Revista Mirame Siempre Noviembre 2019

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DIAGNÓSTICO López Martínez mencionó que el diagnóstico de la condición es uno físico, a través de los síntomas y el historial del paciente. “En una primera visita el paciente puede salir con un diagnóstico porque podemos ver si hay inflamación, se evalúa el rango de movimiento y otros síntomas que se puedan documentar. Si el diagnóstico es tentativo se pueden realizar pruebas de laboratorio que buscan niveles de inflamación y sedimentación en sangre (ESR), proteína C reactiva (CRO), marcadores antinucleares (ANA Test) y factor reumatoide (RF)”. TRATAMIENTOS El tratamiento para la artritis idiopática juvenil es uno multidisciplinario que envuelve al reumatólogo pediátrico, quien se encarga del diagnóstico y tratamiento principal; nutricionistas, para mantener una dieta balanceada y un peso saludable; oftalmólogo que se encarga de descartar otros padecimientos o afecciones visuales; fisiatra y terapistas físicos, quienes se aseguran de que la articulación preserve el rango de movimiento y el paciente no pierda funcionalidad. Entre tanto, las terapias farmacológicas a cargo del reumatólogo pediátrico se aplican dependiendo cuán agresiva sea la artritis del niño o cuan bien este responda al tratamiento. “Hay niños que llegan con una rodilla hinchada, se inyecta y no regresa por años. Otros regresan en la pubertad. Pero hay niños que no se van en remisión y brincan de una gama de tratamientos a la otra. Esto hace más difícil pronosticar y saber si es una condición que prevalecerá en la adultez temprana. Mientras más tiempo estén en remisión, menos probable que esa condición progrese a la adultez temprana”, enfatizó la Dra. López, formada en el Cincinnati Children’s Hospital, en Ohio. Esta primera línea de tratamiento consiste en antinflamatorio no esteroidales como el ibuprofenos o el naproxeno, o mediante inyecciones intrarticulares donde se deposita un poco de esteroide en la articulación en caso de que sean una o dos articulaciones. En casos de niños con artritis idiopática de moderada a severa que ha fallado a la primera línea de tratamiento, se emplea

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lo que se conocen como modificadores de enfermedad reumática. Mientras que la tercera línea de tratamiento está basada en terapias biológicas, la cual se emplea en aquellos pacientes que no se han ido a remisión después de las primeras dos líneas de tratamiento, y que experimentan inflamación, articulaciones erosionadas por un ataque más severo, entre otros. “La mayoría de los pacientes a quienes se aplica la tercera línea de tratamiento se van a una remisión buena. Son muy pocos los que se quedan activos o que requieren tratamiento durante la adultez temprana. Por lo general un diagnóstico a tiempo y tratamiento agresivo y adecuado tienden a llevar al paciente a una remisión más rápida”, concluyó la especialista.

La Dra. Annette López Martínez es reumatóloga pediátrica y egresada de Cincinnati Children’s en Ohio. Llegó a Puerto Rico en 2011, después de entrenarse y ha permanecido ejerciendo desde entonces. Cuenta con práctica en el San Jorge Children’s Hospital y en Manatí Medical Center. También ofrece clínicas de rehabilitación en SER de Puerto Rico. MIRAME SIEMPRE 65

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