20 VERSIÓN FINAL PERFIL Maracaibo, domingo, 22 de noviembre de 2009
Una presunta conspiración resultó en el magnicidio más célebre del siglo XX
LISTA NEGRA
Jhon Fitzgerald Kennedy: un golpe de Estado con sello de sangre AGENCIAS
Hoy se cumplen 46 años del asesinato de John Kennedy. El veredicto de la Comisión Warren nunca logró aceptación. En el presente, muchos ven en Obama “el Kennedy negro”. Hiram Aguilar Espina (Unica 2001) haguilar@versionfinal.com.ve
L
as ruedas del Lincoln Continental descapotado recorrían la calle Houston hacia Elm. Eran las 12:30 pm del soleado 22 de noviembre de 1963. A bordo, el presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, saludaba a la multitud, acompañado por su esposa, Jacqueline; el gobernador de Texas, John Connally, y su señora, Nellie. Un repentino ardor, tan veloz como el eco de las detonaciones que surcaban los aires de la tejana Plaza Dealey, atravesó la espalda de Connaly. El ambiente se entenebreció. Mientras Nellie recostaba a su marido, Jacqueline volteaba a ver al suyo. Manos al cuello, Kennedy balbuceaba, atragantado con una bala. Apenas intentaba comprender lo que ocurría, Jackie atestiguó la más dantesca escena: un impacto tan fuerte como un rayo, arrancó de un tajo las ideas de su marido, para esparcirlas sobre el maletero del Lincoln. Ocho minutos después, el cuerpo sin alma entraba en el Hospital Parkland, y transcurrida media hora, se anunciaba oficialmente su deceso. Sombras del magnicidio “Se habló mucho en su tiempo de la participación del vicepresidente Lyndon Johnson en la trágica muerte, ya que –como en todo asesinato misterioso– se investiga
siempre a quien se beneficia por la desaparición de la víctima”, señala Roberto Palmitesta, escritor ítalo-venezolano, quien considera a Johnson como “un político relativamente gris que cumplió su ambición de ser el primer mandatario del país, luego de ser derrotado por JFK en la convención demócrata de 1960”. Palmitesta explica que, en 1963, viendo sus posibilidades muy estrechas para ser electo candidato en el 64 o 68, Johnson pudo pensar que la única forma de llegar a la presidencia sería la falta permanente de Kennedy antes del término de su mandato. Al presunto conspirador, a quien antes JFK le había encargado el programa espacial, se le tildó de “arrogante y despreciado por los astronautas”, por querer ganar “indulgencia con escapulario ajeno”, cuando en una oportunidad organizó una fiesta tejana en Houston, en honor a los miembros del proyecto Mercury. Se presume que había en él un complejo de inferioridad, puesto era visto como un hombre “ordinario”, según el paradigma del granjero norteamericano. Pero el vicepresidente, ahora presidente interino, supo disipar las dudas, delegando un grupo de investigadores que se encargaran del caso. La Comisión Warren, como se le conoció extraoficialmente, puesto que su jefe era el fiscal general Earl Warren, “montó” un expediente hasta hoy poco convincente, responsabilizando de la autoría
En 1978 el Estado norteamericano reabrió el caso de Kennedy, en vista de que 80% de los estadounidenses pensaban que existió una conspiración.
material e intelectual a Lee Harvey Oswald, un ex marine norteamericano de 24 años que había regresado de la Unión Soviética un año antes. Antonio Moreno, escritor español quien desde hace 11 años investiga el magnicidio de Kennedy, produciendo diversos documentos que figuran en el dominio web http://jfk.hostoi.com, argumenta, mediante pruebas fílmicas y acústicas, que actuaron al menos dos francotiradores. Cuestiona además: “¿Por qué Oswald no tuvo problemas con el FBI a su regreso de la Unión Sociética? En el FBI del ‘Gran Her-
mano’ Hoover, en plena Guerra Fría, donde lo que olía a ruso o comunista era vigilado; Oswald, un ex soldado que había trabajado en bases militares, renegado de su patria, ese que nos quisieron hacer pasar por marxista y asesino de JFK; no tuvo ningún problema para regresar a casa”. Por otro lado, el jurista y columnista argentino José Carlos Corbatta afirma que su visión del mundo fue lo que mató a Kennedy. “Lo asesinaron desde las tinieblas que enmarcan los contubernios de Estado, pero su corto paso por la vida terrenal no fue en vano. Jamás volteó sus espaldas a las rea-
¿Existen paralelismos entre John F. Kennedy y Barack Obama? -Edward Kennedy comparó la integridad, el coraje y la visión de futuro de Barack Obama con la de su fallecido hermano, el presidente John F. Kennedy, al afirmar que el mensaje de Obama “mueve a los que todavía creen en el sueño americano”. -Sin embargo, en vísperas de la elección de Obama, Caroline Kennedy escribió en un artículo: “Nunca he tenido un presidente que me motive de la misma forma que la gente me dice que mi padre les motivó”. -A Barack Obama se le llama “el Kennedy negro”. Analistas mundiales afirman que el carismático y elocuente presidente se parece a Kennedy. Otros aseguran que en realidad se asemeja más a Robert Kennedy, el hermano menor de JFK, quien fue también un aclamado candidato demócrata a la presidencia en
1968, a la edad de 42 años. -Bob Kennedy representaba para millones de norteamericanos la esperanza de una nación dividida, desconcertada y cansada de la guerra. Sin embargo, también fue asesinado en precampaña ante el horror de sus compatriotas. -El gasto de Obama en medidas de seguridad, fue el más elevado de la historia para un candidato presidencial, superando los 50 millones de dólares. Se comentaba que existía temor de que su destino fuese como el de Robert Kennedy. -Cuatro presidentes norteamericanos fueron asesinados en el ejercicio de su cargo: Lincoln, Gardfield, McKinley y Kennedy. Uno fue herido; Reagan. Asimismo, otras figuras de relevancia, como Martin Luther King, también cayeron por las balas asesinas.
En el camino de la Comisión Warren existe una oscura lista de extrañas muertes relacionadas con el caso: hJ. D. Tippit: un policía de Dallas baleado el mismo día que Kennedy, de cuya muerte se responsabilizó a Oswald. hLee Harvey Oswald: acusado del magnicidio, fue asesinado ante las cámaras de los reporteros por el mafioso Jack Ruby, empresario de cabarets. hJack Ruby: murió en 1967 por un cáncer jamás diagnosticado. No hubo autopsia. hTom Howard: abogado de Jack Ruby, murió por ataque al corazón. Sin autopsia. hEarlene Roberts: secretaria de Ruby, falleció por un ataque al corazón. No hubo autopsia. hDorothy Kilgallen: reportera que entrevistó a Ruby (quien presuntamente conectó a Lyndon Jhonson con el magnicidio), hallada muerta por ataque cardíaco (por una combinación fatal de seconal y alcohol). hEdward Benavides: hermano gemelo de Domingo Benavides, testigo del asesinato de Tippit:, fue atropellado por un conductor que se dio a la fuga.
lidades que otrora le provocaron la muerte, no permaneció indiferente a la injusticia que hasta hoy flagela la humanidad”. Corbatta recuerda el discurso de Kennedy pocos días antes del asesinato, pronunciado el 8 de noviembre en Nueva York. Hablaba duramente en contra del sector gubernamental que se oponía al gasto para ayuda internacional, y favorecía su recorte. “Muchos miembros del Congreso hoy se quejan de que un 4% de nuestro presupuesto general deba dedicarse a la ayuda exterior. Sin embargo, en el año 1951, este mismo programa de ayuda ascendió a casi el 20% de nuestro presupuesto”, declaraba Kennedy Finalmente, preguntaba. “¿Acaso esta nación está declarando abiertamente que no puede permitirse gastar seiscientos millones de dólares más para ayudar a las naciones necesitadas del mundo a ser más fuertes, más libres y más independientes; cantidad inferior al gasto anual de este país en lápiz labial, crema para la cara y goma de mascar?”. Quienes vivían –y aún viven– de la venta de armamento a Europa, África y América del Sur, hubiesen conspirado sin dudar. Lo que JFK representa sigue siendo un peligro para ellos.