, tal y como nos gusta, y hablar de villancicos pero no, que sonara a Navidad pero que despertara la imaginación incluso en los rigores veraniegos que aún nos acompañaban.

Así la propuesta de este especial era:

Escribe un relato, poema o microrrelato basándote en el título de un villancico o canción navideña, PERO QUE NO SEA DE TEMÁTICA NAVIDEÑA. (Bueno, si te cuesta, aceptamos Navidad como subtema).

La respuesta ha sido amplia pero a veces tan sutil que casi se nos escapa…

Esperamos que os guste el resultado. Ahí va...

Página 20
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

Cantando alegre en la popa

Aurora Rapún Mombiela

Belén era de las que tenían ideas descabelladas. Por eso, y por otras cosas, sacaba las peores notas de la clase y era el alma de la fiesta.

Nuestro colegio estaba situado enfrente del campanario. A saber a quién se le ocurrió la brillante idea de unir esos dos edificios que requerían concentración, el uno, tarea harto difícil en un ecosistema habitado por las hormonas; y recogimiento, en ocasiones, el otro, a la par que espacio, para dejar circular el aire entre campana y campana.

Una mañana, Belén estaba dispersa, no retenía, molestaba a unos y a otras hasta que la maestra la mandó al pasillo a meditar. Mala idea. Tanto pensó que ideó pasar al edificio vecino a hacer el mono un rato. Las que estábamos más cerca de la ventana, la vimos braceando desde el otro lado y enseguida perdimos la concentración en la clase. Se había subido al campanario y movía la boca como si gritara algo.

Al final, la maestra tuvo que cortar el tema de los ríos porque, antes de llegar al Ebro, ya estábamos todos asomados a las ventanas intentando oír lo que gritaba nuestra compañera desde la iglesia.

Asombrados, comprobamos que se había aprendido de memoria la Canción del pirata y la recitaba a voz en grito. Nunca hubiera imaginado que atendía en clase el día que la dimos en Literatura.

¡Qué bien lo pasamos! ¡Qué risas y qué aplausos! Éramos un público entregado.

Con lo que no contaba Belén, ni ninguna de las personas que la contemplábamos, era con que la noche anterior había fallecido Manolo, el panadero, y que esa mañana las campanas iban a tocar a muerto.

Campanada, susto, campanada, traspiés, campanada, griterío, campanada, caída, campanada, desolación.

Todavía hoy, tantos años después, siento esa opresión en el pecho. Recuerdo los llantos, los abrazos, el silencio. Pero, a pesar del dolor y del sentimiento de pérdida, aún sonrío con cariño cuando llegamos al Romanticismo en España y me toca explicar en clase a José de Espronceda.

Nº 4 Página 21
Más relatos de Aurora en: https://lahistoriaestaentumente.wordpress.com

Campana sobre campana

No es que no estuviese orgulloso de ser campanero; sus antepasados habían sido campaneros durante incontables generaciones. Pero le molestaba que todos le considerasen un hacedor de campanas sin más, que no era poco, pero que ni de lejos se acercaba a lo que en realidad era: luthier y músico. Porque no solamente creaba instrumentos cuya elaboración superaba con creces la destreza del artista y la sabiduría del científico, precisando de ambas en perfecto equilibrio, sino que se había convertido en un experto en la composición e interpretación de obras sinfónicas para cuatro, siete y hasta doce campanas.

Claro que sus obras nunca fueron interpretadas más que en su imaginación y, algunas, ensayadas en la soledad de su taller con pequeñas campanas que sonaban ridículas comparadas con sus imposibles equivalentes gigantes. A veces sonaba con esas enormes campanas y con que daba un gran concierto con ellas y todos entendían realmente lo que hacia y quién era.

El campanero fue acumulando a lo largo de toda su vida esa gran frustración, a la que iba sumando cada día pequeñas humillaciones, pequeños desprecios hacia su oficio: «Campanero, esta campana es demasiado estridente»; «Campanero, el badajo es demasiado pesado»; «Campanero, ¿es que no sabes ni hacer un timbre?».

Las gotas fueron llenando el vaso. No sabe cuál lo colmó.

Durante años fue madurando una idea. Era difícil, pero se podía hacer. Había pulido la teoría y poseía los conocimientos acumulados por todas las generaciones precedentes. Lo imposible, lo casi milagroso, era que se diesen las condiciones y conseguir los materiales para llevarla a cabo. Pero el milagro ocurrió.

Al campanero le hicieron, simultáneamente, los dos encargos más importantes de su vida: la fabricación de cuatro enormes campanas para dos catedrales. A pocos campaneros en la historia les habrá ocurrido algo así. No se iba a repetir. Tenía que aprovechar la ocasión.

Organizó dos equipos de trabajadores para las labores que no pudiera hacer solo, pero procuró usarlos lo menos posible. Y se puso manos a la obra. Los diseños hacía años que los tenía hechos y las pruebas con maquetas a escala, aunque lejanos a los esperados, habían dado buenos resultados, así que pudo empezar directamente con el trabajo físico de creación de las campanas.

Fueron meses de entrega total, de trabajar hasta desfallecer. Casi no dormía ni comía, la barba y la cabellera le crecieron con descuido, la piel se le fue pegando a los huesos día a día y tomando un color gris y macilento que contrastaba con el extraño brillo que desprendían sus ojos. Solo el pensar en que por fin todos sabrían quién era y caerían a sus pies rendidos de admiración y respeto le daba fuerzas para continuar.

Hasta que por fin llegó el día en que las cuatro campanas gigantes estuvieron hechas. Mandó que sus trabajadores despejaran la gran nave central donde se había llevado a cabo parte de la fabricación y alinearan en ella las campanas, los despidió y quedó solo ante su obra. Entonces se subió a una de las grúas, se dirigió a la parte trasera de la nave y fue trayendo unas grandes vigas de hierro con las que hizo una extraña estructura. A continuación, muy lentamente y con

Página 22
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

mucho cuidado, fue colocando en la estructura campana sobre campana, con una precisión milimétrica, de manera que cada una entrase un poco en la que tenia encima. Se bajó de la grúa, trepó por la estructura hasta la campana más alta, se metió dentro y le unió la campana siguiente como si fuera su badajo. Repitió el proceso hasta tener las cuatro campanas unidas. Y se sentó a contemplar su obra.

Hacerlas sonar en ese momento era una locura. Tenía que esperar al día siguiente, cuando llegaran los obispos que hicieron el encargo con sus séquitos, los políticos que lo promocionaron, los empresarios que lo pagaron y los periodistas que lo publicitaron. Tenía que esperar. Pero no pudo.

Con una pequeña grúa fue a buscar la campana que guardaba desde hacía años para aquella ocasión. Era un invento suyo: la campana invertida; funcionaba como badajo. La colocó dentro de la campana más cercana al suelo. Retiró la grúa. Se situó justo debajo de la fantástica estructura... empezó a mover el badajo de un lado a otro para que cogiera inercia... y percutió la gran campana cuádruple.

Cuando al día siguiente llegaron los convocados, del campanero solo quedaba, debajo de las campanas, una gran mancha de sangre con forma de flor.

La maté porque cantaba

Miguel Moliné

Lo siento, agente. Es que no pude aguantarlo.

—Pero, hombre, ¿cómo se le ocurre matar a la vecina del quinto? Si era un encanto.

—Se pasaba el día cantando.

—¿Acaso no tenía buena voz? ¿No es la que participó en la última edición de Operación Triunfo?

—Sí, cantaba genial. Pero llevaba una semana ensayando a todas horas All I want for Christmas is you.

—Esa canción de Mariah Carey es preciosa. No imagino una Navidad sin ella.

—Lo sé, agente, lo sé. ¡Pero estamos en octubre y hace un calor infernal!

Nº 4 Página 23

Nuevos tiempos

Beben y beben y vuelven a beber. Vamos, como las putas ratas se ponen, y encima a trompicones con unos y con otros, ¡si es que ya no cabemos aquí! El caso es que éramos una comunidad ejemplar. Bajo las cristalinas aguas del río, llevábamos una vida placentera, comíamos algas, nadábamos contracorriente si hacía falta y hasta saltábamos fuera del agua para caer hasta el fondo con nuestros juegos. Salvo aquellas trampas con gusanos más que tentadores que los humanos nos lanzaban en un sedal, nuestro riesgo de vida era mínimo, hasta que ocurrió la catástrofe.

Como triste y negra premonición, un fin de semana cualquiera, un grupo de humanos se acercó a nuestra ribera con aquella música machacona que solo hablaba de sexo de la manera más vulgar jamás escrita: reguetón, creo que la llamaban. Increíble pero cierto, aquella plasta sonora cautivó a nuestros adolescentes poco antes del accidente. No pudimos escapar, mucho menos evitarlo. Sobre el puente que cruzaba nuestras aguas, chocó un camión con residuos nucleares con otro de bebidas alcohólicas. Tan solo un barril de uranio, dos cajas de wiski y tres de ginebra que cayeron hasta lo más profundo del río fueron suficientes para la tragedia. Antes de que pudiéramos reaccionar, las mutaciones entre los nuestros se hicieron más que evidentes: peces con tres ojos, cinco aletas, dos colas o escamas multicolor se convirtieron en habituales. Lo peor llegó con la bebida, ni siquiera les hizo falta la tónica como a los humanos, fue probar el gin y ya estaban todos enganchados. Con el wiski ocurrió lo mismo, «yo paso de on the rocks», decían, engreídos, algunos. Para colmo de males, aprendieron a perrear, y claro, el resultado era de esperar. Nuestra colonia se multiplicó por mil en escaso tiempo. Existe ahora una multitud de peces de diferentes formas, pero todos están como cabras: algunos quieren tatuarse, otros conducir un deportivo, los hay que llevan cadenas hechas con hojas de caña y, encima, dicen que las quieren de oro; el otro día vi una trucha con tanga, y esa maldita manía de rimar de forma tan barata que tienen me resulta repulsiva. Estoy pensando en dejarme arrastrar por la corriente hasta desembocar en el mar. El problema es que se rumorea sobre una situación semejante en el océano. Me han soplado que las ballenas se han hecho heavy metal y, la verdad, no sé qué es peor.

Página 24
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

Hacia Belén

Mary Carmen Delgado Barranquero

Hacia Belén va una burra que solo sabe pegar. Por ser profe de lectura, Belén la quiere enseñar.

Comienza con un villancico, el de Feliz Navidad, la niña aprieta el hocico, prefiere Noche de Paz.

—Ande, ande, ande, mi marimorena. Para quitarte las penas un libro es lo mejor. Si quieres, te lo leo yo.

—Lo único que me calma es el sonido del agua. ¿Nos vestimos para el frío y vamos a ver cómo beben los peces en el río?

—Arre, arre, borriquita, mi burrita sabanera. Si eso te tranquiliza, Hacemos lo que tú quieras.

Durante el tiempo de pesca miles de historias le cuenta. Así es como la profe la incentiva a leer. Ahora hacia Belén va una persona culta, atrás se quedó la burra.

Nº 4 Página 25

Los peces en el río

Ese día, andábamos todos como locos. Tras montar las tiendas de campaña la tarde anterior y haber hecho fuego de campamento, nos tocaban las actividades de multiaventura: tiro con arco, kayak y senderismo. Era algo que llevábamos esperando desde que terminamos el colegio.

Nos dividimos en tres grupos: cada hora cambiaríamos de lugar y de actividad, guiados por nuestros monitores Ramón, Raúl y Raquel. A mí me tocó empezar con el tiro con arco, en una explanada junto a las ruinas de lo que parecía un castillo.

—¿Qué es esto? —preguntó Adriana, interesada, como siempre, por la historia de lo que la rodeaba.

—Es una torre defensiva o atalaya. En otros tiempos, servía para ver si se acercaba el enemigo o un fuego —contestó Raquel, mientras nos repartía arcos y flechas—. Se comunicaba con la que sigue en pie en lo alto de la montaña.

En un rato, tuvo listas las dianas para practicar.

A mí me costó mucho tensar la cuerda del arco y mis flechas iban a parar más allá de la diana, donde empezaban los árboles del bosque.

Al terminar, Raquel nos envió a buscarlas. No sé si las mías eran las más lejanas, pero me vi revolviendo entre los tocones de los árboles, donde crecían hierbas y flores silvestres de vivos colores. Cuando creía tener la última, escuché un sonido suave, como si alguien frotara la hierba sobre la que pisaba. Con curiosidad, me acerqué a unas plantas que se movían y vi una tortuga gigante, que avanzaba con lentitud, abriéndose paso hacia el claro donde habíamos montado las dianas.

Salí corriendo y avisé a Raquel. Ella me miró con cara de pocos amigos:

—¿Una tortuga gigante? ¿Aquí? ¿En Valencia?

A pesar de mi insistencia, la monitora no me hizo caso. Nos ayudó a recoger y nos indicó por dónde teníamos que seguir para llegar hasta el río, donde Ramón nos esperaba con los kayaks.

Adriana intentó consolarme mientras nos colocábamos los chalecos salvavidas:

—Seguro que sería algún tipo raro de lagarto.

La ignoré. Me sentía ofendida y di enérgicas paladas con el remo, que casi nos hicieron volcar. Aunque ni yo misma entendía qué hacía una tortuga ahí.

—Esta es una zona muy tranquila. Debéis ir remando con tranquilidad, yo iré delante de vosotros para indicar el camino. No hay pérdida ni peligro —nos explicó Ramón.

Éramos solo cinco kayaks y el suyo y nosotras íbamos las últimas.

—Ra ra ra, rema y llegarás. —Oíamos corear a Ramón.

En un remanso, donde debíamos ir despacio para no golpearnos con las ramas bajas de los árboles, miré el agua. Los peces en el río flotaban panza abajo, formando una hilera.

—Adriana, ¡mira! —le dije. No me hizo caso, porque nos tocaba el turno para palear con un poco más de brío y salir de aquella maraña de hojas verdes.

Página 26
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

—¿Qué te pasa hoy?

Le expliqué lo que había visto y ella se rio.

—¿Tú te crees que nos traerían a un río putrefacto, lleno de peces muertos, con lo que han pagado nuestros padres por este campamento?

Me callé. Terminamos la actividad y tuvimos que cargar con nuestros kayaks hasta el lugar donde habíamos empezado el descenso, para los siguientes.

Estaba demasiado cansada, incluso para comer los bocatas que nos había preparado Raúl con su grupo. No tenía ni idea de si había visto visiones o si, simplemente, Raquel y Adriana me habían tomado por tonta o se querían reír de mí.

Después de dar cuenta de los bocatas y las frutas, nos tocaba hacer la ruta de senderismo todos juntos. Cada grupo tomaría un camino para llegar a la cumbre de la montaña (que no era muy alta), guiado por su monitor. Después, dormiríamos al raso, bajo el manto estrellado de las Perseidas.

La mochila me pesaba. Parecía como si un imán me arrastrase al campamento base y no quisiera que llegase a la cima. Veía cómo mis compañeros caminaban cada vez más rápido y mis pies no me respondían. Incluso Adriana parecía lejana, con sus zapatillas fluorescentes perdiéndose entre los hierbajos.

Perdí el sentido. Nos habían repetido miles de veces que bebiésemos agua de la cantimplora para no deshidratarnos. Y a mí se me había olvidado.

Cuando desperté, no solo las estrellas iluminaban el cielo, sino también el fuego provocado por el accidente del helicóptero que mató a mis compañeros de campamento.

Desde entonces, hago caso a las señales que me envía la naturaleza.

Nº 4 Página 27

Adicción a la tele

Es domingo por la mañana de un día despejado y fresquito, lo ideal para salir de casa.

Inés le propone a su marido Javier ir de excursión a la sierra para dar un hermoso paseo y gozar de la naturaleza. Le apetece mucho comer en uno de los restaurantes por ahí, al aire libre. Su marido, una vez más, le contesta que no, que prefiere quedarse en casa y ver la tele.

—No te das cuenta de que siendo un representante de comercio viajo toda la semana y en los días de descanso, sábado y domingo, quiero quedarme en casa tranquilo, mirando la tele incluso hasta altas horas de la noche.

—Y tú no te enteras de que con mi trabajo de dependienta en una farmacia estoy todo el día encerrada en la tienda y en los días de descanso me gusta salir. Además, como pones la tele a todo volumen, no puedo descansar, ni leer, ni concentrarme en nada. Ya estoy harta. Podríamos llegar a un compromiso. Es decir, saldremos juntos un domingo al mes, y los otros fines de semana saldré sola adonde quiera, al mar o a la montaña dependiendo del tiempo.

—Me parece bien, siempre y cuando me dejes en paz.

Finalmente, Inés puede pasar el fin de semana donde quiera y en esta ocasión llama por teléfono a su mejor amiga para ir a la Sierra Norte de Madrid y disfrutar de su estancia. Empieza con el programa de rutas guiadas. Hay mucha gente y hace amigos.

Vuelve el domingo por la noche muy satisfecha. Javier todavía está delante de la tele y casi no la oye llegar. Está cansada de tanto andar y se mete en la cama. Pero no logra dormir por la tele a todo volumen.

Pasan varios meses y la rutina es la misma de siempre. Javier en casa e Inés de excursión los fines de semana. Había insistido con su marido en que la acompañara al menos una vez, tanto para conocer a sus amigos como para disfrutar él mismo de la excursión. Javier la acompañó solo una vez. No le apetecía levantarse pronto, ir descubriendo las maravillas de la naturaleza y charlar con toda esa gente que le había presentado su mujer.

Un domingo por la noche, llegó a casa muy cansada y, como ya había cenado con sus amigos, estaba a punto de acostarse cuando algo le llamó la atención. Su marido guardaba silencio, aunque estuvieran retransmitiendo un partido de fútbol. Se acercó y se dio cuenta de que estaba inmóvil, con la cabeza inclinada hacia un lado y los brazos colgando. Estaba muerto.

Llamó a la ambulancia, los médicos no pudieron hacer más que certificar su muerte e informar a la policía de lo ocurrido. Aparentemente parece haber sido un ataque de corazón. Nadie lo habría adivinado, pues gozaba de buena salud.

Deben hacer una autopsia ya que estaba solo y la causa de su muerte debe ser aclarada. La

Página 28
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

policía investiga su vida privada y la de su esposa y descubre algo interesante. Inés salía todos los fines de semana con un amigo que había conocido en la Sierra Norte. Se habían enamorado y pasaban la noche juntos, en un hotel de la sierra, como una pareja muy feliz. También se descubrió, al interrogar a los vecinos, que discutían a menudo y que Inés gritaba que estaba harta de esa vida, que ya no soportaba la televisión a todo volumen, incluso por la noche. Se volvería loca tarde o temprano. Así que ella pediría el divorcio.

Durante la autopsia, el patólogo encontró un pequeño agujero en el brazo de Javier, como si se hubiera drogado. Pero no lo hizo. Los análisis revelaron una cantidad anormal de potasio en la sangre. De los datos de su teléfono móvil se desprende que había intentado llamar a su mujer, pero ella no le había contestado.

La policía la interroga sin darle un momento de respiro con la esperanza de aclarar el caso. Finalmente confiesa. Estaba harta de su marido, ya no lo soportaba frente al televisor y quería pasar, por fin, una noche de paz. El viernes por la noche le había puesto un fuerte somnífero en el agua y mientras dormía le había inyectado una dosis alta de potasio que había robado de la farmacia. Habría parecido un ataque al corazón y nadie se habría dado cuenta.

Ahora todas sus noches serán de paz.

Nº 4 Página 29
Imagen de Adriano Gadini en Pixabay

Poemas

Navidad, bella Navidad

Navidad, bella Navidad Bella Navidad, luz de buena gente, que alumbra infinitos abrazos y cómplices miradas de alguna nostálgica melodía, algún conseguido sueño, y muchos sueños prohibidos.

Bella Navidad, de regalos que sorprenden y dibujan labios de sonrisas en el lienzo de los ojos inocentes. ¡Qué bella Navidad! ¡Qué bellos belenes! Bellas, sus calles adornadas, y sus árboles cual soportales de almas y corazones nobles. ...Y en medio de todo, reflexiono, y te pregunto: Navidad, bella Navidad ¿Por qué ignoras a los pobres?

Página 32
Revista digital de Valencia Escribe
Revista digital de Valencia Escribe

Veneno

Maite Bilbao

Otra más.

Cada vez dolían menos. Atravesaban la coraza de acero hasta llegar al epicentro que guiaba su vida, provocando seísmos que hacían remover pilares. Cuando la flecha entraba en su cerebro, todo se tornaba pardo, gris, negro, dejaba de observar y miraba a un vacío desolador.

La desesperanza hacía mella y cada neurona lanzaba el mensaje simple de dejarse llevar, no luchar, marcharse, abandonar para siempre.

Había oído hablar de las terapias contra el veneno, ¿Y si fuera como las abejas? Pequeñas punzadas con el aguijón en un extenso tiempo, actúan como vacuna haciendo que el cuerpo cree sus defensas preparándose para repeler otro ataque.

En ocasiones, el abismo se aproximaba, provocando, incitando a huir, ofreciendo una vida tras la sin vida, donde el dolor no doliera.

¡Otra más!

Golpes disfrazados de caricias, siseos envenenados, maldad destilada en frac, camuflado a miradas ajenas, esculpido un escudo a fuego con obstinación y tiempo, ese que pone a todo en su sitio.

Quizá no hay lugar para todo, pensó al ver continuar el asedio. ¿Tal vez vestirse de blanco y pasar al otro bando?

Las rarezas no son bien recibidas en un mundo de cordura donde la locura alimenta el pensamiento y le da aliento.

¿Para qué sirve la paz exterior cuando miles de batallas y cadáveres habitan dentro?

¡Otra más! Desaliento, abismo, desolación se unieron fluyendo por sus venas fusionándose en su cuerpo.

Tal vez se dejara llevar o sería abeja reina transformando aquel veneno...

Nº 4 Página 33
Imagen de Monoar Rahman Rony en Pixabay

Microrrelatos

La rebelión de las masas

Pilar Alejos Martínez Cinco minutos

Mientras contemplaba cómo llevaban al cadalso al último candidato, el público aplaudía enfervorecido. Previamente, algunos se habían encargado de caldear tanto el ambiente que la locura se había propagado entre la multitud como si se tratase de una enfermedad contagiosa. Estaban fuera de control. Era imposible detenerlos. Parecían insaciables. Cada vez gritaban más fuerte que el espectáculo debía continuar.

Cuando todas las miradas se dirigieron hacia su persona, el presentador se echó a temblar.

Más relatos de Pilar en: https://versosaflordepiel.blogspot.com/

Vibra su móvil. Ve el wasap esperado de Marta: «En casa». Solo falta ella por completar el ritual. Es cuestión de cinco minutos sentir el alivio de dejar fuera a la oscuridad.

Escucha pasos. Agudiza el oído y calcula que son tres, quizá cuatro. «No seas paranoica. Vuelven de fiesta, como tú», se dice. Aun así, aprieta la marcha, por si acaso.

Ellos también aceleran.

Se hace daño al apretar las llaves. – ¡Eh!, guapa, ¿adónde vas tan sola? –Silbidos y carcajadas.

El miedo se hace sólido. Corre. Corren.

Ya sabe que es la presa elegida. Era cuestión de cinco minutos.

Página 36
Revista digital de Valencia Escribe Sonia Mele Puerto Revista digital de Valencia Escribe

Got damunt de la nevera

Vet ací aquella figura redona i cristal·lina sobre una caixa quadrada revestida de nívia pintura. Aquest abillament de laca no sols gaudia d’una funció embellidora, sinó que contenia també unes propietats conservants que evitaven que el seu ferri esquelet agafara en qualsevol moment el punt àlgid d'oxidació.

El vitri recipient cònic estava decorat amb solcs rectilinis en la seua base que projectava la seua ombra repartida en taques fosques i centellejos de llum blanca.

Era, a més, continent d'aquella substància líquida transparent disposada a ser ingerida per aquella assedegada persona.

Estava solament desitjosa d’aquell líquid màgic? Doncs no, la seua avidesa traspassava tot allò material, perquè mentre amb una mà es disposava a prendre el desitjat objecte, amb l'altra mostrava intenció d´agafar un llibre per a apaivagar la seua set intel·lectual.

Els anys havien fet que aquella freda caixa perdera les seues propietats refrigerants i congelants per a passar a ser ara una casa recer. En aquest refugi guardava els llibres que aniria devorant a pleret mentre feia el mateix amb l'aigua.

Cada vegada que obria la porta del frigorífic, un nou món d'aventures, intrigues i secrets li esperava, perquè ara el que refrescava era la seua ment, la seua imaginació i les seues idees.

Sangre por el desagüe

Cada vez que se lavaba, veía correr por el desagüe su sangre.

Ya hacía años que cometió el que creyó que era el crimen perfecto, y así lo consideraron juzgados y policía. Jamás lo descubrieron ni sospecharon de él, el perfecto esposo destrozado de dolor.

Sin embargo, ella no estaba dispuesta a que la olvidara. Por eso seguía estando presente en cada momento de su vida, recordando que le había robado la suya.

Nada había menos perfecto que aquel crimen.

Nº 4 Página 37
Inspirat en un quadre d'Isabel Quintanilla del mateix  tol

Ha arribat l'hora que conegues la veritat

Ni ton pare era un científic ni ta mare una catedràtica. En realitat, tos pares eren uns presidiaris: un lladre de cotxes ell i una estafadora ella. Segurament la força dels seus gens ha pogut més en tu que l'educació que t'hem intentat transmetre en esta vida fictícia que has viscut. Tanmateix no t'ha fet falta conèixer esta veritat. A saber des de quan tenies pensat fugir d'esta gàbia daurada on estaves tancada i anar-te'n a l'altra part del món.

Página 38
Revista digital de Valencia Escribe Pepe Sanchis Revista digital de Valencia Escribe

Sin fecha

Manuel Serrano

Mi tío no quería que mi abuelo muriera en Navidad y le pidió a Dios que lo dejara un poco más. Suplicaba en voz alta mientras caminaba bajo los álamos del río.

—No sería justo que en estas las fiestas recordáramos su fallecimiento. Sería un fastidio.

—¿Para cuándo te vendría bien? ¿En enero? —le contestó el buen Dios.

—No, en enero no, que cumplimos años media familia.

—Entonces en febrero.

—Nos arruinarías los carnavales.

—Tendrás que elegir. ¿Marzo?

—Quita, quita. Las Fallas y mi cumpleaños. —¿Abril?

—No me fastidies la Semana Santa que soy penitente.

—Mayo.

—No me viene bien. Tenemos dos comuniones.

—De verano, ni hablamos ¿Septiembre?

—Tengo mucho lío con el inicio del curso.

—Octubre.

—Me quitas dos fiestas.

—Noviembre. Ya no queda más.

—¿Vísperas de Navidad? Estamos en las mismas.

—Bien, pues cuando lo tengas claro me avisas y lo concretamos.

Así quedaron hace treinta años. Mi tío murió de repente dos meses después de la conversación y Dios nos ha dejado al abuelo del que solo queda un saquito de huesos dentro de un pellejito apergaminado.

Nº 4 Página 39

El turco

Rafa Sastre

Se llama Juan, cuenta 42 años y es natural del Jiloca. Una desagradable cicatriz, souvenir de una pelea adolescente, recorre su mejilla izquierda; el de navaja fácil durmió aquella noche y la siguiente en el hospital. Prometía como futbolista. Jugó en el C.D. Cariñena y estuvo a punto de fichar por el Real Zaragoza, pero una repentina e irreparable avería en su rodilla le obligó a seguir la estela paterna: ganarse la vida como albañil. Tiene dos hijos y se divorció al liarse su mujer con un maldito vendedor de coches usados.

Le apodan El Turco porque cuando empezó a quedarse calvo difundió a los cuatro vientos su plan de ir a Estambul a someterse a un trasplante de cabello, compromiso que hasta la fecha se ha incumplido a sí mismo.

Hace semanas que reside en el centro penitenciario de Zuera. Tres años y un día le cayeron por agredir, con resultado de lesiones muy graves, al constructor que le contrató junto a su padre para más tarde cerrar la empresa y eludir todos sus pagos. Jura que cuando salga, lo primero que va a hacer es buscarlo para saldar aquella deuda por las buenas o por las malas.

Le he explicado mi intención de escribir un libro sobre su vida, lo que supondría visitarle con frecuencia durante los próximos meses. El Turco, aunque al principio sonreía ufano, ha acabado por sugerirme que busque a otro. En voz baja me ha confesado que tiene previsto fugarse el próximo jueves y, cuando recupere lo que le deben, coger el primer vuelo a Constantinopla.

Página 40
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe Segundo Premio del Primer Concurso de Microrrelatos organizado por el Centro Aragonés del Puerto de Sagunto (València)

La chica de la ventana

Genoveva Escrihuela Serra

Llevo días soñando con una imagen: una chica, pelo largo, de espaldas y mirando al exterior por una ventana. No puedo ver sus ojos, ni su mirada, pero intuyo que es nostálgica, triste. Es la mirada de alguien que ve la vida no como protagonista, sino como espectadora. El día es precioso, luce el sol, pero algo la detiene. Un enemigo invisible que la obliga a permanecer en su hogar, dejando pasar los días a través de un cristal de ventana. Mientras, la naturaleza respira y saca su mejor sonrisa en forma de canto de pájaro o de hermosa flor de primavera. No hay nadie en la calle. ¿Dónde están todos? Le asusta mucho ver el mundo por la ventana, tan silencioso y vacío. Quiere volver a ser la protagonista de esa aventura llamada vida, quiere salir, correr con el viento, sentirse acariciada por los rayos del sol. Cuando me acerco a la chica la veo llorando, reconozco sus ojos, reconozco sus gestos, me asusta ver mi propia imagen. Mi propio yo. Es todo una pesadilla que se repite cada noche. Me despierto sudorosa, el corazón me late muy deprisa, estoy muy asustada. Miro por la ventana, la calle está repleta de gente y de bullicio. No hay silencio. Todo está igual que siempre. Me acuerdo de que hoy es el último del año, olvido el sueño, olvido la pesadilla. No hay silencio, no escucho pájaros, no veo flores, pero hay gente que se abraza, nietos que buscan a sus abuelos, parques que bullen de vida y jóvenes ilusionados cogidos de la mano, mientras se dan un tímido beso y hacen planes para el año que empieza.

Hoy es un día para vivirlo. Hoy acaba el año 2019 y empieza el 2020.

Nº 4 Página 41

Volver a empezar

Cuando la vida te da una segunda oportunidad no hay que rechazarla. Muchos de mis compañeros no tuvieron esa suerte. El día que fui consciente de que aquel intruso se había apoderado de mí, una infinidad de sentimientos se amontonaron en mi cabeza: rabia, angustia, desesperanza. Pero a los pocos días me fui relajando. Los médicos me dieron varias opciones, supe que estaba en buenas manos, sabía que la medicina en este campo había avanzado una barbaridad y que una actitud positiva era esencial. Decidí apostar por mí; luchar y confiar en la ciencia. El resto estaba en manos del destino y contra eso poco se podía hacer. No fue fácil, pero fui afortunada y vencí. El día que me dijeron que estaba curada, comencé a cuestionar cómo había sido mi vida. ¿Qué había hecho yo hasta aquel momento? Estudiar, trabajar, ir de compras, de fiesta. A partir de ahora no era eso lo que quería.

Vendí el ático y me marché a vivir al pueblo de mis abuelos. En aquel lugar había pasado mis mejores veranos haciendo cosas tan sencillas como ordeñar cabras, llevarlas al monte, ayudar a labrar la tierra o jugar con mis amigas en el lavadero. Todos aquellos recuerdos me aportaban paz, así que, si allí había sido tan feliz, qué mejor sitio para renacer. Encontré la casa en muy mal estado, hacía años que no habíamos ido. Necesitaba algo más que una mano de pintura. La rehabilité, convirtiéndola en un coqueto y acogedor hotel rural.

Pensé que, aunque mi vientre hubiera quedado estéril, todavía tenía mucho que ofrecer. Con mi proyecto generaría empleo y gestaría nuevas oportunidades. A lo mejor hasta conseguía que el pueblo ganara nuevos vecinos. Sin duda, esa era la mejor manera de volver a empezar.

Página 42
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

Me lo merezco Luis Jurado Quesada

No soy yo persona dada a los halagos ni a las grandes florituras hacia mi persona, no soporto a los lameculos ni a los pelotas de voz engolada, pero en cambio, sí soy devoto de las personas sinceras. Y si soy el mejor se dice y punto.

Era el momento y me levanté. Pero no habían dicho mi nombre, así que tristemente me escabullí por detrás de una columna completamente abochornado. A partir de aquel momento solo me dediqué a criticarle, boicotearle, en definitiva, a odiarle profundamente. Muchos años después leí su obra. Entonces comprendí que me había equivocado.

Nº 4 Página 43
Imagen de Simon en Pixabay

Relatos

Desde el puente

La Calderona recorría el horizonte y recortaba el cielo del atardecer. El sol anaranjado se dejaba caer sobre aquel escenario natural que Luisa y Rafa contemplaban sentados en la barandilla del puente con las piernas colgando hacia el barranco que apenas recogía agua en el fondo de su recorrido. Olía a naturaleza viva mezclada con el olorcillo a hervido valenciano que, temprano, se preparaba La Paqui para cenar. Vivía sola y con ochenta y nueve años, no quería que nadie le ayudara. —¿Crees que se morirá pronto? Mi madre dice que la generación de la guerra civil es muy fuerte y que duran mucho. —Rafa cogía la mano de Luisa, mientras balanceaban las piernas entre los barrotes de la baranda, con la irresponsabilidad que dan los diez años.

—Tú, como eres veraneante, no sabes nada. Su marido se murió hace muchos años y no tiene hijos. Una chica que trabaja en el ayuntamiento va de vez en cuando a verla, pero no quiere irse a la residencia. Mi padre me contó el otro día que el año que viene, que hace noventa, el ayuntamiento le va a hacer una fiesta por su cumpleaños, pero no digas nada, que será una sorpresa. — Luisa bajó la voz como si Paqui pudiera escucharla desde la ventana que daba al barranco: —¿Tú querrías irte a una residencia cuando seas viejo?

—Pues no sé. Mi abuelo Pedro está en una de las que hay en Náquera y, cuando voy a verlo, a veces está jugando al dominó con sus amigos, otras a las cartas y otras está adormilado en un sillón en una sala grande donde hay muchos viejos y viejas. Mi madre dice que lo cuidan bien y que ella en casa no podría hacerle cosas que allí, sí pueden. Alguna vez, cuando me despido y le doy un beso, me dice: «Rafa, no te hagas viejo…».

—Sí, claro, pero si no te haces viejo te morirás y yo no quiero que te mueras, porque tú me has dicho que quieres casarte conmigo cuando terminemos de estudiar y tengamos trabajo. ¿Te acuerdas?

—Pues claro, y tú también me has prometido que estarás en Serra siempre que yo venga de vacaciones.

El sol había desaparecido y la pareja de críos seguía planeando su futuro desde el puente con la ingenuidad y la inconsciencia de los pocos años.

—¡Mira Rafa, la luna!

Cuando, señalando con el dedo, Luisa se giró soltando su otra mano de la barandilla, Rafa la cogió por la cintura y le estampó un beso en la mejilla.

Página 46
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

—¡Ten cuidado, no te vayas a caer!

Xiquets, anar amb compte, a veure si us caieu! Aquestes criatures tan imprudents...!

La Paqui, desde el ventanuco de su cocina, movía los brazos a un lado y al otro advirtiendo a los niños del peligro, que seguían a lo suyo.

A Luisa y Rafa, la madrugada les encontró en el puente en plena adolescencia, en ocasiones solos, en ocasiones con la pandilla. Allí se fumaron los primeros pitillos y compartieron las primeras litronas y desde allí seguían viendo la luz encendida, que La Paqui no apagaba en toda la noche.

—Sabes tío, mi madre dice que ya no se entera, que están haciendo papeles para conseguir llevarla a una residencia. —Luisa le contaba a Rafa, mirando la luz de la ventana, que ayudaba a la luna, iluminando el fondo del barranco.

Pocos días después, a final de agosto, en plena semana de toros, la pandilla cruzaba el puente como de costumbre, cuando Rafa advirtió:

Hey mirad, la luz de La Paqui no está encendida —gritó señalando la ventana a oscuras.

—Mi madre me ha dicho hoy que ya tenía plaza y que mañana la trabajadora social la acompañará a la residencia. ¿Le habrá pasado algo? —Luisa se inquietó.

«Aquests joves tan imprudents! Qui us cuidarà ara? Amb la foscor que hi ha al barranc!»

A los chicos les recorrió un escalofrío. Un suave destello iluminó la ventana.

Nº 4 Página 47
Imagen de Piyapong Saydaung en Pixabay

Menudos Relatos

Página 49

Marta Argente Martínez (15 años)

Por favor, no vuelvas.

No vuelvas si te vas a ir, dejándome de nuevo este sentimiento de vacío, porque te di tanto de mí, que ya solo me siento completa si estás a mi lado, aunque no lo supieses valorar y fueses alejándote… Perdiéndome conforme pasaban los días.

Dando más y más, esperando que así no te fueras, que te quedaras, que me dijeras que me querías, aunque fuera mentira. Qué más daba eso ya.

Sabía que no era sano, sabía que te habías vuelto adicción, por la cual tuve que pagar el precio más alto de todos: a mí.

Me perdí a mí, para no conseguir nada más que una almohada llena de lágrimas, mis canciones favoritas con tu nombre en cada frase y un boletín de notas en rojo, porque la única respuesta que me interesaba saber y entender es cómo pudiste hacerme eso: olvidarte de todo, dejándote de importar de la noche a la mañana. Eso suponiendo que algún día de verdad te importé.

Página 50
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe
Ya

Consejos para escribir mejor

Nº 4 Página 51
Imagen de free stock photos from www.picjumbo.com en Pixabay

Novela por entregas

Otra oportunidad Lucrecia

Hoyos

Capítulo 4

LA MASÍA DE LA TORRE

Juan tuvo que ayudarla a abrir el portalón con la gran llave. Estaba todo ordenado dentro, pero lleno de telarañas lo que le daba un aire fantasmal. Los muebles estaban cubiertos con sábanas amarillentas y olía a polvo y humedad. Bárbara, llevada por su viva imaginación, la veía llena de posibilidades.

—Me gusta —le dijo a Amalia—, pero dado su estado, ¿no podría bajarme un poco el precio?

A ella le apetecía que su adorada casa volviera a estar viva. Quizá podría venir de visita de vez en cuando. Esa mujer le cayó bien desde el principio. El hombre le recordaba a alguien, pero no sabía a quién. Después de pensar y negociar un rato llegaron a un acuerdo. El alquiler bajó a 750 euros al mes; y, además, le dejaba libres los dos primeros meses para acondicionarla. Solo le pidió el depósito de una mensualidad por adelantado. Bárbara sacó su portátil de la camioneta y una pequeña impresora. Retiraron las sábanas de la mesa del comedor y en un momento escribió las condiciones en un contrato casero. Les autorizaba a hacer reformas, pero siempre bajo su supervisión. La mujer leyó el documento detenidamente y firmaron ambas. Luego la llevaron a su casa y al rato volvieron a darle el dinero que Bárbara había sacado del banco. Se despidió de ella con un abrazo. A Amalia eso le gustó más que el dinero que recibió, aunque también le vendría bien a su escasa pensión.

Volvieron a la Masía. Juan no sabía si debía desaparecer. Amalia había pensado que eran una pareja y que vivirían allí los dos. Ellos no dijeron nada para deshacer el malentendido.

Página 54
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

—Y ahora ¿qué hago? —se preguntó Bárbara en voz alta. Se la veía cansada y sin saber por dónde empezar.

—Si quieres te ayudo —contestó Juan.

—Tengo que devolver la camioneta, pero antes de descargarla habría que limpiar ¿no te parece? Uf, menuda faena, no lo conseguiré ni en una semana.

—Puedes llamar a una empresa de limpieza, te la dejarían lista en un día.

Le pareció que sería más rentable que la suma que tendría que pagar por el alquiler de la camioneta. Buscaron en internet y Bárbara llamó por teléfono. Les dijo que era urgente y quedaron en presentarse a las tres de la tarde. Un equipo de cinco personas con todos los materiales necesarios. Los recibieron y se quitaron de en medio.

Bárbara recordó el arroz al horno de Mavi e invitó a Juan para agradecerle su ayuda. Se fueron caminando. Parecían dos viejos amigos, aunque apenas habían tenido tiempo de hablar.

Nº 4 Página 55
...continuará

Críticas de cine, series y libros

Imagen de ErikaWittlieb en Pixabay

Mis últimos 10 minutos y 38 segundos en este extraño mundo

Elif Shafak me enamoró con su novela La bastarda de Estambul, en la que contaba parte del conflicto armenio y turco por medio de la historia de dos familias distintas. En esta novela, publicada en 2019, nos cuenta la historia de Leila, una prostituta asesinada en Estambul, entrelazándola con la historia de Turquía.

A lo largo de esos 10 minutos y 38 segundos en los que dicen que el cerebro sigue activo tras la muerte, recorremos la vida de Leila: su nacimiento en el seno de una familia tradicional, su triste infancia y adolescencia, la huida de su casa, la incomprensión familiar, sus cinco amigos del alma, su gran amor, sus últimas horas…

Está escrita en tres partes y en la primera los recuerdos de Leila se asocian a sabores u olores. Me gusta esa capacidad de la escritora de transportarte a Turquía uniendo sabores y olores a las experiencias, al igual que hizo en La bastarda de Estambul

En la segunda parte, son sus amigos los que tienen protagonismo: sus ideas, sus planes para no olvidarla, sus anhelos, su manera de ser.

En la última, la más corta, sabemos del destino final del cuerpo de Leila.

La pluma de Elif Shafak es magistral. Hilvana la historia de Leila con la de Estambul, describe de manera excelente los barrios que recorre la protagonista, sus habitantes, los rasgos del pueblo turco. Hace una crítica a la sociedad tradicional, al peso de la religión en la vida, al machismo imperante en los países de Oriente, que te hace pensar en la vida que llevamos en Occidente, a veces tan parecida, a veces tan distinta.

Te hace reflexionar sobre la vida y la muerte, la amistad, las tradiciones, la independencia.

Le doy cinco tinteros y la recomiendo al que quiera sumergirse en historias de otros países.

Valoración:

«La posibilidad del exterminio inmediato y total de la civilización no resultaba tan pavorosa como la simple certeza de que nuestra desaparición individual no afectaba al orden de cosas y que la vida seguiría igual con o sin nosotros».

«Qué penoso era tratar de relegar la muerte a la periferia de la vida, cuando la muerte se hallaba en el centro de todo».

Página 58
Revista digital de Valencia Escribe Miguel Moliné Revista digital de Valencia Escribe

«Sin embargo, la comadrona creía que algunos recién nacidos decidían no probar siquiera suerte en la vida, como si fueran conscientes de las penalidades que los aguardaban y prefirieran evitarlas. ¿Eran cobardes o tan sabios como el gran Salomón? Quién sabía».

«Cualquiera perdía las ganas de innovar si se le recordaba sin cesar que la Muerte aguardaba a la vuelta de la esquina, con la guadaña brillante y roja a la luz del sol poniente. Por eso los proyectos de renovación quedaban en agua de borrajas, las infraestructuras no funcionaban y la memoria colectiva era tenue como el papel de seda. ¿Por qué empeñarse en planificar el futuro o recordar el pasado, cuando nos deslizábamos a toda velocidad hacia el último mutis?».

La vida

padre o la historia de un vómito Ángela Sahagún Bonet

Son 92 minutos los invertidos en ver una historia contada en clave de humor, con un buen guion, una buena dirección, una ambientación aceptable y una interpretación digna. Enric Auguer, Megan Montaner y algunos de los actores de Vaya semanita, aun haciendo un magnífico trabajo, son engullidos, sin contemplaciones, por Karra Elejalde y su personaje.

Confieso que aún retengo en mis entresijos a Karra en Mientras dure la guerra y su interpretación de un Unamuno al que convirtió en un ser humano cercano, que no era fácil. Creo que la sombra de Ocho apellidos vascos se nos quedó en la memoria y, en esa película, Karra hacía un papel secundario que también se apoderó del resto de la obra... Bueno, pues no es nada al lado de lo que hace en esta ocasión.

Porque Karra se convierte en una persona enajenada y anclada en un momento de su vida del que no consigue salir. Un personaje de aspecto descuidado y maloliente, vagabundo y vividor, en un Bilbao que intenta vendernos una imagen cuidada y válida como panfleto turístico.

No os voy a reventar el argumento, pero al final hay una escena que justifica mi entusiasmo. Un destello de lucidez en los ojos de Karra que merece los últimos 10 años de los Goya y los veinte de los Oscar. No os digo más. Pero cómo consigue el actor vomitar y empapar de ternura al espectador, con un personaje sucio y genial, le hace merecedor de estar entre los grandes de la Historia de nuestro cine.

Valoración:

Envíanos tus reseñas de libros, películas o series a: <revistadigitalvalenciaescribe@gmail.com>

Nº 4 Página 59

Los siete maridos de Evelyn Hugo La conjura de la niebla

Dos novelas que no tienen nada que ver, pero que no he podido dejar de comparar al leer una detrás de la otra.

De Los siete maridos de Evelyn Hugo, de la escritora estadounidense Taylor Jenkins Reid, me lo he creído todo, hasta lo que sabía que no era cierto. La narradora no me ha cautivado tanto como la protagonista, con ello, realiza a la perfección su misión. Cuenta la biografía de una diva del cine, una vida tan posiblemente real que resulta veraz.

«Cuando vemos fotografías de Evelyn en aquellos tiempos, con su pelo rubio oro, esas cejas rectas como flechas, esa piel bronceada y esos ojos entre marrones y dorados, no podemos más que dejar lo que estamos haciendo y mirarla».

Valoración

En La conjura de la niebla, de Ángela Banzas, el tiempo resulta difuso, a pesar de las fechas remarcadas. Un misterio se va sumando a otro cuando las respuestas casi están al alcance, son previsibles. Ahora, debo reconocer la valentía de la autora a la hora de realizar la mayoría de las descripciones. En estas usa un lenguaje poético impropio del género negro, que, si bien sorprende, le viene calzado a la trama y ayuda a crear la atmósfera adecuada.

«No sabía cómo ni tampoco cuándo, pero sabía que el mal vivía en la niebla y se alimentaba del pueblo...Un llanto desconsolado rompió la noche como relámpago en la tormenta e hizo que el hombre, tan enjuto en carnes como envuelto en fatigas, se adentrase en la espesura».

Valoración:

Página 60
Revista digital de Valencia Escribe Gema Blasco Revista digital de Valencia Escribe

Empezamos por el final

Con premios en casi todos los países donde se publica, encaramado a la lista de más vendidos de The New York Times, elogiado por la crítica especializada... el thriller Empezamos por el final, del británico Chris Whitaker, se ha convertido en uno de esos libros-fenómeno de los que todo el mundo habla.

Narra las secuelas que ha dejado el asesinato de una niña, treinta años después, en los habitantes de una localidad de California: su hermana, los hijos de esta, el policía, el condenado y toda una serie de hipnóticos personajes.

Más que una novela de descubrir quién es el asesino, que también, lo importante en esta historia son los personajes: la forajida Duchess, obligada a ser mucho más adulta de lo que manda su edad y a cuidar a su hermano, Robin, y a su madre, Star, para sobrevivir en un mundo que no se lo pone fácil; el jefe Walk que deambula sin vivir del todo su propia vida, encadenado a los sucesos que tuvieron lugar en su adolescencia y que lo separaron de su amigo Vincent y su amada Martha.

El momento actual los volverá a juntar pero ya no son los mismos aunque, en realidad, ninguno ha sido capaz de dejar atrás el pasado.

Las diversas piezas de la historia van encajando, poco a poco, como un puzle. De lectura lenta y sencilla, la novela me ha entusiasmado y entristecido a un tiempo. Aunque no tenga nada que ver, me ha recordado por momentos a la magnífica Mystic River. Quizá me ha traído a la memoria esos lugares tristes de Estados Unidos, poblados por personajes condenados a ser desgraciados, pase lo que pase y hagan lo que hagan, por mucho que agarren los buenos momentos, estos se les escurren entre los dedos.

Valoración:

Nº 4 Página 61
Imagen de Pexels en Pixabay

Biblioteca y actividades de

Pexels

Nuestros libros

Todos los títulos disponibles en Amazon, tanto en papel como en ebook, algunos de ellos a precios de risa

Página 64
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

Números anteriores de la Revista

Descarga y lee los números anteriores…

Núm 1, Tercera Era

https://www.mediafire.com/file/02si8uxy46i4v11/RevistaDigitalValenciaEscribe01ERA3.pdf/file https://issuu.com/52relatosymedio/docs/revistadigitalvalenciaescribe01era3

Núm 2, Tercera Era

https://www.mediafire.com/file/agjamy027bhad0e/RevistaDigitalValenciaEscribe02ERA3.pdf/file https://issuu.com/52relatosymedio/docs/revistadigitalvalenciaescribe02era3

Núm 3, Tercera Era

https://www.mediafire.com/file/agjamy027bhad0e/RevistaDigitalValenciaEscribe03ERA3.pdf/file https://issuu.com/52relatosymedio/docs/revistadigitalvalenciaescribe03era3

Nº 4 Página 65

Números anteriores de la Revista. Segunda Era

Núm 1.

Núm 2.

https://issuu.com/vcarrefre/docs/n_mero_1_valencia_escribe_2

https://www.mediafire.com/file/32gp86hc0r70dsw/N%25C3%25BAmero_1_Valencia_Escribe_2.pdf/file

https://issuu.com/52relatosymedio/docs/revista_valencia_escribe._n_mero_2

https://www.mediafire.com/file/wssurq4ts00swfc/Revista_Valencia_Escribe._Nu%25CC%2581mero_2.pdf/file

Núm 3. https://issuu.com/vcarrefre/docs/tercer_numero_valencia_escribe

https://www.mediafire.com/file/ajkli8f5n662bts/N%25C3%25BAmero_3_Revista_Digital_Valencia_Escribe.pdf/file

Núm 4- https://issuu.com/vcarrefre/docs/n_mero_4_revista_digital_valencia_escribe

https://www.mediafire.com/file/t74diet8z7ly48k/N%25C3%25BAmero_4_Revista_Digital_Valencia_Escribe.pdf/file

Núm 5. https://issuu.com/vcarrefre/docs/revistavalencianumero5

https://www.mediafire.com/file/t0rbd1f2g71fij6/revistavalencianumero5.pdf/file

Núm 6. https://www.mediafire.com/file/cd2drcq80klitzv/Revista_Valencia_Escribe.._N%25C3%25BAmero_6b..pdf/file

Núm 7. https://www.yumpu.com/es/document/read/65257530/revista-valencia-escribenumero-7b https://www.mediafire.com/file/ooodrsikhkej8g0/Revista_Valencia_Escribe.N%25C3%25BAmero_7b.pdf/file

Núm 8. https://www.yumpu.com/es/document/view/65580550/valencia-escribe-numero-8b https://www.mediafire.com/file/0uayw274w308ahi/Valencia_Escribe._N%25C3%25BAmero_8..pdf/file

Núm 9. https://www.yumpu.com/es/document/read/65864303/revista-digital-valencia-escribe-numero-9 https://www.mediafire.com/file/atpubdvy6vsfpy5/Revista_Digital_Valencia_Escribe._N%25C3%25BAmero_9b.pdf/file

Núm 10. https://issuu.com/52relatosymedio/docs/revista_10_def_9ymedia?fbclid=IwAR3nkqTKg-DyflzrYDTSVSVvqLBSIiAX2yWgd36hqHhqRNEKnjVUBIdXZ8

https://www.mediafire.com/file/8j2p53hhcxog2im/RevistaValenciaEscribe_n10.pdf/file

Página 66
Revista digital de Valencia Escribe Revista digital de Valencia Escribe

Números anteriores de la Revista. Primera Era

Están disponibles en la plataforma <https:// www.academia.edu> los 46 números de la primera etapa de nuestra revista digital (marzo 2014 a enero 2019). En formato PDF, para visualizarlos y/odescargarlos. Solo tenéis que poner en el buscador REVISTA VALENCIA ESCRIBE y en los resultados escoger el número que os interese

Valencia Escribe en las redes

En nuestro muro de Facebook Valencia Escribe, además de otras cosas, seguimos colgando convocatoriasde concursos literarios que os podrían interesar.

https://www.facebook.com/valenciaescribe/

Si tienes un blog y quieres hacernos partícipes de su existencia o mantenernos al tanto de las entradas que publiques, no olvides que también tenemos el grupo Valencia Escribe Blogs.

https://www.facebook.com/groups/1571068066474683/

Para los aficionados al Haiku, también tenemos un espacio, que para ser originales nos dio por bautizar como Valencia Escribe Haiku. Podéis dejar allí vuestros poemas pero intentad cumplir las reglas.

https://www.facebook.com/groups/valenciaescribekaiku

¿Queréis compartir o ser informados sobre los eventos cultura- les más interesantes a celebrar en Valencia y alrededores? Exposiciones, conferencias, presentaciones de libros, talleres, teatro, conciertos… todo eso y más en Agenda Cultural VE.

https://www.facebook.com/Agenda-Cultural-Valencia-Escribe1806573156332152/

Valencia Escribe (y mucho) es un grupo creado para compartir vuestros poemas, microrrelatos y entradas de cualesquier blogs literarios mantenidos por los amigos que integran esta familia quecada vez se hace más y más y más grande.

https://www.facebook.com/groups/393565884345726/

Valencia Escribe Libros. Espacio en el que los escritores del colectivo VALENCIA ESCRIBE muestran los libros de su autoria.

https://www.facebook.com/groups/1202817766449826

Nº 4 Página 67

Con motivo de su décimo aniversario, Generación Bibliocafé publica esta nueva antología de cuentos, esta vez dedicados a las librerías. 45 relatos donde una buena parte de los autores y autoras pertenecen también al colectivo Valencia Escribe. La portada es del dibujante valenciano Paco Roca, Premio Nacional de Cómic, entre muchos otros galardones.

Adquisición: https://www.bibliocafe.es/tienda/salgan-con-los-libros-en-alto/

Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.