Incorpor@re

Page 85

La imagen devuelta por el espejo aún no puede ser pensada como cuerpo. Tiene que operar un segundo momento en el cual se da el reconocimiento por el Otro, quien pone a girar la máquina de significantes que le otorgará al sujeto no sólo la ilusión de consistencia imaginaria, sino el cuerpo simbólico. La huella simbólica que opera a partir del Otro es lo que da cuenta de este anudamiento entre la pura especularidad y el registro de lo simbólico, soporte y empuje, anudados en un esquema que Lacan propone como surgimiento del cuerpo como el Otro, el cuerpo es el Otro. Desde la publicación del estadio del espejo ya podemos avizorar la presencia de los tres registros, Imaginario, Simbólico y Real ligados a la articulación lacaniana referentes al cuerpo: además de los dos momentos ya planteados hay un tercero que atañe al cuerpo como intraducible, cuerpo oculto, por fuera del campo del Otro, por lo tanto cuerpo no especularizable, hablamos del cuerpo en el registro de lo real. Retomando lo ya dicho, el engaño narcisista hace de soporte al cuerpo imaginario, la imagen del cuerpo devuelta por el espejo, fascinación, jubilo, el espejo devuelve una imagen ideal i (a) completa, aunque no todo de lo real del cuerpo es capturado en dicha imagen. Hay un cierto engaño de completud. El cuerpo devuelto, confirmado a través del Otro que además autentifica la imagen, cuerpo atrapado por la mirada de ese Otro, por su deseo; el Otro inscribe la huella significante que hace emerger el cuerpo marcado por la falta: introducción de lo simbólico del cuerpo. El cuerpo pensado desde esta serie de consideraciones es un efecto de lenguaje. El pedazo de carne afectado por el lenguaje deja de ser el UNO, las palabras introducen una escisión entre la carne y el cuerpo. El cuerpo como renuncia a ser el objeto que daría cuenta de la existencia de la completud del Otro. El cuerpo da cuenta de la imposibilidad de saturar la falta efectuada por el lenguaje.LA EXISTENCIA DEL SUJETO DEL INCONSCIENTE ES PURAMENTE CORPORAL. Al estar afectado por lo simbólico el cuerpo se vacía de goce, desde la palabra inscrita el deseo acota la posibilidad de que el cuerpo goce-todo. El cuerpo al no poder decirse todo da cuenta de la carencia de significantes que pudieses nombrar ese resto surgido del roce de las palabras con la carne. Hay un resto, imposible de ser capturado por el espejo, objeto no especularizable, objeto no decible. Ese objeto no especularizable es el objeto a. Ya mencioné que el cuerpo está vaciado de goce, digamos “el goce abandona el cuerpo en el acto de ser mirado y dicho”, sin embargo, el objeto a condensa parte del goce que ha escapado al sacrificio del cuerpo por su paso por el lenguaje: este objeto “permite” el establecimiento de los síntomas, gozamos porque tenemos un cuerpo, mejor dicho, gozamos porque un cuerpo nos con-tiene, para gozar hace falta un cuerpo nos plantea Lacan en el seminario denominado Aún: acá el lenguaje es el que atempera el germen de goce que como resto habita el cuerpo. En la poesía, hay un empuje hacia el goce, y paradójicamente un con-tenerse ante el goce: ante el límite impuesto por el lenguaje, el poeta se revela emprendiendo la tarea imposible de hacer hablar al resto. En el acto poético hay un empuje hacia el goce, aunque el lenguaje atempera, la poesía de la desmesura nada quiere saber de este empuje atemperante. En la formación del fantasma, en el establecimiento del sujeto como efecto de dos movimientos: por un lado, una alienación al lenguaje; y por el otro una separación del goce.

81

incorporare


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.