Diario Versión Final

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Maracaibo, martes, 21 de junio de 2011 POLÍTICA VERSIÓN FINAL 5

Lingüistas, historiadores y politólogos explican cómo el Gobierno acomoda su retórica al instante

REALIDAD MAQUILLADA

La revolución hace de Venezuela “el país de los eufemismos”

El eufemismo es un sustituto biensonante de una palabra malsonante, como, por ejemplo, “enajenación mental” por locura, “campaña” por guerra. En sentido amplio, los eufemismos son tapujos, embellecedores de realidades desagradables. Por ejemplo, los indicadores de un país pueden hablar de “crecimiento negativo”, para indicar que en realidad hubo una caída de la producción o pérdidas. También se suele usar la palabra “ajuste” de precios, en lugar de aumento.

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“Privados de libertad”, en vez de presos, “ocupantes ilegales”, en lugar de invasores, son algunos ejemplos. Los expertos aseguran que los gobiernos comunistas se distinguen por “eufemizar” la realidad. Hiram Aguilar Espina (Unica 2001) haguilar@versionfinal.com.ve

H

ace cuatro años, el escritor venezolano Jorge Gómez Jiménez aseveró que Venezuela era “el país de los eufemismos”. En aquellos días, el joven literato opinaba sobre el caso RCTV. “Es un eufemismo decir que el cese de operaciones de la televisora privada Radio Caracas Televisión responde a la finalización del lapso establecido en la última concesión obtenida por el grupo 1BC. La verdad es que Radio Caracas Televisión fue cerrada”, afirmaba entonces. Pero, ¿qué es exactamente un eufemismo? Según el lingüista Alfredo Álvarez Menéndez, “es la sustitución de una palabra o frase cuya designación resulta indecorosa, irreverente, molesta o inoportuna por otra que se juzga más o inofensiva al oído”. Es así como, en el mismo tema de RCTV, el Gobierno llamó “incautación temporal” de lo equipos de la televisora a una acción que jamás estuvo seguida por la devolución de tales bienes a sus legíti-

Los eufemismos son parte de lo que la politología norteamericana denomina “doublespeak”; es decir, el uso deliberado de términos cuyo significante se pervierte para lograr un significado distinto a la realidad.

mos propietarios, o el pago de un justiprecio. El ejemplo más reciente de los eufemismos gubernamentales en el mapa político venezolano lo representa el nacido en la crisis carcelaria, en medio de la cual el Ejecutivo ha decidido denominar a los presos exclusivamente como “privados de libertad”. Esta frase, de imprecisa y reciente data, según las psicólogas costarricenses Sofía Quesada Montano y Carmen Venegas Porras, busca suavizar el carácter traumático del acto que representa la encarcelación, y la responsabilidad que acarrea para el aparato estatal. Se coloca, entonces, la privación de la libertad como “una acción estatal perfectamente naturaliza-

da, en ningún momento vista como violencia de Estado sino como una medida de seguridad”, señalan las investigadoras. Sin embargo, basadas en las apreciaciones de la criminóloga zuliana Lolita Aniyar y su texto “Criminología de la reacción social”, las expertas advierten que esta forma era originalmente usada para designar privaciones ilegítimas de libertad, como el secuestro, por ejemplo. Otro de los términos “políticamente correctos” acuñados por el Ejecutivo venezolano en lo reciente es “ocupaciones ilegales” de tierras, en lugar de invasiones. Asimismo, para el economista y diplomático venezolano Diego Arria resulta un exabrupto llamar “expropiaciones” a la ocupación

de propiedades por parte del Gobierno. Despojado de su hacienda “La Carolina”, en Yaracuy, Arria expresa que “no se puede hablar de expropiación si los afectados no han recibido un céntimo en el proceso”. Propio de la tiranía Algunos especialistas afirman que el fenómeno de “eufemizar” el discurso es propio de los regímenes totalitarios. En eso coinciden los historiadores Domingo Irwing, de la Universidad Católica Andrés Bello; Hernán Castillo, catedrático de la Universidad Simón Bolívar; y la académica francesa, Frederique Langue. Según ellos, el uso de eufemismos “fue patentado en los otro-

El campo de la política, el más fértil de todos los ámbitos para “eufemizar” Según el escritor José Manuel Lechado García, son tres las causas del eufemismo: a) Malsonancia, b) motivaciones de tipo político-económico, y c) las metáforas literarias. En este caso, es el segundo aspecto el que lleva a un Estado al uso de este recurso lingüístico. “Es probable que sea éste uno de los campos más fecundos en la creación de eufemismos y de mayor incidencia social. Las formas diplomáticas y protocolares imprescindibles en el trabajo político-económico obligan a generar expresiones que atenúen el valor, a menudo agresivo, aunque no necesariamente malsonante, de hechos y situaciones relacionados con estas actividades”, asevera Lechado. El escritor señala que, por ejemplo, los gobierno suelen llamar “actualización de tarifas”, a un incremento en los servicios públicos.

Algunos de los procedimientos para crear eufemismos son: -Antífrasis: recurso aplicado a partir de la paradoja, mediante la inversión del significados. Por ejemplo, “operativo militar”, en lugar de “masacre”. -Negación: se emplea con frecuencia en temas económicos, también con el fin de dar un giro al significado de un término. Se dice “crecimiento negativo”, en lugar de “caída de la producción”. -Cultismo: se basa en la creación de vocablos de corta vida, generalmente de valor científico o literario. Por ejemplo, “afrodescendientes”, en lugar de “negros”. -Sintácticos: se basa en procedimientos como la atenuación, el uso de elipsis y otros recursos. Por ejemplo, “recuperación de tierras”, en lugar de “confiscación de propiedades”.

ra y todavía países comunistas”. Los investigadores señalan que los “aberrantes totalitarismos de la Europa del Este, ya superados por la historia, se presentaron en sociedad como ‘democracias populares’. Según sus gobernantes, en Cuba opera una ‘democracia directa”, resaltan. Así lo especifican en la obra “Pretorianismo venezolano del siglo XXI. Ensayos sobre las relaciones civiles y militares”, en la que retratan las consecuencias de una abusiva intervención militar en la política nacional. A juicio de la triada de analistas, los castrenses –presentes hoy en cada resquicio de los engranajes del Gobierno– son duchos en el manejo de eufemismos. El ministro de Energía Eléctrica Alí Rodríguez Araque, conocido como “Comandante Fausto” –proveniente no de la Academia Militar, sino de las milicias de izquierda– ha llamado “cortes preventivos” a los esquemas de racionamiento, aplicados tras la debilidad del Sistema Eléctrico Nacional, tanto en la generación como en la distribución del servicio. El politólogo mexicano Gustavo Esteva opina: “No es sólo que las autoridades encubran sus acciones o que su propaganda esconda sus errores y exagere sus realizaciones. Es que pervierten la naturaleza del discurso público al encerrarlo en eufemismos enfermizos”. Agrega que ésta es una “práctica habitual en gobiernos políticamente débiles o ilegítimos, que no se atreven a llamar a las cosas por su nombre. Hablar de protección nuclear o inteligencia militar son ejemplos clásicos de esta escuela de gobierno”. Aún resuena la frase del entonces vicepresidente de la República José Vicente Rangel, quien –después de los eventos del 11 de abril de 2002 y el llamado “Paro petrolero”– espetó ante los medios de información: “La situación es excesivamente normal”.


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