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modos de ver, pensar y hacer
4La percepción de lo público: modos de ver, pensar y hacer
«Necesitamos reconocer que vivimos en mundos de memoria, sueño e imaginación mental y fundamentalmente subjetivos, tanto como en un mundo percibido, compartido material, física y experiencialmente». Pallasmaa, 40
La percepción en el análisis del espacio urbano, es fundamental, puesto que «... involucra los sentidos, es decir, la relación cuerpo humanoespacio urbano» (Salazar, 11). Razón por la cual se utiliza la percepción como herramienta de análisis, puesto que interesa observar las prácticas y los comportamientos de las personas en el espacio público y los vínculos que establecen éstas con los objetos y su disposición en el espacio.
Cada persona percibe, a través de sus preocupaciones —sociales, culturales y económicas— y de su experiencia, un medio que le es propio. «Esta imagen, a partir de la cual se decide el comportamiento espacial de los habitantes de la ciudad, es un mezcla de elementos reales y de ideas falsas […] ; es el resultado de la información recibida personalmente por cada individuo, de informaciones indirectas, […] de datos y sistemas de valores expandidos por el medio cultural o manipulados por los medios de comunicación de masas» (Horacio Capel, apud Bailly, 30).
Es así como la percepción de un lugar cambia de acuerdo a la manera particular de relacionarnos con los objetos y con las personas que se encuentran en él, con la forma en que estos objetos se encuentran dispuestos en el espacio y con el significado que le otorgamos. En este sentido, la acción de percibir es un acto voluntario e individual, que responde al conocimiento que tenemos de las cosas, afectando el modo en que las vemos, y el modo en que nos las apropiamos y usamos. En consecuencia, las modalidades de apropiación y de uso de las personas en el espacio público no siempre son compartidas o aceptadas, muchas veces sólo coexisten bajo un velo que impide ver abiertamente la tensión y el conflicto.
La percepción de lo público es fundamental para comprender que existen distintos modos de lectura del espacio público, ya que el espacio adquiere la connotación de público, mediante un lenguaje formal materializado en el diseño del espacio y en la forma de los elementos en él, y a través de las prácticas y comportamientos de las personas.
En consecuencia, lo público y sus límites cambian temporal y espacialmente en un mismo espacio, manifestando modos de ver y hacer relacionados con la manera de reconocer al otro y de reconocerse en el otro, y de reconocerse en el espacio a través de la experiencia en él. Esto revela la cualidad performativa de los límites que existen en el espacio público.
El concepto de performatividad fue formulado por el filósofo estadounidense John L. Austin en 1955, desde reflexiones sobre cómo las distintas expresiones más allá de describir o enunciar una situación constituían en sí mismas una acción. Posteriormente, autores como Deleuze (1983, 1991), Barthes (1994), Derrida (1989), Butler (2002), Quesada (2014), entre otros, recurren al concepto otorgándole nuevos significados y nuevas aplicaciones.
Los hallazgos del estudio permiten develar la existencia de límites en el espacio público y la cualidad performativa de éstos, entendiendo esta cualidad como la capacidad de un lugar para transformarse a partir de las acciones y de los acontecimientos que tienen lugar en él.