Diario Versión Final

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10 VERSIÓN FINAL EFEMÉRIDE Maracaibo, sábado, 15 de agosto de 2009

Hoy se cumple un centenario del decreto que

El Himno del En sus seis estrofas plasma la gesta emancipadora de los héroes militares zulianos. Udón Pérez hace homenaje a quienes participaron en el proceso de independencia venezolana. La resistencia a la bota centralista es una historia de entonces y de ahora. Restos de José Antonio Chaves fueron llevados ayer desde El Redondo a la Catedral. Hiram Aguilar Espina (Unica 2001) haguilar@versionfinal.com.ve

E

l 15 de agosto de 1909 las marciales notas del Himno del Zulia surcaron por primera vez los aires del Palacio de los Cóndores de manera oficial. Casi cuatro meses atrás, el presidente del estado, José Ignacio Lares, había convocado el concurso para escoger el que se convertiría en legendario canto épico regional. “En sus seis estrofas, su letra plasma la gesta emancipadora de los héroes zulianos, quienes participaron en el proceso de independencia venezolana y suramericana, junto a Simón Bolívar. Es la apología del trabajo y el progreso, y refleja el carácter de los habitantes de estas tierras, quienes no se cruzan de brazos ante las agresiones”. Así opina Silfredo Sánchez, miembro de la comisión para la celebración del centenario del Himno del Zulia, y agrega: “El mismo Udón Pérez

llegó a expresar que, más que el ruido de las bayonetas, era digno de admirar el sonido del trabajo, como reza en los versos del coro, ‘el Zulia, en su plaustro sonoro del progreso”, manifiesta el estudioso. El plaustro, una de las metonimias empleadas por el historiador, maestro y poeta Abdón Antero Pérez, conocido como Udón, alude aquel carruaje marcial griego de dos ruedas que, tirado por potentes corceles, conduce al Zulia guerrero hacia la batalla constante por la labranza del futuro. “El Himno del Zulia no tiene solución de continuidad en el tiempo, fue escrito para estar vigente en todo momento y en todo lugar”, afirma el historiador Nicolás Chirno, presidente del comité del centenario. Para él, la pieza es “una clase magistral; la epopeya del Zulia, Venezuela y América”, señala. Tito Balza Santaella respalda a Sánchez cuando afirma, en su libro “Análisis del Himno del Zulia”, que Udón Pérez buscaba hacer justicia a ciertas situaciones

históricas, como la del Batallón Zulia al que, tras volver victorioso de la Campaña del Sur, le habían cambiado el nombre a “Batallón Caras”. Los cronistas sostienen que el poeta del Himno grabó la historia de la independencia venezolana en 64 versos de ardor inextinguible, como experimentado bardo, fiel catedrático y amplio conocedor de la gesta libertaria. Tal fue la impresión que aquella elegía causó entre quienes la recibieron por vez primera, que el abogado José Antonio Chaves, quien integraba la junta calificadora en función de jurado, renunció a su posición para dedicarse a crear la música que daría vida a la oda independentista. El presidente de la Academia de la Historia en la región, el doctor Ernesto García MacGregor, expresa: “El Himno muestra a un Zulia que, luego de haberse defendido de las amenazas contra su libertad, envaina la espada y saca el laurel. Ya nos defendimos; ahora, al trabajo, las letras, las artes y el deporte”.

FOTO: HUMBERTO MATHEUS

CORO Sobre palmas y lauros de oro yergue el Zulia su limpio blasón y flamea en su plaustro sonoro del progreso el radiante pendón.

“Sobre palmas” I

II

III

IV

V

VI

La luz con que el relámpago tenaz del Catatumbo, del nauta fija el rumbo, cual límpido farol; el alba de los trópicos la hoguera que deslumbra cuando al zenit se encumbra la cuádriga del sol no emulan de tus glorias el fúlgido arrebol!

En la defensa olímpica de los nativos fueros tus hijos, sus aceros llevaron al confín; ciñendo lauros múltiples los viste con arrobo del Avila a Junín; y en Tarqui y Ayacucho vibraron su clarín.

Erguido como Júpiter, la diestra de alto armada, fulgente la mirada de rabia y de rencor; las veces que los sátrapas quisieron tu mancilla; mirarte de rodillas sin prez y sin honor. cayó sobre sus frentes tu rayo vengador.

Y luego que la cólera de tu justicia calmas, va en pos de nuevas palmas tu espíritu vivaz; en aulas y areópagos, cabildos y liceos, te brinda sus trofeos el numen de la Paz; y vese en blanca aureola resplandecer tu faz.

En tu carroza alígera que tiran diez corceles, de acantos y laureles guirnaldas mil se ven. Allí del arte el símbolo del sabio la coronaW del Temis y Pomona la espada y el lairén, la enseña del trabajo y el lábaro del bien.

Jamás, jamás los déspotas o la invasión taimada, la oliva por la espada te obliguen a trocar; y sigas a la cúspide, triunfante como eres rumores de talleres oyendo sin cesar en vez de los clarines y el parche militar.


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