Edición del 27 de febrero de 2018

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12< LEY Y ORDEN

EL VOCERO DE PUERTO RICO > MARTES, 27 DE FEBRERO DE 2018

Fueron minutos de “horror” Comerieña narra el momento en que gatilleros comenzaron a disparar contra la muchedumbre

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Miguel Rivera Puig >jrivera@elvocero.com

Laura M. Quintero >lquintero@elvocero.com @lauquinterodz

Había cerca de 60 personas en los alrededores del negocio cuando un vehículo gris con tintes oscuros abrió fuego contra la multitud. La descarga de balas sin fin emulaba una guerra cualquiera. “Parecía Irak”, contó a EL VOCERO una mujer de 33 años, quien presenció el suceso. La Parada del Sonero tenía una actividad de reinauguración esa noche, dijo. Sonaba la música de DJ Red. Faltaban pocos minutos para la madrugada del domingo, cuando desde la curva de la calle Muñoz Rivera, de Comerío, gatilleros bajaron el cristal y comenzaron a disparar desde el carro. “Pudieron haber matado más personas. Ellos no tuvieron piedad”, observó la mujer, cuya identidad pidió se protegiera. Comentó que en ese momento reaccionó con gritos de desesperación desde la otra acera. En ese pueblo, de apenas unas 20,000 personas, todos se conocen, incluidos los que murieron ese día. Un comerieño comentó que una de las víctimas del tiroteo, Ángel Luis “Indio” Santiago Díaz, conseguía su ingreso entre el trabajo como electricista y el punto de droga. En este momento crítico, donde el 75% de los comerieños permanece sin luz eléctrica, “(Indio) era quien nos estaba ayudando a ponerle electricidad a las personas”, dijo alguien consultado por EL VOCERO. El supuesto blanco del ataque era, sin embargo, Christian Javier Cruz Serrano, según las fuentes policiales de este diario.

Matanza por el control de drogas

Las expresiones sobre la masacre se produjeron en medio de una manifestación convocada por el colectivo “¡Que prendan a Comerío!” a las afueras de La Fortaleza. >Willín Rodríguez/ Especial para EL VOCERO

Pudieron haber matado más personas. Ellos no tuvieron piedad. sobreviviente de la masacre de Comerío

Su esposa resultó ilesa. Ambos eran residentes de Naranjito. Murieron en total cinco per-

sonas, entre ellos la pareja de amistades que les acompañaba: Luis A. Torres Morales, de 27 años, y Nahir Zoé Rolón del Toro, de 25 años, quienes dejaron huérfanos a tres menores. Los comerieños, Santiago Díaz y Raymond J. Rivera Collazo, fueron las otras dos víctimas de la tercera masacre de 2018. A este último se le ocupó un revólver calibre .38 cargado con cinco balas y un casquillo en su recámara. Abordados sobre esta tragedia, los portavoces del colectivo “¡Que prendan a Comerío!” -quienes ayer se manifestaron a las afueras de La Fortaleza- expresaron su dolor y pesar por la situación, que reconocieron como un asun-

to completamente distinto al de la falta de energía eléctrica, en que basan su reclamo. “Es un asunto que tiene que ver con la desigualdad social que vive el País. Es un asunto que tiene que ver con las pocas oportunidades que tiene la gente de este pueblo”, reaccionó José Torres, uno de los portavoces del grupo, a preguntas de este diario. El alcalde Josian Santiago dijo que conocía a las familias de esos jóvenes. “No salimos del espanto porque mi pueblo es un pueblo tranquilo, porque realmente no tenemos ese problema en Comerío”, indicó. Aseguró que no recuerda la fecha del último asesinato investigado por la Policía.

En la lucha por el control de los puntos de venta de drogas en la barriada San Miguel, también conocida como comunidad El Cerro, en Naranjito, estaría el origen de las disputas que desataron la matanza registrada el sábado pasado en el caso urbano de Comerío. Distintas fuentes policiales señalaron a EL VOCERO que dos de las víctimas, Christian Cruz Serrano y Ángel Luis “Indio” Santiago Díaz, tenían una especie de sociedad y presuntamente en la madrugada de pasado 8 de diciembre atentaron contra la vida de un joven encargado de la venta de drogas en uno de los puntos. El joven que dirigía el punto pasó un tiempo hospitalizado tras el suceso y no quiso dar información a los agentes investigadores en ese entonces. Trascendió, además, que este ya no reside en Puerto Rico. En los primeros días de enero, Cruz Serrano fue objeto de una golpiza y expulsado del lugar con la advertencia de que no podía operar allí. Las rencillas siguieron y aunque la Policía no tiene claro quién es la persona que en la actualidad tiene el control de los puntos, se sabe que las vidas de ambos jóvenes tenían precio. La investigación apunta a que Cruz Serrano y su pareja, quien resultó ilesa en el suceso, habían invitado a compartir a otra pareja, Nahir Zoé Rolón del Toro y Luis A. Torres Morales, ambos ajenos a los “negocios” del anfitrión. La pareja fue asesinada en medio de la balacera. El otro joven que murió, Raymond Rivera Collazo, de 20 años y a quien se le ocupó un revólver, presuntamente tenía algún tipo amistad con Cruz Serrano, en cuya camioneta fue ocupada otra arma.


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