Una grieta en su armadura

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alimentos para comer antes de que la batalla hubiese terminado. Jonatán, el hijo de Saúl, quebró el voto de su padre; alargó la punta de una vara y la mojó en un panal de miel, y al comer esa miel recibió fuerza (v. 29). Cristo observó a una multitud que se quedó con Él por tres días sin comida, y respondió haciendo el milagro de multiplicar los panes y los peces proveyendo así alimento para el pueblo (Marcos 8:2-9). Cuando David estaba huyendo del rey Saúl, estaba hambriento y los sacerdotes le proveyeron pan de la mesa de la proposición (1 Samuel 21:6). Nuestro alimento debe ser físico para el hombre físico y espiritual (la Palabra) para el hombre espiritual. Nunca deje de comer el alimento de vida que es la Palabra de Dios cuando esté espiritualmente débil. ALEJANDRO PERMITIÓ QUE SUS HOMBRES DESCANSARAN BIEN En Estados Unidos y en Israel he hablado con hombres que pelearon en pasadas guerras. Un israelí retirado que fue comandante de una enorme brigada me dijo algo que siempre recordaré. Dijo: “En la guerra, todo su cuerpo entra en un modo diferente al que tenía en cualquier momento previo de su entrenamiento. El miedo es tan grande que algunos de los jóvenes soldados no pueden controlar sus movimientos intestinales. Su adrenalina bombea, lo que les permite pasar días sin dormir, a pesar de que sus cuerpos se cansan y finalmente sucumben al agotamiento. Una vez que caen exhaustos, puede ser todo un desafío para los soldados pensar con claridad y reaccionar repentinamente en un momento de crisis”. En cualquier guerra se necesitará, en algún momento, que los soldados descansen. En el tiempo de Alejandro el Grande, su ejército caminaba un promedio de siete millas (aprox. 11,25 km) en cuatro días. Al hacer esto, el ejército no se extenuaba mucho antes de un conflicto importante. El general Alejandro entendía la importancia de mantener a las tropas fuertes y frescas al mismo tiempo. Un soldado agotado puede convertirse finalmente en un soldado caído. Uno de mis queridos amigos, un ministro, estaba tan cansado por haber estado muchos años en el ministerio que llegó a tener un estado de estrés en el que decía que no podía sentir su piel. Fue entonces cuando el enemigo lo atacó, cuando él estaba completamente agotado. El paralelismo espiritual Cristo era un predicador y evangelista que enseñaba y ministraba al aire libre a miles de personas cada vez que su equipo (sus discípulos) preparaba una cruzada. Jesús amaba a la gente y no le negó a nadie la posibilidad de verlo. Sin embargo, Él sabía cuándo el hombre físico ha alcanzado su límite, y dedicaba tiempo a apartarse con su equipo y descansar (Marcos 6:31). Fíjese también que en los cuatro Evangelios la mayoría de las oraciones personales de Cristo eran en el tiempo en que estaba “solo” (Mateo 14:23). De esa manera, había un tiempo para estar a solas con Dios, a solas con los discípulos, y luego el tiempo para aparecer ante la multitud. Si Cristo necesitó descansar, nosotros también lo necesitamos. Este fue uno de los graves errores que se cometieron en los días de lo que se llamó el Avivamiento de Sanidad, una época dinámica en los Estados Unidos entre los años 1948 y 1955, cuando grandes catedrales en tiendas salpicaban las ciudades, el campo y el interior del país llevando el mensaje de salvación, sanidad y liberación a los asistentes, que con frecuencia eran unos quince mil. Era común tener la tienda en un lugar durante diez días y hasta tres semanas a la vez, con dos o tres servicios por día. En promedio, los servicios nocturnos se convocaban a las 7:00 p. m. y continuaban hasta las 11:00 p. m. o hasta más tarde. Después del servicio, los evangelistas regresaban a su casa rodante o a un hotel y a veces no podían dormir, pero tenían que levantarse a la mañana para estar en el siguiente


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