Zona Militar - Numero 16

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Por Mariano Gonzalez Lacroix

INTRODUCCIÓN Se puede decir que la efectividad militar que posee un Estado está determinada por la habilidad y soltura que tienen las distintas fuerzas organizadas para llevar a cabo las misiones que se le han asignado a su instrumento armado. Su propia habilidad para desarrollar estas misiones va a estar condicionada por como se hayan organizado las distintas políticas publicas en Defensa Nacional para otorgarle al instrumento militar sus capacidades, tamaño, armamento, doctrina y entrenamiento. En misma sintonía, las propias políticas emanadas por las autoridades civiles para organizar a su aparato defensivo van a ser el producto de distintas pulsiones administrativas y de gestión determinadas por los lineamientos políticos que estén aglutinados dentro de una gran estrategia para la defensa (Szayna, y otros, 2007). Las políticas institucionales, entre ellas las políticas militares y de defensa, son un ámbito de colisión y confluencia de diferentes intereses grupales que tiñen con sus necesidades y pretensiones como estas acciones de gobierno van a ser instrumentadas y 2 • Revista ZONA MILITAR • www.zona-militar.com

financiadas. Al haber contienda de poder entre distintos sectores, el ámbito de las políticas institucionales se torna estratégico, llevando a que los actores en pugna procedan de manera racional para llegar a decisiones optimas sobre el contenido que se dirime. Dentro de este conflicto social para posicionar intereses, un concepto aparece como central para definir y moldear la actitud de los funcionarios públicos sobre aquellas necesidades que surgen tanto de la opinión pública como de los diversos clivajes que la integran: la agenda. La agenda, como constructo social, es una noción que abarca aquellos temas de diferente relevancia que son rescatados o instalados por los medios de comunicación y que implican a la postre la percepción e información que la opinión publica va a tener sobre diferentes hechos de envergadura. Dentro de este ámbito comunicacional son impuestos intereses sectoriales, cargando de importancia o irrelevancia distintos temas que operan como insumo para captar la atención del poder político, actores fundamentales para modificar o alterar el curso de la realidad de un sector determinado.

La agenda, como centro de conflicto, se construye a través del posicionamiento de problemas o cuestiones que llaman la atención seria del gobierno como asuntos para construir acciones de políticas públicas. Entendiendo que la atención del poder del Estado es limitada, el proceso de formación de agenda intenta captarla promoviendo aquellos intereses o preocupaciones del público, compuestas de diferentes creencias y valores, con la intención de llevar a que el gobierno central produzca las políticas públicas necesarias para satisfacer las necesidades del sector. La agenda no implica solamente un ámbito de posicionamiento de intereses, sino de definiciones, las cuales “sirven a la vez para encuadrar las elecciones políticas posteriores y para afirmar una concepción particular de la realidad” (Elder & Cobb, 1984). La Defensa Nacional no es un ámbito esquivo a estas definiciones, constituyéndose también como un espacio donde la agenda actúa -o por lo menos intenta hacerlomotivando la pugna de intereses sectoriales internos y externos que observan distintas ontologías sobre la problemática del sector.


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