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La insignia del C.E.M. Miguel Carducci

Por: Prof. Dante Neil Marín Padilla

El Colegio Estatal Mixto “Miguel Carducci” , deseoso de obtener una insignia que lo represente institucionalmente ante la sociedad cajamarquina, en el mes de mayo de 1991, organiza un concurso público abierto denominado: “Creación de Insignia del C.E.M. “Hno. Miguel Carducci” , difundiéndose a nivel local el evento en cuestión, haciendo uso los medios que el colegio tuvo a su alcance, como por ejemplo usando pequeños comunicados expuestos en vitrinas como la que poseía el local de la Municipalidad Provincial de Cajamarca, ubicada en ese entonces en el Jr. Cruz de Piedra.

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A solicitud del Jurado calificador, se realiza una observación: cambiar las siglas CNM de color blanco por CEM de color amarillo. Recortar el color rojo de la bandera a la misma altura de las siglas de tamaño menor. Observación que fue aceptada de la mejor manera por su creador. A los cinco días del mes de julio del mismo año, en ceremonia especial pública, se premia tan dedicado y denodado trabajo a un esfuerzo y genialidad propias, cuya creación hizo posible que varios cientos de alumnos en el transcurso de todos estos años lleven en el pecho el emblema citado. Es verdad que hubo algunos cambios de forma, pero aún los colores se mantienen inalterables. Agradecemos al Sr. Segundo Víctor Pizán Estrada, con un reconocimiento especial a su persona por su tiempo, paciencia y el arte que posee, transmite y trasciende; al permitirnos conocer aún más nuestra historia institucional.

El 31 de mayo, día fijado para el certamen llegó: Se presentaron 11 participantes, quienes confluyeron con sus dotes artísticos al local institucional, compartido en aquel tiempo con la I.E. N° 82028 Samanacruz, del nivel primario. El hecho talentoso se llevó a cabo a las 3:30 p.m. teniendo como miembros del Jurado a los señores: William Gilmer Huangal Campos, Eliazar Mariñas Aliaga y Mauro Rojas Medina, quienes después de fijar el tiempo propuesto y pasar a seleccionar cuidadosamente cada uno de los trabajos, respetando las bases propuestas para la ejecución del mismo, deciden dar como ganador de forma unánime, el trabajo sustentado con el seudónimo "COLLOADAR" (Imponente cerro de más de 3900 msnm, ubicado en la Asunción), perteneciente al Sr. Segundo Víctor Pizán Estrada, originario de aquel lugar, topógrafo de profesión y actual trabajador de la Municipalidad Provincial de Cajamarca en el Área de Subgerencia de Planeamiento Urbano. Un artista nato aficionado, impregnado de idoneidad, que tiene entre sus creaciones artísticas: Un mural de seis metros por lado eminentemente taurino que subsiste en la Ciudad de Huánuco, muy cerca de la Universidad. Así como, la carátula de uno de los libros del congreso: Hombre y Cultura Andina, por citar algunos.

El Sr. Segundo Víctor Pizán Estrada, quién después de treinta años recuerda como si fuera ayer tan emotivo momento, aseverando que en las bases establecían el uso de un máximo de cinco colores, usando óleo y papel seda dio vida a su creación. El motivo que lo llevó a escoger el color verde lo describe así: “lo primero que me indujo fue la campiña y el contraste con la vegetación del lugar, su naturaleza acogedora, y conocedor de que era una institución de reciente formación, también la relacioné con la ESPERANZA, porque lleva el nombre de un hermano marista, eso es lo que inspiran. El color amarillo fue usado en las iniciales por un aspecto de contraste. Luego una franja delgada simulando la bandera, símbolo patrio, que debe estar presente en cualquier símbolo institucional que se preste de serlo, se hacía necesario en su exposición. ”

Sr. Segundo Víctor Pizán Estrada

Actual insignia

I . E . " H N O . M I G U E L C A R D U C C I R I P I A N I "

El Realismo Lingüístico en las obras de José María Arguedas

Por: Prof. Guillermo Manuel Torres Ruíz

La cultura peruana necesita de una voz homogénea y solidaria, de un acto de fe, de un consenso, de una exigencia de parte de los escritores, lectores, maestros, alumnos, ciudadanos en general, para crear una conciencia colectiva. Nuestra historia no solo está escrita de violencia, vicios y goles, también existe la escritura, pero son los medios de comunicación social los que escriben con otra tinta, con otra conciencia y aún nos preguntamos ¿porqué tanta violencia en el Perú?

Toda sociedad necesita producir bienes para subsistir y fijar su estatus en la cadena de relación social; pero a la vez, debe poseer una estructura que le permita la construcción y el fortalecimiento de los bienes espirituales sociales que le han de dar identidad y por lo tanto, valor a su historia, tradición y cultura. Dentro de los bienes espirituales sociales se halla la literatura, que aporta con la visión única e intransferible del escritor, otorgando una manera de concebir y valorar el mundo y las cosas. Construir un proceso literario en una sociedad, cuyos elementos responsables de su desarrollo no tienen en cuenta las manifestaciones culturales, es una acción que le otorga mayor valor al escritor, quien asume de manera personal la visión social y concretiza el reto de afrontar la vacuidad generada por la proyección de una cultura dominante. Antonio Cornejo Polar, un eminente crítico literario peruano, en su obra, “La cultura nacional, problema y posibilidad” , manifestaba que reconocer la pluralidad que es el Perú, es reconocer el derecho de las culturas oprimidas a seguir siendo culturas diferenciadas, a seguir manteniendo en pie su identidad; su derecho a defenderse de la dominación y alienación con que se les quiera liquidar o asimilar, siempre en inferioridad de condiciones, dentro de la cultura dominante. Que no se diga entonces, que para que el Perú sea uno, una verdadera nación, las culturas oprimidas tienen que desaparecer. La gran virtud de los planteamientos de Mariátegui y Arguedas es que nos hacen ver que, si bien es cierto, la pluralidad entendida como disgregación puede crear problemas, no por eso vamos a liquidar lo que es, desde otro punto de vista, nuestra originalidad.

Después de todo, la pluralidad es una opción de humanidad y de universalidad, y esta universalidad es enseñar la identidad terrenal. Como dice Edgar Morín: “Por primera vez, el hombre ha comprendido realmente que es un habitante del planeta, y tal vez piensa y actúa de una nueva manera, no solo como individuo, familia o género, Estado o grupo de Estados, sino también como planetario” .

Tomado de: Día del libro - Todas las rutas de Arguedas Derechos del Autor: Rumbos del Perú

El crítico literario uruguayo Ángel Rama, en los ochenta, polemiza el concepto de identidad cultural latinoamericana, definiéndola como resultado de transformaciones sucesivas del lenguaje hasta la evolución de un lenguaje propio. Salazar Bondy, vía del lenguaje se acercó al problema de la reestructuración.

Quizá por vivir todavía una época de fragmentación, el filósofo no prestó suficiente atención al desarrollo que paralelamente se daba tanto en la Antropología como en la Arqueología, no se imaginaba que uniendo todas las piezas del gran rompecabezas, formaría la imagen de un nuevo lenguaje y sistema de comunicación originados en la semilla andina todavía viva.

José María Arguedas se esforzó por adoptar en sus novelas el lenguaje que más conviniera a la realidad descrita, teorizando sobre ello y sugiriendo modificaciones importantes a lo largo del tiempo. Por ejemplo, es muy conocido el novedoso estilo mestizo —a medio camino entre el quechua y el castellano— de sus primeras novelas (especialmente en "Agua" y "Yawar fiesta"), y las explicaciones que él mismo ofreció acerca de su evolución en 1950… “Escribí el primer relato [Agua] en el castellano más correcto y literario de que podía disponer (...). Bajo un falso lenguaje se mostraba un mundo como inventado, sin médula y sin sangre; un típico mundo literario, en que la palabra ha consumido a la obra (...). Volví a escribir el relato, y comprendí definitivamente que el castellano que sabía no me servía si seguía empleándolo en la forma tradicionalmente literaria(...).Muchas esencias, que sentía como las mejores y legítimas, no se diluían en los términos castellanos construidos en forma ya conocida (...). ¿Sentirían las extremas pasiones de los seres humanos que lo habitaban? (...).Yawar Fiesta está comprendido aún en el estilo de Agua(...). “Yo ahora, tras dieciocho años de esfuerzo, estoy intentando una traducción castellana de los diálogos de los indios ¡Se trata de no perder el alma, de no transformarse por entero en esta larga y lenta empresa! Yo sé que algo se pierde a cambio de lo que se gana (...). Haber pretendido expresarse con sentido de universalidad a través de los pasos que nos conducen al dominio de un idioma distinto (...) ésa fue la razón de la incesante lucha (...).

Tomado de: Presentación del libro de José María Arguedas Derechos del Autor: Casa de la Literatura Peruana

Creo que en la novela “Los ríos profundos” este proceso ha concluido. Uno solo podía ser su fin: el castellano como medio de expresión legítimo del mundo peruano de los Andes; noble torbellino en que espíritus diferentes (...) luchan, se atraen (...) entre las más altas montañas, los ríos profundos (...) mientras en lo hondo y lo extenso las venas principales fluyen sin ceder, “increíblemente" .

A cambio del largo tiempo requerido por el autor para encontrar solución a este arduo problema socio-lingüístico, vale la pena una cita tan larga. Bien se ve el esfuerzo desplegado por Arguedas para lograr el lenguaje apropiado a la “situación real” que quiere describir: a esa meta perseguida le ha llamado Antonio Cornejo Polar "realismo lingüístico" con mucha propiedad. Como los personajes representados son indios, la actitud inicial de Arguedas en sus primeras novelas es “imitar” el lenguaje real de los indios, aunque sea con un “constructo” quechua-castellano.

Uno de los pensamientos y el más importante de Arguedas como escritor, es ser fiel con el universo, con el mundo cotidiano que nos rodea. La imaginación, creación o invención literaria debe ser la recuperación de lo que la realidad nos dicta en sus diferentes manifestaciones o ángulos. En la realidad como ente de creación se mueve, no la imaginación desgajada, castrada, mistificada, cortada de la vida, sino más bien la de las cosas reales dentro del universo y lo que del hombre se ve, siente y piensa dentro de su universo circundante.

Tomado de: Día del libro - Todas las rutas de Arguedas Derechos del Autor: Rumbos del Perú

Arguedas, al comentar las obras de López Albújar y Ventura García Calderón explicaba, en estos relatos estaba tan desfigurado el indio y tan meloso o tonto el paisaje, o tan extraño que dije: No, yo lo tengo que escribir tal cual es, porque yo lo he gozado, yo lo he sufrido.

El realismo no debe ser mirado desde fuera o desde lejos. El Realismo debe ser, el fiel reflejo desde dentro del objeto o universo. El realismo debe abarcar todos los estratos del mundo; es decir, que no se inhiba ante la majestuosidad o grandiosidad de una montaña, ni ante el miedo de quien, mágicamente dialoga con ella como si fuesen dos seres compenetrados el uno dentro del otro. El lenguaje es el instrumento con el que el escritor se vale para revelar la nueva realidad que capta de su diario trajinar por las diferentes experiencias que la vida le muestra. El lenguaje está disperso en cualquier objeto dentro del universo. El escritor coge este instrumento (lenguaje) y lo emplea como cualquier arquitecto, para construir sus edificios o como cualquier individuo se vale de su materia prima para realizar sus trabajos.

En una polémica con Sebastián Salazar Bondy , José María sostuvo: “Yo no acepto que ha eso refiriéndose a la creación literaria- se le llame mentira aunque pase por ignorante o por testarudo y por bruto. Tampoco acepto el término “realidad verbal”; puede que sea una gran verdad dentro de la temática del estudio de la literatura, pero ¿Realidad verbal? ¡no existe! .La palabra es nombre de cosas: lo que es verbal es realidad- realidad” . El lenguaje debe cumplir la misión de revelador de la realidad. La palabra es la única que tiene preponderancia para designar los objetos. Es decir, el lenguaje como ente de ese universo cotidiano que rodea al hombre, el cual se pretende recuperar o exorcizar, debe hacerse en una forma fiel y verdadera, pero sin caer en el simple testimonio o en la chabacanería.

El estilo de José María se ciñe al lenguaje propio de los indígenas, claramente sabemos, nosotros, que el lenguaje de los indígenas es el quechua y su uso resulta imposible en nuestro medio porque gran sector de la población no habla dicho idioma. En el Perú como en todo país subdesarrollado, una gran parte de nuestra población es analfabeta y por lo tanto no saben leer y escribir. Los bilingües que saben leer y escribir son escasos. Entonces escribir en quechua no tendría función de ser. Forzosamente un escritor tiene que escribir en español.

Arguedas cuando se inició como escritor tuvo una verdadera lucha con el lenguaje. Y él mismo manifiesta como ya he mencionado líneas arriba: “Cuando yo leí el relato de Agua, en ese castellano tradicional, me pareció horrible, me pareció que había disfrazado el mundo tanto, casi como las personas contra quienes intentaba escribir y a quienes pretendía ratificar… Unos seis o siete meses después lo escribí en una forma distinta, mezclando un poco la sintaxis quechua dentro del castellano, en una pelea verdaderamente infernal con la lengua.

Arguedas se inicia en una nueva búsqueda de un nuevo estilo de decir las cosas, el castellano tradicional no le da las armas suficientes para reflejar el mundo que siente y palpa en las entrañas… Mi pelea ha sido por encontrar un estilo que se adecuara a la revolución de este mundo tal como yo lo sentía, tal como estaba dentro de mí… Cuando un novelista es el continuador de una tradición literaria, probablemente no tiene grandes problemas técnicos, pero cuando tiene que revelar algo que no han dicho los demás, entonces tiene la necesidad de crearse una técnica y esa necesidad de crear una nueva técnica es una consecuencia de que existe un instrumento ya hecho para revelar ese mundo.

Arguedas manifiesta al respecto: En mi caso el problema de la técnica ha sido una pelea con el lenguaje.

El realismo lingüístico en José María Arguedas, deriva de una norma hablada: no es la creación de un nuevo lenguaje; y por eso es poderoso para dar la impresión de realidad. Es decir, nos revela el mundo real, circundante, cotidiano y por otra, refiriéndonos a la ficción… Más que descubrirnos lo maravilloso, parece destinado a revelarnos lo real. La fantasía, cuando no nos acerca a la realidad, nos sirve muy poco.

Los literatos usan la ficción con el mismo objeto. La fantasía no tiene valor sino cuando crea algo real. El escritor no escribe lo que quiere sino lo que puede. Por otro lado, en el castellano, aunque parezca un absurdo, pero es cierto, hay un alejamiento entre la lengua hablada y la lengua escrita.

Un diálogo en castellano es bueno en una conversación de la vida real; pero a veces, no es valida para una novela y este fenómeno se debe a que el castellano hablado camina por los diferentes estratos en que se encuentra dividida una sociedad o un conglomerado humano; en cambio el castellano escrito está dirigido y sujeto a normas por la Real Academia de la Lengua Española. Muchos de los escritores actuales están luchando por reducir esa distancia kilométrica que existe en el castellano hablado y el escrito.

Arguedas para escribir toma el lenguaje de los bilingües, o sea el habla o expresión cotidiana de los aborígenes que hablan quechua-español. Un lenguaje propio o peculiar de toda una raza que hasta ese instante no había sido utilizado por ningún escritor. Arguedas, en su constante lucha por encontrar la esencia de su ser, reivindicó al pensamiento y al habla indígena abandonada con un dolor incurable de siglos.

Antes de Arguedas, ningún escritor tuvo la suficiente valentía de utilizar y reivindicar el quechua. Nunca trataron de descubrir los matices, la armonía, la nobleza y el profundo lirismo que encierra. Hablar quechua era sobajarse, el quechua era propio de los indios y todo lo indígena era tabú. Hoy en pleno siglo XXI, se hace necesario el rescate de la identidad cultural de los pueblos que Arguedas pregonaba, cuando decía: “Todo hombre no embrutecido por el egoísmo puede vivir todas las patrias” y es que este escritor comprendió que hay una pluralidad de clases, pero hay una sola sociedad; comprendió que hay una pluralidad de culturas, pero todas las culturas mediante sus relaciones de contradicción, forman una totalidad.

Tomado de: José María Arguedas - Cantos y cuentos quechuas Derechos del Autor: Agencia Andina

BIBLIOGRAFÍA

Arguedas, José María Obras completas. Lima: Horizonte , 1983

Arguedas, José María Indios ,mestizos y señores. Lima:

Horizonte, 1985

Cornejo Polar, Antonio La cultura Nacional: Problema y posibilidad. Lima: Lluvia Editores, 1981

Gonzáles Carré, Enrique Folklore y tradiciones populares.

Lima: Lluvia Editores ,2007.

Gonzáles Carré, Enrique Manual de Gestión Cultural. Lima:

Lluvia Editores 2009.

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