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LUIS MOKOROA: UNA VIDA DEDICADA A LA GASTRONOMÍA Luis Mokoroa (Donostia, 1943) es memoria viva de nuestra historia gastronómica. Gran conversador y excelente anfitrión, resultó un placer ponernos en sus manos durante varias horas en la Sociedad Gastronómica, compartir sus recuerdos y sus reflexiones y disfrutar, entre otras delicias, de unos pimientos rellenos de codorniz, original y olvidado plato cuyo origen se sitúa en Vitoria y que el propio Luis recuperó basándose en los recuerdos de su padre, Félix Mokoroa, que vivió una temporada en la capital alavesa. Félix, de todas formas, era oñatiarra, aunque ejercía de farmaceútico en Donostia, concretamente en la farmacia de la calle Legazpi, hoy día dirigida por el sobrino de Luis. Hijo de una familia de 6 hermanos, los problemas de espacio hicieron que Luis pasara la mayor parte de su infancia en Oñati, en casa de sus tías.“Mis padres y mis hermanos vivían en la trastienda de la farmacia, y aunque mi padre había comprado el piso de encima, hubo problemas con los inquilinos que no se fueron durante años”. Así las cosas, los primeros años de Luis transcurrieron principalmente en Debagoiena, donde recuerda sus juegos, los baños en la presa de Usako, los meses de agosto en Donostia... hasta que con 10 años la familia pudo mudarse al piso sobre la farmacia y paso a vivir en la capital.
Profesión, fisioterapeuta Muchos se preguntan a qué se ha dedicado este conocido gastrónomo al que no pocos identifican principalmente como el encargado de disparar el cañón de inicio de Semana Grande, labor que ejerce en nombre de la Sociedad Gastronómica desde 1992. Luis Mokoroa hizo el bachiller en los Marianistas y de ahí pasó a la Complutense de Madrid a estudiar Medicina, aunque no acabó
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la carrera, decantándose por la fisioterapia, práctica que aprendió en Madrid y practicó en un Hospital de San Juan de Luz. Tras casarse en 1973 con Arantxa González, histórica andereño donostiarra, se traslada de nuevo a Donostia y abre una consulta en Tolosa entre el bar Cantábrico y la Plaza de Toros. Allí le toca tratar a verdaderas leyendas del deporte rural como el aizkolari José Mari Mendizabal, “era mi cliente más serio”, recuerda Mokoroa, o su más duro rival, el navarro Mindegia. También le tocó trabajar los músculos de Iñaki Perurena, Donato Larretxea, el aizkolari igeldotarra José Etxebeste... Con los años, el trasladarse todos los años hasta Tolosa empezó a pesar a Luis y decidió limitarse a la consulta que paralelamente abrió en un centro médico de Sancho el Sabio junto a otros médicos, donde siguió hasta jubilarse.
Afición, el rugby Durante sus años mozos, de todas maneras, Luis Mokoroa no se dedicó a tratar a deportistas. Él mismo tuvo una gran relación con el deporte, principalmente el Rugby. Comenzó en el Canoé de Madrid y de allí dio el salto al St. Jean de Luz Olympique en el que pasó 4 años jugando y otros 4 como entrenador del 2º equipo. En su día jugó y ganó una final con el Atlético de San Sebastián en Madrid y llegó a estar seleccionado en la selección española, ejerciendo incluso brevemente de entrenador de la misma. Eso sí, llegado a esos niveles, como el admite, no le gustó mucho “el ambiente y las intrigas” que se daban en las altas esferas del deporte, así que terminó centrándose en su trabajo.