XVIII
Asesinado el tedio Nueva York se levanta cargado de luces y de sombras cada segundo transcurrido en esta ciudad me acerca a los abismos nadie puede ser indiferente en Nueva York hay que asumir su rostro confrontarlo con la brisa con las enormes construcciones y el olor con transeĂşntes de ciento cincuenta paĂses y finalmente recordar su patio en el sendero hacia la vida
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