Ana y el beso frances - Stephanie Perkins

Page 157

que ella ni siquiera se me cruzó por la mente. Mis pensamientos son solo para St. Clair. ¿Por qué está apartado? ¿Las cosas serían diferentes si yo lo hubiera conocido antes que Ellie? ¿Las cosas serían diferentes si su mamá no estuviera enferma? Dijo que soy hermosa, pero no sé si fue el St. Clair coqueto, amigo de todos, o si vino de un lugar más privado. ¿Veo al mismo St. Clair que todo el mundo ve? No. No creo. Pero puedo estar confundiendo nuestra amistad por otra cosa más, porque quiero confundirlo con otra cosa más. La preocupación se escapa poco a poco en la cena. Nuestro restaurante está cubierto con hiedra y acogedor, con chimeneas de leña. Luego, paseamos en un trance cómodo de barriga-llena de mousse de chocolate. “Vámonos a casa.” Dice y las palabras hacen que mi corazón tambalea. Casa. Mi casa es su casa, también. Todavía no hay nadie detrás del escritorio de recepción cuando llegamos, pero Nate asoma su cabeza por la puerta de su cuarto. “¡Anna! ¡Etienne!” “Hey, Nate.” Decimos. “¿Tuvieron un buen Acción de Gracias?” “Si. Gracias, Nate.” Decimos. “¿Debo pasar por el dormitorio más tarde? Saben las reglas. No dormir en los cuartos del sexo opuesto.” Mi cara se enciende, y en las mejillas de St. Clair crecen manchas. Es una regla. Es una regla. Una que mi cerebro, convenientemente bloqueó anoche. Es una regla que notoriamente también está ignorada por el personal. “No, Nate.” Decimos. Él sacude su afeitada cabeza y entra de nuevo en su apartamento. Pero la puerta se abre rápidamente otra vez, y un puñado de algo es arrojado hacia nosotros antes de que la puerta se vuelva a cerrar.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.