NUEVA CONCIENCIA
Baphomet distinguen entre explorar y honrar la sombra y simultáneamente comprometerse a mantener relaciones morales y respetuosas con los demás». BAJAR LA LUNA Junto a Baphomet hay otras muchas deidades a las que los brujos modernos invocan y canalizan. La Luna no podía faltar y, de hecho, el ritual denominado «Bajar la Luna» se practica en todos los aquelarres actuales (aprovechamos para señalar que el término inglés coven se utiliza eufemísticamente en español en sustitución de «aquelarre»; a los efectos de este reportaje preferimos utilizar el término español clásico). La antropóloga británica Susan Greenwood, autora de Magic, Witchcraft and the Otherworld, un estudio sobre los grupos de magia ceremonial contemporánea, establece una comparación entre los rituales dedicados a la Luna y a Baphomet señalando que «Bajar la Luna es un rito de posesión bastante habitual entre las brujas contemporáneas. Se efectúa en un ambiente de celebración, centrándose en símbolos positivos. Baphomet es una figura más marginal asociada con aspectos más desafiantes y ‘oscuros’ del paganismo contemporáneo. Ambos se centran en los ritos de posesión transformadora que conectan con el autodesarrollo». En la misma línea que Greenwood, la psicoanalista Jessica Benjamin señala en The Bonds of Love que «el ritual de ‘Bajar la Luna’ transforma la experiencia encarnada del placer y la sexualidad de los participantes en un momento sagrado. Esto contrasta claramente con la cultura dominante que considera el placer sexual como antagonista de la espiritualidad, cuando no lo reduce a lo carnal y laico».
La psicoanalista Jessica Benjamin (derecha) subraya que el ritual de «Bajar la Luna» (arriba y bajo estas líneas) transforma la experiencia encarnada del placer y la sexualidad de los participantes en un momento sagrado.
En su análisis de estos rituales de posesión, Ezzy apunta a su vez que «el ritual de Bajar la Luna es emblemático del paganismo. Una comprensión más compleja y ambivalente del bien y el mal es una de las diferencias centrales entre el paganismo contemporáneo y la cultura cristiana y poscristiana en la que suele situarse. El deseo sexual, los cuerpos y la ‘naturaleza animal’ de la humanidad se reinterpretan en este marco. El citado Bajar la Luna implica una transformación encarnada en la experiencia de estos aspectos del yo».
Si alguien puede ofrecernos una experiencia práctica de este ritual es la española Gaia Soler, suma sacerdotisa del Caldero de Cerridwen (en Madrid), fundado por ella hace pocos años tras varias décadas de experiencia en diversos aquelarres españoles: «Nuestra finalidad es participar con la divinidad y crecer con ella. Trabajamos con la polaridad masculino-femenino. Los trabajos previos para cualquiera de los rituales son relativamente similares. Lo que cambia es el grado de concentración o trance al que tú llegas. En ‘Bajar la Luna’ el trance es más ligero que en un oráculo. En el oráculo apartas la conciencia para dejar que sea la diosa la que hable a través de ti. Para abrir el canal con la divinidad tenemos que estar en un estado alterado de conciencia, llamémoslo trance o meditación. Hay muchas formas de alcanzar el trance, pero nosotros preferimos no recurrir a brebajes de ningún tipo antes del ritual. Yo he entrenado a muchas personas y prefiero que cada una desarrolle sus propias capacidades. Utilizamos el canto (de tipo mántrico), la danza, incienso para crear el ambiente adecuado, nos vestimos con túnicas. Normalmente no utilizamos maquillajes especiales». En cuanto a la enseñanza que imparte, Gaia Soler indica que tienen tres grados, pero que previamente al primero hay un curso Roedi para conocer la tradición y las creencias, de modo que el neófito descubra si ese es el camino que desea seguir, así como el compromiso que desea adquirir: «Trabajamos con la 61
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