Revista Gerente Venezuela 303

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incluso, más flexibles que el denominado “plan Merentes”. Sin embargo, el discurso radical de Maduro contra el empresariado, cuando fue a la Asamblea Nacional para solicitar una polémica Ley Habilitante, además de la evidente presencia protagónica del ministro de Planificación, Jorge Giordani, en el acto, mostraron el regreso de un talante ideológico socialista en la conducción de la economía. Fuentes políticas cercanas al Gobierno dijeron a GERENTE que, en el seno del Ejecutivo, se consideró inconveniente flexibilizar el tipo de cambio, pues un sector político importante de la periferia partidista lo consideraba una “traición” a principios revolucionarios del ex presidente, Hugo Chávez. El nombramiento de Ramírez es explicado como una suerte de “balance” entre posiciones extremas, debidamente acordado con Giordani y con Merentes para evitar cualquier molestia que pudiera interpretarse, de trascender a la opinión pública, como una crisis interna. No obstante, la procesión va por dentro... Si bien el tipo de cambio está en el centro de las expectativas económicas para 2014, la inflación marca las preocupaciones de la gente sobre el futuro de la economía. El economista y docente universitario, Ramiro Molina, señaló que, en los próximos años, no es factible esperar una reducción sensible de la inflación. Pedro Palma apuesta concretamente por una inflación puntual superior a 30% en 2014, pues no hay razones que permitan pensar en un quiebre de la tendencia estructural alcista, que ya lleva tres décadas en Venezuela. “Lo más grave es que los sectores más pobres son los que padecen la inflación más elevada. Según nuestros cálculos, a agosto, los estratos de menor ingreso, en Caracas, padecieron una inflación anualizada de 47%, señala Palma. Si se sigue la línea investigativa que marca el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cenda), dirigido por Oscar Meza, a este 47% habría que agregarle un 20% promedio de escasez. “Una inflación de tres dígitos en Venezuela no es descartable”, advierte Palma, pero Molina, de su parte, desecha esa posibilidad, al señalar que el Gobierno cuenta, todavía, con mecanismos para financiar un elevado componente importado para poner a funcionar el aparato económico. Asdrúbal Oliveros apunta, en esta misma dirección, que el plan del Gobierno parece ser convertirse en un monopolio importador que, en el futuro, haría la totalidad de las compras externas y las vendería a los distribuidores locales, lo que le brindaría la posibilidad de controlar más eficazmente los precios y, sobre todo, las ganancias de un limitado sector privado. El Gobierno viene avanzando en este sentido; sin embargo, la gran pregunta es si contará con los recursos para satisfacer la creciente necesidad de importaciones, renunciando a una estrategia clara de incentivo a la producción nacional. Las cuentas del economista, Ramiro Molina, pueden resultar elocuentes, pues recuerda que las compras externas tienen

OSCAR MEZA (CENDA). A la mayor inflación que padecen los más pobres, se debe sumar la escasez.

Economía

costos adicionales elevados que también hay que pagar. A la cifra oficial de 59.339 millones de dólares que se contabilizó como importaciones en 2012, hay que sumar otros 15.959 millones en seguros, fletes y otros gastos asociados, lo que significó un gran total de 75.292 millones de dólares. En el primer semestre de 2013, se contabilizaron importaciones por 27.519 millones de dólares, pero la erogación real fue de 31.595 millones, debido a los costos adicionales ya señalados. Está claro que habría que contar con precios petroleros muy elevados y en constante incremento para que exista una posibilidad real de que el Gobierno centralice las importaciones, y que estas sean suficientes para cubrir la demanda nacional. Molina, sin embargo, insiste en que, en el corto plazo, el Ejecutivo tiene cierto margen de maniobra, suficiente para mantener un crecimiento moderado de la economía en 2014, pero el costo de crecer es cada vez más elevado. Con una economía fuertemente importadora, sostiene Palma, no hay manera de reducir la inflación, ni siquiera de moderarla. “El Gobierno debería prestar una especial atención al tema de los alimentos, pues es muy peligroso que la inflación de los productos agrícolas sea de 80% y la de los pesqueros, de 70%. El sector alimentos muestra una inflación inaguantable para todos los estratos sociales, pero sobre todo para aquellos que el Ejecutivo dice proteger”. 2014 se pinta complejo. Las amenazas crecen en todos los ámbitos. El Gobierno parece prepararse para enfrentar una mayor conflictividad, y por eso militariza sus estructuras administrativas. Los agentes económicos lucen más angustiados, pues las esperanzas de mayor diálogo y alguna apertura, que se vislumbraron al inicio de la administración Maduro, se frustraron. Por: Armando J. Pernía

GERENTE 2013

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