Las organizaciones se enfrentan al reto de administrar la seguridad desde una perspectiva integral, que abarque cada aspecto poco fiable de su infraestructura y de las acciones humanas, por ejemplo: las políticas (protocolos) y la seguridad física; la autorización y la administración; el control de activos y procesos; la vigilancia y respuestas a incidentes; la administración de telefonía; la continuidad del negocio y la seguridad informática, entre otros factores. Entonces, se aprecia que actualmente la importancia de los Departamentos de Seguridad y, con ello de sus directores, radica en administrar la seguridad con la finalidad de generar una mejor protección frente a cualquier amenaza sin importar su origen, es decir, mediante una gestión global.