Pancracio Celdrán Gomáriz
Inventario general de insultos
Mindundi (-s). Voz de creación reciente con el significado de donnadie, mierdecilla, cantamañanas o zascandil. En puntos de Murcia y Almería equivale a sujeto sin oficio ni beneficio; pillete gandul e indolente que merodea por plazas y mercados sin rumbo ni destino claros. En cuanto a su etimología, se ha pensado en la voz latina minutus = menudo, menguado, de donde también derivaría minuendus = que debe ser rebajado; sujeto merecedor de humillación y desprecio. La peripecia filológica de las voces latinas no resultan de fácil explicación, sobre todo teniendo en cuenta la escasa vida que mindundi(s) tiene en la lengua hablada, y su inexistencia o escasísima presencia en el lenguaje escrito. También se oye "nindundi", seguramente por atracción del pronombre indeterminado "ninguno" = nulo, sin valor, nadie. No es descartable una procedencia andaluza para el término: del vocablo "mindín" = joven presumido a quien gusta lucirse, siendo un mierda sin oficio ni beneficio; es voz procedente de "minda" = minga, polla, pijo o pene, con lo que un mindundis sería una variedad del "carajo a la vela"*.
Miramelindo. Individuo amanerado, que cuida en demasía de su aspecto externo. Especie de "lindo don Diego", o de "mírame y no me toques", este precursor del petimetre y abuelo del pisaverde es hombre superficial y un tanto afeminado cuyo tiempo ocioso dedica al espejo, el sastre y los afeites. Más que insultante fue voz despectiva dirigida al hombre que se comporta, en los cuidados cosméticos y del atuendo, como una mujer. Alcalá Venceslada, en su Vocabulario Andaluz, recoge la palabra como propia de aquella tierra, que documenta así: "Y con esa postura de miramelindo, zapato de polilla y pisar con ponleví, es el furor de las damas...". El término se toma en sentido figurado, por la acepción principal que tiene: planta, también llamada balsamina, de largos tallos llenos de zarcillos trepadores, de hojas de color verde muy brillantes; es planta muy fragante, que se usó como medicinal, gozando de predicamento por la belleza de su porte.
Mochales. Loco, chiflado; familiarmente, persona que ha perdido el juicio, o la chaveta (clavo o tornillo). En cuanto a su etimología, pudo decirse de la voz "mocho": romo, sin punta, lo contrario a agudo, posiblemente del vascuence motz = sin filo, feo, corto de talla. Suele acompañarse de la palabra "tío". En cuanto al plural, véase lo que decimos en "vivales". En el conocido cuplé ¡Ay, Tomasa!, de principios de siglo, el letrista Fidel Prado emplea así el término: Y él me dice entonces: "¡Chacha!, es que te usas un vaivén que ti tomo por la jaca del tiniente coronel". Y como está el pobre mochales por mí, me mira mu tierno diciéndome así: ¡Ay Tomasa, ay Tomasa!, yo no sé lo que me pasa que me tiés desjarretao... 182