Nuestros relatos inolvidables

Page 1

Nuestros relatos Inolvidables Julio, 2021 (Recopilados en tiempos de pandemia) FAEDU-UPCH


Compiladores:                           

Banesa Gonzales Yarcuri Betsaida Quispe Andía Boris Noel Velarde Gonzales Elvis Darwin Pongo Claros Delicia Ttira Alccaccahua Ericka Julissa Huancas Solano Carla Giovanna Zamudio Suárez Lizbeth Mercedes Delgado Eslachín Luz Marina Ticona Condori Maritza Huayhua Velasco Rosa Emiliana Reyna Silva Rossy Sotomayor Campos Sunilda Bustos Flores Rutt Xiomara Rivera Villanueva Shania Córdova Arce Jorge Luis Pérez Prado Grecia Maribel Huanay Quispe Ada Alvarado Huaman María Eugenia Romero Puentes Brighit Dikcia Damazo Huerta Deysi Noemi Campos Diaz Karen Maribel Perez Silva Edwin Augusto Sanchez Gonzales Patria Estefany Córdova Diaz Flor Hordaliz Tapia Caytuhiro Anderson Inca Garfias Jhon Gilberto Moreno Tenorio


Equipo editorial:     

Shania Córdova Arce Banesa Gonzales Yarcuri Ericka Julissa Huancas Solano Luz Marina Ticona Condori Magari Quiroz Noriega

Arqueta cartonera de la FAEDU - UPCH Compilación realizada durante el taller de escritura creativa de la FAEDU-UPCH, a cargo de la docente Magari Quiroz Noriega Julio, 2021


…Yo creo que fuimos nacidos hijos de los días, porque cada día tiene una historia y nosotros somos las historias que vivimos… Eduado Galeano


Arqueta Cartonera de la FAEDU – UPCH presenta el libro en versión cartonera y digital: Nuestros relatos inolvidables. Una compilación de historias de las y los estudiantes de las carreras de EIB y de EBR realizada durante el taller de Escritura creativa en el marco de los Talleres de tutoría grupal del ciclo académico 2021 I. Estas narraciones maravillosas reúnen el sentimiento de amor y reconocimiento de este grupo de jóvenes hacia sus familias, sus pueblos y sus culturas. Han sido transmitidas desde sus ancestros a través de un diálogo intergeneracional hermosamente reflejado en cuentos, cantos, frases, poemas y leyendas construidas colectivamente. Esperamos que esta producción se siga enriqueciendo con otros relatos de quienes eligieron la docencia como profesión y con ello el compromiso de mantener vivo el legado de nuestras culturas, de sus raíces y de sus personajes para que no se extingan en el tiempo.


La Piedra del amor

Relatado por: Rústico Velarde Compilador: Boris Velarde (hijo) Ilustradora: Luz Marina Ticona Condori

L

a leyenda que a continuación les contaré es uno de mis

relatos favoritos que me conto mi papá y que tiene como escenario el pueblo Pachacamac. Se remonta hacía muchos años atrás.

Cuentan

que

cuando

Pachacamac solo estaba dividido en haciendas y no era una ciudad como lo vemos ahora, existían dos personas muy poderosas y con mucha influencia, los cuales se odiaban hasta la muerte.


Sin embargo, el hijo de una de las familias estaba enamorado de la hija del otro hacendado, los jóvenes sabían que sus padres no aceptarían su relación, ya que eran los peores enemigos que podían existir, lo cual era una limitación para que los jóvenes se pudieran verse seguidamente. En una de sus citas acordaron escaparse de sus padres e irse lejos donde puedan vivir felices para siempre, uno de los jóvenes se acordó de una vieja leyenda que decía en el cerro Pan de Azúcar habitaba un dios el cual cumplía deseos cuando invocabas, así que los dos se pusieron de acuerdo y subieron al cerro Pan de Azúcar a invocar al dios, en instantes apareció el dios y los jóvenes sin dudarlo les pedio que le concediera amor eterno, el dios al escuchar la petición les convirtió en piedra que hasta la actualidad permanece en el cerro y que el 14 de febrero se convierte en un lugar de peregrinación para aquellos que buscan amor eterno.


El sonido que te lleva a la muerte Relatado por: Alicia Palomino Compiladora: Shania Córdova Arce (nieta) Ilustradora: Magari Quiroz

S

ucedió en el distrito de Santa

Rosa

del

departamento de Ayacucho, en una mañana soleada y el cielo cubierto de un manto azul como el mar. Mi bisabuela y su hermano decidieron salir al campo a pasear por un momento, a disfrutar la maravilla de la naturaleza; de los cantos de los pájaros, el movimiento de los árboles causadas por el viento.

Ellos, iban avanzando gustosamente por el camino angosto que les guía hacia la cima de un cerro, entonces escucharon un sonido muy brusco y


sus miradas voltearon hacia este. Mi bisabuela y su hermano sintieron que a medida se acercaba el sonido a ellos, lo hacía derribando los árboles robustos. Se quedaron asombrados por lo que estaba pasando y se preguntaban qué sería aquel que se aproximaba; pensaron que era un huaico, o un tronco muy grande que estaba deslizándose desde la cima. Mientras más se acercaba aquel ruido extraño; mi bisabuela y su hermano sentián más temor, la única reacción que tuvieron cuando aquel ruido llegó a ellos, es separarse hacia los costados del camino. Así fue que ellos vieron que el ruido era producido por una anaconda muchísimo más grande de lo que alguna vez vimos en imágenes. Esta solo salía a alimentarse una vez al año por eso le llamaban “Wata puñuy” (Duerme todo el año). Por el susto que se llevaron mi bisabuela y su hermano regresaron a casa inmediatamente, sin embargo, mi bisabuela llegó a casa con dolores de cabeza y una fiebre muy alta, su hermano preocupado fue donde los vecinos y preguntó: —Vecinos ¿con qué medicamento puedo bajar la fiebre, porque mi hermana esta mal?


Los vecinos respondieron: — Te vamos a dar recetas de plantas medicinales, lo preparas y le das de tomar. Pero mi bisabuela con el pasar de las horas se ponía más grave. Después, una vecina conocedora de los secretos de la selva se acercó al hermano de mi bisabuela y le preguntó: —¿Qué pasó antes de que tu hermana se enfermara? - Él dijo: — Nos encontramos con una anaconda muy grande que nos separó hacia un lado de los caminos. Entonces, ella dijo: — La anaconda tiene un encanto con las personas que se encuentran, les roba la vida para poder vivir un año más. Además, la anaconda al pasar por el medio de ustedes, separándolos hacia los costados del camino representa que ustedes se alejarán para siempre. Al saber eso el hermano de mi bisabuela se puso muy triste y lloró desconsoladamente porque no quería perder a su compañera de aventuras y a la vez estaba preocupado porque se preguntaba quién iba atender a sus hijos pequeños que quedarian huérfanos de madre.


Finalmente, después de tres días de lucha entre la vida y la muerte mi bisabuela falleció.


Las gotas de lluvia Relatado por: Maximina Matos Compilado por: Brighit Damazo Huerta (Nieta) Ilustradora: Patricia Córdova

E

n Chahuán, un pueblo del distrito de Parobamba, provincia de Pomabamba, Ancash. Dejó de llover por más de un mes, todas las plantas murieron y cada rio que había se secó. Una mujer, llegó un domingo con su bebé de un año. Ellos caminaron por los alrededores de Chahuán y no encontraron ni un rastro de agua.


Ambos estaban muy sedientos, en el rio más cercano a la choza había lodo, juntos se echaron ahí.

Pasaron días así, un día el bebé se levantó con ganas de jugar — Mami, vamos a jugar. Su

madre

estaba

echada

sin

vida.

Él

se

puso

a

llorar

tan

desconsoladamente que despertó al Dios Tamia (Significa lluvia en el quechua ancashino) — ¿Quién estará llorando desconsoladamente? que ha logrado despertarme. Iré a ver qué pasa. Desde el cielo vio a la mujer sin vida y al niño en llanto que decidió dejar caer gotas de lluvia. Cuando el agua tocó la piel de la mujer esta despertó inmediatamente y tomó al bebé sonriendo. El Dios Tamia le dijo que ellos deben cuidar ese pueblo y no contaminar el agua como los antiguos dueños o nuevamente secara todas las aguas de ese lugar.


Creía, equívoco estaba Relatado por: Nolberta Huaman Yucra Compiladora: Ada Alvarado Huaman (Nieta) Ilustradora: Sunilda Bustos Flores

R

ecuerdo que una noche,

cuando

aproximadamente tenía 10 años, en la época de los intensos fríos de mi localidad, como durante

mi

de el

madre

costumbre descanso

empezó a contar un relato. Considero que no sentía temor al escucharla, pero el resto de mis hermanos mayores temían


escuchar sus relatos. Lo inquietante de la experiencia, fue la intención por la cual mi madre nos la contaba, ya que no quería que sus queridos hijos salgan de noche hasta muy tarde. Lamentablemente en mí no surtió el efecto. Hacia inicia. Existen diferentes versiones, pero todas ellas tienen algo en común: el mostró transformado en oveja. Cuenta la leyenda que un hombre llamada Marco, recorría un largo camino para llegar a casa en el intenso calor, cansado y agotado después de su trabajo. En el camino, tuvo la desgracia de toparse con una linda y bella oveja color blanco, sin imaginarse que no era lo que cría. Marco al ser un comerciante, se emocionó al encontrarse. Se puso a pensar _ ¿De quién será la oveja?, quizá se escapó de su dueño, porque ninguno se atrevería pastar sus ovejas por aquí, un lugar inhóspito. Muy emocionado, el comerciante cargo a la oveja, diciendo que pesaba un montón. Al recorrer una cierta distancia, exhausto por la carga, le hablo a la oveja _pesas mucho, que solo al doblar la esquina y ya me siento muy cansado, cuanta cantidad te alimentaras.


Continúo avanzando, se detuvo cuando vio una cueva. Nunca antes había visto una cueva, aun habiendo recorrido el mismo camino de siempre para regresar a casa, pensó. — ¿Dónde estoy, acaso me perdí?, hay, que imprudencia de mi parte al no darme cuenta, emocionado con mi oveja, dijo. Mientras hablaba, la oveja inesperadamente se sacudió: —Deja de moverte estúpida oveja. —Ya llegamos, pensé nunca llegar. No creo pesar tanto, aun no me he alimentado. Sonrió de manera macabra la oveja.

Él no lo podía creer, se quedó paralizado al escucharlo, y repentinamente se dio vuelta la cabeza. Nadie lo imaginaria, y error cometió al verlo, pues al voltearse, vio la arrenda y terrorífico rostro de la oveja. La mitad del rostro era de humano, la otra de mismo animal. Marco lanzó a la oveja con toda su fuerza, a tal grado que el también cayó, cortándose el pie con una piedra puntiaguda. Ignoro su caída y dolor, se levantó y corrió desesperado hacia la cueva, con la cara empapada de sudor, agitado, como si el corazón detuviese su latido. Era tanto el miedo, que no sentía el horrible dolor del pie cortado, incluso llego a ignorar el


desagradable olor de la sangre que emanaba de la profunda y oscura cueva. Corría probando su suerte, con el objetivo de encontrar una salida. El horrible mostró, corría detrás él, como un perro hambriento. - ¡Ah!, auxilio, me comerá esa horrible cosa. Exclamo Marco muy asustando. En su huida, encontró una salida, que dirigía al pueblo. Tomo el camino y continuó corriendo, hasta perder la vista a la oveja. Actualmente, solo Marco sabe el paradero del mostró, quien sabe, quizá se llevó consigo la ubicación.


El condenado en el corral Relatado por: Nolberta Huaman Yucra Compilador: Anderson Inca Garfias (Primo) Ilustradora: Maritza Huayhua Velasco

H

abía una vez un joven llamado Raúl que vivía en un pueblo

tan tranquilo que todos trabajan en sus chacras y cosechaban los alimentos. Raúl como de costumbre tenía una chacra de papas en un corral, que estaban creciendo en la puna y florecían tan bellos, un día al entrar al corral voló una perdiz y las hojas de las papas olían muy feo,


había muchas moscas que estaban volando en las ramas y hojas de las papas entonces. Raúl se asustó y regresar hacia atrás, subió a un árbol de chachacomas desde donde vio a una mujer comiendo los desperdicios de los motes, que anteriormente Raúl había dejado, era tan extraño que la mujer tenía uñas muy largas y sus dientes se cruzaban hacia arriba y debajo de su boca, pues al ver eso Raúl volvió corriendo a su pueblo y le contó a su esposa Lía, a lo que ella no le creyó, y le dijo (por vago tu ni siquiera habrás llegado a donde las papas),pues Raúl contó a varios de sus paisanos y al tercer día tenía una mina con sus vecinos. Ese día por desgracia se emborrachó tanto que no llegó a su casa y se quedó donde sus vecinos, su mujer tenía antojos de comer papas y se fue a recoger hacia la puna, donde estaba en el corral las papas frescas, cuando llegó vio lo que le contó su esposo Raúl ella , no lo tomó en serio, y entró hacia el medio de las papas y el condenado tenía un poder de paralizarlo y no se podía mover, grito tanto que una de sus vacas que siempre venía por sal cuando llamaba lía oyó la voz y se juntaron muchas vacas, pero el condenado se arrastraba por el suelo ya casi estaba por alcanzarlo, las vacas corrieron al cerco y arrasaron con las ramas de los


árboles, a tiempo llegaron y se juntaron alrededor de su dueña como protección. Cada vez que se acercaba a las vacas el condenado gritaba, “achacao me duele” por qué veía a las astas de las vacas como espada el condenado, luego después de un tiempo se fue volando por el aire hacia arriba , mientras la seguía al centro de las vacas, tenía un poco de sal y con eso a las vacas los llevo hasta cerca del pueblo, y ahí se despidió de sus animales, y gritó pidiendo ayuda a los pobladores ya casi estaba entrando el sol, toda las personas se juntaron y escucharon a lía y decidieron agarrar a ese condenado. Mientras tanto Raúl seguía durmiendo en su cocina todo borracho, al día siguiente todos niños, jóvenes, ancianos se juntaron en la plaza para ir en busca de ese condenado y poder matarlo, fueron al mismo lugar y rodearon con mucha leña y agua bendita, el corral y prendieron el fuego y el condenado murió poco a poco y el padre del pueblo hizo una oración y liberaron el alma.


Desde ese día en ese corral dio mucha papa y en el río muchos peces había y las personas siempre iban ese lugar a bañarse y a mirar el paisaje que era tan lindo, y Raúl también cambió su forma de ser y ya no tomaba y siempre estaba junto a su esposa lía.


¡Respóndeme, señora! Relatado por: Vicente Guizado Compiladora: Betsaida Quispe Andia (bisnieta) Ilustradora: Rossy Sotomayor Campos

D

ía 20 del mes de agosto, del 1940. Día en el cual fallece el ahijado de mi bisabuelo.

Todos

desconsolados

tristes

lloran

por

y la

partida de un ser querido de la familia. En el lugar de los hechos todos corren de un lado para otro, porque tienen que prepararse para realizar el velorio. Mientras tanto, mi bisabuelo llega a la casa de su ahijado llevando consigo dos arrobas de papa y maíz, para entregar a los familiares del


difunto. Se sienta en un lado junto a sus amigos y tristes empiezan a beber alcohol. Las horas pasan y de pronto empieza a oscurecer, preocupado mi bisabuelo decide pararse y se despide de los familiares. Al salir se da cuenta que todo el camino esta oscuro y que esa noche no le acompaña la luna con su luz natural. En ese momento mi bisabuelo dice lo siguiente: - ¡Ya van a ser las 12!, y tengo que caminar muy lejos hasta llegar a mi casa Por esa razón, apresura sus pasos para llegar más rápido, y de pronto llega al río y empieza a sentir temor. Levanta la cabeza y mira que una señora estaba cruzando el río. Mi bisabuelo recuerda que llevaba una caja de fósforo en su bolsillo y empieza a prender para reconocer a la señora. Mientras tanto la señora apresuraba sus pasos y le dijo fuerte y claro: - ¡Para que me sigues! - ¡No me sigas!


Al escuchar a la mujer mi bisabuelo, se interesó más en conocerla y le preguntó: - ¿Dime quién eres?, sino te seguiré - ¡Responde! - ¿Quién eres? - ¡¡Respóndeme, señora!! Mi bisabuelo repitió varias veces... Y de pronto apareció un perro blanco detrás de la señora y empezó a sacudirse. En ese instante desapareció aquella mujer. Mi bisabuelo al ver lo que pasaba sintió miedo y empezó correr hasta llegar a la casa sin darse cuenta por donde iba, al llegar a su hogar, todo asustado le empezó a contar a mi bisabuela.


Al día siguiente mi bisabuela le contó a mi mamá y a sus hermanos. Pasaron los años, ya encontrándonos en 2008, mi mamá nos contó lo sucedido a mis hermanos y a mí.


Las sombras del mal y la lechuza que nunca murió Relatado por: Consuelo Solano Olivares Compiladora: Ericka Julissa Huancas Solano (Hija) Ilustradora: Grecia Maribel Huanay Quispe

E

sta historia narra algo que me sucedió cuando era niña y que marco

mi vida y que hizo que tuviera terror por la oscuridad. Cuando mis padres decidieron quedarse a vivir en esta comunidad yo era una niña de 7 años. Solía salir al anochecer con mi tía a visitar a un pariente, quien nos contaba historias muy bonitas y otras que daban miedo.


Una noche, como era de costumbre, mientras estábamos sentadas cerca de las brasas de palo santo que hacían huir a los zancudos se escuchó un ruido extraño que se perdía entre los sonidos del viento, todos nos quedamos en silencio hasta que mi tía dijo: “siempre es ese ruido como si alguien intentara cortar los montes de aquí (arboles de algarrobo), son sonidos de machetazos y a medida que se anochece se hacen ases fuertes, eso pasa todas las noches. Otras veces se escuchan murmullos a veces pienso que es el MALO (demonio) o sombras malas que solo nos quieren atemorizar, los abuelos decían que los huacos salen asustar a medianoche en distintas formas ya sea de animal o simplemente murmullos o voces”. Ni siquiera ella había terminado de hablar y yo empecé a llorar nunca había sentido tanto miedo que solo quería irme de ahí, pero como todo estaba oscuro no tenía la fuerza para irme sola así que espere, pero jamás imagine lo que pasaría después.


Otro día después de estos hechos nos encontrábamos con mi familia en la sala cenando y decidí ir a traer agua para tomar, no me percate que por un pequeño agujero del techo se había entrado una lechuza grande, más grande de las que existen ahora y que me estaba persiguiendo por toda la casa (para mi familia la lechuza es señal de que alguien té está haciendo mal o simplemente señal de muerte). Corrí hasta donde estaban los demás y el animal no dejaba de perseguirme, mi papá justamente con mi tío lograron matarla prácticamente le destrozaron la cabeza a martillazos. Después pensé que solo fue un susto pequeño y que se había terminado y me fui a dormir tranquilamente. Sin embargo, mientras yo dormía dice mi tía que el animal volvió no sé si era el mismo, pero volvió y nadie sabe cómo llego hasta mi cuarto, pero estaba revoloteando encima mío hasta que mi tía se percató y llamo a los demás quienes volvieron a matarla, a la madrugada fueron a ver el lugar donde supuestamente habían dejado muerto los dos animales que mataron, pero no había ni rastro de ellos.


Por otro lado, yo al despertar encontré plumas de lechuza cerca de mi cama y como nadie me quería decir que paso tuve que preguntar después que me supe lo que había pasado un miedo aterrador se apodero de mí y me costó mucho en superarlo por eso cada que vuelvo a mi pueblo procuro no estar mucho tiempo en la oscuridad. Hasta ahora sigo creyendo que la lechuza nunca murió.


Chinca Chinca Relatado por: Placido Enríquez Silva Compiladora: Sunilda Bustos Flores (Sobrina) Ilustradora: Ada Alvarado Huaman

E

s un relato muy bonito y conocido. Me lo contó mi abuelo y en esa tradición se recupera el

enamoramiento de antes de como los jóvenes llegaban a

enamorarse

pues

antiguamente los padres elegían la pareja del hijo o hija, claro que era parte de la identidad.


Ahora cambió la educación por eso ya no elección de los padres como por ejemplo para formar la familia entonces todo ello es gracias a la educación, e incluso hay una hermosa canción sobre esa tradición es una canción cantada por una de las reconocidas cantantes del Perú. Había un joven pobre que se enamoró de una chica que tenía bastantes chacras animales, los padres de la chica no quisieron que se case con ese joven porque el chico era pobre pero era tanto el amor de los dos jóvenes que decidieron escaparse ambos, entonces la chica fue al cerro llevando una lliklla y el chico llevando un poncho ya estaban por escaparse pero se olvidaron alimentos para el camino. Entonces el joven decidió volver por los alimentos pero antes intercambiaron ambas prendas para escaparse, el chico regreso a la casa de la chica para llevar un poco de alimento los padres se dé la chica se dieron cuenta entonces le mandaron a matar al chico y la chica le espero muchos días en el cerro llorando buscándole y dijo:


— ¿Qué le habrá pasado? sin él me quería mucho y nos teníamos que escapar

al ver que el chico no regresaba tuvo que volver a su casa y se

enteró que le habían matado. Nota: De esa historia de amor se originó la canción chinka chinka


El encanto de toro en Yanaccocha Relatado por: Ernesto Pérez Talavera Compiladora: Karen Maribel Pérez Silva (Hija) Ilustradora: Carla Giovanna Zamudio Suarez

C

uenta

una

leyenda que en

el

lago

YANACCOCHA existe un hermoso toro negro, que un anciano de cabello rubio ha sujetado con una cadena de oro. Dicen que una vez el toro logró vencer al anciano para salir a la


superficie, pero esto tuvo como consecuencia la inundación al cercano de las rocas que están en el cerro de dicho pueblo. Los pobladores no tuvieron más opción que volver a encadenar al toro y vigilar constantemente para que no vuelva a escapar.


Una mañana sombría Relatado por: Edwin Sanchez Compilador: Edwin Sánchez Gonzales (Hijo) Ilustradora: Magari Quiroz Noriega

E

n día común a las 5 de la mañana en el malecón de

Playa Norte, ubicado en el distrito de Punta Hermosa, mi padre notó mientras trotaba que sus

dos

perros

quienes

le

seguían el paso dejaron de hacerlo. Al voltear, observa que ambos

animales

estaban

alejados de él como por 50


metros y le ladraban a alguien. Mi papá se acercó un poco y empezó a llamar a los perros por sus nombres. —¡Yacko! ¡Eros! ¡vengan! exclamó Sin embargo, ellos no hicieron caso y ladraron con mayor fuerza y desesperación. Entonces, al observar esta situación, decidió acercarse y ver qué pasaba. Mientras caminaba, vio que los perros le ladraban a una mujer de contextura delgada y vestida de blanco. Según palabras de mi padre, era tan blanca como una hoja. Tanto su vestimenta y piel. Sin embargo, no fue capaz de reconocer su rostro porque se veía muy difuminado. Todo el ambiente estaba oscuro, pero pudo notar que la mujer no tenía pies. Él manifiesta que la mujer estaba flotando, ya que no se sostenía en nada. Al ver esto, sintió mucho miedo y un gran frío recorrió su cuerpo. Ante ello, empezó a retroceder lentamente mientras luchaba con su miedo. Al sentirse lo suficientemente lejos, le dio la espalda a este ser extraño y empezó a correr lo más rápido que pudo. Él menciona que hasta el día de hoy nunca a vuelto a correr tan rápido como aquella mañana. Sus perros al ver que se alejó también salieron corriendo del lugar. Tras este


acontecimiento, cada vez que pasa por aquel lugar recuerda lo que observó esa fría mañana de invierno.


El hacendado Peñaloza Relatado por: Dacio Pongo Compilador: Elvis Pongo Claros (hijo) Ilustradora: Brighit Damazo Huerta

E

sta es una historia que mi padre me contó, trata sobre un hacendado que gobernaba en mi comunidad.

- Mi padre me dijo que el hacendado Peñaloza, llegó a este pueblo como por el año 1960 y tomo todas las tierras de los pobladores, amenazándolos de muerte, y todos los campesinos


trabajaban para el, por qué tenían miedo a que los maten. - Y así estuvo la situación, hasta que Juan Velasco Alvarado creo la reforma agraria. - Cuando eso paso, el hacendado Peñaloza, Escapó dejando todo lo que tenía. -Y al final los pobladores recuperaron sus chacras.


La niña que hizo llorar a Dios

Relatado por: Miryam Gladys Villanueva Villanueva Compiladora: Xiomara Rivera Villanueva (Hija) Ilustradora: Rosa Reyna Silva

T

odo surgió en las vacaciones de julio del 2003, mi mamá y mi abuela me

contaron

de

pequeña, es una historia muy bonita y significativa para mí. Cuando era una niña solía llorar mucho cuando mi mamá se iba a trabajar;


entonces una noche de invierno comenzó a llover mucho y no quería que mamá se vaya por lo que lloré más fuerte, es ahí donde -Mamá: ¿Sabes por qué llueve? -yo: ¨No lo sé¨ es ahí que me llevaron al jardín a mirar el cielo -abuela: "Cada vez que tú lloras diosito se pone triste, por eso llueve porque él llora contigo y no sabe cómo decirte que debes ser buena niña por eso manda la lluvia, para que puedas ver como también el sufre", en ese momento no creía mucho lo que me dijeron, por lo que no me sentí mal, pero coincidentemente cada vez que lloraba llovía por lo que la historia comenzó a cobrar sentido para mí y me sentí triste al ser la responsable que Dios llorara. Poco a poco dejé de llorar para no sentirme culpable pero cuando me portaba bien también llovía entonces mi abuela me dijo: "Dios llora cuando uno se sus hijos sufre o se porta mal, debes tener un corazón limpio y bueno para que el no sufra por ti, todos venimos al mundo con un propósito y cuando hacemos cosas que no le agradan el llora, es como tú cuando lloras cuando tu mamá se va porque te duele".


Cada vez que llovía salía a mi jardín a sentarme y mirar el cielo pedir disculpas si algo había hecho mal y pedir por favor que parara de llover... esto se volvió algo que consideré real y cuando salía el sol también hablaba al cielo para decirle que me había portado bien y me alegraba que sea un día lindo... mi abuela y mi mamá nunca desmintieron eso y a medida que fui creciendo cada que llueve salgo al jardín a mirar al cielo y preguntar qué sucede que hice mal...


¡Qué ingenuo don zorro! Relatado por: Miguel Zamudio Compiladora: Carla Zamudio Suarez (Hija) Ilustradora: María Romero Puentes

E

ste cuento se lo relataba mi bisabuela a mi abuela, ella a mi papá y él a mí y a mi hermana. Ellos decían que hace muchos años, el color

de la punta de las colas de los zorros no era como lo son actualmente. ¿Te gustaría saber la razón de este cambio radical? Te invito a leer el cuento que lleva por título: ¡Qué ingenuo don zorro! Un día de verano, el señor conejo pasaba cerca de la chacra: “Foxy”, de Don David y vio que las zanahorias estaban bien grandes. Sin pensarlo, el conejo saltó el cerco para ir en busca de esas zanahorias que se veían deliciosas, cuando de pronto se encontró con el muñeco de brea que había


colocado Don David, como trampa, para que nadie entre a su chacra a robar. ---Conejo: Ey compadre, dame permiso pa ir a comer esas ricas zanahorias. El conejo al ver

que

muñeco

el de

brea no se movía, le dio una patada y su

pata

derecha

se

quedó pegada. ---Conejo: Ah compadre, te crees gracioso, pero aún me queda mi pata izquierda. Así que pateó fuertemente con su pata izquierda y vio que esa pata también se quedó pegada. ---Conejo: Ah, te crees gracioso, pero aún me quedan mis dos manos.


Ya se había pegado sus manos y sus patas, pero el conejo no se rendía. ---Conejo: No podrás conmigo, aún me queda mi cabeza. Así que dió un cabezazo y se quedó completamente pegado en la brea. Dentro de un momento, apareció don David y vio que el conejo estaba pegado en la brea, lo sacó y muy molesto se lo llevó y lo amarró en el árbol. ---David: Te querías comer mis zanahorias, ¿no?, ahora te quedarás ahí amarrado por tres días, hasta que aprendas la lección. Para su buena suerte del conejo, por ahí pasaba el señor zorro, feliz y cantando (tan taran taran tan tan tan, tun tun tun tun). ---Conejo (con voz triste): Amigo zorro, ¿cómo estás?, te cuento que don David está molesto porque quiere que me case con su hija y como yo no quiero, me ha amarrado para que no me escape. ---Zorro: Pero amigo, su hija es muy bonita, yo quisiera casarme con ella, ¡amárrame a mí! ¡amárrame a mí! ---Conejo: Si tu me sueltas, yo puedo amarrarte, tú te hace pasar por mí, te casas con su hija y viven felices Y así hicieron, el zorro desató al conejo y el conejo amarró al zorro junto al árbol. Después de una hora, volvió Don David con un fierro caliente para


quemar al conejo y que así aprenda la lección, pero cuando llegó vio al zorro. ---David: Ah te quieres hacer el mago, así te hayas convertido en zorro, no te salvarás ---Zorro: Señor David, yo si quiero casarme con su hija, en serio, yo sí quiero casarme con su hija ---David: Ah y encima quieres casarte con mi hija, ¡toma! Don David le quemó con el fierro caliente, la cola del zorro y desde ahí todos los zorros que existen tienen el final de la cola de otro color. Pobre don zorro, por ser ingenuo se quedó con la cola chamusqueada.


El encuentro de mi bisabuelo y un alma en pena

Relatado por: Ercilia Yarasca Compilador: Jorge Luis Perez Prado (Nieto) Ilustrador: Boris Velarde Gonzales

C

uenta la historia que mi bisabuelo viajo a la ciudad de Ayacucho, al regreso de la ciudad a su comunidad se encontró y vio a una persona

echada sin poder recoger un cuchillo que estaba en el suelo y mi bisabuelo le ofreció su ayuda, cuando levanto el cuchillo y se lo quería dar el señor le dijo vamos a mi casa te daré algo de comer y tomar y mi bisabuelo bien bondadoso decidido acompañarlo. Al llegar a su casa mi bisabuelo vio que los familiares de la persona que estaba acompañando estaban llorando y de luto, mi bisabuelo toco la puerta de la casa y salió una mujer y lo invito a pasar adentro y mi bisabuelo cuando estuvo dentro vio a la persona que


estaba en la cama y que recién falleció a la hora que había llegado mi bisabuelo. De pronto mi bisabuelo lo reconoció y le dijo a la señora él ese el anciano que venía junto a mí y por qué tan rápido llego ahí, en ese momento la señora quedo con la boca abierta y le dijo tu trajiste su alma porque mi padre estuvo en pena durante dos meses y no podía morir y en hay mi bisabuelos se quedó sorprendido y ala anochecer mi bisabuelito ya estaba de venida y es cuando una voz repentina le hablo diciendo acompáñame hasta el día de mi entierro, cuando llego el día del entierro mi bisabuelo le veía a la persona ir al lado del cajón. Al parecer era el único que lo miraba porque cuando les decía a las demás personas, las personas le decían solo tú lo veras porque nosotros no miramos a nadie ir junto al cajón, cuando el cajón estaba dentro del hueco salió una paloma blanca y se dirigió al cielo, esa paloma vio volar solo la hija del señor y mi bisabuelo, la señora se acercó y le dijo mi padre quiso que te llevaras este cuchillo y mi bisabuelo todo agradecido vino y una voz


le susurro al oído diciendo cada vez que necesites ayuda no dudes en llamarme por mi nombre y yo vendré por la ayuda , mi abuelo le agradeció al anciano y de repente la misma voz le dijo no te fijes de las personas buenas por que las personas buenas aparentan ser buenas por ocultar su maldad y procura cuidarte de ellos por ellos guardan rencor por las cosas que haces.


Las almas viven

Relatado por: Gregoria Saccatoma Compiladora: Banesa Gonzales Yarcuri (nieta) Ilustradora: Lizbeth Delgado Eslachin

M

i queridísima abuela nos contó un cuento

a mi hermana y a mí, cuando jugábamos

y

oscureciendo,

estaba bueno

ya ella

siempre nos cuenta cuentos, leyendas y entre otros, pero esta vez fue algo de miedo y nos empezó a contar; un joven volvía muy tarde a su casa casi por


anochecer, cuando llegó a un rio se encontró a su paso con una mujer que lloraba desconsoladamente, cuando este pregunto ella respondió: —No puedo cruzar el rio, ¡por favor me podría hacer cruzar al frente! Entonces el joven no se negó a ayudarlo para ayudarlo y le dijo: —Está bien señora te hare cruzar, échate a mis espaldas, te cargaré. Entonces el joven quiso cargarlo a la señora a sus espaldas de la manera como siempre se cargan las personas comunes pero la señora se negó: —Joven no puede de esa forma, si me carga de esa forma yo te podría aplastar y quizás hasta te puedo aplastar hasta morir, cárgame de espalda a espalda: Entonces el joven se lo cargo de espalda a espalda y le hizo cruzar el río, cuando el joven llego al otro lado del rio le bajo, ella dijo estas palabras antes de marcharse: -—Yo ya no soy una persona viva, yo soy un alma buena, nosotros las almas buenas no podemos cruzar el rio de manera fácil, por eso lloramos al borde del rio yendo de aquí a allá intentando por donde cruzar, gracias a ti joven pude atravesar el rio, ahora vete rápido siempre detrás de las almas


buenas vienen las almas malas, vete por encima del camino, si vas por debajo del camino el alma maligno te comerá. Dicho esto, se fue la mujer, entonces el joven se fue como un loco al escuchar estas palabras, ya lejos miro hacia atrás y se dio la sorpresa de ver que a su atrás venía un burro muy peludo botando de entre su boca un ardiente fuego, tuvo la oportunidad de subir un peldaño arriba del camino, y vio acercarse al burro con la boca en fuego y cuando pasaba la llama se caía. Entonces mi abuelita nos dijo a mi hermana y a mí que el joven se salvó a pelos, si no se encontraba con la mujer habría sido comido por el mal alma y ella nos dijo por esas razones no deberíamos de estar fuera de casa hasta anochecer porque quizás podrían sucedernos la misma situación; entonces nos dimos mucho miedo con mi hermana y recuerdo que desde ese momento ya no volvimos a jugar afuera de la casa hasta anochecer.


Un ángel en busca de amor Relatado por: Santiago Huanay Compiladora: Grecia Huanay Quispe (hija) Ilustradora: Banessa Gonzalez Yarcuri

E

stá hecho ocurrió en el distrito de Daniel Hernández, provincia de Pampas Tayacaja, región de Huancavelica.

Hace mucho tiempo atrás sucedió algo bastante impactante en mi pequeña comunidad llamada Rundo, mi padre me lo contó a mis hermanos y a mí. Cuando todavía el lugar era bastante poblado, una tarde, casi al oscurecer se paseaba por las calles un anciano con trajes muy viejos, él apenas se sostenía, el viento rozaba muy fuerte su cuerpo y golpeaba su rostro, de pronto los niños que jugaban en medio de aquella amplia avenida por órdenes de sus madres se alejaron y se fueron a sus casas, no obstante, el anciano empezó a pedir un vaso con agua, comida y alojamiento. Sin éxito alguno caminaba bastante triste, tocaba puerta tras puerta y todos le


negaban lo poco que tenían, el anciano muy decepcionado por la actitud nefasta de la gente. Ya cansado se animó a tocar una última puerta, se trataba de una pequeña casa, muy humilde la cual era propiedad única de una pareja y sus cinco hijos. Ellos al ver al anciano con tanta necesidad le dieron comida y abrigos. Al

día

siguiente

el

anciano

bastante

agradecido les dijo: - De entre toda esta gente, ustedes fueron los únicos que se apiadaron de mí y me extendieron la mano sin importar la apariencia de vagabundo que tenía, desde hoy se multiplicará todo lo que tienen y la necesidad llegará a su fin y serán muy felices. El hombre muy agradecido y asombrado le respondió: - Siempre le extenderemos la mano a quien más lo necesite. Acto seguido el anciano se marchó lentamente hasta desaparecer en medio de los arbustos.


Cuentan que en verdad la familia fue muy bendecida generación tras generación, hoy se cree que fue un ángel en representación del ser divino.


Sombras de medianoche Relatado por: Ely Condori Quispe Compiladora: Luz Ticona (hija) Ilustrador: Boris Velarde Gonzales

E

n Ticaco, un pueblo de la provincia de

Tarata del departamento de Tacna ocurrió un hecho extraño. Un

día,

mi

abuelo

se

accidentó y tuvieron que trasladarlo desde el pueblo a un hospital de la ciudad. Mi abuela les hizo compañía junto a sus hijos


que en ese entonces eran pequeños, pero como tenían que ver las chacras, ella no podía quedarse a cuidarlo. Ante esto, decidió regresar con una de sus hijas mayores para terminar los trabajos que tenían. Una de las actividades era tomiar el agua en la contra, un lugar donde se parten el agua para diferentes terrenos, este se encuentra ubicado en un cerro llamado "Paramarca", frente al pueblo. El turno que correspondía era en la noche, pero decidieron emprender camino cuando aún había sol; así que alistaron sus abrigos y juntas fueron caminando. A las 10:00 pm llegaron y no había nadie, así que esperaron pacientemente al regador y a otras personas que también debían regar. Estando todos juntos, iniciaron a las 11:00 pm, y mientras pasaban los turnos, empezaron a conversar; pero de pronto, cuando el reloj marcó la medianoche, vieron que se encendieron unas luces de faroles en el cementerio que estaba cerca del pueblo. Los presentes se asustaron, a esas horas no era posible que hubiera tanta gente en el cementerio. Pero la curiosidad les hizo seguir viendo lo que pasaba.


—Mamá pellízcame- dijo mi madre- creo que estoy soñando, ¡Pellízcame! Mi abuela lo hizo caso aún impactada. —Si es un sueño no tendré verde el brazo, pero si fue real, entonces esto de verdad sucedió. Todos vieron como las luces estaban acompañadas de sombras que avanzaban hacia la plaza del pueblo; un lugar frente a la iglesia, donde se despedía a los muertos. También, lograron escuchar murmullos parecidos a los que lograban una gran multitud de personas. El tiempo paso y a las 12:45 am. las luces regresaron por el mismo camino hasta el cementerio, y a la 1:00 a.m. así como se encendieron las luces, se apagaron de un solo golpe y todo sonido cesó. Mi abuela y mi madre aún asustadas y sin creer lo que vivieron decidieron regresar al pueblo a las 4:00 am porque estaría más claro el cielo. Sin embargo, cuando pasaron por debajo del cementerio, una piedra pequeña cayó delante de ellas y mi abuela por el susto se resbalo.


Mi madre le ayudó a levantarse para que continúen su camino; diciendo para animarla: —Mamá no tengas miedo, ya estamos llegando a casaEntre las dos se agarraron de las manos y llegaron con la piel de gallina repitiendo la palabra Jesús, la cual consideran que al pronunciarla aleja los malos espíritus. Mi madre llegó a casa con la idea de que fue un sueño, pero al ver su brazo, noto que lo tenía verde.


“Carnaval te va a llevar” Relatado por: Evangelina Chacón Compiladora: Maritza Huayhua Velasco (nieta) Ilustradora: Ericka Julissa Huancas Solano

M

i abuelita me contaba que en el mes de febrero

acostumbran festejar las fiestas carnavalescas, me cuenta que los comuneros en esa época siempre caminan con sus ropas típicas y con sus cantos, los comuneros

tenían

muchas

canciones, ellos lo cantaban lo que sonaba más rítmica se escuchaba bien hermoso.


En el mes de febrero comenzaba con la semana de compadres y la segunda semana era comadres acostumbraban caminar de noche en conjunto con sus instrumentos como pinkuyllo, waraqa, bandolina decía mi Abuelita que más antes que comience la fiesta de carnavales no se debía pensar o imaginarse porque si pensaba mucho se aparecía, más que todo en las noches, no se debía hacer eso, si pensaba me aparecía o también podía escuchar igual como lo realizan esas fiestas como cantos y silbidos, a si entonces podría pensar que es real quisieras acompañarlos por eso ella siempre decía. —No camines de noche porque te va llevar carnaval” Yo en ese entonces me ponía a llorar y mi abuelita me dec+ia: —¡Estas advertida! —No caminare de noche ahí ¡nunca más lo haré! Me ponía muy mal, pensar que podía pasar eso conmigo.


También cuenta mi abuela que más antes cuentan que si había personas que habían desaparecido esas épocas, los comuneros decían que carnaval se los había llevado. Y era muy real esas historias, por eso es que cuando mía abuelita me conto me asusté mucho y pues desde ese momento no quería caminar de noche y menos en esos tiempos es algo increíble y también espantoso daba miedo mucho miedo.


El zorro que trae los granos

Relatado por: Juan Sotomayor Compiladora: Rossy Sotomayor Campos (Hija) Ilustrador: Elvis Darwin Pongo Claros

R

ecuerdo que cuando tenía 10 años mi papá me contó

esta hermosa leyenda sobre cómo es que llegaron los alimentos a la comunidad de Jatunhuasi. Un día el zorro escucho que en el cielo iba a ver una gran fiesta, entonces se puso a pensar cómo llegaría al cielo si no puede volar.


De pronto vio al cóndor parado en la punta del cerro, el zorro fue corriendo y le pregunto tú vas a ir a la fiesta en el cielo y el cóndor respondió claro que iré porque habrá mucha comida, el zorro le dijo yo también desearía ir, pero como no puedo volar tú me podrías llevas en tus alas el cóndor sin dudarlo dijo que sí. Al día siguiente el zorro fue con el cóndor para que puedan ir a la fiesta llegaron a la fiesta el zorro se sorprendió viendo la cantidad y los tipos de comida que había, el zorro comió hasta donde mas no pudo frijoles, maíz, trigo y Cebada en eso se hizo de noche el cóndor le dijo al zorro ya vámonos pero él no quiso y seguía comiendo de tanto comer se quedó dormido hasta el día siguiente. Cuando se despertó no había nada y empezó a trenzar una soga con paja para que pueda bajar a la tierra cuando ya estaba bajando al medio pasaba unos loros y el zorro empezó a insultarlos diciéndoles que eran feos, los loros respondieron que si seguía insultando lo cortaría la soga el zorro seguía insultándolos y de pronto un loro se acercó y corto la soga cuando el zorro estaba cayendo gritaba ayúdenme pongan algo suave para caer


pero nadie lo obedeció y cayó en una piedra y murió como había comido muchas semillas reventó su pansa y al pasar los días empezó a salir las semillas, así es como llego los fréjoles, cebada, maíz, trigo a la comunidad.


“La coluncha" Relatado por: Pablo Reyna Mendoza Compiladora: Rosa Emiliana Reyna Silva (Hija) Ilustradora: Betsaida Quispe Andia

E

n

el

departamento

de

Amazonas, provincia de

Luya,

distrito

de

Ocumal,

encuentro un pueblito

se

llamada

Collonce, es un lugar hermoso lleno de árboles, con un cielo azul, viven muchas familias, dentro de ellas está la familia Reyna Silva. Este lugar tiene varias leyendas. En esta ocasión les contare la siguiente:


Una noche mi papá me contó que hace años atrás, cuando él tenía aproximadamente la edad 15 años, solía acompañar a mi abuelito a mudar los ganados, a ver las chacras. Pero un día les paso algo extraño, cuenta que era: Un hermoso día soleado que emprendieron su camino a hacia la montaña, iban a curar los ganados. Ellos iban disfrutando del viaje, cuando de pronto vieron un ave grande, esta ave se llama “coluncha” que cazaban los pobladores para su alimento, mi abuelito y mi papá querían cazarlo. —Mi papá le dice a mi abuelito: Papá viste la coluncha que podemos hacer para atraparlo. —Abuelito: Si hijo no hay que hacer ruido para tirarle una piedra y cazarlo. Cuando estaban por tirar la piedra la coluncha comienza a caminar y se dan cuenta que estaba coja, no tenía una patita, mi papá sin darse cuenta choca con un árbol y hace ruido, entonces el ave comenzó a caminar cojeando, ellos lo seguían. Después, de caminar aproximadamente 25 minutos, mi abuelito, se detiene y mira a su alrededor y se da cuenta que


están lejos del lugar a donde iban, y que se estaban dirigiendo a una cueva, mientras mi papá estaba siguiendo al ave, mi abuelito le llama y le dice: —Abuelito: Hijo detente no sigas caminando, deja de perseguir a la coluncha. Sin embargo, él no hizo caso, era como si no escuchaba nada. Entonces, mi abuelito sacó su machete y comenzó a hacerle sonar en una piedra, y además recordó que mi abuelita le había puesto en la alforja ajos, lo cogió y lo pico para que salga el olor de ajos. Y no se imaginan lo que paso, pues mi papá se detuvo, y el ave desapareció por unos arbustos riéndose a carcajadas, mi abuelo corrió hacia mi papá y lo paso todo el cuerpo con el ajo, mi papá reaccionó y le preguntó asustado: —¿Que me pasó? no recuerdo nada Entonces, mi abuelito le dijo: —Hijo a la que estabas persiguiendo no era un ave, sino que era una duenda que se había convertido, por eso caminaba coja, y la duenda te estaba encantando para llevarte a su cueva. Mi papá estaba asombrado y muy asustado. Mi abuelito, le dijo que mejor regresaran a la casa y que otro día irían a curar los ganados. En su regreso a casa, mi papá le preguntó, cómo hizo que desaparezca la duenda. Él le


contó, que su papá, es decir mi bisabuelo, le había enseñado que el sonido del machete y el olor de ajos los asusta a los duendes y hace que desaparecen. También, le dijo que las duendas se convierten en diferentes animales, pero siempre caminan cojas, además que las personas que logra llevar a su cueva bien las encuentran muertas o si no locas. Mi abuelito le recordó a mi papá que cada vez que va al campo, lleve ajos y que se frote con él.


Unos invitados inesperados Relatado por: Paquita Díaz Compiladora: Patricia Córdova (Hija) Ilustradora: Shania Córdova Arce

T

odos saben que la selva peruana guarda muchos misterios en torno a las criaturas míticas que ahí habitan.

Recuerdo que mi madre me contó este relato cuando era niña: En un pueblo llamado Tacshitea, ubicado en la ribera del río Ucayali, se organizó una fiesta. Ese día había luna llena. Avanzada la noche, los asistentes bailaban y tomaban en exceso. De pronto, apareció un grupo hombres y mujeres con cabellos dorados, piel tersa y una belleza inusual. La gente pensó que eran turistas y les dieron la bienvenida. En la celebración algunos de los visitantes mandaron a alguien a comprar más cajas de cervezas. De sus bolsillos sacaban billetes de hasta cien soles.


Los pobladores estaban encantados con ellos. Alguien dijo asombrado: – ¡Estos gringos tienen plata! Una señora ofreció comida a los presentes: –

Sírvanse

pescadito

con

plátano. – Gracias, pero solo queremos pescado.

Dijo uno de los

turistas. – Así es, ¡tráigannos todo el pescado que tengan! Exclamó otro. Algunos jóvenes y jovencitas coquetearon con ellos. Y juntos salieron de la fiesta con rumbo desconocido. Al amanecer, los asistentes a la fiesta se llevaron una desagradable sorpresa, ¡El dinero recibido de los misteriosos invitados solo eran escamas de paiche!


Alguien dio el aviso que se encontraron los cuerpos ahogados de algunos jóvenes. Eran los mismos que se habían ido en la madrugada con los misteriosos invitados. Todo apuntaba a una sola cosa: la visita de los bufeos colorados, quienes suelen adoptar forma humana en noches de luna llena para visitar a las personas, pasar tiempo con ellas y llevárselas a las profundidades del río.


Rastros mágicos de un niño

Relatado por: Jesús Delgado Compiladora: Lizbeth Delgado Eslachin (hija) Ilustradora: Brighit Damazo Huerta

L

a leyenda que a continuación les contaré es uno de mis favoritos que

mi papá me lo contó cuando visitamos al distrito de Turpo de la provincia de Andahuaylas hace 5 años atrás. Hace muchos años atrás, por Haragán Rumi, antiguo lugar del poblado de Anta, ubicado exactamente por el distrito de Turpo, provincia de Andahuaylas, departamento de Apurímac, había un niño que acostumbraba a pastorear


sus animales cerca a unas rocas enormes. Hasta que de pronto se le apareció a este pastorcito un hermoso niño, vestido de blanco, de cabellos color castaño claro y cuando se conocieron lo invitó a jugar con “daños o también conocido como canicas”. Desde esa vez, el pastorcito muy feliz jugaba todos los días junto a ese niño, pastoreando los animales y saltando entre las rocas. Una tarde, cuando ya estaba ocultándose el sol, desapareció la oveja del pastorcito, mientras ellos se divertían jugando con las canicas. El pastorcito estaba de miedo, temía que los zorros se devoraran, por lo que comenzó a llorar. El niño de vestidura extraña le dijo: — No te preocupes, yo te voy a ayudar a que aparezca y para ello deberías de traerme barro de ese puquial que está aquí abajo. Entonces, el pastorcito respondió entre lágrimas: — Está bien, iré inmediatamente; y se fue corriendo a traer el lodo que le pidió. Con el pedazo de barro, el niño vestido de blanco le dio forma a una oveja, luego le dio un soplo y oh sorpresa, apareció la oveja entre los arbustos.


Entonces, el pastorcito muy contento regresó a su casa, pero no les contó nada a sus padres porque era un secreto entre ellos. Pasaban los días y siempre se reencontraban para jugar. Cada día su retorno del pastorcito a su casa era muy tarde, por lo que un día preocupados sus padres fueron a buscarlo. A lo lejos vieron a su hijo jugando con otro niño, pero cuando llegaron al lugar solo encontraron al pastorcito a lado de sus animales. El niño que jugaba todos los días con el pastorcito desapareció al verlos, pero al huir dejó las huellas de sus pies en las enormes rocas donde solían jugar, rastros que existen hasta la actualidad en el distrito de Turpo. Comentan que el niño que jugaba con el pastorcito era el niño Jesús, al enterarse los pobladores lo divino que era, lo llevaron hacia la capital del distrito de Turpo. Mientras lo trasladaban, el niño se convirtió en paloma blanca y regresó al lugar donde había dejado las huellas. A causa de ello construyeron una Capilla cerca del lugar, hoy en día es llamado “Iglesia del niño Jesús de Turpo”. Él es milagroso, así lo manifiestan y cuenta con muchos devotos. Actualmente se ha construido un moderno Santuario con el esfuerzo de la población y de los creyentes.


El pozo verde que no brilla

Relatado por: Guzmán Puentes de la Cruz Compiladora: María Romero Puentes (Nieta) Ilustradora: Luz Ticona Condori

e

n la Pescadera, ciudad de Chiclayo, departamento de Lambayeque vivía mi abuelito Guzmán y su amigo Guisho.

Mi abuelito me contó una história de cuando él era niño. Él y su amigo un día se fueron como de costumbre a la chacra a recoger frutas de los árboles, dar de comer a los animalitos y de paso se iba a bañar al río, pero al lado de este se encontraba un pozo de agua verde, el cual decían que estaba encantando y se llevaba a las personas que entraban.


— Guisho: Hay que meternos al pozo verde, ¡vamos! — Guzmán: Tengo mucho miedo, no me meteré ahí —

Guisho:

"miedoso"

"cobarde" —

Guzmán:

¿No

haz

escuchado todo lo que dicen del

pozo

verde?

Si

nos

metemos nos va llevar — Guisho: No pasa nada, solo lo dicen por asustarnos. He escuchado que es muy profundo, seguro no te quieres meter porque no sabes nadar. — Guzmán: Mi mamá dijo que no lo haga, no iré — Guiso: Bueno, tú decides! Yo me voy a nadar, gallina

Al paso del tiempo mi abuelito se fue a recoger agua a otra parte del río y cuando volvió a buscar a su amigo al pozo, él ya no estaba ahí pero sus pertenencias seguían cerca. Por lo que mi abuelito se metió a buscarlo, pero no lo logró encontrar y cuando quiso salir, no podía hacerlo. Entonces


cuando ya se estaba dando por vencido, sintió que "algo o alguien" lo jalaba hacia afuera y se percató que era un anciano, el cual le decía: obedezcan cuando alguien les dice que no hagas eso, espero hayas aprendido la lección. Entonces mi abuelito se fue corriendo a casa, y minutos antes de llegar, encontró a un toro negro que quería tumbar la tranca que daba pase a su casa, él se asustó y atinó a tirarse al arbusto. Una de sus tías salió con un palo a enfrentarse al toro, y todos dijeron que era un castigo del pozo verde.


Puquio Calachaka Y El Campesino Relatado por: Fernandina Alccaccahua García Compilador: Delicia Ttira Alccaccahua (Hija) Ilustradora: Banesa Gonzales Yarcuri

c

uentan

del

puquio Calachaka, que se encuentra en mi comunidad

Manturca, Distrito Coparaque, que el puquio se encuentra cerca de una casa que vivía un campesino pobre con, pocos animales que vivía cerca

de un puquio calachaka. Cuentan que el campesino, salía a pastear sus pocos animales lejos de su casa cuentan, que un día llego a su choza y encontró bien limpios y ordenado la comida cocinada. El campesino tenía una hermana que vivía el pueblo y peso era su hermana. llamo y no le contestaron nadie ni dentro de la choza ni afuera. Y quedo sorprendido y desde ese día.


El campesino encontró su choza siempre aseada y comidas preparadas. Entonces decidió saber quién era y se escondió, Detrás de su choza y vio salir del puquio una jovencita muy linda, tenía el cabello húmedo y trenzada. No era persona conocido ni el vestido propio del lugar. La muchacha se dirigió a su choza y puso limpiar la choza y también a preparar la comida del pastor. Entonces salió el pasto de su escondite, y poco a poco se acercó a la muchachita, le pregunto cómo se llama, y lo respondió me llamo Warmapuquio, dijo, y el pastor vuelve a preguntar, quisieras vivir conmigo. y la Warma puquio lo respondió, si quiero vivir con digo por siempre este solito. Y se quedó a vivir con el pastor. Desde ese día cuando que vivió con la Warma-puquio el ganado empezó a prosperar, hasta las hembras más viejas parían. Los pastos crecían rápidamente, desde que con Warma puquio vivió el pastor, no faltaba la comida en su casa.


Cuentan que el pastor desde ese momento se enriquezco, salió a vender sus animales al pueblo, pero cada vez que iba se demoraba más y más, Warma puquio esperaba muy enojada. Una tarde Warma puquio espero muy enojada, también el

pastor llego

muy enojado, y se descargó al Warma puquio lo grito, y lo dio una cachetada en su cara al Warma puquio. se sintió muy triste y se fue por el mismo camino por donde había venido. Al llegar al borde del manantial dio un fuerte silbido y ante la sorpresa del pastor todo su animal la siguieron y se perdieron con ella en las aguas. Y desde ese momento el pastor quedo otra vez solo y pobre.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.