Maracaibo, domingo, 22 de noviembre de 2009 POLÍTICA VERSIÓN FINAL 3
Los “ucevistas” y “ucabistas” decidieron poner punto final al miedo. Nadie se hubiese atrevido a quemar una foto del dictador. En Maracaibo también repartieron panfletos.
Ayer se celebraron 52 años de la intervención que hirió de muerte a la dictadura de Pérez Jiménez
Estudiantes universitarios: Los mismos valientes de 1957 AP
Hiram Aguilar Espina (Unica 2001) haguilar@versionfinal.com.ve
L
ibros, cuadernos, pancartas, ideas... Las armas de los estudiantes no perecen, no tienen fronteras, no caben en las aulas. En distintas fechas, diversas naciones celebran su día: Colombia, los 8 y 9 de junio; Panamá, los 27 de octubre; Perú, cada 23 de septiembre. Ayer, 21 de noviembre, le tocó a Venezuela. El historiador Aureo Yépez Castillo recuerda que en el año 1957, tras cinco años del gobierno dictatorial de Marcos Pérez Jiménez; caracterizado por la eliminación de los partidos, el hostigamiento a los medios y una sistemática persecución a estudiantes, la Universidad le puso fecha de vencimiento al régimen. “El día 21, los estudiantes de la UCV (Universidad Central de Venezuela) se declararon en huelga general, en protesta por la convocatoria a elecciones que realmente eran un plebiscito, y en exigencia de la libertad para los presos políticos”, señala Yépez. Los universitarios irrumpieron en un congreso internacional de cardiología, donde causaron revuelo al declararle la “guerra” a la dictadura. Mientras tanto, Rafael Caldera, el fundador de Copei, tenía tres meses preso, así como muchos otros intelectuales disidentes. La mala hierba se quema Por su parte, la historiadora Carmen Carrasquel Jerez recuerda la víspera, con los hechos que se desarrollaron en la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab). “El 20 de noviembre, los volantes circulaban por la Católica: los estudiantes iban a quemar un ejemplar del diario El Heraldo, que era del Gobierno, así como el estatuto electoral y una foto del dictador Pérez Jiménez”. Carrasquel rememora que un grupo de estudiantes escuchaba la radio de un automóvil, y repudiaba el comunicado en cadena de manera burlesca. Se hablaba de las obras que prometía culminar el Gobierno, para lo cual necesitaban el “voto colectivo” del pueblo venezolano. A cada obra que se mencionaba, los universitarios pronunciaban un irónico “ora pro
Durante este año se han registrado unas mil 500 protestas, la mayoría encabezadas por estudiantes. Como sucedía en 1957, los universitarios arriesgan la vida en cada protesta.
nobis” (ruega por nosotros), como en las letanías. Al amanecer, era el día de la protesta, la cual se efectuó según los planes, pero la Seguridad Nacional, cuerpo policial del gobierno militar, la reprimió y disolvió, apresando a un grupo de estudiantes, luego de invadir los espacios académicos. La investigadora cuenta cómo la determinación de los jóvenes animó el valor de los mayores. “El padre Pedro Pablo Barnola, que ejercía como segundo rector de la Ucab, le escribió a Pérez Jiménez al día siguiente, para pedirle la libertad de Caldera, algo que no hubiese sido capaz de hacer antes”, señala la investigadora. Narra también que el 27 se sumaron a la protesta los docentes, en medio de un clima de tensión creciente. “Trece profesores (de la Ucab y la UCV) firmaron el documento contra la represión; era admirable ver a algunos firmando el comunicado, y luego firmando un poder en el que autorizaban a sus esposas a manejar sus cuentas bancarias, seguros de irían a la cárcel”. Mientras tanto, en Maracaibo, los estudiantes universitarios y liceístas desarrollaban sus propias
estrategias. “El 8 de diciembre, Día de La Purísima (o de la Inmaculada Concepción) los estudiantes del liceo Udón Pérez repartieron panfletos contra la dictadura en la procesión, pero agarraron a varios y los metieron presos”, narra el historiador zuliano Vinicio Nava Urribarrí, quien protagonizó los hechos de aquel fin de año. “Yo no quise participar ese día, porque mi plan era lanzar los volantes desde una moto en movimiento, pero no quisieron hacerlo así”, detalla Nava. Los folletos quedaron dispersos por la calle Venezuela (hoy 95), desde el Palacio de Gobierno, antes de que encarcelaran a los estudiantes. El fuego que desde noviembre se había encendido en las casas de estudios superiores se avivó hasta la huida de Pérez Jiménez, el 23 de enero de 1958. Tras haber desconocido los resultados electorales de 1952 y realizado un fraudulento plebiscito en 1957, finalmente temió al alzamiento de las Fuerzas Armadas, que coronó la protesta iniciada por los universitarios. Balance actual En el presente, Venezuela posee una lista de más de 30 presos políticos, entre los que figuran fun-
cionarios policiales, como Vivas, Simonovis y Forero; comunicadores sociales, como Gustavo Azócar y Leocenis García; así como un buen número de estudiantes perseguidos, entre los que se cuentan Nixon Moreno y Julio Rivas, liberado hace poco por la presión de sus compañeros. Asimismo, el Ejecutivo nacional posee un récord de acoso a los medios, al sacar del aire una de las más antiguas estaciones de televisión nacional en señal abierta (RCTV), al igual que 34 emisoras de radio y televisión locales. Asimismo, tiene previsto revocar concesiones a 29 medios más, en un plan para “democratizar el espectro radioeléctrico”. Además, tiene seis procesos judiciales abiertos contra el canal de noticias Globovisión, sin contar la presión contra sus directivos, como el caso de su presidente ejecutivo, Guillermo Zuloaga, en la actualidad sometido a régimen de presentación y prohibición de salida del país, por “usura y agavillamiento”. Según datos de la Mesa de la Unidad, durante 2009 se han realizado mil 518 protestas, muchas de ellas dirigidas por estudiantes, y otras por líderes sindicales. ¿La
respuesta del Gobierno nacional? Represión. ¿El autor? La Fuerza Armada. Aún resuenan las palabras del coronel (GN) Antonio Benavides. He aquí su definición de la protesta estudiantil en Venezuela: “Esto es parte de una secuencia trabajada en laboratorios por parte de sectores de la oposición para crear el clima de desestabilización”. Por fortuna, los universitarios siguen siendo los mismos valientes de 1957.
DECRETO El 21 de Noviembre de 1958, al celebrarse el primer año de aquellos eventos, el Presidente de la Junta de Gobierno, el profesor Edgar Sanabria, firmó el decreto Número 436, mediante el cual se establecía que a partir de esa fecha debía celebrarse en el país el Día del Estudiante, “como un homenaje a los valerosos jóvenes que lucharon por sus ideales de libertad, democracia y pluralismo” aquel 21 de noviembre.