46 | 43 SNA - Edificio Antioquia (sede alterna Universidad de Antioquia)
Delcy Morelos (Tierra Alta, Colombia, 1967) Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena y expone individualmente desde 1990. Ha obtenido distinciones como el Primer Premio en el Salón de Arte Joven de Bogotá (1994). Ha tenido exposiciones individuales en: La doble negación, Galería Alonso Garcés, Bogotá (2008); Museo de Arte Moderno de Barranquilla (2006); Gt Gallery, Flax Arts Studios Residence Program, Belfast, Irlanda del Norte (2006), y Academia Superior de Artes, Galería Santa Fe del Planetario Distrital, Bogotá (2004), entre otros. Algunas de sus exposiciones colectivas son: 7 bienal do mercosul. Grito e escuta Porto Alegre, Brasil (2009); Mde 07 Espacios de hospitalidad, Medellín (2007); ES2002 Tijuana/II Bienal Internacional, Centro Cultural Tijuana Cecut (2002), y la VI Bienal de La Habana (1997). Su obra explora el origen de la violencia, la discriminación social y las pasiones humanas. Vive y trabaja en Bogotá.
Entrevistador: Rodrigo Moura
RM: ¿Qué podrías decir de la relación entre el proceso del elaboración de tus piezas y los asuntos o problemas que abordan? Hablas del color no como una información abstracta, sino como una construcción cultural que abarca el color de piel y de la tierra de un lugar, es una noción con la que has trabajado en Melbourne y Rabat. ¿Cómo ha sido la experiencia en estos sitios y ahora en Medellín? DM: En Rabat y Fez la experiencia del color de la tierra en relación con las dinámicas raciales y culturales es evidente. Como están tan cerca del desierto, el paisaje se ve a menudo desnudo, despojado de la capa vegetal, y muestra su color. En los lugares opulentos o turísticos se oculta insistentemente con jardines o concreto, la desnudez del suelo es sinónimo de pobres, de la pobreza del suelo. Melbourne es una ciudad muy organizada y rica (elegida este año por muchas razones como la mejor ciudad para vivir en el mundo ), construida sobre un suelo considerado sagrado por los aborígenes australianos y rodeada de bosques, ríos y muy cerca del mar. Esta tierra es muy fértil, en contraste a la del interior del continente australiano que es un desierto de color rojo. Por ser tan escasa, la tierra negra es muy valiosa y su color es muy parecido al color de piel de los antiguos pobladores del continente Australiano quienes la usan en sus pinturas y ritos ancestrales. En Medellín todavía no abordo el tema propiamente. Llego diez días antes de la apertura de la muestra para trabajar y buscar los lugares en Medellín y sus alrededores donde sea posible ver la tierra desnuda y recolectar muestras; en este momento, durante el trabajo de campo cuando buscas el material de trabajo, el propósito es captar y entender los significados y relaciones muchas veces invisibles entre el suelo, la tierra, su textura, color, fertilidad y su emplazamiento. Ahí se ve cómo se entreteje con las dinámicas culturales, cómo origina conductas sociales expresadas y construidas desde y sobre ella. RM: ¿Existe algún vínculo entre tu trabajo y los oficios tradicionales o las prácticas ancestrales? DM: Creo que esta relación existe con todo lo que construye el hombre por que ahí está el origen, la base y la raíz de todos los oficios y técnicas de elaboración y construcción actuales. En mi trabajo esta relación con las prácticas ancestrales es profunda, busco en ellas elementos perpetuos que se repiten así como ciertos principios fundamentales que sustentan todo oficio.