El beso de medianoche Lara ADRIAN

Page 217

EL BESO DE MEDIANOCHE

LARA ADRIAN

-¿Y? —Pues que no es propio de ti aceptar un golpe. Eres demasiado rápido para eso, normalmente. Lucan pronunció un juramento. —¿Te importaría no husmear a mi alrededor ahora mismo? No estoy de humor para tener compañía. —Se ve. ¿Estamos un poco tensos, eh? —Tegan avanzó con paso a-rrogante para examinar unas armas que se encontraban alineadas para el entrenamiento. En ese momento no estaba mirando a Lucan, pero vio su tormento como si éste se encontrara expuesto delante de él, encima de la mesa, al lado de la colección de dagas, cuchillos y otras armas blancas—. ¿Tienes mucha agresividad que necesitas sacar? Supongo que resulta di-fícil concentrarse con ese zumbido en la cabeza. La sangre corre tan de-prisa que es lo único que puedes oír. En lo único en que puedes pensar es en la sed. A la que te das cuenta, te ha dominado. Lucan calculó el peso de otra arma con la mano mientras intentaba va-lorar el equilibrio de esa daga hecha a mano. No podía mantener los ojos fijos más de un segundo. Los dedos le dolían por el deseo de utilizar esa arma para otra cosa que no fuera un blanco de prácticas. Con un gruñido, bajó el brazo y lanzó la daga volando hasta el otro extremo de la zona de tiro. Ésta se clavó con fuerza en el muñeco, justo en el pecho, atravesán-dole el corazón. —Lárgate de aquí, Tegan. No necesito los comentarios. Ni el público. —No, no quieres que nadie te vea desde demasiado cerca. Empiezo a comprender por qué. —No tienes ni idea. —¿No? —Tegan le miró un largo momento, luego negó despacio con la cabeza y pronunció una maldición en voz baja—. Ten cuidado, Lucan.

217

Soñando Despiertas


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.