En 1867 en Bouzas había siete grandes lanchas sardineras con doce tripulantes cada una y pasado un siglo se contabilizarían seis faluchos y veintidós lanchas del «seito». Los boucenses no abandonaron del todo las capturas sardineras y armaban sus parejeros para la sardina llamando a patrones de cangas que eran hombres de puente especializados en esa pesca.
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