SOGACOT _ Acta ortopédica gallega 2020

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DR. GABRIEL CELESTER BARREIRO et al. | Acta Ortopédica Gallega; Monográfico nº 3 - 2020; EPICONDILITIS | págs. 111-119

FRACASOS DEL TRATAMIENTO QUIRÚRGICO. ¿QUÉ HACER? DR. GABRIEL CELESTER BARREIRO Unidad de Cirugía de la Mano. Hospital HM-Modelo. A Coruña

DR. ALEJANDRO PREGO BESTILLEIRO Servicio de COT de Ibermutua Gallega. A Coruña

DRA. Mª ÁNGELES CANO LEIRA Servicio de COT del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC)

INTRODUCCIÓN La indicación quirúrgica de la epicondilitis se hace en un 4-11% de los pacientes, según la literatura médica (1-5). Nuestra experiencia coincide con estas cifras. En la revisión personal de uno de los autores (GCB) con motivo de esta monografía, encontramos que de 1.140 codos tratados de epicondilitis, fueron operados 126 (11 %), cifra que contiene el sesgo de provenir en gran medida de una población laboral (mutua de accidentes de trabajo), en la que sin duda la indicación quirúrgica es mayor que en la población general. La bibliografía muestra una gran disparidad sobre la tasa de fracasos del tratamiento quirúrgico. Mientras algunos autores publican resultados satisfactorios entre el 80 y el 90% tras la cirugía a cielo abierto (1-3, 6-10), Verhaar et cols. (11) en un estudio sobre 63 pacientes encontraron que cerca del 40% continuaba con dolor residual al cabo de un año, cifra que bajaba al 9% a los 5 años.

No existe diferencia significativa por sexos en los pacientes operados; la suma de siete series quirúrgicas (5, 10, 12-16) con un total de 467 pacientes, muestra que 252 eran hombres (54%) y 215 mujeres (46%). Su edad media estaba entre 35 y 50 años, y todos los autores coinciden en la notoria predominancia del miembro dominante.

El método de valoración de resultados es bastante uniforme por parte de los distintos autores. Algunos utilizan la escala visual analógica del dolor (EVA), o el DASH (Disabilities of the Arm, Shoulder and Hand) (10, 17), pocos el BMRS (Broberg and Morrey Rating System) y MEPS (Mayo Elbow Performance Score) (10), pero la mayoría usan por su sencillez la escala de Roles y Maudsley como método de evaluación (5, 12-14, 18,19), pese al incuestionable componente subjetivo del examinador con esta última escala. Algunos notifican el tiempo de baja laboral tras la intervención, aun cuando este parámetro es muy falaz por depender de múltiples factores ajenos al propio acto quirúrgico, y varios autores (5, 10, 12, 18, 20) informan de la reincorporación al trabajo con una media menor de 7 semanas, cifra que parece poco verosímil en el campo de la traumatología laboral, teniendo en cuenta que la tasa de reintervenciones es mayor del 10%. El número de complicaciones nerviosas está más referenciado con la técnica artroscópica (21-25), aunque Szabo (26)

no encontró diferencias estadísticas significativas en las tasas de fracaso a los 2 años entre las técnicas artroscópicas, percutáneas y abiertas. La literatura, por tanto, muestra que las variedades técnicas del tratamiento quirúrgico de la epicondilitis son múltiples –ninguna de ellas exenta de fracasos y complicaciones– y son muchos los factores que pueden influir en el resultado.

FACTORES PREDISPONENTES DEL FRACASO QUIRÚRGICO

n INDICACIÓN INCORRECTA Y PROCEDIMIENTOS QUIRÚRGICOS INADECUADOS Seguramente, buena parte de los fracasos, tanto del tratamiento conservador como del quirúrgico, se deba a que con mucha frecuencia tras cualquier tratamiento siga concurriendo la causa que produjo la enfermedad al reincorporarse el paciente al mismo trabajo o actividad deportiva. Por tanto, ante la persistencia del proceso tras varios tratamientos fallidos, antes de hacer una indicación quirúrgica debe explicársele al paciente la conveniencia de un cambio de actividad, si ello es posible.

El tratamiento quirúrgico debe recomendarse una vez agotadas todas las medidas adecuadas de tratamiento conservador mediante reposo, infiltraciones, fisioterapia, etc. Teniendo en cuenta el porcentaje de fracasos que conlleva el tratamiento quirúrgico, adelantar su indicación sin completar esas opciones favorece el número de resultados frustrantes. No obstante, no existe consenso sobre el momento apropiado de hacer una indicación quirúrgica. Diversos autores aconsejan un período de tratamiento incruento que oscila entre 3 meses (27) y un año (20), aunque la mayoría suelen esperar 5 o 6 meses (5,10), si bien este lapso oscila mucho en función de que se trate de una población general o exclusivamente laboral. Con cierta frecuencia algunos pacientes, especialmente los deportistas de competición y trabajadores autónomos, demandan tratamientos “agresivos” y rápidos con el propósito de acortar el plazo de incorporación a sus actividades. Debe informárseles que el tiempo de recuperación tras el tratamiento quirúrgico es incierto y no asegura el éxito en un porcentaje no menor del 10%.

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