también en el reverso del lienzo. Al analizarla descubrieron que se trataba de sangre humana del grupo AB, un tipo muy común entre los judíos. Los análisis fueron más allá, y determinaron que en el lienzo había presencia de sangre venosa y arterial, así como albúmina del suero sanguíneo. La presencia de sangre venosa y arterial corrobora la hipótesis de que aquel hombre envuelto en la sábana tenía heridas por todo el cuerpo, que mancharon la tela de forma desordenada. Si un falsificador hubiera decidido manchar la sábana para darle más realismo, habría usado sangre extraída de una vena o de una arteria, pero no de ambas… Sobre todo porque los dos tipos de circulación sanguínea no fueron descubiertos hasta el siglo XVI, por Miguel Servet, lo que le valió, por cierto, una condena a la hoguera.
En cuanto a las heridas que presenta el hombre de la tela, todas se corresponden con lo que describe la tradición cristiana. Esto es lo que vieron los hombres de la NASA: • El cadáver muestra signos de hematidrosis, es decir, que el cuerpo sudó sangre; muy probablemente por el estrés extremo al que lo sometieron. • El rostro muestra un fuerte bastonazo, que le hundió la nariz. Según la tradición, Jesús recibió una bofetada durante el interrogatorio en casa de Anás. Pudo ser muy bien un golpe dado con bastón. • Muestra las señales de entre 120 y 200 azotes. Por su disposición, dos fueron los verdugos que lo flagelaron, utilizando látigos con bolas de plomo. • La cabeza muestra las heridas de la corona de espinas, algunas con una longitud de 6 cm. • Hombros y omóplatos aparecen escaldados por la fricción. La carga de la cruz habría podido provocar dichas heridas. • En las rodillas, encontraron rastros de sangre y aragonito, uno de los componentes de la tierra típica de Jerusalén. Las tres caídas de Jesús en su camino al Calvario explicarían la presencia del depósito. • Hay dientes rotos, resultado de las caídas y los puñetazos de los soldados. • Las muñecas fueron atravesadas por clavos de hierro de entre 20 y 25 cm de longitud, que provocaron la contracción de los pulgares. El clavo de la mano derecha fue sacado y vuelto a clavar. • Un solo clavo penetró los pies y los unió a la madera. La pierna izquierda quedó flexionada, y el rigor mortis provocó que fuera imposible volver a estirarla. Así aparece en la Síndone. • Tiene una herida de lanza en el costado derecho. Según los médicos, y tal como apuntan los evangelios, el hombre ya estaba muerto cuando recibió la lanzada. El reguero de sangre que brota de la herida certifica que el fallecimiento se había producido hacía apenas unos minutos.
Figura 8-4: Izquierda, negativo de la sábana. En él aparece la huella de la lanzada, en el costado derecho (izquierdo en la imagen)
Por lo que vemos, del estudio de la sangre y las heridas no podemos extraer ninguna prueba contraria a la hipótesis de que la imagen de la Síndone es la de Jesús de Nazaret. Si un falsificador hubiera sido el autor de la tela, hay que reconocer que su conocimiento de la Pasión de Jesús era profundo y detallado. Incluso pensó en los detalles casi irrelevantes como los dientes, las rodillas o el contenido reguero de sangre que provocó la lanzada. ¿Un falsificador excelente, o quizá demasiados detalles para tratarse de un fraude?
Grabado en las fibras Tras asegurar que la sangre impregnada en la tela era humana, del tipo AB, y surgida de múltiples heridas, los investigadores de la NASA