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Editorial

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Obituario

Obituario

El recuerdo ManchaDO en la vida

Todos realizamos el mismo viaje, y en las alforjas de aquel periplo que llaman vida, resultan naturales y consustanciales a la propia naturaleza del ser humano, aquellos momentos, aquellos instantes que han cristalizado como recuerdo en nuestra retina. Son fragmentos vitales, indisolubles a nuestra condición; toda persona, tiene una fecha de cumpleaños, o el nacimiento de su hijo, un aniversario especial, por ejemplo, como fecha imborrable, en la que brindar y celebrar compartiendo esos momentos con sus seres más allegados.

Es ahí, donde llega, justo a tiempo, la buena botella de vino, complemento esencial para compartir alegrías, descorchar momentos, brindando recuerdos en el placer de la buena mesa, y/o mejor aún, en la grata compañía de quien más apreciamos. Por ello, quizás, aquello que puede resultar más desazonador es “pasarse la vida en blanco”, sin tener siquiera un momento, un instante con qué y con quién “manchar” nuestros recuerdos.

Esa vitalidad por “manchar” de sentimiento de manera intencionada, metafórica y literal, nuestro proyecto de vida, no responde a pulcros criterios antiestéticos contra la higiene. Tiene una sencilla explicación digital, en respuesta a una campaña de posicionamiento y comunicación. En los principales buscadores de Internet, ‘mancha y vino’ vienen más asociados a trucos y consejos de limpieza. Consideramos, por tanto, fundamental, posicionar, como se merecen, a los vinos DO La Mancha, no solo en un algoritmo de mayor precisión y efi cacia promocional, sino también en un sentido más lírico y emocional, ligando el vino a esos momentos que dejan huella (Mancha) imborrable, en ocasiones.

Unos vinos, en su añada, que bien pueden ser concebidos como un instante único, en el año, precisamente, con todo su mapa genético imbricado en el terruño, en el que fueron engendrados (elaborados) con sus condiciones climáticas de ese año, la vendimia, las condiciones de maduración del fruto, etc.

La gran familia de bodegas, paisanos, amigos y afi cionados en general que viajamos en el mismo barco de los vinos con Denominación de Origen La Mancha, esperamos una fecha: San Andrés y la presentación de los vinos jóvenes. Esa cita a la que madrileños y “manchegos ausentes” afi ncados en la capital de España, acuden con el ánimo renovado de catar los nuevos vinos de la cosecha. Este año 2016, la cita fue la última semana de noviembre en el Círcu lo de Bellas Artes. Un espacio céntrico y cultural con claras resonancias artísticas, muy cerca por cierto, del barrio de las letras, epicentro del consumo de vino en Madrid.

La respuesta, una vez más, muy positiva para unos vinos 2016 que llegaban con la vitola de buena calidad tras la pasada vendimia. Una campaña, de balance normal en proporciones y cantidad, escalonada en el tiempo y racional en comparación al retroceso severo de nuestros competidores del cono sur como chilenos (-21 %), argentinos (-27,8 %), según primeras estimaciones del OIV.

Ahora bien, cada nueva añada es un reto y sobretodo una oportunidad. En la capacidad de previsión y el tacto comercial del sector están los nuevos retos de cada bodega para dar en el clavo, acertando en las preferencias de los consumidores, soberanos últimos del mercado en sus demandas. Unos consumidores, personas, en defi nitiva, que descorchan cada botella, alzando su copa buscando nuevos momentos y sensaciones.

La Navidad es el mejor momento para “manchar nuestras vidas” con los nuestros.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo

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