LICENCIATURA EN CIENCIAS AMBIENTALES. UNED ASIGNATURA: ENTOMOLOGÍA APLICADA TEMA 9: INSECTOS Plenostigma
Antenas cortas
Ojos compuestos grandes Pterotorax
Disposición reticular de las venas
Abdomen alargado
Esquema anatómico de un odonato típico.
Ninfa de caballito del diablo (Zygoptera)
Ninfa de libélula (Anisoptera)
La mayoría de las especies son diurnas y necesitan calentar los músculos de vuelo antes de despegar. Además de por el tamaño y la forma de la cabeza, en el campo, las libélulas son fácilmente distinguibles de los caballitos del diablo. Las primeras, en reposo mantienen las alas extendidas a ambos lados del cuerpo, mientras que los segundos las pliegan hacia atrás pero por encima del tórax (no al abdomen por los lados como en el caso de Neoptera).
La metamorfosis es incompleta y pasan por estado de ninfa acuática entre el huevo y el adulto. La ninfa es un estado parecido morfológicamente al de un adulto, aunque con diferencias llamativas como la ausencia de alas o la boca, y entre larvas/ninfas y adultos no pasan por una fase de pupa. Este cambio coincide también con el cambio de medio en su vida, pasando del medio acuático en el que se ha desarrollado la larva (salvo unas pocas excepciones tropicales con larvas terrestres) al aéreo en el que vivirá el adulto. Durante la emergencia las libélulas suelen sufrir una mortalidad importante. Las ninfas o náyades son muy activas y depredadoras, gracias a que la estructura del labio posee una modificación prensil que le permite capturar sus presas de un modo fácil y rápido. Además, el labio (provisto de dientes) está articulado, por lo que puede ser proyectado hacia delante con mucha velocidad para agarrar a sus presas, que muchas veces les superan en tamaño. Existen diferencias a nivel anatómico entre las ninfas de libélulas y las de caballitos del diablo, tales como el sistema respiratorio. Los odonatos no son insectos plaga, al contrario, pueden ser de utilidad en el control de las poblaciones naturales de insectos. Tal es el caso de algunos países tropicales, donde se mantienen poblaciones de libélulas en los tanques de agua destinada al consumo humano, para controlar el número de larvas del mosquito Aedes aegypti, de forma más segura y económica que los plaguicidas.
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