Libro de los insultos

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Pancracio Celdrán Gomáriz

Inventario general de insultos

domesticado o asilvestrado, así como a los toros cuando son enteros. Fray Luis de León utiliza el término, aplicado a las mujeres: "Unas hay cerriles y libres como caballos, y otras resabidas como raposas...". Hoy se emplea a menudo para denotar a la persona que no atiende a razones y se cierra en banda ante cualquier opinión o iniciativa que no sea la suya, o a la que está habituado; se toma asimismo como sinónimo de cerrojo.

Cerrojo. Se dice de la persona basta e ineducada que al mismo tiempo es cabezota y cerrado de mollera; individuo torpe, de entendimiento bloqueado, incapaz de aprender. Es mezcla de cerril y tocineras: sujeto torpe y tonto, a la par que cabezón.

Chafallón. Chapucero y torpe; persona que en su oficio hace las cosas de manera tosca e indelicada. Del verbo "chafallar": reparar torpemente, parchear, echar remiendos. Es también voz que se aplica a los escritorzuelos que se limitan a reescribir lo escrito por otros haciendo refritos.

Chafalote. Llamarle a alguien así es tanto como tildarle de "pijo, polla, chorra, capullo" y el largo et cetera de sinónimos de esta particular parte de la anatomía masculina. Se utiliza en sentido figurado, teniéndose in mente la acepción principal del término: cuchillo ancho con que los guanteros raspan las pieles. Es término utilizado predominantemente en Argentina, donde se dice de la persona ordinaria, de modales groseros. Algunos quieren sea aumentativo de chafallo, remiendo tosco con que se remediaba un roto o un descosido, sin importar el color del tejido al que se incorporaba. En Panamá y otros puntos de América Central, es sinónimo de desaseado, mal vestido.

Chala(d)o. Alela(d)o; falto de seso o juicio. Participio pasivo del verbo chalar, voz procedente del caló, lengua gitana en la que significa "irse". Es de uso tardío, ya que se documenta por primera vez en los Cantes Flamencos, de Demófilo, (segunda mitad siglo XIX). El cambio semántico, de ido a loco, se haría mediante una confusión entre la palabra "chalao" = ido, y otro término también del caló: chaslao = loco. Como en el caso de "pirarse", voz gitana que también significa "irse", chalarse experimentó un cambio semántico en la misma dirección: volverse loco. Es corriente asociar esta locura con el trastorno producido por la pasión amorosa; de hecho, en esa dirección va el dicho que afirma: "chalao y enamorao, los dos caen a un lao". En el cuplé La mujer moderna, de 1919, se lee: Pero ahora me tiene chalá un atleta extranjero muy rubio...

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