El Día de Zamora 118

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Semana del 10 al 16 de agosto de 2012

Historia

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GRANDES MUJERES DEL MEDIOEVO

Doña Urraca: últimas investigaciones históricas Dos investigadores de peso, ambos del siglo XIII, mentan en sus escritos a la señora de Zamora, describiéndola como una infanta ejemplar y designándola, sistemáticamente, como “regina” POR EZEQUIEL DE CASTRO ARIAS R. GRÁFICO: ARCHIVO

Doña Urraca de Zamora aparece en los escritos de dos importantes historiadores del siglo XIII, describiéndola como una infanta ejemplar y designándola sistemáticamente como “regina”. Uno de ellos es el obispo Lucas de Tuy, en su Crónica Tudense. El otro es D. Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, en su De rebus Hispaniae, también conocida como Cronicón de las cosas sucedidas en España, Historia Gótica o Crónica del Toledano, en la que se describe la historia de la Península Ibérica hasta el año 1243. Asimismo, dos pasajes permiten seguir su acción política, el relato de la muerte de su padre, el rey Fernando I, y su partición del reino y el del sitio de Zamora. Ambos tienen su origen en poemas épicos que han sufrido diversas variaciones, pero, a la luz de las últimas investigaciones históricas, podemos decir que, aunque novelados, tienen una gran base de verdad. Según ellas, Doña Urraca de Zamora no solo reinó sobre la parte del infantazgo que había heredado, sino que acompañó a su hermano Alfonso VI en el ejercicio del poder, llegando incluso a ser coregente del año 1072 hasta el año 1079, cuando este se casó con la infanta Constanza. Según las fuentes, tanto latinas como de la Versión primordial de la Historia de España, ella fue el principal apoyo de su hermano Alfonso, lo que demostró repetidas veces. La primera, tras su prisión a raíz de la derrota en la batalla de Golpejera a manos de su hermano mayor, Sancho. Urraca, con la ayuda de varios nobles, intentará convencerle de que lo libere y lo mande al monasterio

Visión nocturna del arco de Doña Urraca y su palacio, que el tiempo y la insensibilidad han modificado

de Sahagún de Campos. Recordemos, a este respecto, los ruegos que dirige a Don Sancho: Cuando yo era jovencita, prometísteme un don, ahora que ya soy crecida, otórgamelo, señor.

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o solo reinó sobre la parte de infantazgo heredado, sino que acompañó a Alfonso VI

Cuando su hermano, pensando que son más tierras lo que quiere, accede y le pregunta que es lo que quiere, esta le responde que a su hermano Alfonso. Don Sancho cede demasiado fácilmente a sus ruegos, por lo que nuestra perspicaz Doña Urraca, desconfiando, con gran razón, de sus posiblemente oscuras intenciones, le insiste tercamente: Vivo me lo habéis de

dar, vivo, que no muerto, no. Don Sancho, pillado en público por su palabra en tal trance, accede a regañadientes, contestándole, finalmente, con acritud: Malhaya seas tú hermana y quien tal te aconsejó, que mañana de mañana, muerto te lo diera yo. La segunda fue cuando, tras la muerte del rey D. Sancho, envía, prestamente, mensajeros de confianza a su hermano Alfonso, exiliado, más bien diríamos, refugiado, en la corte del reino moro de Toledo, para que regresase raudo a hacerse cargo del reino. Referente al tipo de amor que sentían ambos hermanos, tanto el obispo Lucas de Tuy como el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada afirman al unísono que, dadas las grandes dotes de inteligencia y agudeza que tenía Doña Urraca, los excelentes y agudos consejos de gobierno que le daba y la enorme diferencia de edad que existía entre ellos, nada más y nada menos que catorce años, el rey Alfonso VI la consi-

deraba como si fuera su segunda madre, lo que queda confir-

mado a las claras en un documento de la época: …et porque entendió que por conssejo de doña Hurraca salió de la mongía ca el rey don Alffonsso en todos sus fechos se guiaua por ella e la tenía por lugar de madre, ca era dueña de muy grande entendimiento, traducido, (“…y porque entendió que por consejo de Doña Urraca salió del monasterio, el rey Don Alfonso se guiaba por ella y la quería como su madre, pues era mujer de muy gran inteligencia”). Fuentes bibliográficas Chronicon mundi: D.Lucas de Tuy, obispo de Tuy. De rebús Hispaniae: D. Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo. ‘Urraque, Elvire et Sancie. Le rôle et la place des infantes dans l’historiographie castillane (XIIIe-XIVe siècles)’, revista e-Spania”: Dª Patricia Roch.


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