Las crónicas de coky killers

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LAS CRÓNICAS DE COKY KILLERS


LAS CRÓNICAS DE COKY KILLERS

Isabela Franco Víctor Tabares Maria Paula Fernández


Primera edición: Mayo de 2017

Derechos reservados

Diseño de caratula Cristian Naranjo

Las características editoriales, son propiedad de los editores, por lo que no podrá ser reproducido en todo o en parte por ningún medio reprográfico sin permiso de los titulares.


Dedicamos este libro a quienes disfrutan historias de fantasĂ­a y le permiten al cualquiera soĂąar.


Agradecemos a todos quienes aportaron ideas y nos inspiraron.


Capítulo 1: Coky y Refus

El mal olor del sucio y solitario subterráneo, ya se estaba impregnando en su traje, quería encontrar la salida, nunca jamás volver y así, empezar de nuevo en un lugar donde nadie lo reconociera. El sentimiento de soledad lo había alcanzado tras su insaciable miedo desde noches atrás. Era no más que un payaso de felpa, al parecer un inocente muñeco con un pasado que prefería olvidar. Sabía que su miedo lo había llevado a esta situación, pero jamás pensó que fuera a sentirse tan eterno. Coky, por el nombre que llevaba en la parte trasera de su cuello, había huido por casi 3 noches, su miedo lo mantenía vivo y su pasado intranquilo. Recordaba cada detalle de esa noche, sus manos y pies temblar y por el resto de su cuerpo recorría un calor de venganza, de miedo y desesperación; escuchaba todos los sonidos a su alrededor, incluso lo escuchaba alardeando sobre sí mismo – era insoportable –, hasta que Coky tomó la decisión y fue la noche en que todo empezó, el día en que su sed de sangre de apoderó de él.


Después de tanto recorrer en ese viejo subterráneo, no tenía idea de cómo salir; pues ya habían pasado 3 noches y no encontraba una salida, quizás estaba caminando en círculos – pensaba. El payaso malvado se encontraba tan lleno de odio y resentimiento cuando huyó esa noche que, que ni siquiera recuerda haber llegado ahí. Desesperado de tanto caminar, se sentó a descansar y reflexionó sobre lo que estaba sucediendo, pero la oscuridad y su pasado hacían que aumentara su sed de sangre, no lograba concentrarse, ni encontrar su verdadero ser, sólo sentía ganas de matar para descargar todos los sentimientos que tenía encontrados. En ese momento se le ocurrió un plan, ese ser que estaba apoderado de una fuerza incontrolable, pensó en acabar con todos aquellos que trataran mal a sus juguetes, de esta manera lograría venganza por lo que le había sucedido, lo que le había dado inicio a su infortunio y lograr exterminar lo que se había apoderado de él. Se levantó con ánimo de lograr todo lo que se propusiera caminó y caminó con la esperanza de esta vez, sí encontrar la salida.


En esa búsqueda escuchó ruidos, no eran sonidos de afuera ni ratas como las que había visto y escuchado 2 noches atrás, era algo diferente, algo que no había sentido antes. Siguiendo el ruido, vio hacia lo lejos, algo que se movía. Coky no sabía de qué se trataba, se acercó con cautela, escondiéndose detrás de las columnas del subterráneo para que su compañía no lo encontrara. En algún momento llegó a pensar que se trataba de sus antiguos dueños buscando venganza, incluso fantasmas. Sin embargo, al acercarse lo suficiente para darse cuenta de quién o de qué se trataba, sintió estarse viendo a un espejo. Asustado y asombrado, Coky se quedó sin palabras, no sabía de qué se trataba, entonces se posicionó en modo de pelea para responder a cualquier ataque de su desconocido. -

¿Quién eres y que estás haciendo aquí? - le preguntó el otro payaso en posición de combate.

Coky se queda callado, estaba confundido pues acaba de descubrir que no era el único muñeco payaso con vida que existía. No sabía que pensar en ese momento, si de verdad era igual a él, con su mismo objetivo o si era tan sólo otro


muñeco más que se aguantaban todos los tratos que les hacen sus dueños. -

Primero usted, ¿quién es? - dice Coky desconfiado y con ganas de atacar, pero le iba a dar la oportunidad de responder a su contrincante antes de hacer cualquier cosa estúpida otra vez.

-

Yo pregunté primero, ¿cómo sé que no debo matarte? ¡responde! - dice el otro payaso más confiado y con ira en sus ojos tras ver que Coky lo estaba desafiando.

En ese momento a Coky se le dibujó una sonrisa malévola en su rostro y como muestra de paz bajó su arma y mostró sus manos limpias para ganar la confianza de su nueva compañía en ese lugar tan solitario. -

Mi nombre es Refus, llevo 12 años en este lugar, y créeme cuando te digo que no somos los únicos que estamos en este lugar - dice el otro payaso mostrando la misma piedad que Coky, él por su parte lo miró con asombro y aún más confundido - ¿estás perdido? - le pregunta - no te había visto antes por aquí.

-

Mucho… gusto… Refus - decía asustado – ¡¡¿12 años?!! ¿cómo es que no has logrado salir?


-

Jajajaja ¿salir? - le dice sarcásticamente -Una vez entras, ya no hay salida.

Coky se quedó mudo, sintió que su mundo había acabado ¡12 años! – pensaba – tengo que salir de aquí, es imposible que no haya salida. -

Y… ¿la entrada? - le pregunta a Refus.

-

¿Qué hay con ella?

-

Pues si se entró por ahí, también puede salirse, ¿verdad? - le dice esperanzado.

-

Jajaja, de verdad que no eres de aquí. Esa entrada está a más de 10 metros de altura de donde estamos, es de donde viene toda esta agua. Es imposible alcanzarla.

Su mirada perdida en el sinfín del subterráneo decía más que mil palabras. Intentaba decir algo, pero no salían palabras de su boca. – Pensé que algún día tendría que morir, pero no en esta miseria y en esta soledad – pensaba. Después de largos minutos preguntó - dijiste que no éramos los únicos, ¿dónde están los otros? - No muy lejos de aquí, siempre nos reunimos en el mismo lugar, nos hacemos llamar Khims. Hace rato no recibíamos


a otro como nosotros, les dará alegría verte y conocer tu historia. ¡Acompañame, yo te guío! Un poco más tranquilo con la situación, Coky confió en su nuevo compañero y lo siguió. Estaba un poco ansioso por conocer a los Khims, pero su miedo seguía ahí. Comenzaron a caminar en un incómodo silencio hasta que Refus dijo: - Sé que es duro para ti, también lo fue para mí cuando tuve mi momento, pero lo superarás. No es un mundo tan malo, ¿sabes? Te sentirás como en casa. Casa… Nunca había tenido un verdadero hogar, sus anteriores dueños no habían sido ejemplares y eso lo ponía a pensar sobre cómo era realmente un lugar al cual llamar casa – Coky le responde con una sonrisa. Su corazón se estaba ablandando, pero eso él no lo sabía ni lo sentía, tiempo después lo entendería. Se adentraron en la oscuridad del subterráneo y minutos más tarde el gris se volvió color y había cientos como él, eran los Khims.


Capítulo 2: Coky y Greta

Platos exquisitos y buena música esperaban por Coky, los Khims recibieron con todos los honores al temeroso payaso que ya empezaba a socializarse con seres como él. Aún con sus armas de ataque en las manos, empezaba a recorrer ese extraño lugar que contaba con improvisadas habitaciones, una sala de entretenimiento y hasta una cocina. Payasos venían, payasos iban, todos ellos miembros de los Khims que con un nutrido aplauso le dieron la bienvenida a su nuevo miembro, Coky. -

¿Qué es todo esto? – preguntó Coky

-

Ya eres de la familia - respondió una dulce voz a la que Coky identificó de inmediato.

Imaginado el paraíso, Coky se dió cuenta que no sería necesario salir de aquel lugar para sentirse plenamente feliz. Allí habría encontrado todo lo que anhelaba ver cuando saliera del subterráneo. Por un momento decidió recostar su cuerpo sobre un mueble, estaba agotado y era necesario un descanso. El televisor de


la sala proyectaba un programa, allí Coky identificó a quienes fueron sus dueños. El odio se apodero del pequeño payaso, empuñó sus cuchillos y enloqueció. Intentaba acabar con todo a su paso, estaba muy afectado. Coky había visto a quienes en el pasado lo abandonaron y por quienes tuvo que pasar noches de penumbra. Su macabro plan parecía todo un hecho, el fin de Coky se veía cerca, pero por fortuna apareció Greta, la dulce voz que antes le había respondido. Greta logró que Coky se tranquilizara luego de la crisis que padeció por varios minutos. Ella entendía que el proceso con él no sería nada fácil. -

Lo bueno de todo es que ahora eres libre – mencionó Greta, entre risas.

-

Tienes razón, le respondió luego de unos minutos Coky, ya un poco más calmado.

Evidentemente encantado por Greta, Coky cambió su actitud, ya no estaba prevenido, incluso intercambiaba anécdotas con los otros payasos.


Greta se habría convertido en la ayuda emocional de Coky, ella lo ayudaba y lo aconsejaba en los momentos en los que él se sentía triste. Compartieron muchos momentos juntos, alegrías y tristezas ya eran temas cotidianos para Greta y Coky quienes día a día se hacían más unidos. Sin embargo, esa cercanía entre ellos no le agradaba mucho a Refus, quien sorpresivamente orquestó un maligno plan para eliminar a Coky. El que al principio parecía ser su mejor amigo terminó siendo el rival, todo por el corazón de Greta. El malvado Refus intentó lanzar a Coky a una de las alcantarillas del subterráneo, con tan mala suerte que éste se salvó y Greta observó todo lo sucedido. Desde ese momento, la amistad de Greta y Refus se acabó, lo que le hizo más fácil el camino a Coky para entablar una relación con su amada payasa. Preparó una cena romántica: velas, música apta para la ocasión y un excelente plato de pasta acompañaron la noche. -

¿Quieres ser mi novia? – preguntó el galán de la noche.


-

Quiero ser tu novia – dijo ella, luego de varios minutos en los que se quedó en shock por lo que había hecho Coky.

Allí estaban, Coky y Greta, la pareja de payasos de felpa que decidieron ser felices juntos. Del anterior Coky, lleno de odio y rencor parece ya no haber nada. Hoy, junto a su novia, es un ser noble y alegre que comparte todos los días con la familia de los Khims.


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