Revista Diálogos nº7

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diálo os AÑO 3 / NO7 / enero 2014

Publicaciones Pastoral UC

el impacto ciudadano de la religión Basado en la investigación de Nicolás Somma y Matías Bargsted

Desarrollo humano integral en las políticas públicas Patricio Miranda

Alcances éticos y políticos de una reforma constitucional Arturo Fermandois y Patricio Zapata

El conflicto legal del secreto religioso Jorge Precht

ISSN 0719-1235


AÑO 3 / NO7 / enero 2014

Director José Luis Romero Editoras Macarena Maldonado María de los Ángeles Castillo Comité Editorial P. Cristián Roncagliolo Andrés Covarrubias Arturo Yrarrázaval Catalina Balmaceda Cecilia Bralic Cristián Opazo Duvan Henao Eugenio Bobenrieth Laura Luna Marcos Singer María Angélica Fellenberg Marta Winter Paulina Humeres P. Rodrigo Polanco Rodrigo Tapia Saide Cortés Sergio Maturana Valerio Fuenzalida Directora Creativa María Soledad Hola Diseño Marco Valdés Correctora Literaria Ana Triviños Colaboradores Bernardita Aspillaga César Cortés Consuelo Altamirano Eduardo Elgueta Fernando Vergara Gladys Olguín Javiera Santibáñez Magdalena Cofré Mauricio Ferrari Paulina Bustamante

Impresión Fyrma gráfica Diálogos es una publicación cuatrimestral. Las opiniones vertidas en los artículos no representan forzosamente el pensamiento de la Pontificia Universidad Católica de Chile o de la Revista Diálogos y son responsabilidad exclusiva de su autor | ISSN 0719-1235 | © Pontificia Universidad Católica de Chile, 2014 | Se autoriza la reproducción de artículos y crónicas de esta revista, siempre que se cite la fuente.

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editorial POR _ José Luis Romero, director | jlromero@uc.cl

«Esto debiera ser entonces una de nuestras tareas: hacer de lo público un servicio querido, digno, realizador y posible, en cuyo horizonte esté la entrega generosa, en que aparezca la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás (cf. eg n. 273)».

La participación política y ciudadana es un tema que ha tomado relevancia en el último tiempo, no solo por la contingencia de las pasadas votaciones, sino por el alto empoderamiento social, los frecuentes cambios en los referentes políticos y las bajas cifras de concurrencia electoral recientes. ¿De qué modo podremos interesar más a nuestra juventud a participar de la vida pública? ¿Qué política concreta se ha implementado para hacer del servicio público una alternativa atractiva para los nuevos profesionales? ¿Creemos que el servicio público es una vía para buscar, reconocer y encontrar el bien del otro? En su reciente exhortación, Evangelii gaudium, nuestro papa Francisco nos ha recordado que este involucramiento es también un anuncio, una misión: «una altísima vocación, una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común» (n. 205). Esto debiera ser entonces una de nuestras tareas: hacer de lo público un servicio querido, digno, realizador y posible, en cuyo horizonte esté la entrega generosa, en que aparezca la enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos que han decidido a fondo ser con los demás y para los demás (cf. n. 273). Desde esta perspectiva, y comenzando nuestro tercer año de vida como revista, hemos querido dedicar este número a cuestiones relativas al bien común, donde desde distintas aristas se aborda la relación entre la fe y la política. El reportaje central nos proporciona un interesante análisis sobre cómo

la adhesión religiosa se vincula con la identificación y participación política, con base en los aportes de la investigación realizada por los académicos Nicolás Somma y Matías Bargsted, de la Facultad de Ciencias Sociales UC, quienes plantean que los católicos muestran una ciudadanía política más intensa que los grupos religiosos minoritarios. Por su parte, la investigación del profesor Patricio Miranda, de la Facultad de Ciencias Sociales UC, propone tres lineamientos para la confección de un instrumento que permita medir el Desarrollo Humano Integral al interior de las políticas públicas. Asimismo, desde la perspectiva de la formación, la investigación liderada por la profesora de Educación UC Julia Sequeida aborda la vida de cuatro pensadores que fueron ejemplos de justicia y caridad, y cómo sus testimonios pueden orientar la trasmisión de valores en la labor docente. Por último, el profesor Jorge Precht plantea el conflicto del derecho canónico con la legislación chilena en lo que respecta al secreto de confesión. En último término, y a modo de respuesta al llamado misionero del Santo Padre, quisiera instar a nuestros lectores a ser parte de la convocatoria de nuestra Iglesia de Santiago a iniciar un nuevo tiempo de misión, en la llamada Misión Territorial, cuya invitación se centra en la salida al encuentro del otro, dialogando, escuchando y anunciando la alegría del Evangelio.

AÑO 3 / NO7 / enero 2014

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El alma dE nuEstras Estructuras

contenidos EDitoriaL 01.

LA POLÍTICA, FOrMA PreCIOSA De LA CArIDAD José Luis Romero opinión 04.

JUAN XXIII Y eL BIeN COMÚN Roberto Rusconi El desarrollo de la sociedad, en relación a la productividad, no puede ir en desmedro de la dignidad de las personas. Al respecto, el Papa bueno sostiene que es deber de todos los miembros ocuparse de la consecución del bien común para su plena realización como seres humanos. 05.

COMPrOMISO CON LOS OTrOS: eL CAMINO DeL BIeN COMÚN P. Cristián Roncagliolo El compromiso cívico del cristiano debe orientarse a la participación activa en las decisiones que conducen la sociedad, de modo de procurar la plena realización del bien común a la luz de la fe y el vínculo consciente con los otros.

ZAGUÁN De LO CONTADOr Acceder al campus Lo Contador a través del zaguán principal es siempre una experiencia potente para los sentidos de los transeúntes. Este espacio intermedio, de generosas proporciones y austeras formas, es capaz de producir la tregua necesaria de la calle y su desprotección con el interior, pacífico y acotado, que nos regala su umbral. De esta forma, enmarca el paisaje cercano del jardín, el que todo el año está perfumado con el cerro como un trasfondo arbolado más distante. Traspasarlo cada vez, pero sobre todo en las mañanas en que la luz, los colores y los olores se acentúan, es sin duda el mejor inicio de la jornada. Si todas las puertas tienen un sentido profundo relacionado con sus funciones de abrir o cerrar espacios, en este portal pausado al que se accede subiendo desde la calle la amplia escalera de piedra, ese sentido se amplía y magnifica para acogernos espléndidamente con su cuidada vegetación y sus largos corredores y pilares que matizan la luz de las distintas horas del día. Lugar de encuentros, de cruces, saludos y despedidas que ha sido atravesado por miles de personas en su historia de pasado agrícola y religioso. Espacio que abre sus pesadas puertas de madera como invitante abrazo cada mañana, para replegarlas sólo en las noches, cuando ya es tarde. El zaguán acoge desde hace cincuenta años a estudiantes con carpetas de dibujos y maquetas, que lo cruzan ansiosos los días de entregas; a administrativos, profesores y visitantes que atraviesan su semipenumbra. Todos pasan por el mismo portal que resiste el paso de los tiempos como mudo testigo que conecta el pasado con el presente. POR_ Paz Cox, profesora de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC | dcoxc@uc.cl

rEportajE cEntraL 06.

IMPACTO De LA reLIGIÓN eN LA CIUDADANÍA POLÍTICA Basado en la investigación de Nicolás Somma y Matías Bargsted ¿Cuán decisiva es la identidad religiosa respecto de la intensidad con la que cada ciudadano manifiesta los vínculos conductuales que ha establecido con los asuntos de la polis?

maEstro DE maEstros 12.

FerNANDO CASTILLO VeLASCO: ArQUITeCTO MODerNO Y De CONCIeNCIA SOCIAL Sebastián Gray miraDa ExtErior 13.

CHILe, eL MOMeNTO De reFLeXIONAr María Montt


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cara a cara

invEstigaciónEs acaDÉmicas

opinión

14.

22.

37.

ALCANCeS ÉTICOS Y POLÍTICOS De UNA reFOrMA CONSTITUCIONAL Entrevista a Arturo Fermandois y Patricio Zapata Dos expertos en Derecho Constitucional de la UC dialogan sobre algunas de las afirmaciones y propuestas de los candidatos presidenciales de las últimas elecciones.

DeSArrOLLO HUMANO INTeGrAL eN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Patricio Miranda A la luz de los aportes de la encíclica Caritas in veritate, se abordan tres aspectos que deben ser considerados a la hora de evaluar el desarrollo de un modo más integral. 28.

prEguntas EntrE acaDÉmicos 20.

LAS PrOPUeSTAS De FrANCISCO: reNOVACIÓN Y DIÁLOGO Andrés Covarrubias y P. Andrés Ferrada Dos académicos de la UC comentan sobre los alcances de los primeros documentos del Santo Padre, Lumen Fidei y Evangelii gaudium.

eL CONFLICTO LeGAL DeL SeCreTO reLIGIOSO Jorge Precht Desde el año 2000, la legislación chilena ha asimilado el secreto religioso al profesional. Lo anterior deja en evidencia las diferencias que existen entre la normativa estatal y canónica, y la falta de reconocimiento a los distintos principios religiosos. 32.

26. 27.

LA JUSTICIA CArITATIVA eN LA VIDA De CUATrO PeNSADOreS Julia Sequeida NOTICIAS PASTOrALeS FONDOS CONCUrSABLeS

Fondos de la Vicerrectoría de Investigación y de la Vicerrectoría Académica UC a los cuales los profesores pueden acceder hasta marzo de 2014.

La formación de personas íntegras, de ciudadanos responsables y justos, debe ir acompañada de una educación más humana, que se rija por relaciones de gratuidad, misericordia y caridad como ejes de la labor docente. Ejemplos de este tipo de entrega son León Bloy, Irena Sendler, Enrique Salas y Alexis Carrell.

BIeN COMÚN: AMISTAD VerDADerA Álvaro Ferrer Para que el bien común sea el referente que alumbre nuestro actuar, se requiere que este ostente un contenido verdadero que sea querido y comprendido igualmente por todos los miembros de la sociedad.

LEtra viva 38.

MÁS ALLÁ DeL MUrO eNTre CreYeNTeS Y AGNÓSTICOS Mensaje del presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, cardenal gianfranco Ravasi, con motivo del Atrio de Santiago.

EL pEso DE La paLabra 40.

CArTA eNCÍCLICA reDeMPTOrIS MISSIO Santiago Orrego Comentario del documento pastoral escrito por el pronto nuevo santo Juan Pablo II, sobre la urgencia de salir al encuentro de los pueblos que no conocen a Cristo.

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opinión | Roberto Rusconi

juan xxiii y el bien común Roberto Rusconi

roberto_rusconi@fastwebnet.it Cientista político por la Universidad Católica de Milán, profesor de la Università Roma Tre.

«el criterio de la consecución del bien común es esencial para asignarle un lugar central al hombre, es decir, ser capaces de que la persona sea el objeto y la finalidad de todas las instituciones que se manifiestan en la vida social».

E

n 1961 el papa Juan XXIII publicó la encíclica Mater et Magistra, con motivo del septuagésimo aniversario de la promulgación de Rerum Novarum, texto que había iniciado la formulación de la doctrina social de la Iglesia, en respuesta a las preguntas sobre las nuevas condiciones sociales producidas por la industrialización y la urbanización. A la época se pasaba por alto la preocupación de que el Estado debía «velar por el bien común». Sin embargo, en Mater et Magistra el Papa puso al bien común en el centro de su reflexión. El texto se refiere no solo al desarrollo integral de la persona, sino que también a la producción en cuanto esta debe respetar la dignidad del hombre, la equidad y la justicia: «En algunas naciones, frente a la extrema pobreza de la mayoría, la abundancia y el lujo desenfrenado de unos pocos contrasta de manera abierta e insolente con la situación de los necesitados. En otras se grava a la actual generación con cargas excesivas para aumentar la productividad de la economía nacional, de acuerdo con ritmos acelerados que sobrepasan por entero los límites que la justicia y la equidad imponen» (n. 69). La persona humana es la base del texto papal: el criterio de la consecución del bien común es esencial para asignarle un lugar central al hombre, es decir, ser capaces de que la persona sea el objeto y la finalidad de todas las instituciones que se manifiestan en la vida social. En su siguiente encíclica, Pacem in Terris (1963), la noción de bien común adquiere una dimensión global, al insistir en la creación de instituciones eficaces que

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lo promuevan de manera efectiva (n. 26): «Con la dignidad de la persona humana concuerda el derecho a tomar parte activa en la vida pública y contribuir al bien común» (n. 32). En este nuevo enfoque se basa también la constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II (1965): «La interdependencia, cada vez más estrecha, y su progresiva universalización hacen que el bien común —esto es, el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección— se universalice cada vez más, e implique por ello derechos y obligaciones que miran a todo el género humano» (n. 26). El documento entiende el bien común como un instrumento ordenado de la realización humana, de los individuos y de la comunidad. Los temas de las dos encíclicas del papa Juan XXIII y de los documentos conciliares fueron retomados por el papa Pablo VI en su encíclica Populorum progressio (1967), en que termina con un llamado a los católicos, a los cristianos, a los creyentes, a los hombres de buena voluntad, a los estadistas y a los hombres de pensamiento: «Vosotros, todos los que habéis oído la llamada de los pueblos que sufren, vosotros los que trabajáis para darles una respuesta, vosotros sois los apóstoles del desarrollo auténtico y verdadero que no consiste en la riqueza egoísta y deseada por sí misma, sino en la economía al servicio del hombre, el pan de cada día distribuido a todos, como fuente de fraternidad y signo de la Providencia» (n. 86).


opinión | P. Cristián Roncagliolo

compromiso con los otros: el camino del bien común P. Cristián Roncagliolo padrecristian@uc.cl

Sacerdote, Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Salesiana de Roma, Vice Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

«la fe nos provoca a construir la ciudad de Dios en medio de los hombres, proporcionándonos razones llenas de sentido, para que los valores que sustenta el cristianismo sean propuestos a la sociedad como contribuciones que están en el corazón de un verdadero desarrollo».

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quellos que profesamos la fe cristiana creemos que toda persona, en su búsqueda de la felicidad, reconoce como condición de posibilidad de la misma realizar el camino junto al «Otro» y a los «otros». En efecto, nuestra fe provoca necesariamente vínculos trascendentes e inmanentes que permiten un desarrollo humano integral. En palabras simples: el compromiso con el bien de los «otros» es un camino «por recorrer» para una vida cristiana plena. Llevado a la esfera pública esto se traduce en la conciencia creciente de que la misión del cristiano tiene consecuencias históricas relevantes y que ellas deben estar dirigidas siempre a la realización del bien común, que no consiste en la suma de los bienes particulares de cada sujeto del cuerpo social, sino que tiene como meta prioritaria «el bien de todos los hombres y de todo el hombre» (CDSI n. 165). Con estas coordenadas, el compromiso cívico no es simplemente una acción con efecto social, sino que es un modo por el cual las personas participan del proceso de conducción de la sociedad procurando el bien común. Entendido así, la participación en todos los ámbitos del quehacer político ha de encontrar en los cristianos los primeros protagonistas. Sin embargo, las coordenadas actuales develan signos complejos frente a la participación social. La apatía creciente, generada por el individualismo postmoderno, muestra señales equívocas. Por un lado, provoca en la persona la necesidad de buscar con pasión su propia realización, legítima por cierto. Pero, al mismo tiempo, esta bús-

queda está centrada en el bien individual, cercenando al ser humano de aquel vínculo con los «otros» y con ese «Otro» que le da sentido a la vida. Con esta «corriente» en contra, quienes profesamos la fe en Cristo tenemos el imperioso desafío de revitalizar el carácter relacional de nuestra fe, y el compromiso práctico que ella conlleva, en todas las esferas del quehacer público. En palabras del papa Francisco; «las manos de la fe se alzan al cielo, pero, a la vez edifican, en la caridad, una ciudad construida sobre relaciones, que tienen como fundamento el amor de Dios» (LF n. 51). Así, comprendemos que la fe está al servicio del bien común, donde resulta evidente que «su luz no luce solo dentro de la Iglesia ni sirve únicamente para construir una ciudad eterna en el más allá» (LF n. 51), sino que la fe nos provoca a construir la ciudad de Dios en medio de los hombres, proporcionándonos razones llenas de sentido, para que los valores que sustenta el cristianismo sean propuestos a la sociedad como contribuciones que están en el corazón de un verdadero desarrollo. Los cristianos, ubicados en la intemperie de la historia y en las vicisitudes de una postmodernidad esquiva, tenemos el reto de manifestar en las formas y maneras adecuadas, en el «atrio» de la postmodernidad, aquellas «buenas razones» que permiten que la mirada cristiana sobre el hombre y la historia no solo sean legítimas, sino que le hagan sentido a tantas personas de buena voluntad que, sin conocer a Cristo, intuyen el bien común que conllevan Él y su Evangelio para la humanidad.

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ImPACTO DE LA rELIgIÓN EN LA

CIUDADANÍA POLÍTICA

Las características religiosas de los chilenos importan a la hora de definir sus vínculos con el sistema político y sus ideologías. Esta afirmación es motivo de debate en diversas esferas. tras analizar algunas encuestas nacionales, un equipo de investigadores del instituto de sociología uc ha identificado relaciones entre la identidad religiosa de las personas y su participación y adhesión política. BASADO EN LA INVESTIGACIÓN DE_ Nicolás Somma y Matías Bargsted, profesores del Instituto de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales UC | nsomma@uc.cl – mbargsted@uc.cl

nfluye la religión en la ciudadanía política del país? ¿En qué medida el nivel de religiosidad y la identidad religiosa moldean los vínculos que los chilenos tienen con el sistema político? Este tipo de preguntas se planteó la investigación «Impacto de la religión en la ciudadanía política en el Chile democrático (1990 - 2011)», de los profesores del Instituto de Sociología UC Nicolás Somma y Matías Bargsted, quienes estudiaron diversas relaciones entre el nivel de religiosidad de las personas, el posicionamiento ideológico (izquierda-derecha), la identidad religiosa y la ciudadanía política. En una primera etapa los académicos analizaron encuestas de alcance nacional del Centro de Estudios Públicos (CEP) y de la Corporación Latinobarómetro1, desde mediados de los años noventa hasta 2012, y definieron las variables en cuestión: el nivel de religiosidad —o la intensidad de las prácticas y sentimientos religiosos— fue medido, fundamentalmente, a través de una pregunta de frecuencia de asistencia a servicios religiosos. También se estableció la identidad religiosa de los participantes, referida al grupo religioso con que las personas se identificaban: católicos,

evangélicos e irreligiosos. Y, finalmente, fue considerada la ciudadanía política, es decir, la intensidad de los vínculos conductuales que las personas establecen con el sistema político. Además, fueron consideradas las preferencias político-ideológicas de las personas, medidas en una escala de autoidentificación en el eje izquierda-derecha, la cual sintetiza buena parte de los juicios políticos en Chile. El Magisterio de la Iglesia ha insistido en la necesidad del involucramiento ciudadano en los asuntos públicos, dado que las autoridades no siempre tienen las intenciones o medios para combatir efectivamente los problemas colectivos. El papa Francisco señaló en septiembre de 2013 que un buen católico debe «entrometerse en la política y que lo contrario no es un buen camino para los fieles. La política —dice la Doctrina Social de la Iglesia (ver recuadro)— es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común. No puedo lavarme las manos. ¡Todos tenemos que dar algo!». Al respecto, también podemos recordar lo que se señala en Gaudium et Spes: «La Iglesia alaba y estima la labor de quienes, al servicio del hombre, se consagran al bien de la cosa pública y aceptan las cargas de este oficio» (n. 75).

1. A lo largo del estudio los académicos emplearon modelos de regresión multivariada de mínimos cuadrados y logísticos ordinales o binarios, según la variable dependiente de cada caso. Para identificar la asociación neta entre religión y política controlaron por predictores sociodemográficos habituales (sexo, edad, nivel socioeconómico).

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reportaje central | IMPACTO DE LA RELIGIÓN EN LA ciudadanía política

¿El opio de los pueblos? La literatura internacional sugiere dos hipótesis contrapuestas entre el nivel de religiosidad de las personas y la fortaleza de sus vínculos con el sistema político o ciudadanía política. La primera, según la investigación, es que una mayor religiosidad conduce a un ejercicio más intenso de la ciudadanía política por varias razones: «En las reuniones con correligionarios o en las ceremonias religiosas frecuentemente circula información política. Desde el púlpito los líderes religiosos en ocasiones instan a las personas a interesarse y participar en política». Asimismo, Nicolás Somma explica: «Ciertos elementos de las doctrinas religiosas, en relación a cuestiones como el aborto, la eutanasia, los derechos humanos o la inclusión socioeconómica, generan en las personas una motivación para involucrarse en política y defender tales valores». Una hipótesis opuesta es la tesis de la legitimación. Esta sigue la máxima de Karl Marx de que la religión es el «opio de los pueblos». Según los investigadores, en esta tesis la religión, por ocuparse de asuntos del otro mundo, alejaría la atención e interés de las personas de temas políticos intramundanos vinculados al combate a las injusticias sociales y la dominación de clase. Del análisis de las variables, de acuerdo a las encuestas nacionales utilizadas, se rescató que la asistencia a servicios religiosos promueve intensamente la ciudadanía política, pues quienes más asisten a servicios religiosos conversan más sobre política en sus redes íntimas, tienen más interés en la política, pertenecen a partidos y están inscritos electoralmente en mayor medida que quienes no practican. Para explorar el efecto político de la participación en una determinada religión — evangélicos y católicos—, el estudio testeó la interacción entre frecuencia de asistencia a servicios religiosos con la identidad religiosa. Esta comparación demostró que el efecto positivo de la asistencia religiosa es significativamente menor entre evangélicos que entre católicos, en cuatro indicadores: conversación con amigos, persuasión política, trabajo para partidos o candidatos, e

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inscripción electoral. «Podría decirse que la religión evangélica politiza menos que la católica. Es importante tener en cuenta que en la investigación despejamos el efecto de otras variables. Es decir, comparamos dos personas de la misma edad, mismo género, mismo nivel socioeconómico, pero en que uno es evangélico y el otro católico. Y nos encontramos con que los católicos se involucran más en la política», cuenta Somma. En cuanto a la relación entre la identidad religiosa de las personas —católicos, evangélicos e irreligiosos— y sus vínculos con el sistema político, una primera hipótesis planteada por los investigadores indica que quienes se identifican con la religión tradicional e históricamente dominante —el catolicismo en nuestro caso— deberían desplegar una ciudadanía política más intensa que aquellos que se identifican con grupos minoritarios — evangélicos e irreligiosos—. Ello por dos razones, según explica Nicolás Somma: «Primero, los partidos y líderes políticos estarían más dispuestos a escuchar las demandas del grupo religioso más numeroso y poderoso. Y segundo, las élites de este grupo religioso dominante deberían tener vínculos más estrechos con los grupos políticos. Ambos factores harían a la clase política más receptiva a las deman-

das de la religión mayoritaria, incentivando a sus adherentes a participar, más que a los integrantes de grupos minoritarios». Desde la época de la Colonia existía una alianza entre el reino de España y la Iglesia Católica, indica el sociólogo: «una vez que empieza la República los gobiernos conservadores forjaron una relación bastante fuerte con la Iglesia Católica, lo que produjo intereses y visiones comunes respecto de distintos temas de la vida social. Se generaron élites políticas y religiosas vinculadas entre sí, lo que explica por qué buena parte de los presidentes latinoamericanos son católicos». Sin embargo, la investigación muestra que la hipótesis anterior no parece viable

«Los evangélicos tratan de aumentar su protagonismo en distintos niveles de política y sociedad, exigiendo un mayor reconocimiento y estableciendo alianzas con los partidos políticos en busca de mejor representación e influencia».

OBLIGACIONES DE LOS GOBERNANTES Y DE LOS CIUDADANOS SEGÚN LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA > examinar la verdad > evitar la demagogia > la libertad Hay que tener cuidado con Se deben esComo católicos estamos la manipulación de los sentudiar las procomprometidos a ejercer timientos hacia la patria, la puestas antes nuestra libertad siempre de apoyarlas. Hay que raza, el sufrimiento de los para hacer buscar la verdad con la pobres, la libertad, etc. Hay el bien y mayor objetividad posible. que estar preparado para nunca para tomar opciones que no sean violar los > obligación de participopulares, sino justas. derechos par en la política ajenos. En una democracia los > ordenar las > el fin no justifica gobernantes son elegidos prioridades por el voto popular. Es por El bien común los medios eso que todo ciudadano de la nación Nunca será aceptable tiene la responsabilidad de debe estar por encima de utilizar un medio, en sí votar habiendo estudiado intereses personales. Al mismo per verso, para seriamente los temas y mismo tiempo, no se deben lograr un bien. conocido la posición de violar los derechos natulos candidatos. rales de ninguna persona.


«quienes se identifican con la religión tradicional e históricamente dominante –el catolicismo en nuestro caso– deberían desplegar una ciudadanía política más intensa que aquellos que se identifican con grupos minoritarios». La imagen muestra la celebración del Te Deum, liturgia que reune a los líderes políticos y religiosos de las distintas iglesias.

para Chile, puesto que dos de los presidentes del período democrático, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, son agnósticos, y los cinco presidentes han enfatizado discursos ecuménicos. Esto sugiere que no habría mayores diferencias entre católicos y evangélicos en sus niveles de ciudadanía política. Una hipótesis distinta que incluye el estudio es que las identidades religiosas minoritarias reforzarían su participación política para compensar su mayor debilidad histórica, y quizás también socioeconómica, lo que generaría una mayor participación política entre sus fieles. Así lo evidencia la investigación «Religión, política y ciudadanía» (2007), de Ivgenia Fediakova del Centro de Estudios Bicentenario de la Universidad de Santiago de Chile: «Desde 1990 las Iglesias evangélicas de Chile se consolidaron como un actor político-social emergente, como un

espacio de participación alternativo para la población apolítica, pero socialmente activa. Los evangélicos tratan de aumentar su protagonismo en distintos niveles de política y sociedad, exigiendo un mayor reconocimiento y estableciendo alianzas con los partidos políticos en busca de mejor representación e influencia». Al tabular los datos de las encuestas utilizadas, los evangélicos exhiben una ciudadanía política más débil que los católicos para varios indicadores: conversan menos sobre política, confían menos en los partidos y son menos propensos a pertenecer a ellos, además de estar inscritos en menor medida en el registro electoral. Estas asociaciones son estables en el tiempo. Por otra parte, los irreligiosos exhiben una ciudadanía política más intensa que los católicos en conversación política, persuasión política, trabajo para partidos o candidatos, e interés político.

«la asistencia a servicios religiosos promueve intensamente la ciudadanía política, pues quienes más asisten a servicios religiosos conversan más sobre política en sus redes íntimas, tienen más interés en la política, pertenecen a partidos y están inscritos electoralmente en mayor medida que quienes no practican».

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reportaje central | IMPACTO DE LA RELIGIÓN EN LA ciudadanía política

Religión: ¿izquierda o derecha?

derechismo político», explica el sociólogo.

Una idea clásica es que mientras más religiosas sean las personas, y por tanto más expuestas estén a una doctrina religiosa, más tenderán a adoptar preferencias políticas de derecha o más bien conservadoras, lo que también fue analizado en la investigación. La primera razón para esperar esto es histórica: «El desafío al status quo promovido por los sectores liberales e izquierdistas, que cuajó desde la Revolución Francesa de 1789 y se expandió al mundo occidental, amenazó tanto a la religión institucionalizada como a la autoridad política, motivando una alianza entre ambos poderes, y ubicó a la religión del lado de la derecha política. Una segunda razón apunta a la doctrina misma del cristianismo, y de la Iglesia Católica en particular. Temas como el aborto, la píldora del día después o el matrimonio de parejas del mismo sexo producen una fuerte discusión con los actores políticos conservadores y con las instituciones religiosas cristianas. Para Chile y otros países, estudios previos confirmaron una asociación positiva entre religiosidad y

Datos de la Encuesta CEP entre 2000 y 2012 indican que una mayor asistencia a servicios religiosos se asocia notoriamente a mayores posibilidades de identificación con la centro-derecha o derecha: «Resulta interesante que esa asociación se hace más fuerte a medida que pasa el tiempo. Es decir, es mucho más probable hoy en día que quienes asisten asiduamente sean derechistas, que lo que era a principios de los años 2000, cuando el universo de practicantes religiosos era más heterogéneo políticamente», agrega el investigador.

«Aunque los católicos muestran una ciudadanía política más activa que los evangélicos, los irreligiosos suelen ser más activos políticamente que los católicos, pero también más desconfiados de las instituciones políticas».

Sin embargo, la religión en América Latina no siempre ha mantenido posturas conservadoras, como quedó claro con la Teología de la Liberación, que postula que individuos fuertemente católicos pueden tener posiciones de izquierda. Además, en Chile un sector importante de la Iglesia Católica se alineó como fuerza opositora a la dictadura de Augusto Pinochet, reflejando y reforzando este alineamiento entre religión y posturas prodemocráticas defendidas por los sectores de centro-izquierda e izquierda del

Gráfico 1.

EFECTOS MARGINALES DE IDENTIDADES RELIGIOSAS EN ESCALA POLÍTICA Católico

Evangélico

Otra religión

1.5

Efecto marginal

1.0

0.5 0.0 -0.5 -1.0

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2006

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AÑO

Los gráficos indican cómo evolucionan, en el período 1995-2009, los efectos marginales de pertenecer a distintos grupos religiosos sobre la escala de identificación política izquierda-derecha, controlado por otras variables relevantes como género, edad y nivel socioeconómico. El primer gráfico compara católicos e irreligiosos; el del centro compara evangélicos e irreligiosos, y el último a individuos de otras religiones e irreligiosos. Para todos los gráficos, los valores superiores a 0, según el eje vertical, indican que los católicos, evangélicos u otros son más derechistas que los irreligiosos; mientras que los valores inferiores a 0 indican que los irreligiosos son más derechistas. Además, se muestran los intervalos de confianza de cada estimación, para señalar cuándo los efectos son estadísticamente significativos. De este modo, si los intervalos de confianza no cruzan el eje 0, entonces quiere decir que lo son.

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El diálogo entre creyentes y no creyentes es fundamental para una sociedad plural que busca respetar la libertad de conciencia y fortalecer el compromiso ciudadano, a través del establecimiento de consensos que promuevan el bien común. En la imagen, cuatro destacados académicos dialogan en el contexto del Atrio de Santiago.

país. Esto podría debilitar la asociación esperada entre religiosidad —en particular católica— y derechismo.

Identidad religiosa e ideología política Las asociaciones entre religión e ideología política no son universales. En Estados Unidos, que carece de partidos confesionales, los católicos y judíos tradicionalmente votan por el partido Demócrata, mientras que los protestantes —especialmente los evangélicos— votan por los republicanos, situados a la derecha de los demócratas. En América Latina, la duradera alianza entre la Iglesia Católica y las posturas derechistas fue desafiada en las décadas de los sesenta y setenta, cuando en varios países dicha institución viró hacia la izquierda y apoyó a los grupos que defendían los derechos humanos contra los regímenes autoritarios de la época.

El estudio de Somma y Bargsted comparó la ideología política promedio de los católicos, evangélicos y adherentes a otras religiones con la de los irreligiosos, que sirven como grupo de referencia. Realizado el análisis año por año, desde 1995 a 2009, fue posible detectar cambios temporales (ver gráfico 1). La principal conclusión es que si bien los irreligiosos tienden a ser más izquierdistas que los adherentes a alguna religión, las diferencias tienden a disminuir a lo largo del tiempo. Así, la tendencia de los católicos hacia la derecha, más que los irreligiosos, decreció consistentemente desde 2005, al punto de no ser estadísticamente significativa para 2009. Lo mismo sucedió con los evangélicos, aunque la disminución ocurre en particular entre 1996 y 2001. Las diferencias son menos marcadas al comparar irreligiosos y adherentes a otras religiones. La conclusión general del estudio — que ciertamente no agota el tema— es

que las características religiosas de los chilenos importan a la hora de definir sus vínculos conductuales y actitudinales con el sistema político y sus ideologías políticas, lo que se basa en cuatro resultados. En primer lugar, quienes asisten con mayor frecuencia a servicios religiosos suelen tener vínculos más fuertes con el sistema político. Esta asociación es más marcada en católicos que en evangélicos. Segundo, los más practicantes tienden a ser derechistas en mayor medida que los menos practicantes, y esa relación se ha hecho más fuerte en los años recientes. Tercero, aunque los católicos muestran una ciudadanía política más activa que los evangélicos, los irreligiosos suelen ser más activos políticamente que los católicos, pero también más desconfiados de las instituciones políticas. Finalmente, si bien los irreligiosos tienden a ser más izquierdistas que los adherentes a las distintas religiones, las diferencias tienden a disminuir en el tiempo. | 11


maestro de maestros |

Arquitecto moderno y de conciencia social Fernando Castillo Velasco (1918 - 2013) Exrector UC

«Hizo de su profesión un instrumento de justicia y esperanza a través de innumerables ejercicios, casi utópicos, de vida en comunidad».

Hablar del arquitecto Fernando Castillo Velasco es hablar de política, de la historia reciente de Chile, y del rol social de la arquitectura en un país que sufre de desigualdades crónicas. Tal vez la lectura paralela de su vida y obra sea su más valioso legado a la posteridad. Castillo hizo de su profesión un instrumento de justicia y esperanza a través de innumerables ejercicios, casi utópicos, de vida en comunidad; comenzando por la célebre Quinta Michita, conjunto de casas construidas en la antigua propiedad familiar en la comuna de La Reina. Eran casas pareadas y compactas, pero espaciosas e iluminadas, reservando la mejor parte del predio para el esparcimiento comunitario. Muchos visitantes recuerdan que, mientras afuera en Santiago se cernía el manto opresivo de la dictadura y sus quince años de toque de queda, dentro de los muros de la Quinta Michita se vivía una semblanza de solidaridad y libertad. Como arquitecto, su irrenunciable vocación de servicio está reflejada en sus permanentes investigaciones de modelos de vida comunitaria que hasta hoy se reconocen con su nombre: las admiradas «comunidades Castillo Velasco» repartidas por toda la ciudad y a las que se dedicó desde el retorno de su exilio en adelante. Similar, aunque en otro ámbito, fue el modelo comunitario que experimentó Castillo durante su rectoría de la Universidad Católica. La historia de la universidad tiene un punto de inflexión en ese período. Profesor desde 1958, en 1967 fue elegido como el primer rector laico y el único electo por todos los estamentos universitarios mediante un inédito voto universal, en medio del fragor del movi-

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miento de reforma universitaria. Es necesario recordar que el movimiento de reforma fue iniciado precisamente por los estudiantes de Arquitectura de la Universidad Católica, y para apreciar la voluntad progresista de Fernando Castillo, que durante su rectoría fundó la Dirección General Estudiantil, organismo encargado del bienestar de los jóvenes como respuesta a sus demandas, y el Departamento Universitario Obrero y Campesino (DUOC), proyecto radical surgido de su convicción del rol social de toda institución educativa. Fue removido de su cargo el 11 de septiembre de 1973. Fernando Castillo entra en la posteridad como uno de los arquitectos con mayor influencia en la historia de Chile. Amparado en la visión de la vida que otorga la religión y el ejercicio amplio de la profesión, representa el ideal del arquitecto moderno, creativo, multifacético, emprendedor, comprometido, con profundo sentido ético y conciencia social. Para comprenderlo en su real potencia, ninguno de sus intereses puede ser disociado de los demás: arquitectura, filosofía, política y ética están concatenados en una unidad indisoluble y coherente. En esta época de glorificación del éxito individual y de un capitalismo sin mayor responsabilidad social ni proyecto de largo plazo, su trayectoria profesional y su cristianismo en acción servirán como ejemplo a generaciones de jóvenes arquitectos que esperan servir al país tan generosamente como él sirvió. Por Sebastián Gray, profesor de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC | sgray@uc.cl


mirada exterior | María Montt

chile, el momento de reflexionar María Montt mumontt@uc.cl

Profesora de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política. Desde septiembre de 2013 se encuentra realizando estudios de posgrado en Estudios Culturales Latinoamericanos en la Universidad de Manchester, Reino Unido.

«¿cómo se puede avanzar en el desarrollo de la sociedad con el compromiso de velar por el bien de todos sus miembros y desde sus necesidades básicas?».

l último tiempo hemos presenciado la preocupación de la sociedad chilena por nuevos —no jóvenes— problemas, más arriba en la escala de supervivencia. Sin embargo, no debemos olvidar que el país aún sufre dificultades que en general se asocian a países en vías de desarrollo, como los más de 5 millones de chilenos que no ha completado la educación secundaria1, la desigualdad en la distribución del ingreso que contrasta con cifras de éxito económico, o la pobreza disfrazada por el fácil acceso a los bienes y una riqueza solo aparente. Chile está en un momento clave y, tras un año de elecciones, es necesario reflexionar sobre el camino que debe seguir nuestro país para continuar su desarrollo. ¿Cómo se puede avanzar en el desarrollo de la sociedad con el compromiso de velar por el bien de todos sus miembros y desde sus necesidades básicas? La solución de lo urgente se debe pensar a la luz de cómo se evitarán luego los problemas de segundo orden. En Inglaterra, donde el nivel de desarrollo es mayor que en Chile, también se observan conflictos que amenazan el bienestar y la convivencia. Siguiendo políticas de austeridad tras la crisis, se ha propuesto la privatización de algunas áreas del sistema de salud, actualmente gratuito y, según mi experiencia, de excelente calidad. La oposición a estas medidas de austeridad se ha expresado por diversos medios: desde columnas de opinión y marchas pacíficas, hasta agresivas reacciones que buscan prohibir el uso del sistema para inmigrantes residentes. Este tipo de expresiones ofensivas se ve también

en otras áreas, como la convivencia religiosa en colegios estatales o las cuotas de inmigrantes en empresas. A pesar de que pareciera haber consenso sobre la importancia de una sociedad justa e igualitaria, en estas discusiones se observan atisbos de egoísmo que llevan a la polarización de la sociedad y, con ello, a una pérdida de interés de velar por el bien común. En el Chile actual aparecen como fallas de nuestra democracia y limitantes para el desarrollo las condiciones de calidad en la educación, en la salud y en la redistribución del ingreso, por nombrar algunas. Sin embargo, no solo debemos pensar en cómo resolver estos temas en lo inmediato, sino también buscar respuestas teniendo presente cómo, una vez resueltos o en el mismo proceso de resolución, enfrentaremos los problemas de segundo orden ya mencionados, similares a los que hoy en día vive una sociedad avanzada como la inglesa. Debemos pensar en cómo integrar a los pueblos originarios, a las minorías y a los inmigrantes, y en cómo terminar con la discriminación removiendo las barreras de exclusión y respetando la diversidad. Tenemos que reflexionar con empatía y generosidad, pensando en los que tienen menos oportunidades. Es necesario que los ciudadanos comunes y los gobernantes den pie a más políticas de inclusión en donde se ofrezcan las mismas oportunidades a todos. De esta forma será posible que los chilenos crean y confíen en una sociedad más justa, comprometida, generosa y enriquecida con una multitud de perspectivas, las que, integradas, den soluciones que nos satisfagan como sociedad.

1. Según cifras entregadas por el Ministerio de Educación de Chile en noviembre de 2013.

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Patricio Zapata Profesor asistente de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudió Derecho en la UC. Máster en Derecho por la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de las Américas. pzapatal@uc.cl

Arturo Fermandois Profesor titular de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudió Derecho en la UC. Máster en Gobierno y Políticas Públicas por la Universidad de Harvard, Estados Unidos. Fue embajador de Chile en EE.UU. y actualmente se desempeña como director del Magíster en Derecho UC-LLM. afermand@uc.cl

ALCANCES ÉTICOS Y POLÍTICOS DE UNA

REFORMA CONSTITUCIONAL La dirección constitucional jugó un rol muy importante durante las últimas elecciones presidenciales. Dos profesores de Derecho Constitucional de la UC se pronuncian sobre afirmaciones hechas por candidatos y personajes públicos en torno al debate y las implicancias éticas de los posibles cambios. con la colaboración de_ Arturo Yrarrázaval, profesor de la Facultad de Derecho UC | ayrarraz@uc.cl

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«Soy de los que creen que se ha construido una narrativa ideológica, culpando a la Constitución de errores que se relacionan con los desafíos pendientes propios de Chile en todos los campos de sus políticas públicas. Discrepo rotundamente con quienes sostienen que hay una crisis institucional». Arturo Fermandois

Durante el último tiempo se han escuchado opiniones que indican que el problema constitucional chileno tendrá que resolverse «por las buenas o por las malas», y se ha justificado la realización de una asamblea constituyente. ¿Está Chile ante una crisis institucional? Arturo Fermandois AF : No lo creo. Las insatisfacciones, las tareas pendientes que tiene Chile como país que camina al desarrollo, no tienen en la Constitución un obstáculo. Soy de los que creen que se ha construido una narrativa ideológica, culpando a la Constitución de errores que se relacionan con los desafíos pendientes propios de Chile en todos los campos de sus políticas públicas. Discrepo rotundamente con quienes sostienen que hay crisis institucional. En Chile las instituciones funcionan. Por ejemplo,

el Congreso Nacional ha sido capaz de despachar dos tercios de los proyectos de ley que los presidentes le han presentado entre los años 1990 y 2009. Con esto, los presidentes han sido capaces de sacar adelante sus programas, que es el índice básico de funcionamiento eficiente de un esquema institucional. Todas las cifras refutan, entonces, la consigna que se ha construido en torno a la supuesta inepcia institucional de la Constitución de 1980. Creo que aquí hay una disconformidad, de tipo más bien anímica y visceral con la Carta, vinculada a su origen, pero que no tiene un respaldo técnico serio. Patricio Zapata PZ : Concuerdo en que estamos en una democracia que presenta los rasgos esenciales de un Estado de Derecho, y que los cambios que se hicieron el año 1989 y 2005 fueron esenciales para resolver, básicamente, el problema constitucional. Sin embargo, creo que hay una cierta miopía.

No es la miopía del que no ve la crisis total, porque evidentemente yo miro por la ventana, y no estamos en Siria, no estamos en Sudáfrica en el año 85, no estamos en una situación intolerable e insufrible. Pero la miopía consiste en no ver más allá de un poquito más de tus narices y no anticiparte un poco. Nuestra democracia muestra señales de fatiga. Yo no quiero mirar en menos, pero la agenda del gobierno de Sebastián Piñera en cuanto a revitalizar la democracia, en mi opinión, fue muy escasa para la cantidad de problemas. Claramente, el voto voluntario no fue medicina para nuestra democracia, sino veneno. AF : Yo creo que hay una combinación de dos factores. Primero, hay nuevas generaciones cada vez más alejadas de los fenómenos que llevaron a la elaboración de una nueva Constitución. Dos tercios de Chile nacieron después de 1980, y cada generación busca ir definiendo sus propias reglas, su propio entorno de acción cuando se siente capacitada para hacerlo. Y lo segundo, es la creación, a mi juicio irresponsable y políticamente interesada, de una mitología y narrativa negativa, demonizadora, en torno a la Constitución de 1980. Digo irresponsable, porque ¿cuántas de las insatisfacciones ciudadanas van efectivamente a resolverse con una nueva Constitución? El 90% de los temas que aparecen en el programa constitucional de los que promueven una nueva carta ya están incorporados en la constitución actual. Entonces, llama la atención el afán | 15


CARA A CARA | ALCANCES ÉTICOS Y POLÍTICOS DE UNA reforma constitucional

electoral contra una carta que no es la original: ha tenido más de 242 reformas de artículos y 30 leyes de reforma constitucional entre 1980 y hoy, que al año 2005 permitieron al presidente Lagos señalar que finalmente habíamos alcanzado una carta plenamente democrática.

rediseñar sus reglas más básicas. El caso de Chile es radicalmente distinto. Como embajador en Washington pude comprobar que Chile es uno de los países más admirados de Latinoamérica. Su modelo institucional ha permitido reducir la pobreza fuertemente en los últimos 25 años, y tiene el Estado de Derecho e índice de desarrollo humano más respetados de la región.

PZ : Pero es que si bien hay algunos cambios constitucionales cuyos efectos serían más bien simbólicos, y que indudablemente no operarían un cambio inmediato, no pasaría así con todo. Por ejemplo, si escribimos educación de calidad en vez de educación, al día siguiente no van a haber profesores más talentosos en las salas de clases. Incluso, el reconocimiento de los pueblos indígenas no se va a resolver de un día para otro. Pero viendo más allá, hay cambios constitucionales que sí producirían efecto, y rápido. Por ejemplo, modificaciones en el sistema electoral; esto oxigenaría nuestra política en forma rápida, habría más candidatos jóvenes y mujeres, sería más fácil jubilar a algunos candidatos mayores. Notaríamos el cambio. No es mágico, no es total, pero ayudaría a nuestra democracia.

PZ : A mí me parece que sugerir o insinuar que súbitamente estos sectores políticos se van a comportar como el movimiento chavista, o el peronismo argentino, o del presidente Correa, es forzar un poco las cosas. Cada uno de esos movimientos tiene una historia, tiene una explicación, tiene un origen. Yo pediría esfuerzo de rigor, porque no son lo mismo Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, que se presentan como un todo igual; la verdad es que no es así. En cada caso el nivel de democracia y de debate es distinto. El presidente Evo Morales no ha perseguido a la oposición, las instituciones están funcionando con un nivel de solidez que no han tenido antes. Entonces, yo pediría que no nos vayamos inmediatamente a la caricatura. Siguiendo con ese análisis, Brasil tuvo asamblea constituyente en 1988; Colombia, en 1991, y Argentina, un pacto constituyente en 1994, entonces esos son proyectos que uno también debería mirar. Uno mira la historia de Chile y nunca hemos hecho una constitución del modo que idealmente hay que hacerla.

El historiador Fernando Silva sostiene que se pretende que la nueva carta se origine según una modalidad no contemplada en nuestro ordenamiento, una asamblea constituyente. Y agrega que en nuestro continente estas asambleas han conducido a regímenes democráticos en la forma, pero totalitarios en el fondo. ¿Están de acuerdo?

El exministro Enrique Krauss expresaba que pareciera que lo que se intenta es eliminar todo vestigio de ADN ideológico en la procedencia de la ley fundamental, aunque ahora se le ha dado del ancestro no es reconocible, o importa poco y a muy pocos.

AF : Completamente. La historia de asambleas constituyentes en Latinoamérica no ha sido muy feliz. Todas las constituciones que han surgido en el último tiempo lo han hecho en situaciones muy distintas a Chile. Hay países en que las asambleas constituyentes han sido llamadas por líderes populistas que buscan acrecentar su poder, extender sus periodos gubernativos y eliminar los contrapesos democráticos de su presidencia. Se cita permanentemente el ejemplo de Colombia el año 1991 como una experiencia positiva, ajena a populismos. Es cierto, pero esa constitución nació luego de un deterioro brutal del país producto del narcotráfico. Colombia quiso levantarse y comenzó por fotografía gentileza de Marcelo Quiroz

AF : Esa es una de las interpretaciones más probables. Es decir, que lejos de haber aquí un imperativo jurídico o institucional, lo que se tiene es una especie de repulsa con el número «1980», apuntando al periodo en que esta constitución nació. Yo diría que hoy ese ADN original está muy desmaterializado, está muy

«creo que hay una cierta miopía. No es la miopía del que no ve la crisis total, porque evidentemente yo miro por la ventana y no estamos en Siria […] Pero la miopía consiste en no ver más allá de tus narices y no anticiparte un poco. Nuestra democracia muestra señales de fatiga». Patricio Zapata

La Carta Fundamental de 1980 es la norma suprema actualmente vigente. En ella se establecen los principios básicos y marco institucional por los que deben regirse el Estado y los derechos de las personas en Chile.

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Desde la llamada «revolución pingüina» las marchas estudiantiles han servido para manifestar el descontento social, pero sobre todo para reflexionar respecto al empoderamiento de la ciudadanía y su rol dentro de las políticas públicas.

desdibujado. La Constitución no ha sido un impedimento para la presencia o expansión del Estado, en casi ningún sector de la sociedad. Simplemente ella garantiza lo que toda constitución va a tener que garantizar: espacios de libertad, derechos fundamentales, instituciones que favorecen, gobiernos con una institución clara, pesos y contrapesos propios de una democracia. PZ : Yo no soy de los que piensa que esta sea la constitución del general Pinochet, yo creo que cada vez que el pueblo de Chile fue a votar, fue legitimando la constitución: en el plebiscito del No, y en cada una de las reformas que Arturo mencionaba. Pero si hay tanta gente pidiendo una nueva constitución, es porque en la actual, por ejemplo, no están los pueblos indígenas reconocidos, la mujer no tiene políticas efectivas de inclusión y paridad como en otras constituciones de América Latina, o las regiones están en una posición débil. La pregunta es ¿por qué tenemos en Chile un sector político que se aferra tan tozudamente a ciertas reglas? Alguien

podría decir porque esas reglas los favorecen. Sí, por supuesto, eso es obvio y obvio que los favorecen.

Este es un problema, entonces, de apetito político bastante marcado… AF : Todos los sectores buscan influir en la sociedad. La pregunta es ¿cuál de esas influencias es legítima? Pensadas en el bien de Chile, y en cuáles son oportunistas. Me explico. Cuando el presidente Piñera tuvo una popularidad de 60%, después del rescate minero, le preguntaron si promovería una modificación de la Constitución para autorizar la reelección inmediata del presidente, y él contestó inmediatamente que no. Cuento esta anécdota porque llamó mucho la atención en el extranjero la madurez política de un pueblo como Chile, cuyo presidente, teniendo alto respaldo en ese momento, renunciaba al poder de reelegirse; algo escaso. PZ : Hay un sector del país que tiene tantos miedos y está constantemente pensando

en cuáles son los resguardos, cuáles son las cautelas, cuáles son los abusos que van a cometer. Y esto, si uno lo piensa bien, es súper complicado, ni siquiera es un problema de la derecha, es un problema país. ¿Cómo se hace país, si hay un sector que se ve a sí mismo como una minoría en perpetuo peligro? Uno tiene que tener la capacidad de decir: «es cierto, tenemos democracia, pero es una democracia donde hay unos pocos que tenemos un inmenso poder; los que estamos en Santiago, los que pertenecemos a las dos grandes coaliciones, los que somos amigos de los involucrados».

En cuanto a los temas éticos y valóricos que se vieron en los programas de gobierno planteados por los diversos actores, ¿cuáles son los más preocupantes para ustedes? AF : En primer lugar, en cuanto a la libertad de expresión, hay una propuesta de Michelle Bachelet en que se propone que la ley limite la concentración de propiedad en los | 17


CARA A CARA | ALCANCES ÉTICOS Y POLÍTICOS DE UNA reforma constitucional

El incendio de la iglesia de la Compañía de Jesús (1863) es uno de los mayores incendios ocurridos en Santiago. El resultado del siniestro trajo consigo el aprovechamiento de anticlericales para combatir a la Iglesia. Estas tensiones durarían hasta la separación de la Iglesia y el Estado en 1925.

medios de comunicación. Es vital para una democracia que el legislador permita a las personas expresarse, crear y fundar medios de comunicación social, sin una demarcación del Estado. La propuesta tiende a insinuar que habrá una pequeña manipulación de la propiedad de los medios, lo que sería desastroso para un estándar democrático con una libertad de expresión internacionalmente aceptada. El segundo campo valórico que me preocupa es sobre el Estado laico. Todos sabemos que es laico y que no va a dejar de serlo, pero noto cierto tono de persecución a la simbología religiosa. Y en tercer lugar, me preocupa lo que se ha propuesto a través de la prensa sobre el derecho de la vida. Sabemos que la Constitución contiene una norma muy sabia que viene ya desde el Código Civil que señala que la ley protege la vida del que está por nacer. Existen ciertas propuestas de modificar esto, pero no sabemos si a nivel constitucional, lo que a mi juicio sería un error. PZ : Respondiendo a Arturo, sí, el texto final compromete avances en una regulación que impida concentración en materias de prensa, y claro, uno piensa que hay experiencias que son negativas. Hay países latinoamericanos que han hecho leyes de prensa pensadas y dibujadas para perjudicar a un grupo crítico; por ejemplo, el Clarín en Argentina es una ley 18 |

casi desastre. En otros países, más que una ley de prensa, hay agencias regulatorias que son muy estrictas en evitar que haya cierto tipo de vinculaciones entre los dueños. Pero la redacción que quedó, a mi juicio, no constituye una amenaza para la libertad de prensa, sino que permitiría, por ejemplo, que en materia de radio no siguiera ocurriendo la concentración que existe hoy en día. No se está consagrando un monopolio estatal, no se está creando un poder administrativo libre para decidir qué es lo que emite y qué es lo que no se emite. La ley tomará ciertas medidas para evitar la concentración. Y en cuanto al derecho a la vida, hubo una larga discusión. Yo planteaba, como asesor de Michelle Bachelet, que no debería estar a nivel constitucional, porque ninguna constitución que yo conozca se refiere al aborto, ni siquiera los países más abortistas. Es cierto que algunas personas entienden que la expresión derecho sexual y reproductivo incluye, además del control de la natalidad y de anticonceptivos, el derecho a poder interrumpir un embarazo. Yo diría que convencimos a la gente de que no tenía ningún sentido que apareciera como propuesta para la constitución política el derecho al aborto. AF : Habría sido un incendio. PZ : Yo lo puse por escrito, fue un ejercicio largo y participativo.


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PREGUNTAS ENTRE ACADÉMICOS |

El papa Francisco nos ha llamado a ser protagonistas del cambio, a involucrarnos activamente en las políticas que conducen la sociedad y a salir al encuentro de otros. Para esto, ha enfatizado en la necesidad de renovar la Iglesia y mantener un diálogo permanente a la luz de la fe y la razón. Dos académicos de la UC comentan sobre los alcances de los primeros documentos del Santo Padre, Lumen Fidei y Evangelii Gaudium, textos que serán abordados en los Cursos de Formación para Académicos de la Pastoral durante este primer semestre 2014.

Muchas corrientes de pensamiento hoy plantean que la fe y la razón no pueden tener puntos de encuentro. ¿Cuál es el aporte que la Encíclica Lumen Fidei nos da respecto de esta afirmación?1 Andrés

Covarrubias acovarrc@uc.cl Profesor de la Facultad de Filosofía UC, Doctor en Filosofía por la Universidad de Granada

La Encíclica tiende un puente entre la fe y la razón ya que, por una parte, muestra que la fe no ha de ser concebida como un ámbito asociado a la oscuridad y, por otra parte, pone en evidencia las

El papa Francisco ha hablado durante este tiempo de la necesidad de renovar la Iglesia, ¿a qué se refiere con esto? ¿Son reformas estructurales, nuevas formas de gobierno, cambios en la doctrina o en la manera de vivir el catolicismo? Sin duda, el horizonte del papa Francisco es el Concilio Vaticano II. En la Constitución sobre la Iglesia, Lumen Gentium, se hace hincapié: «Mientras que Cristo, “santo, inocente, sin mancha”, no conoció el pecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, la Iglesia, abrazando en su seno a los pecadores,

consecuencias que se desprenden de una razón concebida como absolutamente autónoma y con pretensiones de abarcar todos los espacios de la vida humana. En efecto, fe y razón tienen un fin común que se refleja en una «verdad grande» (n. 3). En este sentido, la Encíclica hace patente las posiciones de Nietzsche y Wittgenstein, para quienes la fe se opondría a la búsqueda de conocimiento y certeza. Un resultado de esto ha sido la vinculación de la fe con una especie de oscuridad y un salto al vacío cuando faltan las certezas, y que nos conduce a la subjetividad más radical. Sin embargo, constatamos que la luz de la razón, cuando intenta actuar

es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación» (LG n. 8). Asimismo, en el Decreto Unitatis Reintegratio se puntualiza: «Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación […] Cristo llama a la Iglesia peregrinante hacia una perenne reforma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institución humana y terrena, tiene siempre necesidad» (UR n. 6). El papa Francisco subraya que la renovación de la Iglesia implica tanto la conversión pastoral de todos sus miembros como la reforma de las todas las instituciones eclesiales. Su dinámica es permitir que la Iglesia cumpla su misión esencial: evangelizar y manifestar el amor misericordioso de Dios en Jesucristo. Por lo mismo, es tarea de cada cristiana y cristiano y de todas las comunidades eclesiales. Nace de la conciencia de que

1. Pregunta de María Soledad San Martín, especialista en Rehabilitación Oral con mención en prótesis por la Universidad de Chile y profesora de la Facultad de Medicina UC.

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las propuestas de francisco: renovación y diálogo

De manera que la Encíclica abre un profundo espacio de reflexión respecto al cual la Filosofía no puede mostrarse indiferente. Este espacio se despliega en las amplias coordenadas que implican el ver, tan significativo para el mundo griego, y la palabra, la escucha, tan íntimas y fructíferas para la tradición judeo-cristiana

todos somos pecadores y necesitados de la misericordia, tal como nos lo recuerda san Juan en su carta: «Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Pero si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad» (1Jn 1,8-9). La purificación misionera de la Iglesia corresponde al más hondo anhelo del papa Francisco; es el corazón de su programa pastoral. Así lo ha dicho en tantos discursos y escritos: «Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión

y el encuentro con nuestro ser personal. En este contexto resuena lo afirmado por la Encíclica, en el sentido de que «la fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos» (n. 24). Actualmente constatamos una crisis de la verdad, donde solo parece ser aceptada una «verdad tecnológica» (n. 25). De aquí el gran olvido del mundo contemporáneo, pues la pregunta por la verdad es una cuestión de memoria profunda, que apunta a algo que nos precede y que puede unirnos más allá de nuestro yo, pequeño y limitado. Esta pregunta afecta al origen de todo, el que permite con su luz ver la meta y el sentido del camino que nos es común.

pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad» (EG n. 27).

ilustraciónes paulina bustamante

autónomamente, no logra iluminar de manera suficiente el futuro, dejando al ser humano desamparado. De aquí que se hace necesario recuperar el carácter luminoso de la fe, como una gran luz que puede ofrecer respuestas que la razón, desentendiéndose de esta dimensión trascendente, no logra responder.

El mensaje es claro: la renovación eclesial no es cosmética, ni tampoco meramente tonificante, sino que toca el corazón mismo de la vida de la Iglesia.

Andrés

Ferrada aferradm@uc.cl

Inscríbete en los cursos para académicos de la Pastoral UC en: www.pastoraluc.cl/cursosacademicos

Profesor de la Facultad de Teología UC, Doctor en Teología con Mención en Teología Bíblica por la Pontificia Universidad Gregoriana

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desarrollo humano integral en las

POLÍTICAS PÚBLICAS Por_ Patricio Miranda, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales UC | pmirandr@uc.cl

El Desarrollo Humano debe estar en el centro de las políticas públicas, a pesar de que hoy son escasas las formas de observación empírica que den cuenta de ello. La presente investigación aporta los lineamientos para la elaboración de un instrumento que pueda medirlo integralmente.

La exigencia ética del Desarrollo Humano Integral no se obtendrá del esfuerzo de moralización de los policy maker o de los policy managers1. Urge indagar en «los modos, las maneras prácticas de su encarnación»2. Para que la ética cuente, sostiene Kliksberg, se requiere ir más allá del nivel de la filosofía moral y —agregamos— de la teología moral y de la misma Doctrina Social de la Iglesia. Se requiere de una ética en acción o, para decirlo en términos clásicos, se requiere recorrer en las policies los caminos de la razón práctica. De esta manera, para que una categoría ético-social como la de Desarrollo Humano Integral cuente al interior de las políticas públicas, hace falta contar con mecanismos de observación empírica que den cuenta de la visión de desarrollo que a ellas les dan forma. La investigación «Mediaciones teóricas y elementos normativos en Caritas in Veritate» busca entregar lineamientos o guías para formular un dispositivo de observación del grado de Desarrollo Humano Integral en un futuro, que se pueda aplicar en la práctica para la formulación de

políticas públicas, a la luz de los aportes de la encíclica de Benedicto XVI. El Índice de Desarrollo Humano (IDH) creado por Naciones Unidas impone de entrada una diferencia sustantiva: se construye sobre la base del individuo y las mayores o menores posibilidades que cada nación ofrece para expandir el radio de sus elecciones individuales. En cambio, el Índice de Desarrollo Humano Integral (IDHI) que se propone se funda en una idea del ser humano que, sin desconocer su individualidad, lo sitúa en una constelación constitutivamente relacional: «La revelación cristiana sobre la unidad del género humano presupone una interpretación metafísica del humanum, en la que la relacionalidad es elemento esencial»3. Es así que cualquier medición del Desarrollo Humano Integral, al modo en que se lo concibe en Caritas in Veritate (CIV), deberá reflejar la antropología relacional que se propone en la encíclica. La categoría de desarrollo humano tiene una intrínseca carga axiológica y normati-

va4. Sirve como criterio contrafáctico para juzgar el presente, develando anticipaciones y negaciones, a la vez que sirve como idea reguladora, en tanto proyecta un futuro deseado. En el campo de las políticas públicas, ello dice del referencial normativo desde donde se define qué es un problema público y cuál es el deber ser que habrá de ser intencionado a través de ellas. Es así que se puede decir que el DHI es una categoría normativa extrabíblica que emerge en condiciones de modernidad. Surge, según afirma Juan Pablo II, como «la expresión moderna de una dimensión esencial de la vocación del hombre»5. Ahora bien, la incorporación de este concepto en la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) pasó por un proceso de resignificación. Frente a las teorías del desarrollo existentes a la fecha, que otorgaban una significación prevalentemente económica a la categoría de desarrollo, Juan XXIII adjetivó la expresión para reflejar, de manera inequívoca, el aporte original que la Iglesia busca hacer desde su comprensión de lo humano. Para que el desarrollo sea considerado integral es

1. M. Grindle & J. Thomas. Public choice and policy change. The political economy of reform in developing countries. The Johns Hopkins University Press. Baltimore and London. 1991. 2. P. Salvat. El porvenir de la equidad. Santiago de Chile. LOM, 2002. 3. Benedicto XVI. Caritas in Veritate, nº 55.

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«Si a un nivel ontológico el ser precede al tener, lo que se declina a nivel antropológico es la primacía del ser más por sobre el tener más. Hay que considerar que precedencia no es prescindencia».

menester evitar la reducción economicista del concepto, idea que sostiene también Pablo VI en Populurum Progressio. De este modo, una teoría normativa como la DSI no puede complacerse en la cuantificación del crecimiento económico como indicador del desarrollo de los pueblos. Para que sea tal debe satisfacer una exigencia antropológica: «Promover a todos los hombres y a todo el hombre»6. Tanto este epítome, como aquel de que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, evocan con fuerza el imperativo moral, individual y colectivo de trabajar constantemente por el desarrollo de los hombres y pueblos. Sobre la base de la construcción de una escala para observar el tipo de normatividad subyacente en las diversas fases del proceso de las políticas públicas, se sigue a continuación un método analógico reintegrando los reactivos atingentes a los diversos niveles de moralidad (preconvencional, convencional y postconvencional) en las tres lógicas que en Caritas in Veritate diferencia Benedicto XVI.

La lógica del tener Con la lógica del tener, junto con reconocer el imperativo existencial de un ser necesitado de bienes y servicios, se busca la satisfacción de derechos fundamentales exigidos para la vida digna de un ser digno. En este sentido, no se puede hablar de Desarrollo Humano Integral cuando esta esfera del tener, que compromete el ser, no es satisfecha. El derecho a la alimentación, al agua, al vestido, a un trabajo decente, entre otros, son imperativos que articulan y exige un auténtico desarrollo. Si a un nivel ontológico el ser precede al tener, lo que se declina a nivel antropológico en la primacía del ser más por sobre el tener más; hay que considerar que precedencia no es prescindencia. Desde esta lógica, las políticas públicas de una nación deben ser interrogadas en su conjunto en función de cuántas condiciones de posibilidad efectivas crean para la satisfacción de tales derechos primordiales. Es exigencia de justicia —mediación operativa de la caridad— el reconocimiento

4. P. Miranda. ¿Desarrollo Integral o prejuicio humanista?: Una problematización de supuestos en la doctrina social de la Iglesia, Revista Teología y Vida, vol. 48, n° 1 Santiago, 2007. 5. Juan Pablo II, Sollicitudo rei Socialis, 1987, n° 30. 6. Ibíd.

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INVESTIGACIONES ACADÉMICAS | desarrollo humano integral en las POLÍTICAS PÚBLICAS

«La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo mío al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es suyo, o que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar».

El papa Pablo VI, en la encíclica Populorum Progressio, puso énfasis en la necesidad de promover un desarrollo integral del hombre: hacer, conocer y tener más para ser más, pero siempre considerando la dimensión relacional con los otros.

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y respeto de los derechos de las personas y los pueblos, como lo señala Benedicto XVI en Caritas in Veritate. Por su parte, el bien común, como mediación operativa, reclama el cuidar «ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como polis, como ciudad» (n. 8). De este modo, la lógica de la gratuidad se torna más eficaz cuanto «más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales» (n. 8).

predominantemente al juego de intereses particulares: doy para recibir. Se da así origen a un tipo de relación de intercambio mercantil basado en la regla de equivalencia entre lo dado y lo recibido, dando como resultado aquello que Benedicto XVI afirma en Caritas in Veritate: «La gratuidad está en su vida de muchas maneras, aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad» (n. 34).

El problema de reducir a la lógica del tener es resaltado en la CIV en contraste con una visión unidimensional de la persona humana, en tanto se sostiene que «el auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones» (n. 11). Este riesgo se actualiza cada vez que la comprensión de lo humano se clausura en la historia, clausura que le expone al «riesgo de reducirse solo al incremento del tener» (n. 11). En relación con esto, «Pablo VI tenía una visión articulada del desarrollo. Con el término desarrollo quiso indicar ante todo el objetivo de que los pueblos salieran del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. Desde el punto de vista económico, eso significaba su participación activa y en condiciones de igualdad en el proceso económico internacional; desde la mirada social, su evolución hacia sociedades solidarias y con buen nivel de formación; y desde la política, la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar libertad y paz» (n. 21).

La lógica del deber

Es así que una determinada política que se configure a la medida de una red de individuos que en y a través de ellas solo busquen la maximización de sus propios intereses, invierte —a la vez que pervierte— tanto la prioridad del ser sobre el tener, como el interés por ese bien del nosotros —denominado bien común por Benedicto XVI—, que viene exigido por una antropología relacional. Una política que opere así, dicho en términos habermasianos, es una política colonizadora de los mundos de vida en tanto ejerce violencia con la lógica del tener sobre los vínculos de solidaridad. Esto no significa que el tener de suyo implique preconvencionalidad, sino solo cuando la lógica del tener es hegemónica, cuando el tener se homologa

En perspectiva del Desarrollo Humano Integral, la categoría de lo justo, a la que remite la lógica del deber, es propuesta como una dimensión operativa de la lógica de la gratuidad. En otras palabras, la justicia es mediación de la lógica de la gratuidad. En relación con esto, Benedicto XVI señala: «Caritas in Veritate es el principio sobre el que gira la Doctrina Social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral. Deseo volver a recordar particularmente dos de ellos, requeridos de manera especial por el compromiso para el desarrollo en una sociedad en vías de globalización: la justicia y el bien común. La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo mío al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es suyo, o que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. No puedo dar al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos» (n. 6). En la lógica del deber ahora se pueden diferenciar dos ámbitos: uno derivado de la función asignada a los diversos actores, es decir, una moralidad recortada completamente a la medida del solo cumplimiento de roles y funciones atingentes al cargo (expectativas de rol), y otro derivado del lugar en que la moralidad queda reducida al orden legal vigente. Es decir, quien cumple de manera superlativa las expectativas de rol es considerado como un meritante; el problema es cuando el límite es puesto allí, lo que tiende a una oclusión de la sobreabundancia propia de la lógica del don. Dirá Benedicto XVI: «Por su naturaleza, el don supera el mérito, su norma es sobreabundar» (n. 34). Una política que tenga que


«Los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y la justicia intergeneracional» (CV n. 48). En la imagen, voluntarios de Trabajo País donan su tiempo para responder a las necesidades de una localidad.

ver con el virtuosismo de cumplir con el deber no está en la lógica del don, que es anterior al mérito.

La lógica de la gratuidad «La ciudad del hombre no se promueve solo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión» (n. 6). En los niveles más altos de moralidad un actor clave es la sociedad civil, que corresponde al bien de ese todos nosotros como señala Benedicto XVI: «Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. Es el bien de ese todos nosotros, formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social» (n. 7). Podemos preguntarnos de qué manera la política pública cautela formas internas de solidaridad y de confianza recíproca, y cómo las promueve o no. En Habermas, todo está puesto a nivel de la racionalidad y lo que resta ahí es la lógica de la gratuidad. En la exigencia trascendental de la comunicación hay un piso previo que es la gratuidad, el don; las relaciones de diálogo no dan por sí mismas la fraternidad. «La

unidad del género humano, la comunión fraterna más allá de toda división, nace de la palabra de Dios-Amor que nos convoca. Al afrontar esta cuestión decisiva, hemos de precisar, por un lado, que la lógica del don no excluye la justicia —no excluye el nivel del deber— ni se yuxtapone a ella como un añadido externo en un segundo momento y, por otro, que el desarrollo económico, social y político necesita, si quiere ser auténticamente humano, dar espacio al principio de gratuidad como expresión de fraternidad» (n. 34). Como señala Benedicto XVI, «el principio de gratuidad y la lógica del don, como expresiones de fraternidad, pueden y deben tener espacio en la actividad económica ordinaria» (n. 36), pero no solo en ella, sino también en el espacio de las políticas públicas. Para ello «es necesaria la movilización efectiva de todos los sujetos de la sociedad civil, tanto de las personas jurídicas como de las personas físicas» (n. 47). Más aún: «Los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y la justicia intergeneracional» (n. 48). Podemos afirmar ahora que una expresión de los habermasianos estadios de

«En la exigencia trascendental de la comunicación hay un piso previo que es la gratuidad, el don; las relaciones de diálogo no dan por sí mismas la fraternidad». moralidad superiores estaría en el vínculo entre la lógica de la gratuidad y el primado de la sociedad civil. En el campo de las políticas públicas, indicador o no de ello, sería la existencia de procesos de deliberación de la sociedad civil en los asuntos públicos que les conciernen y afectan. Ello diría del reconocimiento del otro como un legítimo otro. Desde la lógica de la gratuidad es posible afirmar que en tanto la caritas implica el amor a otro por sí mismo, es decir, la afirmación del otro bajo la afirmación de fin y no de simple medio, hay una primera precondición: el reconocimiento del otro en su dignidad y derechos como criterio anterior y superior a la lógica del tener y a la del deber. En el nivel de los principios éticos universalistas, se reconoce al otro como sujeto de derecho, es decir, estamos en el camino de la gratuidad. | 25


Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana

noticias Atrio de Santiago: fiesta de la cultura Promover un espacio de encuentro entre creyentes y no creyentes, en la búsqueda de la verdad y la promoción de un desarrollo humano integral, fue el objetivo que impulsó el Atrio de Santiago, diálogo entre creyentes y no creyentes, una actividad organizada por la Universidad Católica, a través de la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana, y el Arzobispado de Santiago. La iniciativa, primera en Sudamérica, se llevó a cabo los días 25, 26 y 27 de octubre y trató sobre temas como la trascendencia del arte, la libertad de conciencia, la importancia del medio ambiente y el diálogo interreligioso, en lugares emblemáticos de la capital. «El objetivo de este Atrio de los Gentiles, que fue propuesto por el papa Benedicto XVI, es abrir un espacio de diálogo y expresión en la sociedad, una ventana al mundo, a la cultura contemporánea, que nos ayude a escuchar las voces que allí se manifiesten en temas de interés común; es un camino al encuentro de la verdad; una instancia de reflexión sobre las humanidades, las ciencias y las artes en el mundo de hoy», expresó Ignacio Sánchez, rector UC. Para finalizar esta instancia de reflexión sobre las humanidades, las ciencias y las artes en el mundo de hoy, miles de personas llegaron hasta la Plaza de Armas de Santiago para presenciar Luz de Luz, un espectáculo de luces 3D sobre la fachada de la Catedral Metropolitana de Santiago donde, acompañada de un coro de alrededor de 1.700 personas, se recorrió la historia de la fe católica en Chile.

Matrimonios renovaron sus promesas Cerca de 50 matrimonios llegaron hasta el templo del campus San Joaquín el sábado 9 de noviembre para celebrar la renovación del sacramento del matrimonio. En la homilía, el Vice Gran Canciller, padre Cristián Roncagliolo, se dirigió a los presentes invitándolos a descubrir el sentido más profundo que tiene este sacramento: «El sentido del matrimonio es que en él se vive el amor de Dios en medio del mundo de hoy […] Si no hay amor, nada tiene sentido, incluso la fe, ya que esta es plena en el amor», señaló el padre Cristián Roncagliolo.

Memorial marca fin del Año de la Fe Una misa, presidida por el Gran Canciller UC y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, dio inicio a la celebración de la culminación del Año de la Fe, tiempo de gracia que la Iglesia vivió entre el 11 de octubre de 2012 y el 24 de noviembre de este año, en la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo. Tras la ceremonia eucarística, los presentes se dirigieron a la explanada, ubicada a un costado templo, para bendecir e inaugurar el Memorial UC Constelación, obra compuesta por 250 piezas metálicas circulares. En su elaboración participaron alrededor de 400 miembros de la UC, de distintas unidades académicas y administrativas, dejando su testimonio en palabras o frases del Credo Niceo-Constantinopolitano, que desde el siglo IV resume las verdades de la fe católica. «Este credo es una expresión simbólica de la fe que profesa nuestra universidad y que quiere transmitirla a toda la comunidad universitaria», dijo el Vice Gran Canciller de la UC en la ceremonia de bendición. El autor, profesor Luis Prato, señaló que con esta obra buscó generar reflexión sobre los conceptos que en ella se imprimen: «Quiero que la gente se haga la pregunta de por qué esto está aquí, que busquen en la lectura de las palabras e imágenes que hay, de la figura central, para reconocer el significado general de la obra».

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fondos concursables para académicos vicerrectoría de investigación INVESTIGACIÓN

CONCURSO NACIONAL DE PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN EN SALUD Financiamiento entregado por el Fondo Nacional de Proyectos de Investigación y Desarrollo en Salud-FONIS –de CONICYT y MINSAL– para proyectos que generen evidencia científica que contribuya al Programa Elige Vivir Sano, que forma parte de la Estrategia Nacional de Salud 2011-2020. Postulación en línea hasta el 28 de enero de 2014, en conicyt.cl Contacto: Alexis Echagüe Teléfono: 2354 2411 E-mail: aaechagu@uc.cl DOCTORADO

BECA DE AYUDANTE

BECA DE INSTRUCTOR Libera del 90% del arancel y ofrece financiamiento para la manutención de alumnos de doctorado que han aprobado el examen de candidatura e iniciado su trabajo de tesis. Su apertura y cierre se coordina con el periodo de postulación de la Beca para Estudios de Doctorado en Chile de Conicyt. Postulación en línea desde el 1 de diciembre, hasta fecha por definir, en doctorados.uc.cl Contacto: Ana María Verdugo Teléfono: 2354 2108 E-mail: averduca@uc.cl

Ofrece financiamiento complementario para la visita de profesores de renombre internacional, que participen en el proceso de evaluación de tesis. Postulación en las oficinas de la VRI desde el 6 de enero hasta el 31 de enero de 2014. Contacto: Lucía Montero Teléfono: 2354 1861 E-mail: lmonteroe@uc.cl ARTES Y CULTURA

PREMIO A LA CREACIÓN ARTÍSTICA UC

Libera del 90% del arancel y ofrece financiamiento para la manutención de alumnos que inician sus estudios de doctorado. Su apertura y cierre se coordina con el periodo de postulación de la Beca para Estudios de Doctorado en Chile de Conicyt.

CONCURSO NACIONAL DE TESIS DE DOCTORADO EN LA EMPRESA

Postulación en línea desde el 1 de diciembre, hasta fecha por definir, en doctorados.uc.cl Contacto: Ana María Verdugo Teléfono: 2354 2108 E-mail: averduca@uc.cl

Postulación en línea hasta el 31 de marzo de 2014 en conicyt.cl Contacto: Lucía Montero Teléfono: 2354 1861 E-mail: lmonteroe@uc.cl

Otorga financiamiento para el desarrollo de tesis doctorales que contemplen la activa participación de empresas u otras instituciones vinculadas al sector productivo.

CONCURSO PROFESORES VISITANTES A TESIS DE DOCTORANDO

Reconocimiento a un académico cuya obra artística represente un aporte a la proyección de las artes en el país, que haya producido un alto impacto en la sociedad y que haya sido reconocida públicamente por su excelencia. Postulación en línea del 2 de diciembre de 2013 al 20 de enero de 2014, en concursosvri.uc.cl Contacto: Javiera Sandoval Teléfono: 2354 1945 E-mail: jmsandov@uc.cl

vicerrectoría académica

Programa de inserción académica Nuevo programa creado por la Vicerrectoría Académica y la Vicerrectoría de Investigación que apoya la inserción de académicos jóvenes a la investigación o creación de proyectos. A través de la donación de recursos durante las primeras etapas de la carrera, se espera contribuir al posicionamiento de los académicos al momento de postular a fondos concursables externos. Requisitos: a) grado de doctor, o su equivalente; b) haber ingresado como profesor asistente en planta ordinaria; c) haber sido seleccionado a través de concurso abierto, nacional o internacional, y d) tener dedicación de jornada completa. Entre los beneficios se considera un fondo, entregado por única vez, ascendiente a $8 millones al momento de iniciar su contrato, que podrá ser utilizado en un plazo máximo de tres años en cualquier gasto que potencie su investigación o creación: ayudantes, equipamiento, viaje a conferencias, material bibliográfico, insumos, etc. La incorporación a este programa se realiza a través del decano/ director de la unidad y considera contrataciones a partir del 01/01/2014, pudiendo incluirse las realizadas entre agosto-diciembre 2013 que cumplan con las condiciones.

Concurso de apoyo a sabáticos internacionales Financiamiento entregado por la Dirección de Desarrollo Académico de la Vicerrectoría Académica para profesores titulares, asociados o de planta ordinaria que han obtenido la aprobación de parte de su unidad para realizar un periodo sabático, y cuyo programa de actividades contemple una permanencia mínima de tres meses en el extranjero. Podrán obtener: ayuda para pagos de pasajes de ida y vuelta; financiamiento de inscripción para congresos, y bonos por concepto de instalación en el extranjero. La postulación debe dirigirse a la Dirección de Desarrollo Académico de la VRA desde el 15 de enero hasta el 10 de abril de 2014. Teléfono: 2354 1861

Más información en:

www.direcciondedesarrolloacademico.uc.cl

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INVESTIGACIONES ACADÉMICAS | MEMORIALES SOBRE DD.HH.

EL CONFLICTO LEGAL DEL

SECRETO RELIGIOSO Por_ Jorge Precht, profesor de la Facultad de Derecho UC | jprecht@uc.cl

Desde el año 2000, el secreto religioso, incluyendo el secreto del confesor, es asimilado por la ley civil chilena al secreto profesional. En este último se permite ser testigo si el cliente releva de la confidencia

al facultativo, lo que no es así en la relación sacerdote y penitente. Entonces, ¿qué pasa si un confesor se niega a testificar en juicio y es acusado por desacato y obstrucción a la justicia?

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Los casos de pederastia que involucran a ministros de culto han vuelto a poner de relieve el secreto religioso —en especial el sigilo sacramental—. Hablamos de pederastia y no de pedofilia, ya que es preciso aclarar que un pedófilo, etimológicamente, es quien ama a un niño, y no precisamente quien abusa de aquel. El abusador se llama pederasta, y es el concepto que utilizaremos. Históricamente en el derecho europeo continental se desarrolla primero el sigilo sacramental de la confesión y luego el secreto profesional. Pero en la actualidad existe la tendencia a incluir el secreto de confesión como si fuera un tipo de secreto profesional. En la legislación chilena ello se produce el año 2000, al aprobarse el Código Procesal Penal. Se mantiene el que personas como el abogado, médico o confesor puedan abstenerse de declarar por razones de secreto. Pero se agrega ahora que «si se las relevare del deber de guardar secreto por aquel que lo hubiere confiado» deben declarar como testigos.

La legislación en conflicto: derecho estatal y derecho canónico Algo que era propio del secreto profesional del abogado y del médico o periodista, etc., se proyecta entonces al secreto confiado al ministro de culto, en concreto, al confesor. Es evidente que la relación feligrés-ministro de culto no es la misma que la relación profesional-cliente. No se puede comparar una relación de prestación de servicios —a menudo remunerados— con un sacramento. Más aún, el canon 983, parágrafo 1 señala: «El sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier modo y por ningún motivo». A lo cual se debe agregar el canon 1550, parágrafo 2.2 que indica: «Se consideran incapaces (para ser testigos): Los sacerdotes, respecto a todo lo que conocen por confesión sacramental, aunque el penitente pida que lo manifieste; más aún, lo que de cualquier modo haya oído alguien con motivo de confesión no puede ser aceptado ni siquiera como indicio de verdad».

El problema creado en Chile en el año 2000 es fruto de la superficialidad con que se legisla. Así, por ejemplo, la norma que limitaba el accionar de los tribunales civiles solo a los asuntos «en el orden temporal» fue eliminada, sin oír a nadie y los parlamentarios no sabían que esa norma fue establecida en 1875 mediante acuerdo con la Santa Sede. A pesar de ser Chile un país de creyentes, es evidente la falta de interés legislativo en materias religiosas. Pruebas al canto, las modificaciones a la Ley de Iglesias N° 19.638, para corregir notorias insuficiencias, fueron introducidas al Congreso en los últimos momentos de la presidencia de Michelle Bachelet y durmieron el sueño de los justos durante el gobierno de Sebastián Piñera, pese a estar incluidas en los programas electorales de ambos cuando fueron candidatos. Autoridades, civiles y religiosas, concuerdan en la necesidad de establecer un estatuto básico del ministro de culto —sus deberes y derechos— pero nada se hace. Por otra parte, ligado al problema del secreto profesional y religioso, está el manejo de datos personales sensibles de naturaleza religiosa. El allanamiento del estudio del abogado Bulnes Cerda, en el caso Karadima, motivó una protesta unánime del Consejo del Colegio de Abogados. Lo que aquí está en juego es el derecho a la intimidad y la libertad de conciencia.

Problemas jurídicos de las relaciones Estado-iglesias No estamos ajenos a la posibilidad de que un confesor o un ministro de culto sea acusado de obstrucción a la justicia por negarse a testificar en juicio. Sobre el allanamiento de recintos religiosos y la incautación de documentos, deberían existir disposiciones especiales respecto del acceso a expedientes e información de origen religioso de forma tal que el juez estatal pueda tener llegada a ellos bajo ciertas condiciones de procedimiento. Cabe hacer notar que en Chile no hay normas establecidas acerca de la objeción de conciencia, y ante la ley estatal no es

«A pesar de ser Chile un país de creyentes, es evidente la falta de interés legislativo en materias religiosas. Ligado al problema del secreto profesional y religioso, está el manejo de datos personales sensibles de esta naturaleza [...] Lo que aquí está en juego es el derecho a la intimidad y la libertad de conciencia».

posible invocarla. Supongamos que un facultativo se negare a entregar la píldora del día después por considerar que no puede proporcionarla en conciencia. Estaría incumpliendo una obligación impuesta por la ley y un reglamento reciente. Es decir, su objeción estaría satisfaciendo sus convicciones morales, pero no el derecho positivo chileno. Aún más, si una menor de catorce años recibe dicha píldora y pide que no se dé aviso a sus padres, se crea un problema difícil entre el derecho a la intimidad que tiene la menor y la facultad que puede ejercer el médico de dar aviso. Un callejón sin salida se crea si el facultativo entiende que la relación médico-paciente y el secreto profesional le impiden dar a conocer a terceros estas materias. Pero sabemos que el médico debe comunicar al Ministerio Público si aparecen signos de que se ha cometido un delito; en especial, es un deber estricto del médico-funcionario. Como en Chile el tener relaciones sexuales con una menor de catorce años constituye el «delito de violación impropia», el secreto profesional es afectado por otra vía. En general, el artículo 20 de la Ley de Iglesias N° 19.638 garantiza que las | 29


inVestiGaciones acadÉmicas | EL CoNFLICTo LEgAL DEL SECRETo RELIgIoSo

entidades religiosas tienen el derecho a regirse «por el régimen jurídico que les es propio». En ciertos casos el régimen jurídico es muy amplio y desde la antigüedad ha establecido jurisprudencia y prácticas. Así, tienen derecho canónico la Iglesia Católica, como las iglesias católicas de rito oriental. También lo tienen las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia Anglicana, como la Iglesia Reformada de Francia de origen calvinista. Toda entidad religiosa tiene, por lo demás, normas estatutarias propias. El problema surge —como ya fue mencionado— cuando la normativa estatal choca con la normativa canónica. No existe entre nosotros una manera de zanjar estas diferencias. En casos recientes de jurisprudencia los tribunales estatales han interpretado normas internas de entidades religiosas: el derecho canónico de la Iglesia Católica, las normas de la Iglesia Evangélica Pentecostal y normas de la Iglesia Adventista. Antiguamente era posible alegar falta de jurisdicción porque el Código Orgánico de Tribunales circunscribía las labores judiciales a las causas «en el orden temporal», pero en otra muestra de liviandad y a proposición de un ministro de Estado, se eliminó como una antigualla la expresión referida.

Portada del Corpus Iuris Civilis de Dionisio Godofredo, Leiden 1607; la más importante recopilación del derecho romano de la historia. En el texto (Ley 25 de Test. XXII, V) se hace referencia a la obligación del secreto.

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Casos chilenos La Iglesia Católica en nuestro país se ha visto afectada por distintos casos. En la condena del presbítero Aguirre Ovalle, la Corte Suprema (rol N° 3.640-04) se pregunta cuál es el ordenamiento jurídico que rige las relaciones entre el obispo y uno de los integrantes del respectivo clero diocesano y si las normas del Código Civil pueden ser aplicadas a esas relaciones (considerando N° 37). Analiza los cánones 381 y 384 del Código de Derecho Canónico (considerandos N° 46 y N° 47) para luego descartar que la relación obispo-clérigo secular sea similar a los artículos 2320 y 2322 del Código Civil y por tanto centra la responsabilidad civil en el autor del hecho ilícito, el cual es condenado a pagar de su propio bolsillo indemnización a las víctimas, sin perjuicio de cumplir 10 años en la cárcel. En otro caso se reprocha al arzobispo de Santiago haber violado la libertad religiosa al haber demorado más de 10 días una «solicitud de desafectación». La Tercera Sala de la Corte Suprema no entra al análisis de la regulación canónica del abandono de la Iglesia o de la apostasía, y señala que el Arzobispado ha probado

que desde el 2 de noviembre de 2010 figura en la partida de bautismo una nota que el recurrente abandonó la fe católica. La Corte se da por satisfecha con esta acción y rechaza el recurso de protección (rol 7112-2010). En la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Providencia, un dirigente de la comuna alega haber sido ilegítimamente expulsado. La Corte de Apelaciones de Santiago (Tercera Sala) rechaza la falta de jurisdicción por ser contraria al principio de inexcusabilidad, a la letra del artículo 20 de la Constitución (recurso de protección) y a la igualdad ante la ley. Luego examina el Manual de Iglesia y comprueba que se le han aplicado adecuadamente las normas al recurrido, comprobando que no ha sido expulsado, sino que solo se le priva de ejercer cargos directivos: «derecho que puede recuperar si cumple con lo que para ello le impone ese Manual de Iglesia», (Corte de Apelaciones de Santiago rol N° 4.970-2011). Hay sentencia confirmatoria de la Corte Suprema rol N° 11.233-2011. Como se comprueba en estas sentencias —favorables a las entidades religiosas— el Poder Judicial se atiene a las normas internas de las iglesias y a la interpretación que de las mismas realizan las entidades religiosas. No se ha afectado la libertad de conciencia ni la libertad religiosa. Pero podemos observar otros dos casos. Sea el primero el de la Iglesia de la Unificación (Corte Suprema, rol N° 2.226-2005). En el considerando N° 16 se expresa: «Que sobre la base de lo que se ha venido señalando precedentemente, corresponde concluir, en concepto de esta Corte, que la decisión adoptada por el Señor Subsecretario de Justicia de la resolución N° 5.045 de 18 de diciembre de 2003, mediante la cual formula objeción de registro como entidad religiosa de derecho público de la Iglesia de la Unificación se encuentra plenamente ajustada a derecho y fundada en razones de mérito que la justifican, motivo por el cual resulta procedente rechazar la pretensión de la reclamante en orden a obtener el reconocimiento del Estado chileno como persona jurídica de derecho público…». Ahora bien, la Corte analiza


«El problema creado en Chile en 2000 es fruto de la superficialidad con que se legisla. Así, por ejemplo, la norma que limitaba el accionar de los tribunales civiles solo a los asuntos en el orden temporal fue eliminada, sin oír a nadie y los parlamentarios no sabían que esa norma fue establecida en 1875 mediante acuerdo con la Santa Sede». «una comisión especial, vulnerando la garantía del artículo 19 N° 3 inciso 4° de la Constitución Política de la República». Sentencia confirmatoria (Corte Suprema rol N° 5.617-2012). Estamos a un paso de emplear el recurso de protección como un «recurso de fuerza fáctico». Se entiende por «recurso de fuerza» el que permite recurrir a los tribunales estatales de decisiones de los tribunales y órganos canónicos. Ello fue eliminado también en 1875. ¿Qué sucede si se recurre contra una sentencia de un Tribunal Canónico? ¿O contra una decisión canónica del Gran Canciller? El sigilo sacramental responde al acto de perdón que realiza el confesor en representación de Cristo. De ahí se desprende que no sea equiparable al secreto profesional, pues, tal como señala Santo Tomás: «lo que se sabe bajo confesión es como no sabido, porque no se sabe en cuanto hombre, sino en cuanto Dios», (In IV Sent., 21,3,1).

en los considerandos 8° y 9° el libro El Principio Divino, en especial su página 455 y lo interpreta como contrario a la democracia. Ello deriva de la simple lectura que realizó el Ministerio de Justicia y sin contar que dicha iglesia dice que se apoya en la Biblia y en el Principio Divino. De la lectura de la página indicada no se deduce claramente que la Iglesia de la Unificación esté intentando la alteración del régimen democrático. Ello, en todo caso, no significa que la inscripción de dicha Iglesia pudo ser negada por otras razones ligadas al orden público o la seguridad nacional, como finalmente lo hace la Corte Suprema. Pero se sienta el precedente que una iglesia puede no ser reconocida en Chile por interpretación

del Estado acerca de sus principios y libros fundacionales. ¿Corresponde a la judicatura ordinaria del Estado interpretar los textos fundacionales de entidades religiosas? ¿Interpretará mañana el Poder Judicial la Biblia o el Libro del Mormón? Sea el segundo ejemplo, la causa rol Nº 614-2012 de la Corte de Apelaciones de Valparaíso que deja sin efecto la medida de expulsión adoptada por la Iglesia Metodista Pentecostal de Chile en contra de los obispos José Runildo Paredes Escobar y Eduardo Durán Castro y de varios pastores de la misma Iglesia. También en este caso la Corte examina si se han cumplido las normas internas para concluir que los expulsados lo han sido por

Del conjunto de estos problemas —algunos de los cuales podrían ser solucionados a través de acuerdos del Estado con las distintas iglesias o grupos afines de ellas— urge que pasemos a la propuesta de soluciones y por tanto a abordar los problemas atingentes al hecho religioso. Sería penoso que Estado e iglesias en Chile volvieran a tropezar con la misma piedra de los tiempos de Santa María en el siglo XIX. Alguien ya ha denunciado que en trabajos preparatorios a una propuesta de reforma constitucional de determinada candidatura presidencial se respiraba un aire antirreligioso. Es oportuno profundizar el principio de laicidad del Estado, o cooperación Iglesias-Estado, en vista de la discusión de reformas constitucionales que ya se ha iniciado. | 31


LA JUSTICIA CArITATIVA

EN LA VIDA DE CUATRO PENSADORES los pEnsadorEs lEÓn bloy, irEna sEndlEr, EnriQuE salas y alEXis carrEll, desde sus respectivas y disímiles disciplinas, pueden orientarnos a ser testimonio de justicia y caridad. Sus legados nos permiten comprender que cada persona puede manifestar diariamente una relación con el respeto y el recto uso de la libertad, siempre y cuando la fuerza impulsora sea obtenida del amor1. Por_ Julia Sequeida, profesora de la Facultad de Educación UC | jsequeid@uc.cl Hortensia Morales, profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile | hmorales@uchile.cl Patricia Masalán, profesora de la Facultad de Medicina UC | mmasalan@uc.cl

La forma de integrar la justicia como uno de los valores fundamentales de la educación formal, ha constituido motivo de preocupación y estudio a lo largo de la historia. Independiente de las distintas concepciones de justicia construidas en diferentes sociedades, la mayoría de ellas destaca la necesidad de contribuir con la formación de ciudadanos capaces de ejercer libre y responsablemente sus derechos y deberes. A partir de los aportes de Santo Tomás se profundizó en la dimensión ética de la justicia, no solo como derecho natural, sino que destacando la relación entre justicia y dignidad, en función de comportamientos justos y rectos en las relaciones con el prójimo. En este sentido, San Agustín resaltó que el amor es el hecho esencial que le da la dimensión de justicia a la misma justicia. Acogiendo el llamado del Maestro, San Pablo señaló que «la justicia se vincula con la fe en Jesucristo» (Ro 3,28; 4,23; Gl 3,6; Flp 3,9). De igual manera lo enfatizó Benedicto XVI, al clarificar la relación entre justicia, caridad y misericordia. Al respecto, puntualizó: «No podemos ignorar que ciertas corrientes de la cultura moderna, sostenidas

por principios económicos racionalistas e individualistas, han sustraído al concepto de justicia sus raíces transcendentes, separándolo de la caridad y la solidaridad: La ciudad del hombre no se promueve solo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo» (Benedicto XVI, 2012: 4). Los desafíos mencionados por el Papa emérito contribuyen a impregnar de una nueva vitalidad a la educación en la justicia, al orientarla fundamentalmente a la consecución de tres grandes condiciones (ver recuadro). La justicia, como resultado del amor caritativo, constituye un camino de acceso que puede ser aprendido a través del diálogo fraternal emergente de los testimonios de quienes luego de un largo —y a veces doloroso— peregrinar, han llegado a la firme vivencia de que el amor caritativo es la forma de asumir la misión de vida. La sabiduría que encierran estas vivencias constituye una instancia peda-

gógica de lo que significa vivir la justicia a la luz del amor caritativo. Casos como los de León Bloy, Irena Sendler, Enrique Salas Silva y Alexis Carrell permiten hallar evidencias de los efectos de la caridad en la realidad contingente.

León Bloy: el desafío de la justicia social «Si los que recibieron la investidura de la palabra se callan, ¿quién hablará por los mudos, por los oprimidos y los débiles? El escritor que no escribe por la justicia es un despojador de los débiles, un ladrón» (Bloy, 1945:89). Para Bloy, la caridad es una forma de acercarse a la rectitud de pensamiento y acción, que se manifiesta en dar no solo bienes materiales, sino en darse a sí mismo a través del acompañamiento, de la acogida que requiere el que poco o nada tiene. En su vida lo demostró fecundamente en su quehacer cotidiano, que luego volcó en su amplia obra literaria. La justicia caritativa se convirtió en su trasfondo metafísico, al ir descubriendo que es el reverso del dolor causado por la miseria. De esta forma, com-

1. Este artículo forma parte de investigación «Concepción de justicia en obras de S.S. Benedicto XVI y la concreción de esta en Bloy, Sendler, Salas y Carrel», que ha sido financiada por la Vicerrectoría de Investigación y la Dirección de Pastoral y Cultura Cristiana de la UC.

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prendió su trasformación como producto de la acción redentora de la Providencia, que lo llevó a desarrollar: «la capacidad de aceptar el sufrimiento por amor del bien, de la verdad y de la justicia, que es constitutiva de la grandeza de la humanidad […]. La verdad y la justicia han de estar por encima de mi comodidad e incolumidad física, de otro modo mi propia vida se convierte en mentira» (Bloy, 1947: 172). Sin haber tenido una formación filosófica o teológica sólidas, intuyó que la esencia del amor caritativo se fundamenta en la esperanza que encierra el amor de Dios hacia la humanidad, en el que reside el camino hacia la justicia. Declaró así: «En toda alma hay un “abismo de misterio” […] Te han dicho también que Jesús murió por ti, por tu alma; sin embargo, no sabes que, aunque estuvieras sola en el mundo, […] la segunda persona divina se habría encarnado y hecho crucificar por ti, como lo ha hecho por miles de millones de seres. […] Ello demuestra una solidaridad humana tan divina, tan maravillosa, que es imposible a un ser humano no responder por todos los otros, en cualquier tiempo que ellos vivan, en el pasado o en el futuro» (Bloy, 1947: 245).

Irena Sendler: la solidaridad puede cambiar la realidad «La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad» (Ponce, 2010 s/p). Así justificó Irena Sendler el haber arriesgado su vida para salvar del holocausto a los 2.500 niños judíos. Esta enfermera polaca fue conocida como el Ángel del Gueto de Varsovia por su decidida lucha para ayudar a liberar a los niños recluidos en el campo de concentración. Sus obras humanitarias han permitido develar que encarnó profundamente el significado de la justicia cristiana al poner en riesgo su vida en innumerables ocasiones con la finalidad de alcanzar el bien común. Fue torturada duramente, lo que le valió quedar inválida; no obstante, sus opresores no lograron que revelara la identidad de los niños rescatados. Su afán de ayudarlos con amorosa acogida y gran humildad la ha convertido en un ejemplo carismático

«para bloy, la caridad es una forma de acercarse a la rectitud de pensamiento y acción, que se manifiesta en dar no solo bienes materiales, sino en darse a sí mismo a través del acompañamiento, de la acogida que requiere el que poco o nada tiene». para reflexionar y encontrar caminos a seguir en la vivencia de la justicia. La vida de Sendler demuestra la relevancia de la formación religiosa recibida en su familia, lo que significó el inicio de una vida de entrega incondicional hacia los más desvalidos. Sus progenitores fueron ejemplo de amor al prójimo, especialmente su padre, Stanislaw Krzyzanowski, quien a pesar de las incertidumbres económicas y con ayuda de sus familiares, creó un sanatorio para enfermos del pulmón, en el que prácticamente atendía de forma gratuita. De él Irena acogió como lema de vida

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Irena Sendler, conocida como «el Ángel del gueto de Varsovia», hasta hoy es vista como un ejemplo de coraje, entrega y solidaridad, al haber arriesgado su vida para salvar a 2.500 niños judíos durante el Holocausto. La imagen muestra una toma de la película El valiente corazón de Irena Sendler, en que se retrata su heroísmo.

CONDICIONES PARA LA EDUCACIóN EN LA JUSTICIA La formación de un corazón justo, en la medida en que la acogida al Evangelio va abriendo la mente y el corazón para que el mensaje cristiano realice su obra de amor vinculante con la solidaridad, la compasión, la misericordia, el respeto y el recto uso de la libertad. Por tanto, en el corazón justo se va impregnando «[…] la caridad, iluminada por la razón y por la fe, que hace posible conseguir objetivos de desarrollo con un valor humano y humanizador» (Benedicto XVI, 2009: Audiencia general). La aceptación del amor caritativo, como gestor de la revolución interior. «El amor –“caritas”– es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz» (Benedicto XVI, 2009:1), reconociéndose como hijos de Dios, en la dignidad que confiere tal condición. La fe otorga esa fuerza extraordinaria aludida por el Papa y acerca a la certeza de estar haciendo lo justo y adecuado para equilibrar las sanas aspiraciones individuales con el bien del otro y con el bien común. «Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos» (Benedicto XVI, 2009: 6). La gratuidad, tanto en la dimensión de acogida al otro y como responsabilidad compartida, constituye la base del desarrollo. «Si este ha de ser auténticamente humano necesita dar espacio al principio de gratuidad» (Benedicto XVI, 2009: 34). La gratuidad constituye un valor fundacional de la sociedad al relacionarse directamente con la expansión de la cultural y con la praxis de la reciprocidad. Por tanto, la gratuidad otorga el sentido a la acción solidaria.

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«Ayudar cada día a alguien tiene que ser una necesidad que salga del corazón» (Marzena, 2008:2), convirtiéndose en la sólida convicción de que la solidaridad puede transformar la realidad, por más compleja que esta sea. La formación cristiana le permitió comprender que la búsqueda del bien trasciende a cualquier cosa establecida por la sociedad o a cualquier límite autoimpuesto.

Enrique Salas Silva: la caridad educativa «Los que ahora son niños o jóvenes y que disponen de toda la holgura necesaria para encontrar la vida amable y placentera, no deben olvidar que hay otros niños tan de carne y huesos como ellos, para quienes la vida es solo miseria, dolor, angustia» (Salas, 1942: 207-208). De esta manera expresó Enrique Salas Silva su profunda preocupación por la educación solidaria y fraternal que deberían recibir los niños y jóvenes de Chile. Este educador contribuyó con sus obras al desarrollo de la orientación en el país. Fue el primer jefe de Orientación del Ministerio de Educación, cuando recién se había creado el cargo, lo que significó que el ámbito de la orientación educacional adquiriera una mayor consideración social en el país. Desde esa función pudo impulsar el crecimiento de la educación pública, permitiendo el acceso a la Educación Media a un gran contingente de adolescentes de clase media e hijos de obreros, los que tuvieron la posibilidad de completar sus estudios y ampliar sus horizontes formativos y laborales. El profesor Salas fue uno de los impulsores de la democratización de la enseñanza, labor que desarrolló motivado por su fuerte sentido cristiano de la justicia social, al constatar, a través de su experiencia como educador, que la formación integral de los jóvenes constituía la fuerza motriz del enriquecimiento espiritual de la


persona. En alguna medida coincidió con los planteamientos de lo que Benedicto XVI denominó la caridad educativa, que significa poner la caridad al centro de la labor educativa, «sostenida por la esperanza e iluminada por la luz de la fe y de la razón, es posible conseguir objetivos de la liberación integral del ser humano y de justicia universal». Sus libros —Para qué me educo (1942) y Orientación vocacional (1969)—demuestran la relevancia de otorgar una formación adecuada que permita realizar una efectiva elección vocacional, para que así los jóvenes puedan construir un proyecto de vida desafiante y propulsor de cambios a nivel individual y con movilidad social. Asoció la concepción de justicia con las posibilidades educativa entregadas al ciudadano. Salas estimó que para concretar la justicia social era necesario impulsar la educación como un modo de desarrollar la caridad, al ponerla al servicio de la plenitud de cada persona, involucrando el progreso personal y los posibles aportes para una sociedad más justa y solidaria.

Alexis Carrell: El poder curativo de la oración «La salvación de uno no debe verificarse a cuesta de la salvación de otro. El éxito de la vida colectiva se obtiene por medio del amor fraternal, […] esta es la única posibilidad de que cada uno pueda acceder a la vida espiritual: intelectual, estética, religiosa» (Carrell, 1990: 121). Afirmación del médico y biólogo francés Alexis Carrell, cuyo libro La incógnita del hombre fue uno de los que más revuelo causó a principios del siglo XX. La sorpresa de esta publicación no se debió a los contenidos científicos sobre los procedimientos de sutura que inventó— y por los que se le concedió el Premio Nobel de Medicina—, sino porque fue el comienzo del cambio de paradigma que se produciría en su vida. En su devenir cultural, Carrell asumió que los avances científicos y tecnológicos adolecían de respuestas para el desarrollo espiritual del ser humano, ya que no otorgarían respuestas para la pregunta referida a la incidencia de los factores biológicos sobre su evolución moral. Carrell creó una filosofía del com-

portamiento y, al mismo tiempo, descubrió en su interior los requerimientos de la ley Divina que llaman a la unidad. Paulatinamente, se hizo evidente para Carrell la incidencia de una regulación natural basada en la dignidad y en la libertad del ser humano y, que de ser respetada, otorgaría una dinámica más justa a las relaciones humanas. Al descubrir y comprender la filiación divina y la factibilidad de responder libremente al llamado del Padre encontró un nuevo camino de desarrollo espiritual en la oración. Al respecto, señaló en 1946: «El que se habitúa a orar con sinceridad, siente pronto cómo su vida queda profunda y claramente transformada. (…) En el ejercicio de mi profesión he visto a muchos hombres hacerse superiores a la enfermedad y a la depresión que la acompaña (…) gracias al esfuerzo sereno de la oración». El cambio de paradigma se vio fortalecido por las constataciones de curaciones milagrosas que presenció en Lourdes.

Hacia una pedagogía testimonial Los desafíos que encierra la educación en la justicia mueven a fortalecer una pedagogía testimonial. Los cuatro pensadores mencionados avanzaron —a pesar de las dificultades, exclusiones y dilemas que debieron enfrentar— hacia la promoción de la digni-

dad humana a través del establecimiento de relaciones de gratuidad, de misericordia y de caridad con sus prójimos. De esta forma, todos y particularmente los académicos universitarios estamos llamados a colaborar con los jóvenes, en el crecimiento hacia la caridad como base de la justicia; tal como lo planteara el papa emérito Benedicto XVI: «Lo que el mundo necesita hoy de manera especial es el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, esa que no tiene fin». Para tal efecto, sería conveniente considerar la posibilidad de plantear la justicia como uno de los ejes generativos de la docencia, por cuanto permite establecer los temas específicos de cada área del saber en una relación vinculante con el amor, la solidaridad, la compasión, la misericordia, el respeto y el recto uso de la libertad. Tal amplitud conceptual otorga la posibilidad de integrar testimonios de personas que han encarnado estos valores. La presencia de testimonios nos abre un camino de enseñanza más humanizadora, al develar en las aulas universitarias el análisis del itinerario construido por los testigos de la caridad, quienes independientemente de sus limitaciones hicieron fecundos los talentos recibidos para manifestar el ejercicio de la misericordia sanadora.

Los desafíos que encierra la educación en la justicia mueven a fortalecer una pedagogía testimonial.

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SABER ver | Crítica literaria

Libro

Votar en conciencia. Los católicos y la política Autor Pbro. Francisco Javier Astaburuaga Ossa POR_ Gonzalo Rojas, profesor de la Facultad de Derecho UC | grojass@uc.cl

Ficha técnica Editorial: Ediciones UC, 2013 Páginas: 140 Disponible en Librerías UC

l libro, en primer lugar, nos lleva al problema del vacío de las democracias. Recuerda el padre Astaburuaga que «la realidad nacional nos pone a las puertas de grandes desafíos cuando hay que decidir acerca del destino de la nación en la elección de nuestros próximos gobernantes». Hay quienes quisieran, eso sí, exigirnos a los católicos que participemos sin más criterio que unas cuantas referencias a los mecanismos económicos, sociales y políticos, sin que estemos autorizados a hacer valer nuestras conclusiones —por cierto, de modo pluralista— a partir de nuestras convicciones morales más arraigadas. Ya Octavio Paz advirtió la gravedad de ese planteamiento, cuando afirmó que «en las sociedades democráticas modernas los antiguos absolutos, religiosos o filosóficos, han desaparecido o se han retirado a la vida privada. El resultado ha sido el vacío, una ausencia de centro y de dirección» (Itinerarios). Mario Vargas Llosa agregó: «La cultura democrática […] no puede

ser realidad sin unos valores y paradigmas cívicos y morales profundamente anclados en el cuerpo social, algo que para la inmensa mayoría de los seres humanos, es indistinguible de unas convicciones religiosas» (La civilización del espectáculo). Pero, para votar bien, nos dice el padre Astaburuaga: «corresponde hacerlo con una conciencia rectamente formada» y, para conseguir esa adecuada formación, Juan Pablo II, en la Veritatis Splendor, fue muy claro: «La Iglesia se pone siempre al servicio de la conciencia, ayudándola a no ser zarandeada aquí y allá por cualquier viento de doctrina según el engaño de los hombres (Ef, 4, 14)» (n.64). Ciertamente, hay un tema en que el autor ha querido llamar particularmente la atención: El valor de la vida humana. «Asegurar el derecho a la vida, es decir, el sentido profundo de la existencia en un país que tiene acceso a los adelantos de la ciencia, y sabe que el aborto directamente provocado, en cualesquiera de sus formas, es una acción destinada a causar la muerte de un ser inocente en gestación», nos dice, es un «desafío de bien común». Por eso el autor dedica cuarenta documentadas páginas a develar los instrumentos de la cultura de la muerte. Quizás ha tenido presente las palabras del entonces cardenal Ratzinger, quien afirmó que «el infanticidio es hoy casi unánimemente rechazado, mientras nos hemos hecho casi indiferentes al aborto. Quizás la única razón es que en el caso del aborto, uno no ve la cara de aquel que va a ser condenado a no ver jamás la luz de día» (Christianity and the crisis of cultures). Efectivamente, la vida es la piedra de toque, el punto más delicado donde las conciencias prueban su formación. Si se comienza a hacer matices y disquisiciones, ya se deja ver la falta de profundidad. Si así sucediera, sería el momento de volver a los fundamentos, de preguntarse qué sentido pueden tener una fe y una moral, un sistema democrático y una economía libre, si se castiga con la muerte a los inocentes e indefensos.

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opinión | Álvaro Ferrer

bien común: amistad verdadera Álvaro Ferrer

aferrerd@uc.cl

Abogado por la Pontificia Universidad Católica de Chile, profesor de la Facultad de Derecho UC.

«No hay amistad auténtica si los amigos no buscan, procuran y se alegran en el bien del otro, y no habrá tal si los amigos no conocen ni comprenden que el bien del otro es, a la vez, su propio y más perfecto bien».

E

l bien común es la unidad de medida desde la cual se evalúan las alternativas políticas, unidad que muchas veces no es más que una voz vacía, carente de contenido y significado. A decir verdad, la carencia de contenido es, en realidad, la sobreabundancia de parcialidades que, junto con errores, tácitamente dan forma a diversas acepciones del bien común. Conviene entonces reflexionar seriamente sobre él, pues sin una unidad de medida compartida resulta imposible discernir y deliberar en conjunto cuál, de entre las alternativas vigentes y posibles, es la que mejor conduce al fin que con ellas se busca alcanzar. Dar contenido al bien común es una tarea imprescindible, y más importante aún es que dicho contenido sea verdadero, pues solo así será auténticamente bueno. Sin embargo, aun cuando tuviéramos una definición por todos compartida, haría falta que, asimismo, todos lo quisiéramos por igual, ya que no basta coincidir en el juicio sobre una cosa, sino que es preciso también quererla para, así, dirigirnos conjuntamente hacia ella. Enfrentamos entonces un doble problema: el bien común es equívoco y, aunque fuera unívoco, no es igualmente querido por los miembros de la comunidad. De hecho, para muchos el mismo concepto no forma parte de su horizonte deliberativo. El efecto que sigue es claro y público: discordia, disgregación, desorden, indiferencia, ausencia de paz. Si no hay comunión de juicio e identidad de voluntad sobre qué es aquello que constituye la felicidad y cuáles son los medios de necesidad intrínseca para dirigirnos a ella, la vida en común se vuelve tormentosa.

Pero no sirve solo compartir la idea, sino que necesitamos alegrarnos y dolernos en los mismos bienes y males, como lo hacen los amigos. No hay amistad verdadera y duradera sin esta comunión basal; no hay amistad auténtica si los amigos no buscan, procuran y se alegran en el bien del otro, y no habrá tal si los amigos no conocen ni comprenden que el bien del otro es, a la vez, su propio y más perfecto bien. Paradojalmente, lo que importa a todos no es tanto conocer o comprender esta verdad, sino vivirla. Realizarla. Ser felices. Así, la verdad se hace carne al vivir procurando y realizando la felicidad de los demás. Por este camino la discordia dará paso a la unión afectiva, personal y social. Luego, como efecto proporcionado, surgirá la amistad. No obstante, dado que los efectos siguen a sus causas, para alcanzar un bien tan alto se requiere fuerza proporcionada. Y el intelecto yerra y la voluntad no es tan fuerte. Sin el auxilio privado y público de una fuerza mayor, la claridad conceptual y la buena intención terminarán por diluirse en su propia frustración. No habrá entonces auténtico bien común ni dirección a él si el único Bien Perfecto, causa de todo bien, sigue siendo excluido de la vida privada, rechazado en la vida pública, o reducido a un factor más, digno de consideración a veces. Sin claridad sobre el fin –que es término y principio– el orden se resiente y falla, volviéndose contra la persona. El orden existe, se explica y subsiste por y para el fin que le sirve de causa. Como observó Chesterton, la esfera se cae si se la pone encima de la cruz. Por fin y en dos palabras: ¿bien común? Cristo Rey.

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letra ViVa |

más allá del muro entre creyentes y agnósticos Mensaje enviado por el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, cardenal Gianfranco ravasi, con motivo del Atrio de Santiago.

Roma, viernes 25 de octubre de 2013. «Creo que la Iglesia debería abrir también hoy una especie de Atrio de los gentiles donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo y antes de que hayan encontrado el acceso a su misterio, a cuyo servicio está la vida interna de la Iglesia. Al diálogo con las religiones debe añadirse hoy sobre todo el diálogo con aquellos para quienes la religión es algo extraño, para quienes Dios es desconocido y que, a pesar de eso, no quisieran estar simplemente sin Dios, sino acercarse a él al menos como Desconocido». Estas palabras de Benedicto XVI, pronunciadas ante la Curia Romana en diciembre de 2009 han dado lugar a una realidad concreta: un dicasterio vaticano, el Consejo Pontificio de la Cultura, ha dado vida a una serie de encuentros, bajo el denominador común de Atrio de los gentiles, para entablar un diálogo serio y respetuoso con quienes no creen o se declaran ateos. El acontecimiento inaugural tuvo lugar en París, en tres lugares emblemáticos, cada uno por motivos diferentes, de ese espíritu de que ha marcado la historia reciente en Francia: La Sorbona, la Unesco, la Académie Française. El símbolo usado por el Papa acaso no sea transparente para todos. ¿Qué realidad evoca el Atrio de los Gentiles? Para entenderlo es necesario referirse a la planimetría del templo de Jerusalén, sobre todo en la configuración del imponente edificio levantado por Herodes a partir del 20 aC y destruido el año 70 dC por las legiones de Tito. Allí, además de las áreas reservadas a las mujeres, a los israelitas, a los sacerdotes y al santuario propiamente dicho, se abría un espacio al que podían acceder también los no judíos que subían a adorar en Jerusalén, o simplemente a visitar el templo. Era este el atrio de los gentiles, es decir, de las gentes, los pueblos no judíos, que desde una perspectiva judía aparecían como paganos. […] Este símbolo de apartheid y de separación sacra que era el muro del atrio de los gentiles es cancelado por Cristo que desea eliminar las barreras para un encuentro en armonía entre los dos pueblos. Con esta ulterior precisión paulina adquiere su pleno sentido la aplicación metafórica del atrio sugerida por Benedicto XVI. Creyentes y no creyentes se hallan en territorios diferentes, pero no se deben encerrar en un aislamiento, sacro o laico, ignorándose o, peor aún, arrojándose mutuamente provocaciones, escarnios y acusaciones, como desearían los fundamentalistas de ambos bandos. No podemos eliminar sin más las diferencias, ni liquidar concepciones divergentes o 38 |

ignorar las discordancias. Cada uno tiene los pies puestos en un «atrio» separado, pero los pensamientos y las palabras, las obras y las opciones pueden confrontarse, incluso encontrarse sin por ello renunciar a la propia identidad, sin desleírse en un vago sincretismo ideológico. En este encuentro entre los dos atrios, es necesario purificar previamente los dos conceptos de base. Por un lado, los gentiles deben recuperar una propia concepción del ser y del existir, tal como se encontraba en los grandes sistemas ateos (pensemos en Marx o en la célebre parábola sobre el Dios muerto de la Gaya ciencia, de Nietzsche), antes de que quedaran encapsulados en sistemas político-ideológicos o cayeran en el burdo escepticismo y en la idolatría de las cosas, o que degenerasen en ateísmo sarcástico y demoledor, infantilmente escandalizador. Por otro lado, la fe tiene que redescubrir su grandeza, manifestada en siglos de pensamiento alto y en una visión acabada del hombre y del hombre, evitando los atajos del devocionalismo infantil o del fundamentalismo destructor, para mostrar que la teología tiene también un riguroso estatuto metodológico paralelo y específico respecto al de la ciencia. Además de esto, el cruce entre voces diversas puede acontecer en torno a temas comunes, aun cuando sea con resultados diversos: la ética, la antropología, la espiritualidad, las preguntas últimas sobre la vida y la muerte, el bien y el mal, el amor y el dolor, la verdad y la mentira, la paz y la naturaleza, trascendencia e inmanencia. Por este camino se puede llegar incluso a la pregunta por lo Desconocido, aquel Ángostos Theós, el Dios desconocido, a quien se refirió san Pablo en su célebre discurso en al Areópago de Atenas (Hechos de los Apóstoles 17, 22-31). Este encuentro común tiene lugar a través del diálogo, en cuyo centro se sitúa la palabra. «Nadie es una isla, completo en sí mismo. Cada hombre es un pedazo del continente, es una parte de la tierra». Esta fulgurante definición de la persona humana, formulada por el gran poeta espiritual que fue Johm Donne, podría entrelazarse con una célebre frase teológica de su contemporáneo Quevedo: «Dios es único, pero no solo». La personalidad del hombre y de Dios se revela en las palabras que se cruzan en un diálogo. […] Es sugestivo que el retrato de Jesús que nos ofrecen los Evangelios sea precisamente el de un hombre de diálogos. Sube los senderos de la altura del diálogo orante con el Padre


Los artistas Roberto Farriol, Vittorio Di Girolamo y Mario Toral dialogan en el Atrio de Santiago en torno a la trascendencia en el arte.

divino cuando se recoge en la soledad del desierto; baja del cenit celestial al nadir infernal para dialogar con Satanás en la tentación, asumiendo para la ocasión los cánones de la disputa rabínica. Es esta misma diatriba la que sostiene el diálogo de Cristo con sus interlocutores hostiles, escribas, fariseos, saduceos, sacerdotes: en estas controversias que atraviesan no pocas páginas evangélicas, emerge también el vigor intelectual de los argumentos, sazonados a menudo con especies fuertes, con el mordiente de la indignación. […] En la oscuridad de la noche sale al encuentro de Nicodemo, hombre en busca, y no presta atención ni al sol ni a las críticas deteniéndose a hablar con una mujer herética y de mala fama ante un pozo de Samaría, o sentándose a la mesa con publicanos y pecadores. El telón de su vida se cierra coronando aquellas últimas horas precisamente con una serie de diálogos: Por una parte, los discursos intensos e íntimos con sus discípulos en la sala del Cenáculo. Por otra, sus respuestas escuetas a los interrogatorios en las frías aulas del proceso, en las que se respira el aire tenso del drama, hasta el último extremo diálogo orante con el Padre, dulce y terrible al mismo tiempo: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?... Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Es este mismo diálogo el que sostiene el Atrio de los gentiles, un espacio abierto donde los diversos lógoi, los discursos, pueden escucharse y confrontarse. […] Sin pretender conversiones ni inversiones tan inmediatas como superficiales en el camino existencial pero, sobre todo,

«Creyentes y no creyentes se hallan en territorios diferentes, pero no se deben encerrar en un aislamiento, sacro o laico, ignorándose o, peor aún, arrojándose mutuamente provocaciones […] Cada uno tiene los pies puestos en un atrio separado, pero los pensamientos y las palabras, las obras y las opciones pueden confrontarse, incluso encontrarse sin por ello renunciar a la propia identidad, sin desleírse en un vago sincretismo ideológico». evitando las diversiones hacia el vacío, la banalidad, los estereotipos, gentiles y cristianos, cuyos atrios se hayan codo a codo en la ciudad moderna, pueden descubrir consonancias y armonías aun en su diferencia y pueden hacer levantar la mirada a una humanidad demasiado a menudo curvada solo sobre lo inmediato, lo superficial, lo insignificante, hacia el Ser en plenitud. Un poco como sugería en uno de sus Cantos últimos el poeta y sacerdote David Maria Turoldo: «Hermano ateo, noblemente pensativo, / en busca de un Dios / que yo no sé darte, / atravesemos juntos el desierto. / De desierto en desierto vayamos más allá / del bosque de la fe, / libres y desnudos / hacia el Ser Desnudo / y allí / donde la palabra muerte / tenga fin nuestro camino». | 39


misionera fe

el peso de la palabra |

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VIDA

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comunidad

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cristo

carta encíclica redemptoris missio la permanente validez del mandato misionero POR_ Santiago Orrego, profesor de la Facultad de Filosofía UC | sorregos@uc.cl

«Misión», «Iglesia» y «Cristo», en ese orden, son las tres palabras más usadas en la encíclica Redemptoris missio de Juan Pablo II. Es un texto desafiante que vuelve a proponer con fuerza una verdad de la fe que se ha llegado a oscurecer incluso entre los fieles católicos. Esa verdad oscurecida se puede expresar con esas mismas tres palabras y en su mismo orden: la «misión» de la «Iglesia» es llevar a «Cristo». ¿No es esto algo evidente? ¿Acaso necesita ser recordado, y en una encíclica, nada menos? 40 |

Recuerda la encíclica que llevar a Cristo a quienes no lo conocen — personas y pueblos— es una misión: no solo una opción legítima entre otras, sino un imperativo urgente. El texto (n. 36) identifica como una de las razones más graves de la pérdida del impulso misionero al indiferentismo religioso. «¿No puede uno salvarse en cualquier religión? ¿Para qué, entonces, la misión?», interroga Juan Pablo II (n. 4), confrontándonos con la mentalidad dominante.

Recuerda que predicar a Cristo a todas las naciones es una misión constitutiva de la Iglesia, en la que todos sus miembros, por tanto, deben estar de algún modo implicados. El texto señala dos medios de compromiso que todos pueden asumir para ayudar a ese fin: la oración y los sacrificios. Recuerda que la Iglesia deben llevar a Cristo: no solo paz, comprensión y ayuda humanitaria, sino a «Jesucristo único salvador» (cap. I): que el encuentro con Cristo es un bien irreemplazable, inestimable. Solo esta fe reaviva la misión.


Allegoria ed effetti del Buono e del Cattivo Governo, Lorenzetti c.1338-40. Detalle del Buen Gobierno.

Cómo gobernar: un relato pictórico La Alegoría del buen y mal gobierno (c.1338-40) de Ambrogio Lorenzetti es uno de los ciclos pictóricos narrativos más relevantes del gótico tardío. Se trata de un conjunto de frescos de carácter laico ubicados en una de las salas más importantes del Palacio Público (ayuntamiento) de Siena, aquella donde sesionaban los nueve representantes del gobierno de la época. Como ocurre a lo largo del medioevo, aquí se ofrece al espectador una visión contrastada entre bien y mal, virtud y vicio, alegría y tristeza, vida y muerte, entre otros. Lorenzetti no solo realizó un magnifico ciclo pictórico, también configuró un ideario político-moral y un recordatorio de los beneficios y consecuencias de un buen y mal gobierno. Destaco que al entrar a la sala el primer fresco que se ve es el del mal gobierno, y luego el del buen gobierno, donde los ejes principales son la paz y la justicia. Curiosidad o casualidad, este último es el que mejor ha soportado el paso del tiempo, y su buen estado de conservación permite conocer y recrear la idea de comunidad que imperaba en la época. Asimismo, contiene valiosa información visual sobre las costumbres, los trajes y el paisaje urbano y rural de mediados del siglo XIV. Por_ Claudia Campaña | ccampana@uc.cl


www.pastoraluc.cl/dialogos


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