Una fábrica de monstruos educadísimos La educación es una fuente de aprendizaje por excelencia, pero el sistema lo transforma y moldea según sus necesidades, esta pierde su noción principal o “esencial”, como lo diría el autor de la obra, pero la misma en sí, no trata de la educación, sino de una crítica al proceso de aprendizaje, no una diatriba dañina o perjudicial, que no, nos ofrezcan resultados positivos sobre un determinado asunto, necesitamos una ideas constructivas, que nos aporte lo necesario para implementar las normas carentes en este u otros sistemas educativos, en síntesis “Una Crítica a la Educación”. Cuando hago énfasis de lo “esencial”, estamos frente a los valores de; la Responsabilidad, la Bondad, la Honestidad, el Respeto y otros valores de igual importancia, además hablar sobre los valores es reflexionar sobre nuestra vida y destino pero los mismos no se enseñan como las matemáticas, lo “esencial” se aprende de forma muy diferente, de hecho, lo “esencial” no es impartido en los salones de clases, los valores se obtienen desde el hogar y se transmiten al exterior de persona a persona, de padre a hijo y de estos a sus compañeros, dentro de este marco de opiniones, los valores deben ejercitarse mucho más, por así decirlo dentro del ambiente educativo. Los Profesores en determinado momento deben dejar sus libros y tomar unos minutos para orientar a sus alumnos y en forma alguna enseñarles lo “esencial”, no todos los educadores lo hacen pero hay otros que sí, y ellos saben que no están formando máquinas para trabajar, sino personas con vidas, objetivos, sueños y metas, los que no lo hacen forman parte de ese sistema, que si no se dan cuenta habrán formado un monstruo educadísimo. En resumidas cuentas, el primero que debe exigir una mejor educación que tenga los fundamentos éticos y morales para formar un ser integral y/o constructivo, es el estudiante, es lo más simple, pero a veces el mismo no lo toma en serio, no le da importancia y lo ignora incluso sabiendo que es para su buena formación académica y personal, desde la perspectiva hay que encontrar las fallas en nuestro sistema actual, externamente de los estudiantes, ya que hay educadores que no se preocupan en ayudar a liberar las mentes de sus educandos y reitero hay otros que sí y se esmeran en ello. Cuando en determinado momento el autor nos ofrece la frase; “cultura sin bondad”. Dentro de este marco, presenta una educación vacía carente de una interpretación del bien, pero existe la posibilidad de lo que crees bueno, no sea, exactamente lo bueno que crees y si no le prestas atención, el sistema se convertirá en tu fábrica personal. Por último es conveniente acotar que, si a un estudiante le agrada, fascina, tolera y ama su forma de aprendizaje y otros que no ¿verdaderamente están impartiendo una buena educación?