Concierto Sinfónico 1

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viernes 30 septiembre 2011 Auditorio Manuel de Falla, 20.30 horas

CONCIERTO SINFÓNICO 1 I

Wolfgang Amadé MOZART (1756–1791) La clemenza di Tito, obertura, K 621

(5’)

Allegro

Ludwig van BEETHOVEN (1770–1827) Concierto núm. 4 para piano y orquesta en Sol mayor, op. 58 (34’) Allegro moderato Andante con moto Rondo. Vivace

II

Wolfgang Amadé MOZART Sinfonía núm. 41 en Do mayor, “Júpiter”, K 551 Allegro vivace Andante cantabile Menuetto. Allegretto Molto allegro

Vestard Shimkus piano MANUEL HERNÁNDEZ SILVA

Con la colaboración de

director

(31’)


Alegoría de Leopoldo II recibiendo la corona del Imperio. La clemenza di Tito fue estrenada con motivo de la coronación del Emperador austríaco como Rey de Bohemia.


viena, en el fondo

La última de las sinfonías de Mozart, la núm. 41 (llamada Júpiter) no llegó a ser oída en vida del compositor, como tampoco la núm. 39, ambas parte del grupo de tres que compuso en solo dos meses de 1788, tiempo de crisis personal. Curiosamente, la tercera de ellas, la núm. 40 en Sol menor, fue estrenada en Viena meses antes de la muerte de Mozart —según se desprende de testimonios que ofrecen credibilidad— en un ciclo que dirigía Antonio Salieri, e interpretada por una orquesta de casi 180 músicos. ¿Qué dirían los actuales promotores de las versiones de muy pequeña orquesta? ¿Podríamos aventurar que en el fondo Salieri no comprendía la verdadera esencia de la música mozartiana? Lo cierto es que la etapa a la que pertenecen las obras que componen el programa de hoy —que tiene una particular unidad temporal y espacial (La Júpiter es de 1788, La clemenza di Tito de 1791, y el Concierto núm. 4 de Beethoven de 1806)— nos mete de lleno en una transición de situaciones políticas, económicas y sociales, a las que el arte no es ajeno, y menos aún estas personalidades musicales que tanto dependían de voluntades reales y nobiliarias. No hay que olvidar, entre los acontecimientos de estos años, la invasión francesa de Napoleón y el episodio beethoveniano del cambio de la dedicatoria de su Sinfonía Eroica. Por un lado es un momento en que Beethoven tenía in mente la música de Mozart. Había acudido a él años atrás y el maestro se mostró asombrado por su capacidad, pero la muerte temprana de éste impidió un nuevo encuentro. Por ello Beethoven cuando viaja a Viena en busca del maestro Haydn en realidad pretende, al parecer, reencontrarse con la herencia mozartiana.


Todo esto en uno de los momentos más brillantes de la música que Viena dio al mundo: los años que van aproximadamente de 1780 —cuando Mozart se instala definitivamente en esta ciudad, y también lo hace el libretista Da Ponte—, y finales de la década de 1820 con las últimas grandes obras de Schubert, que muere en 1828. En estos años Antonio Salieri será el maestro buscado por los grandes como Beethoven (o Schubert, cuyo talento es el primero en reconocer). Pero los grandes prototipos de este tiempo serán Haydn, Mozart y Beethoven, y si hay un rasgo personal que puede reconocerse en común entre los dos últimos, es el de la transgresión, el ansia de libertad en el mundo en cambios que les tocó vivir, quizá lo que más les diferencia del maestro de ambos, el gran Joseph Haydn. En aquellos años en que Viena ofrece al mundo uno de los mejores momentos artísticos y musicales de la historia, la sociedad europea empieza a cambiar su fisonomía, en particular los países centrales, aunque España participa también de ello con una burguesía ilustrada que da lugar a hablar de parámetros comparativos entre Beethoven y Goya en relación a la idea de libertad. La Revolución en Francia, el pensamiento ilustrado, ponen en el aire ideas de libertad; nueva economía, formas de intercambio y producción salen al mercado; el hombre ya no depende exclusivamente de la voluntad de un noble, el mundo abre sus puertas. El arte deja de ser un objeto de consumo privilegiado reducido a señores y medios cortesanos políticos y eclesiásticos para alcanzar un público más amplio a través de la industria y el comercio. Las editoriales de música tratan ya de igual a igual con el artista, al que facilitan su vida. Los fabricantes de pianos desarrollan el instrumento que simbolizará la nueva sociedad industrial, dejando atrás al clavecín artesanal. La ópera sale de los teatros principescos y palaciegos para instalarse reinando en las ciudades despertando el fervor de los públicos burgueses y los ecos a la moda en otros sectores sociales. A partir de Mozart y Beethoven se comienza además a tener una verdadera conciencia del pasado musical, y se recupera el conocimiento de Bach. No es casual el tema con tratamiento fugado que aparece en el último movimiento de la sinfonía


Júpiter. Se generan así ingredientes que marcan aún hoy nuestra vida cotidiana musical. Los géneros instrumentales tienen un gran desarrollo en la tradición señalada por Mozart y por Haydn, pero ya la concepción de esta música cambia en Beethoven. Un dato: Mozart, que murió a los 35 años —en 1791— dejó 41 sinfonías y Haydn —que vivió entre 1732 y 1809— sobrepasó el centenar, pero es significativo el hecho de que Beethoven no da a conocer al público su primera sinfonía hasta los 30 años de edad, y compone sólo nueve. Pero los grandes cambios, los sustanciales, se dieron en la relación del hombre con la obra de arte, y en particular la del artista con su obra en cuanto campo de expresión de sus sentimientos personales. El amor, las pasiones, los sentimientos patrióticos, la poesía..., todo ello forma parte de la vida musical. Es entonces cuando se genera para la posteridad, que ha mantenido este estereotipo casi hasta nuestros días, la imagen del artista romántico, contestatario, intolerante, no comprendido inmediatamente por sus contemporáneos, dueño de la originalidad. Y esto se manifiesta con claridad en el Concierto núm. 4 de Beethoven, con su comienzo pianístico a solo que desconcertó al público en su momento, ya que hasta entonces era la orquesta quien formulaba la idea inicial, y crea una tensión que no se resuelve hasta después del pasaje orquestal con su reaparición. El diálogo entre solista y orquesta es de igual a igual, y es el primero el que sostiene parte de la tensión con una escritura ya muy avanzada y que trasciende el virtuosismo en sí, para profundizar en expresión más que en mero artificio técnico. No es para menos, en 1802 Beethoven había estado en Heiligenstadt sumido en una fuerte depresión, momento en que escribió el famoso testamento en el que su energía vital parecía desplomarse. La sordera, que se hacía muy presente por momentos, le imponía un alejamiento social, una ruptura del diálogo, esa amable “conversación entre personas cultas” al decir de Goethe, y también vital, al alejarle de la mítica naturaleza, de las flautas pastoriles, del murmullo de los arroyos. De junio de 1804 son los primeros apuntes de la sonata Appasionata. Entre 1805–1806 compone el Concierto núm. 4, que ha de estrenar él mismo al piano. La idea de libertad está presente con fuerza indudable en este caso, precisamente en un momento en que el artista necesita


Una página del manuscrito del segundo movimiento de la Sinfonía Júpiter.


reforzar su personalidad con un ejercicio de seguridad en sí mismo. Ya no depende exclusivamente de la voluntad de un señor, ahora debe sobrevivir en diferentes ámbitos, incluso entre quienes antes eran sus amos indiscutidos, y que también le necesitan tal como es, contestatario, independiente —en todo lo que permite la apariencia—, porque la verdadera demostración del poder se ejerce en función de la dinámica de los tiempos, y este poder basado en el rango social, en la capacidad económica, pero ya no en una concesión divina e inmutable, debe también nutrirse de sus opuestos, en cuanto que signos de distinción. Y también Mozart representó en sus últimos años —en su medida— esa vena pujante que comienza a rebelarse contra las formas establecidas. Aunque —ya conocemos la particular importancia que Mozart daba a sus formulaciones tonales—, después de su antecesora, la núm. 40 en Sol menor, escribir la última sinfonía en Do mayor significa una disposición ante el futuro: nada de elementos sombríos o introversión; la Júpiter planta cara con una visión triunfal y optimista, que no encaja con lo que sabemos de las angustias económicas del autor en ese momento. Son contrastes que sorprenden dado que ambas sinfonías fueron escritas con intervalo de pocos días. La Sinfonía núm. 41 en todo caso es de un gran virtuosismo formal, en el ejercicio del contrapunto, y con un final en el que conjuga magistralmente los diferentes temas usados. Ya subrayando el final de sus días, escribió para las fiestas en Praga de coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia, de su última ópera, La clemenza di Tito, un encargo que recayó en él habiendo pasado previamente por Salieri y con Haydn triunfando en Londres. La premura de estos trabajos, debido a lo tardío de los encargos y a las fechas establecidas para los festejos, determinaron que la Obertura, que hoy se escucha, fuese escrita directamente en Praga con una música de gran factura que distingue a esta ópera, poco apreciada posteriormente, pero de gran calado. El viaje de Mozart a Praga, ciudad que le había acercado al éxito, fue reflejado por la literatura posterior con la poesía del romanticismo.

JORGE DE PERSIA


Vestard Shimkus Ganador del Concurso María Canals, 2009

Vestard Shimkus es un ¡FENÓMENO! Tiene una personalidad, confianza y una brillantez técnica propias. Algunos pueden hablar del fin de la música clásica pero cuando escuchas la interpretación de Shimkus, puedes estar seguro de que el género clásico goza de excelente salud. Paavo Järvi, director musical

Además de publicar sus propias obras, Vestard Shimkus es un SUPER pianista que da a la música todo lo que un compositor podría pedirle. American Record Guide, noviembre 2010

Nace en Letonia en 1984. El reconocimiento internacional le llega tras debutar con la Orquesta Filarmónica de la BBC, Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Birmingham, Orquesta Nacional de Francia, Orquesta Filarmónica Checa, Kremerata Baltica, Orquesta Sinfónica NDR de Hamburgo, orquestas sinfónicas de Barcelona, Bilbao y Tenerife, Cuarteto Borodin, Cuarteto Vertavo, Cuarteto Euphonia de Kremerata Baltica, etc., en salas de conciertos como la Konzerthaus (Viena), Konzerthaus (Berlín), Philharmonie Essen, Tokyo Opera City, Salle Messiaen (París), Berwald hall y Konserthuset (Estocolmo), Moscow Conservatory, Prague Rudolfinum, Palau de la Música (Barcelona), Sala Verdi (Milán), Kolarac Hall (Belgrado), Oriental Art Centre (Shanghai), Auditorio de Bilbao, Auditorio de Tenerife y la Amsterdam Concertgebow, entre otras. Ha ganado el primer premio de diversos concursos internacionales de piano incluyendo el 55º Concurso Internacional de Piano María Canals de Barcelona (España, 2009) y el 5º Concurso Internacional de Piano de Bad Kissingen Klavier Olympiade (Alemania, 2007). Vestard Shimkus empezó a estudiar piano a los cinco años en la Escuela - Da-rzin‚ š de Riga y posteriormente amplió su formación de Música Emils con Dmitri Bashkirov y Claudio Martinez Mehner en la Escuela Superior de Musica Reina Sofía (Madrid), con Daniel Pollack en la Universidad de California del Sur (Los Angeles), Vadim Suchanov en el Richard Strauss Konservatorium (Munich); además estudió composición con Peteris Vasks. Ha participado en clases magistrales de piano junto a Boris Berman, Lazar Berman, Alexander Satz, Emanuel Krasowsky, Peter Frankl, Joan Havil, Alexander Sandler e Igor Zhukov.


Shimkus ha trabajado junto a directores del prestigio de Lawrence Foster, Andris Nelsons, Vassily Sinaisky, Karel Mark Chichon, Teodor Currentzis, Anu Tali, Eri Klas, Jonathan Darlington, Olari Elts, Salvador Brotons, Víctor Pablo Pérez y Woldemar Nelsson. Ha sido invitado a tocar en el Kissinger Sommer Festival, Alemania (2008), Bergen Festival, Noruega (2006), Gidon Kremer Festival en Lockenhaus, Austria (2005), Usedom Festival, Alemania (2010), Kremerata Baltica Festival en Sigulda, Letonia (2004, 2005), Usedom Festival, Alemania (2010), Stavanger International Chamber Music Festival, Noruega (2004, 2009) y el Al Bustan Festival en Beirut, Lebanon (2005, 2007). Vestard Shimkus ha sido becado por la Fundación “New Names of the Planet”, galardonado con el “White Star” de la Orden de Estonia, los Annual Latvian Music Records Award 2010 (el equivalente letón de los Grammy) y —dos veces— con el Gran Premio de la Música de Letonia (2002 y 2009). Algunas de sus composiciones han sido publicadas por SCHOTT Music & Media. Ha publicado cuatro álbums en CD y estrenó su propio Concierto para piano y orquesta de cuerdas, en julio de 2008. Shimkus también es intérprete de jazz y ha ofrecido numerosos conciertos como solista que consisten únicamente en improvisaciones espontáneas de piano.


Manuel Hernández Silva Manuel Hernández Silva (Caracas 1962) es, desde la temporada 2005/06, Director Titular y Artístico de la Orquesta de Córdoba (España). Cursó sus estudios de dirección de orquesta en la cátedra del profesor Reinhard Schwarz y Georg Mark en el Conservatorio Superior de Viena, culminándolos en el año de 1989 con Matrícula de Honor. Ese mismo año gana el primer premio del Concurso Forum Jüngerkünstlern de la Orquesta de Cámara de Viena, dirigiendo esta última en la Konzerthaus de Viena y en la Brucknerhaus de la ciudad de Linz. Ha sido invitado de la Orquesta Sinfónica de Viena, de la Radio de Praga, Orquesta Sinfónica de Israel, Orquesta de la Radio de Colonia, Nord–Tchekische Filarmonie, Orquesta de Cámara Filarmónica Checa, Orquesta Sinfónica de Karlsbad, Orquesta KBS de Seúl, Orquesta Filarmónica de Olomouc (República Checa), Orquesta Sinfónica de Venezuela, Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Sinfónica de Colombia, Filarmónica de Bogotá, Orquesta Sinfónica de México, Orquesta Municipal de Caracas, Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (Venezuela), Orquesta Sinfónica de Murcia, entre otras. Hernández Silva ha dirigido los conciertos de año nuevo en Canadá y EEUU, donde ha trabajado con formaciones como la Orquesta Filarmónica de Calgary, Orquesta Sinfónica de Montreal, Orquesta Sinfónica de Toronto, Orquesta Sinfónica de Ottawa, Opera de West Palm Beach, Orquesta Sinfónica de Hartford, Orquesta Sinfónica de San Diego, Orquesta Sinfónica de Portland, entre otras, consiguiendo un enorme éxito en el Boston Symphonie Hall con la Orquesta de Hartford (enero 2004), así como con la Sinfónica de Toronto en el Alice Trully Hall (enero 2005). Su actividad como docente abarca Cursos Internacionales, Conferencias y Clases Magistrales de Dirección de Orquesta en el Conservatorio Superior de Viena. Ha dirigido a la Sinfónica de Viena en el Musikverein de esa ciudad y ha sido invitado a realizar varias grabaciones discográficas con esta formación, así como a dirigirla próximamente en una gira internacional. Es destacable el éxito obtenido al frente de la Orquesta de Córdoba en una gira por las ciudades de Klagenfurt, Viena (Musikverein), Praga y Olomouc, así como su exitoso debut con algunas de las principales orquestas españolas como la Sinfónica de Bilbao, Real Filharmonía de Galicia, Sinfónica de Castilla y León u Orquesta del Vallés. Recientemente estuvo al frente de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Praga y ha dirigido La flauta mágica en la temporada de ópera de Murcia. Ha realizado, igualmente, conciertos con la Orquesta de RTVE y Sinfónica de Tenerife, así como la Westdeutsche Rundfunk de Colonia.


ocg-once-doce Salvador Mas

Director titular y artístico

Concertino Yorrick Troman Violines primeros Peter Biely Annika Berscheid Isabel Mellado Julijana Pejcic Andreas Theinert Piotr Wegner Atsuko Neriishi Sei Morishima Lara Salvador Violines segundos Marc Paquin Alexis Aguado Joachim Kopyto Milos Radojicic Edmon Levon Israel de França Wendy Waggoner Berj Papazian Violas Hanna Nisonen Krasimir Dechev Mónica López Andrzej Skrobiszewsky Josias Caetano Alejandra Poggio Donald Lyons

Contrabajos Frano Kakarigi Gunter Vogl Xavier Astor Stephan Buck

Gerencia José Luis Jiménez

Flautas Juan C. Chornet Bérengère Michot

Programación Pilar García

Oboes Eduardo Martínez José A. Masmano Clarinetes José L. Estellés Carlos Gil Fagotes Santiago Ríos Joaquín Osca Trompas Óscar Sala Carlos Casero

Mª Ángeles Casasbuenas (secretaria de dirección)

Comunicación Pedro Consuegra Beatriz González Administración Maite Carrasco Mª Angustias Orantes Arantxa Moles Producción Juan C. Cantudo Jesús Hernández Michel Ayotte Antonio Mateos Gabriel Pozo

Trompetas Esteban Batallán Manuel Moreno Timbal Jaume Esteve

Violoncellos Kathleen Balfe Arnaud Dupont J. Ignacio Perbech Ruth Engelbrecht Matthias Stern Marko L. de Vicuña La Orquesta Ciudad de Granada es miembro de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS) y miembro fundador de ROCE (Red de Organizadores de Conciertos Educativos)


PróximO CONCIERTO

viernes 7 octubre 2011 Auditorio Manuel de Falla, 20.30 horas

CONCIERTO DE OTOÑO 1 Wolfgang A. MOZART Eine kleine Nachtmusik (Pequeña serenata) en Sol mayor, K 525 Benjamin BRITTEN Variaciones sobre un tema de Frank Bridge para cuerda, op. 10 Benjamin BRITTEN Preludio y fuga para cuerda, op. 29 Wolfgang A. MOZART Sinfonía núm. 40 en Sol menor, K 550 HARRY CHRISTOPHERS director



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