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Rosa Painevil
Esforzada y destacada ● Partió como auxiliar de servicio y hoy trabaja en un escritorio con vista a todo el campus San Joaquín. Rosa Painevil (41) es funcionaria en la Dirección de Informática y acaba de ganar el premio al desempeño destacado de la UC. Auska Ovando
Nunca se quedó quieta. Desde que entró a trabajar a la Universidad Católica, Rosa Painevil tomó cuanto curso pudo. Desde contaduría hasta Excel, se quedaba a estudiar de noche y los hacía todos. «Hay que aprovechar todas las oportunidades», dice. Entró a trabajar en 1993 a Casa Central como auxiliar de servicio, haciendo aseo y atendiendo reuniones, contratada por una empresa externa. En 1997 pasó a ser funcionaria directa de la universidad, en 2004 emigró a San Joaquín y hace un año, luego de ganarse una beca de la Vicerrectoría de Asuntos Económicos y Administrativos (VRAEA) para estudiar Asistencia Ejecutiva, le ofrecieron integrarse a la subdirección de administración y finanzas del Departamento de Informática. Fue ahí donde cambió el delantal blanco por su uniforme y hoy, desde su escritorio en el octavo piso del edificio Citeduc, maneja toda la logística, equipos y servicios que ese departamento debe mover y realizar. Pero los méritos de Rosa no son sólo laborales. Sus compañeros la califican como una persona alegre y comprometida con la que es grato trabajar. «Es súper colaboradora. Siempre está dispuesta a ayudar. Tiene muy buen carácter, es muy amena. Nosotros estamos contentos con ella», cuenta Cristina Vidal, asistente de finanzas y compañera de oficina de Rosa. Su jefa, Mabel Arenas, también comparte esta impresión: «Es excelente. Siempre dispuesta, responsable y metódica». Por todas estas razones es que el pasado noviembre Rosa fue premiada como uno de los 48 funcionarios con desempeño destacado en toda la universidad. Un galardón que se entregó por primera vez este año y que se considera como un reconocimiento a la calidad profesional y humana. Rosa es conocida en toda la Dirección de Informática por su carácter sociable, y aunque le encanta su trabajo actual, extraña la posibilidad de pasar por todos los pisos y hablar con la gente que le ofrecía su trabajo anterior. «La gente de aquí es súper cariñosa y me gustaba mucho conversar con todos», dice. Mario Nupallante, compañero de Rosa, lo confirma: «Todos acá la conocen, se relaciona muy bien con las personas, no tiene problemas con nadie y es súper adaptable». A pesar de que entra a las 9 de la mañana, Rosa sale desde su casa en Lo Prado para llegar a las 7 a San Joaquín y así poder trotar por las canchas del campus. Le gusta hacer deporte,
más si es al aire libre. Y es que, para ella, hay que aprovecharlo todo. «Siempre es gratificante seguir aprendiendo y haciendo cosas, trato de ir mejorando cada día», cuenta. Reconoce estar muy contenta de haber recibido el premio y afirma que seguirá estudiando y perfeccionándose en lo que le gusta. «Para uno es gratificante seguir aprendiendo cosas. No quedarte ahí y cerrarte. Si yo tengo la oportunidad de volver a estudiar, lo voy a hacer», dice.