Diario Versión Final

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6 VERSIÓN FINAL POLÍTICA Maracaibo, viernes, 4 de febrero de 2011

Ya se conoce ampliamente lo ocurrido desde el punto de vista militar, pero persisten diversos enfoques sobre la ética

Hoy se cumplen 19 años del golpe del ARCHIVO

“Ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre”, es una de las frases inolvidables. Las opiniones de Paciano Padrón se proyectan en el tiempo. Esta noche habrá actos en Maracaibo. Hiram Aguilar Espina (Unica 2001) haguilar@versionfinal.com.ve

“Permítanme recordarles a todos sin excepción, primero a mis camaradas, este buen libro, Ética del discurso y ética de la liberación”, expresó el Presidente de la República, Hugo Chávez, el 15 de enero pasado en la Asamblea Nacional. Minutos después, sobre el saldo de 150 mil muertes violentas que la oposición le achaca a su Gobierno, insistió: “De nuevo apelo a la ética en el discurso, en la carta que ustedes me dirigieron, ahí hay una expresión que tiene un valor a priori condenatorio”. Aseveró que el tema es “utilizado de manera política y no ética”. Con respecto al caso PDVAL enfatizó: “Yo llamo la atención al país para que veamos otra vez la ética del discurso”, y más adelante remató: “Es bueno que uno tenga cuidado siempre con las cosas que dice, que critica, estudiar un poquito”. Para Paciano Padrón, ex diputado de Copei, testigo del 4 de febrero de 1992, “si alguien no puede hablar hoy, a esta hora, de ética en el discurso es el presidente Chávez. Lo primero que encierra la ética es la consecuencia de los actos con la palabra, es el testimonio de vida y de hecho, que estará siempre por encima de la mera palabra”. El catedrático experto en Derecho Constitucional afirma que “la palabra del Presidente está tan violada que sus discursos son una especie de bufonada. En la Academia uno percibe la burla frente a un hombre que tiene un discurso extremadamente pragmático y dice exactamente lo que le conviene hoy, sin importar cuáles sean las consecuencias o la concordancia con lo que antes dijo, o con lo que está haciendo”. El estudioso compara el Chávez

Según los críticos, la responsabilidad con que Chávez asumió los hechos del 4 de febrero de 1992 es absolutamente antitética frente al Chávez que fustiga a sus seguidores por las insatisfacciones de los resultados electorales, y les habla de “deudas” de lealtad hacia su persona.

del 4-F/92 y el de ahora: “Yo, ante el país y ante ustedes asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano’, dijo entonces. Era una hermosura de liderazgo; el líder asume la responsabilidad, no busca culpables, él siempre será el culpable, porque no supo organizar, porque no supo motivar, porque no supo transmitir”, sentencia Padrón. Luego, confronta con el verbo usado cuando el electorado rechazó la reforma propuesta en 2007. Recuerda Padrón: “Dos días después, Chávez se reúne con el equipo del PSUV, y lo transmiten en cadena. Entonces les empieza a echar las culpas. ‘Y ustedes allá en la organización, ¿qué hicieron?’. Qué distinto al 4 de febrero”, compara. El ex parlamentario en tiempos de Carlos Andrés Pérez (CAP), y escritor del libro “Manual del Orador” asevera que el liderazgo de Hugo Chávez ha sufrido un considerable desgaste. Explica que una de las funciones de un líder es motivar: señala que el “por ahora” representaba la esperanza. “Frases como ‘Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de evitar más derramamiento de sangre’, ya no se ven en el Chávez de hoy”, detalla Padrón. El analista afirma que en su

alocución del pasado 15 de enero, durante la “rendición de cuentas” ante el Parlamento, Chávez “más de 300 veces pronunció la palabra ‘yo’, hay que ver lo que eso significa: ya no es el equipo, ya no es el líder de un pueblo en marcha, es el mesiánico, el que piensa, el que decide solo”. De lo ético a lo herético Para otros, como Simón Alberto Consalvi, ex ministro de Relaciones Interiores de CAP, una de las aberraciones a la ética del discurso más grandes cometidas por Chávez cumple hoy nueve años; el día en que éste convirtió el 4-F/92 en día de fiesta nacional, comparándolo con la fecha en que Venezuela depuso a la autoridad española, el capitán general Vicente Emparan. Chávez dijo en 2002: “El 4 de febrero no es una fecha cualquiera, es una fecha histórica que bien podemos compararla con el 19 de abril de 1810, cuando aquella rebelión cívico-militar también abrió un nuevo camino hacia la independencia nacional”. A esto Consalvi, como político e historiador, expresa: “El 4 de febrero de 1992 es uno de los más nefastos días de la historia venezolana. Si quiere buscársele un parangón, tal vez se le encuentre con el también frustrado golpe de fuer-

za del coronel Pedro Carujo contra José María Vargas”. A su juicio, comparar aquel alzamiento con el 19 de abril de 1810 es un golpe a la historia. “No podemos dejarnos marear por los torneos de oratoria infinita en los cuales la inteligencia en esta hora negra se pierde, con la excusa de buscar una verdad que no se quiere encontrar. Tenemos que hacer una pausa para mirar atrás un par de meses y recapacitar que una de las más grotescas contradicciones de este drama está en tres momentos”. asegura Consalvi. De inmediato expone su análisis sobre el comportamiento “ético” del Presidente en 2002: “Lo que ‘Tiburón Uno’ (Chávez) había dicho el pasado 4 y 27 de febrero; lo que hizo y dijo entre el 11 y el 14 de abril y lo que está diciendo y haciendo a partir del 15 de abril. Visto en estas tres categorías de tiempo, ‘Tiburón Uno’ adquiere una monumental dimensión de hipocresía, cinismo y desvergüenza, sin paralelo en nuestra historia”. Así lo afirma porque, luego de haber criticado de manera furibunda la represión de cuerpos policiales y Fuerzas Armadas contra la población en “El Caracazo”, el jefe de Estado ordenó desplegar el tristemente célebre “Plan Ávila” el 11 de abril.

CONCEPCIÓN Un trabajo de la Universidad de Chile para la cátedra Ética del Discurso señala que ésta “también conocida como Ética de la comunicación, desarrollada por los filósofos germanos Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas intenta dar respuesta a una interrogante fundamental del pensamiento filosófico contemporáneo: ¿es o no posible fundamentar racionalmente una ética? Sobre todo, luego del rotundo fracaso de otros proyectos éticos formulados con anterioridad y en medio de la crítica más extrema a la racionalidad que se ha dejado caer sobre la modernidad. La Ética discursiva pretende hacerse cargo de la necesidad de fundamentar una ética ante la compleja y delicada circunstancia del mundo actual, cuyo desarrollo científico-técnico ha terminado por hacer surgir la amenaza más seria que haya tenido lugar a lo largo de toda la historia, la amenaza de su propia desaparición.


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