DICIEMBRE DE 2018 / ENERO DE 2019
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La química del profesor Alejandro Toro-Labbé • El nuevo decano de la Facultad de Química y de Farmacia ocupará el cargo durante los próximos cuatro años, periodo en el que esta unidad transitará a su nueva estructura de dos escuelas.
TRAYECTORIA. El académico ha liderado más de 30 proyectos de investigación, entre ellos, el Núcleo Milenio Procesos Químicos y Catálisis.
CARLOS OLIVA Y MAXIMILIANO MONSALVES
Emplazado en su antigua oficina, la que poco a poco abandona por la del decanato, Alejandro Toro-Labbé ha podido observar desde sus amplios ventanales cómo la Facultad de Química a la que llegó hace 20 años es hoy una unidad totalmente distinta. Si hace dos décadas el número de académicos no superaba las tres docenas, hoy esta cifra supera los 60. Es una facultad que alberga a más de 400 estudiantes de pregrado y cerca de 90 de posgrado, además de un número significativo de investigadores posdoctorales. El universo de estudiantes de pregrado está distribuido en dos carreras, Química, y Química y Farmacia. Y en posgrado, cuenta con el Doctorado en Química creado hace casi cinco décadas. De ahí que a este académico no le sorprenda que en términos de publicaciones esta sea, probablemente, la facultad que «más contribuye en Chile en su área». Datos de la unidad confirman el alza en productividad: si en 2014 hubo 105 publicaciones ISI con un factor de impacto de 230 (suma de citas recibidas por artículo), en 2017 hubo un aumento en ambos guarismos: 139, con un impacto de 432. Son cifras que refrendan la curva ascendente en investigación y docen-
El decano es miembro de la Academia Chilena de Ciencias y editor asociado de una revista internacional. cia de este lugar que, en 2015, inauguró un nuevo edificio de docencia con una inversión de un poco más de 1.300 millones de pesos, con tres pisos de altura y una superficie de 1.197 m2. Y a esto se suman las nuevas instalaciones en el Centro de Ensayos y Estudios Externos de Química (CEQUC), obras en las que se invirtieron cerca de 250 millones de pesos. Pero si de cambios se trata es sin duda el renombramiento de este recinto el más significativo: pasó de ser Facultad de Química a la actual Facultad de Química y de Farmacia.
A ella, este doctor en Ciencias físicas de la Universidad Pierre y Marie Curie (París VI) de Francia, ayudará a «transitar desde la vieja estructura a la nueva», dice. La vieja organización de la facultad estaba diseñada en términos de cuatro departamentos: química física, química orgánica, química inorgánica y farmacia. Hoy, la nueva estructura se sostiene en dos grandes unidades: la Escuela de Farmacia y la Escuela de Química.
ALIANZAS PÚBLICO-PRIVADAS Alegre y enfático conversa Toro-Labbé entre las paredes amuralladas de libros, no pocos de ellos de química teórica computacional, el expertise por el cual se ha hecho conocido. En efecto, Toro-Labbé, ha trazado las líneas de distintas investigaciones desde que llegó en 1998 desde la Universidad de Chile, su alma máter, a la UC como profesor titular. Ha liderado más de 30 proyectos de investigación, entre ellos el Núcleo Milenio Procesos Químicos y Catálisis (CPC), un
centro multidisciplinario de investigación y formación de jóvenes científicos que integra teoría y experimento. Asimismo, fue miembro del consejo superior de ciencias de Fondecyt desde 2006 a 2009 y presidente del mismo en 2009. En su trayectoria como académico e investigador, el profesor, padre de dos profesionales, ha recibido destacados reconocimientos: el Premio Cátedra Presidencial en Ciencias en 1998, la Beca Guggenheim, su incorporación a la Academia Chilena de Ciencias, y su nombramiento como editor asociado del Journal of Molecular Modeling (de Springer). Aplicará esta experiencia en aterrizar los distintos objetivos de la facultad. Entre estos está el posicionarse entre las mejores del continente. «Queremos que gente buena se venga a estudiar a la UC, queremos hacer investigación y docencia desde miradas nuevas», asevera. Toro-Labbé explica que no solo se deben seguir impulsando líneas de investigación de interés inmediato
para el país, como la minería metálica y no metálica, la industria energética, la industria agroalimenticia o el sistema público de salud. También se debe potenciar el desarrollo de conocimiento mediante la investigación básica. De ahí la importancia de las alianzas con los sectores público y privado. La facultad ya ha establecido varias con empresas como Rockwood Lithium, líder en la producción de litio en el mundo; y con ENAEX, el mayor productor en América Latina de nitrato de amonio para la fabricación de los explosivos para minería. Además, aquí se lidera un importante trabajo colaborativo con el Ministerio de Salud, el proyecto Polaris, para la implementación y seguimiento farmacoterapéutico en los centros de salud primaria de todo Chile, ayudando principalmente a los adultos mayores. «Todo lo que nos rodea es materia y la química es la ciencia que estudia la materia, por eso es una ciencia central», asegura el profesor.