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Ejemplos de Títulos Valores
Los cheques, los pagarés, las letras de cambio y las acciones son títulos de valores. Cada uno de estos títulos tiene sus propias características, las cuales permiten establecer la siguiente clasificación:

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Título de valores a la orden: es aquél que una persona extiende a favor de otra en particular, la cual, a su vez, puede volver a transmitirlo a una tercera a través de la fórmula denominada endoso
Título de valores al portador: este tipo de documento da a quien lo posea el derecho en él incorporado, sin la necesidad de que su nombre haya sido especificado Como puede deducirse, un título de valores al portador puede ser transmitido de una persona a otra sin ningún trámite formal, simplemente entregándolo
Título de valores nominativo: este tipo de título lleva escritos los datos de una persona en particular, y sólo a ella le será reconocido el derecho a usarlo.

Elementos de los Títulos Valores
Como elementos se encontraron que los títulos valores tienen:
Un carácter documental y necesarios: estos elementos se basan en que, para hacer efectivo el derecho es esencial que el título valor nazca a través de un documento pues sin eso más adelante no se podría probar, ni mucho menos perseguir al deudor que ha incumplido con la obligación que debe contener la incorporación de un derecho, la cual consiste en que a través de este título valor se materializa el derecho en el documento, es decir, se pasa y se establece un derecho que beneficiará a un acreedor y obligará a un deudor.
Literalidad: los derechos y obligaciones deben estar escrito de manera expresa en el título valor.
Legitimación para ejercer el derecho: hace referencia a la facultad que tiene el tenedor es decir que el porqué del título valor para hacer valer las obligaciones contenidas en el documento.

¿Sabias la historia de los Títulos Valores?
Los títulos valores nacen en la Edad Media, cuando los sistemas tradicionales de Derecho Privado resultan insuficientes para atender las necesidades de un tráfico jurídico cada vez más intenso. El Derecho común, inspirado en un criterio ius privatista, estaba inmerso en un formalismo que, en aras de la seguridad del tráfico, hacía que las instituciones fueran inadecuadas al naciente Derecho Mercantil como derecho regulador de las relaciones profesionales del comerciante. Las soluciones adoptadas en derecho consuetudinario perseguían dos objetivos: probar la existencia del derecho, y considerar a éste, al propio derecho o crédito, como valor económico en sí mismo La constancia documental del derecho hizo posible que el acreedor reforzara su situación procesal ya que suprimía la necesidad de probar su existencia; la consideración del crédito como valor económico, una progresiva objetivación de éste, desligándolo de las eventuales excepciones que fueran oponibles a su anterior titular Con estas medidas se facilitaba el ejercicio del derecho y su rápida y ágil circulación
