¿Qué problema tiene dinodul?

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DINODUL?

Natali Dongo


S

oy Dino Dul y tengo un problema. Las donas arcoĂ­ris son mi postre favorito, pero cada vez que las cĂłmo me da hipo.


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Hip, Hip Suena mi enorme cuerpo Grrriir Groor Suena mi redonda panza

Ton, Tin, Tin, Ton Suena mi corazรณn y cรณmo me canso de hipear rawwr sueno yo


N

o pretendo asustar a nadie, pero siento que las amo. ¿Cómo es que lo sé? No estoy seguro, es solo que sueño con ellas en las noches y despierto con su aroma en las mañanas. Mi amigo Coco .Lilo y yo inventamos un juego. Se llama Donalora y te enseñaré como jugarlo:


Primero Elige tus donas arcoíris Luego Retrocede 20 pasos Por último Lanza la dona a mi cuerno Perfecto Gana el que logra meter 3 donas en mi cuerno Nota: El juego funciona cuando reprendo mis impulsos de comerlas. Yo amo las donas arcoíris pero quizá y debería dejarlas fuera de mi dieta.


9 horas después Hoy desperté angustiado, soñé que las donas arcoíris me perseguían y querían comerme. Lo peor de todo es que de seguro, yo no les daba ni hipo de remordimiento. Será un camino largo y difícil, pero con ánimo y perseverancia puedo lograro; YO PUEDO DEJAR DE COMER DONAS ARCOÍRIS. Saque un viejo cuaderno de mi escritorio e hice una pequeña lista de pasos a seguir.


1° Paso

Saldré de viaje, lejos de las donas arcoíris. ¡Así no podré comprar más!

2° Paso

Haré una lista de sabores que se parezcan a las de las donas arcoíris. ¡Sabores casi del sabor del arcoíris!

3° Paso

Usaré las donas arcoíris de emergencia para otra cosa que no sea comer. ¡Son suaves y pegajosas!


Dando brinquitos empaqué mi maleta con mi enterizo celeste y mi mapa del bosque. Caminé hasta la puerta y salí antes de arrepentirme. El día estaba tan lluvioso que empecé a pensar en donas, pero ya había tomado una decisión. Sacarlas de mi vida. Corrí, corrí, corrí sin parar Hasta que las piernas me quemaron. Llegué al bosque a los 80 minutos luego de correr por la calle que daba al norte de mi panadería – pastelería y cafetería favorita. De solo mirar la calle empecé a hipear. Hip,hip,hip. Corrí con los ojos cerrados evitando pensar en las donas arcoíris, y cuando los abrí, los árboles me dejaron atónito.


Rodeado de frutos y fresca vegetación me sentí tranquilo. Caminando me di cuenta de una cosecha de arándanos bicolor. Grr, grrr, graaawr. Mi estómago vibró. Probé los deliciosos y pequeños frutos los cuales me parecieron mucho m{as dulces que la cobertura de chocolate o el relleno de manjar blanco de una dona arcoíris. Para seguir adelante y no regresar a la ciudad debía cruzar el río sin pisar las ásperas rocas de sal, y aunque no tenía sandalias no quise renunciar. Decidí ponerme a pensar. Luego de unos minutos se me ocurrió la solución, sacar mi reserva de suavecitas donas de emergencia. Con miedo las cogí, pues no quería olerllas (si las huelo me las comeré), fui valiente y me las puse en los pies. Pude cruzar sin lastimarme, quedando meloso, pero seguro. Me limpie en el pastos los pies, dejando restos de bizcochuelo y continué caminando. La noche llegó sin prisa y me senté a ver las estrellas en el acantilado de una colina. En la soledad, pensaba ¿Es hora de volver a casa? ¿Las estrellas brillan más que el arcoíris? ¿Habrán donas estrellas? ¿Uno decide a qué o quién amar? Pero pensando me quedé dormido.


Desperté con frío y me levanté pensando en el desayuno. Huevos y tocino, pan con jamón, queso o mermelada de piña ¿Qué puedo comer? A mi alrededor solo hay árboles y rocas, pero eso sirve porque podría hacer una fogata. Con una rama y un hilo crearé mi caña de pescar e iré por un pescadito. Un poco desanimado por solo comer unos pescados elaboré mi caña y de camino al lago encontré un árbol de mangos. Nunca los había probado, tenía hambre, así que salté y con un garrazo los cogí. Los mangos se veían díficiles de pelar, pero lo hice usando una piedra. Empecé a morder la pulpa y me pareció más jugosa que una dona arcoíris. Olvidé por completo el pescadito. Luego de comérmelos me sentí satisfecho. Aprendí que las frutas son dulces y saludables. Me levanté de un salto, me sentía orgulloso del camino que había recorrido y también


porque no fui por la salida fácil, nunca me di por vencido. En mi camino, vi un gusanito cruza hacía otro árbol y me detuve a observar. Su familia empezó a seguirlo. Me pareció dulce, yo quisiera que mis papás también me acompañaran en esta aventura. ¿Y por qué no? Arranqué plantas de hierba luisa y las llevé para sorprender a mis papás. El té de hierba luisa les encanta. Las usare para prepararles una jarra. Llegué a mi cuidad y fui al mercado. Empezaré una nueva lista, una que pienso seguir para siempre. Primero: Comeré nuevos alimentos. Arroz integral, verduras, pescados, cereales y frutos del bosque serán parte primordial de mi dieta. Quizá unas galletas de jengibre en navidad. Luego: No privare a nadie de nada Seguiré jugando Dona Lora con una dona de peluche que fabricare yo mismo. Y por último, estaré con mis padres por mucho más tiempo en la semana. Salí del mercado sin ganas de entrar a ninguna pastelería, panadería, dulcería o donería; me sentía decidido. ¡Nunca más HIP-HIP!


Siempre podré buscar el arcoíris en el cielo del bosque, y la fortaleza de seguir adelante me la dará mi familia La dulzura la miraré en el amor de mis amigos Y la felicidad La felicidad la tendré al sentirme orgulloso de mi mismo. Fin Nota de amor: Encontrar el amor propio, es lo único que nos falta para ser felices. Cuando lo logramos, nos damos cuenta de lo que nos hace mal y podemos superar cualquier dificultad. No estás solo, siempre estaré a tu lado.

Dinodul.





Soy Dinodul, verde y pegajoso, soy un dinosaurio amoroso y gracioso. ¿Quieres saber más de mí? Estate atento, que te contaré muchos secretos y te compartiré muchos consejos.


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