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DÍA DEL SAGRADO CORAZÓN 2018
VISIÓN UC
PREMIO ABDÓN CIFUENTES 2018
María Elena Santibáñez, defensora de los vulnerados • La abogada UC y directora del Departamento de derecho procesal penal ha dedicado su vida a la defensa de las víctimas de delitos sexuales y de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. CAMILA CARREÑO CARRASCO
A los 16 años María Elena Santibáñez entró a estudiar Derecho en la UC y en tercer año tuvo un accidente que la obligó a congelar. «Una de las mejores cosas que me ha pasado en la vida fue que me hayan atropellado», cuenta, porque cuando volvió a clases conoció a dos personas clave en su vida: el profesor Enrique Cury y su compañero Winston Alburquenque. El primero la hizo encontrar su vocación con sus clases de Derecho penal: «Yo vi esos delitos (sexuales) y dije a esto yo me quiero dedicar». El segundo se transformó en su marido. Ambos son abogados, llevan juntos 26 años, están casados hace 18 y tienen dos hijos, Elena (11) y Agustín (5). María Elena Santibáñez, nacida en Concepción, es profesora asociada adjunta de la Facultad de Derecho y directora del Departamento de derecho procesal penal desde 2017. Cuando supo que era la ganadora del Premio Abdón Cifuentes 2018 –por su aporte al desarrollo del país desde la universidad– vibró de alegría. De inmediato pensó en EnriMARÍA ELENA SANTIBÁÑEZ. Impulsó la creación de la unidad especializada de delitos sexuales y violentos del Ministerio Público en 2003, y fue su primera directora.
que Cury, su maestro, quien ha inspirado gran parte del trabajo que hace. Cuando se desempeñó como jefa de gabinete en la Fiscalía Nacional, impulsó la creación de la unidad de delitos sexuales, pues solo había apoyo a víctimas y lo que se necesitaba era hacer más efectiva la persecución de esos delitos. Finalmente se creó la unidad y ella fue su primera directora entre 2003 y 2007. En paralelo, continuó haciendo clases. «Me involucro mucho en el proceso formativo de los alumnos, sobre todo acá en la clínica jurídica», relata desde su oficina en el piso ocho. Además de que sean buenos abogados, busca inculcarles la empatía: «Que no se olviden que estamos atendiendo a personas que están con problemas».
EN LA CLÍNICA JURÍDICA «Siento que trabajar con pasión es la clave para poder efectuar cambios importantes», asegura. Así lo ha demostrado como encargada de la oficina penal de la clínica jurídica, desde 2015, espacio que vincula la formación de los alumnos con la
Su rol en los medios El compromiso público María Elena Santibáñez lo vive también al responder a los requerimientos de los medios de comunicación, asegura que son sus habilidades pedagógicas las que le han servido: “Logro explicar las cosas en términos que las personas puedan entenderlas más fácilmente”. Así, entre sus clases, la clínica jurídica y sus idas al Congreso Nacional, se da el tiempo para aclarar las dudas respecto a sus casos y a otros temas jurídicos en televisión, radio y prensa escrita.
práctica, donde se ofrece orientación legal y representación judicial –de forma gratuita– a víctimas derivadas generalmente desde las fiscalías. «Defender a personas y representar sus derechos, que de otra manera no se verían representados. Eso es lo que nos mueve a nosotros», dice sobre el equipo. Hoy son seis abogados –solo uno a tiempo completo– y tienen 230 casos vigentes: «Es el precio del reconocimiento que estamos teniendo dentro del sistema público y penal». La abogada y magíster en Derecho de la UC siempre quiso ayudar a víctimas de delitos sexuales. Luego se especializó en la defensa de niños, niñas y adolescentes desprotegidos, cuyo contexto de vulnerabilidad está, a veces, «originado por los propios padres». Por eso, dice, «cuando tomo un caso me involucro como si fuese un caso que afecta a mi familia». A Santibáñez le gusta ir a juicio oral: «Siento que, desde el punto de vista de la víctima, es cuando se logra una mayor reparación». Junto a sus alumnos ha abordado causas judiciales de connotación pública y alto impacto social, como las vinculadas con Sename, abusos sexuales de menores, estafas piramidales y terrorismo. «Ha sido una experiencia de vida impagable y el compromiso que veo de los abogados que trabajan conmigo y de los alumnos, es una de las máximas satisfacciones que tengo», afirma. La profesora aporta también en el Congreso, en materia de delitos sexuales, violencia de género y responsabilidad penal juvenil. Así lo ha hecho en las leyes de femicidio y declaraciones videograbadas de menores de edad, y en los proyectos sobre
acoso callejero e imprescriptibilidad de delitos sexuales. «Es obligatorio para los académicos tratar de participar lo más posible en la tramitación de las leyes», afirma, pues considera muy relevante para los legisladores tener la mirada de quienes han estudiado los temas: «Desde ese rol puedo ayudar bastante en que cambien muchas cosas que siguen siendo injustas».
«Cuando tomo un caso me involucro como si fuese un caso que afecta a mi familia». Reconocida por sus pares como la mejor penalista del país, según una encuesta de Revista Capital, Santibáñez es también profesora permanente de la Academia Judicial; integra el directorio del Observatorio Judicial –instancia que monitorea el desempeño de los tribunales–; es consejera de fundaciones como Ciudad del Niño y Amparo y Justicia; y en la UC ha contribuido a elaborar la política de prevención de delitos sexuales. Para María Elena Santibáñez es difícil compatibilizar su intensa vida laboral con su familia. Los casos le significan un gran desgaste emocional y físico. Para cargarse de energías le gusta viajar con su marido y sus dos hijos. Le encanta celebrar su cumpleaños en una gran fiesta, con baile y karaoke. «La mejor forma de agradecer me parece que es, justamente, ayudando a que otras personas puedan salir de las situaciones de injusticia que las afectan», sentencia.