Visión UC n°283

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MAYO 2019

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FAMILIA

PAULINA VALENZUELA GERLACH

Cuidar a los cuidadores Es el objetivo de este programa pionero de la UC que lleva 10 años apoyando a quienes cuidan a familiares dependientes. Está inspirado en el sentido de comunidad, y valora la dedicación a la familia. La solidaridad, la empatía y la preocupación por quienes trabajan en la universidad y a la vez están a cargo de un familiar dependiente, es lo que llevó hace 10 años a crear «Familiares Cuidadores Funcionarios UC», un programa que ya cuenta con 177 egresados de su curso-taller. Quienes han participado en él, destacan los significativos beneficios que genera haber sido parte de esta vivencia.

DÓNDE Y CUÁNDO El curso-taller se realiza en 18 sesiones quincenales de hora y media, en el Campus San Joaquín. Bienestar UC gestiona con las jefaturas de los asistentes para que miércoles por medio, la hora de almuerzo se extienda en 30 minutos adicionales, a fin de que puedan asistir al curso. El almuerzo es provisto por el programa. Para inscribirse en la versión que está por comenzar, hay que escribir a Natalia Cisternas, ncisternas@uc.cl. Pueden participar personas que todavía no son cuidadores de familiares dependientes, pero que prevén que en el futuro asumirán ese rol.

RED DE APOYO

TRAYECTORIAS

¿Qué se aprende?

Fotografía: Luis Barría

En el trasfondo de este programa está la vocación de ofrecer un espacio para que aquellos que junto con trabajar en la universidad cuidan a un familiar, en esta instancia sean ellos los cuidados. Katica Zlatar supo de este programa tiempo después de que su madre sufriera un accidente cerebro vascular que la dejó postrada. Así, en 2018, esta funcionaria de Bibliotecas realizó los distintos talleres de esta iniciativa que la capacitó para entregar los cuidados necesarios que permietiran alivianar la dura nueva vida de su mamá. «A mi madre, a mi hermana y a mí la vida nos cambió de un día para otro. Uno nunca se espera que esto suceda. Por eso agradezco a este programa enormemte por los talleres a los que asistí», sostiene Katica. Solange Campos, directora del programa, explica que en ese espacio los académicos, funcionarios y profesionales se abren a compartir lo que están viviendo. Agrega que además del curso taller hay otros componentes del programa. Uno es la Comunidad de Egresado, que se ha convertido en una red de apoyo. Las personas mantienen el contac-

CUIDADORES. Hoy el 95% de los familiares que requieren ser cuidados por miembros de la comunidad UC son adultos mayores. Katica Zlatar (derecha) participó del programa en 2018 para apoyar a su madre, quien sufrió un accidente cerebro vascular.

to con sus ex compañeros, se ayudan entre sí y comparten informaciones y datos. El programa les organiza un encuentro una vez al año y a futuro potenciará los vínculos a través de una plataforma digital. El otro componente es la asesoría profesional, para lo cual recurren a expertos de las distintas facultades con el fin de resolver consultas, por ejemplo,

sobre temas legales relacionados con los adultos mayores. El cuidado de estos es un tema para el cual la sociedad no está preparada, sostiene Campos. Se estima que uno de cuatro adultos mayores requiere ayuda en su diario vivir, y uno de cada 8 tendrá dependencia severa. El programa Familiares Cuidadores ha sido pionero en encarar de esta realidad.

• Cuidarse para cuidar. • Técnicas básicas de cuidados de una persona postrada. • Cambios fisiológicos y sicológicos en personas mayores. • Higiene del sueño, alimentación saludable, administración del tiempo, manejo del estrés y la ansiedad. • Levantar redes familiares y sociales. • Resolver grandes temas. No hay respuestas únicas, pero sí hay metodologías para toma de decisiones. • Negociar para adoptar acuerdos que involucran al resto de la familia. • Cómo relacionarse con un familiar con daño cognitivo. • Cómo hacer uso de beneficios y sistemas en Fonasa, isapres, etc. • Qué es el duelo y cómo enfrentarlo.

Él llegó en 1974 y ella cinco años después. Con más de cuatro décadas trabajando para distintas unidades de la UC, este es el testimonio de dos funcionarios comprometidos con su labor.

LUIS COLOMA OLIVARES Jefe de procesos de contabilidad y finanzas, Facultad de Artes «En abril de 1974, a la edad de 19 años, me presenté a trabajar a una oficina ubicada en el segundo piso de un edificio de calle Portugal. 45 años después sigo acá. Y cuando digo acá, no me refiero a un espacio físico, porque en todos estos años. He tenido la oportunidad de pasar por el campus de Casa Central, San Joaquín, el Hospital UC, y desde hace casi 30 años, en nuestro querido y mágico campus Oriente. He visto cómo crece la universidad. Siempre pensando en aumentar mis conocimientos, y también los recursos, estudié contabilidad, con la idea de desarrollarme en esta área. Y no me equivoqué. Hoy, desde la dirección económica de la Facultad de Artes, miro atrás y veo el camino recorrido con esfuerzo, pero que me ha permitido crecer y desarrollarme en todo sentido. Llevo 41 años de matrimonio y tengo cinco hijos, de los cuales dos son titulados de Ingeniería UC, otro estudia Ingeniería en sonido en el Duoc UC, y la menor cursa su quinto año de Enfermería también en la UC. La UC es como mi casa. Por eso, agradezco a Dios la posibilidad de trabajar acá, pues todo lo que soy hoy día es, en parte, gracias a esta institución».

VIVIANA MALDONADO MARCHANT Secretaria oficina del Ombuds «En marzo del 1979, con 20 años recién cumplidos, llegué a hacer un reemplazo como secretaria a la dirección del Instituto de Geografía, para luego asumir oficialmente el cargo. Ahí trabajé con cuatro directores hasta 1998. Luego, fui secretaria de tres decanos en la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, hasta 2013. Desde entonces y hasta hoy, me desempeño en la oficina del Ombuds, y desde el año pasado apoyo también a la Unidad de Prevención y Apoyo a Víctimas de Violencia Sexual. Estoy casada con un profesor de Literatura y soy madre de cuatro hijos profesionales, el mayor periodista (30), los mellizos, médico veterinario (28) y kinesióloga (28) y la menor, cirujano-dentista (25). Cuando llegué, en el campus San Joaquín, era otra época: no había computadores, así es que escribíamos a máquina manual y eléctrica. Recuerdo que para imprimir las pruebas teníamos que picar stencil (escribir con la cinta suelta) y luego los mandábamos al copiado (roneo) a Agronomía. Veo a la UC en un gran momento, ya que está muy bien posicionada en materia de excelencia académica, laboral y existe respeto en la comunidad. En verdad, es un privilegio y un agrado trabajar aquí».


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