Day sylvia crossfire 05 somos uno

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Me incliné sobre él y lo besé. —Estoy aquí, también. Cambió de postura y se puso de rodillas, levantándome y dejándome caer sobre la almohada de manera que quedé con el culo en pompa. —Así es como te quiero. Lo miré por encima del hombro. —Recuerdas que va a venir el servicio de habitaciones, ¿verdad? —Dijeron que entre cuarenta y cinco y sesenta minutos. —Tú eres el jefe. No tardarán tanto. Se colocó entre mis piernas. —Les dije que tardaran una hora. Me eché a reír. Creía que el almuerzo era un descanso. Por lo visto, sólo lo era la llamada telefónica. Me agarró las nalgas con ambas manos y apretó. —¡Joder! Tienes un culo de lo más increíble. Es el perfecto cojín para hacer esto... Sujetándome las caderas, se introdujo en mí. Un largo y lento deslizamiento. Emitió un masculino gruñido de placer, y a mí se me encogieron los dedos de los pies en los zapatos. —¡Dios! —Apoyé la frente en la cama y gemí—. ¡Qué duro estás! Apretó los labios en mi hombro. Movió las caderas, acariciándome por dentro, empujando lo bastante para causarme un ligero dolor. —Me excitas —dijo con voz ronca—. No puedo evitarlo. No quiero. —No lo hagas. —Arqueé la espalda, acoplándome a sus tranquilas y cuidadosas estocadas. De ese humor se encontraba hoy. Tierno. Complaciente.


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