Diario Versión Final

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22 VERSIÓN FINAL SUCESOS Maracaibo, martes, 7 de abril de 2009

El indiciado por la muerte de “Antonito” Meleán vivía en la casa 90 de una villa colindante con el colegio Rosmini. Pocos lo sabían, incluso en el vecindario. Hasta allá llegó el rastreo de los sabuesos.

En las profundidades del crimen de Antonito (Parte XII)

“Danielito” en Costa Rosmini

Redacción

E

l 14 de marzo debió ser un día fatídico para la familia Leal Prieto. Tras el atentado que sufrió “Danielito” en el Retén El Marite, unos hombres vestidos de negro irrumpieron en Costa Rosmini Villas, un lujoso conjunto residencial cerrado, compuesto por imponentes town House de color beige con blanco, cerrado y con hermosas áreas verdes. Este conjunto residencial se caracteriza por ser muy apacible, pero ese día se tornó como un barrio cualquiera dada la cantidad de rumores que despertó entre los vecinos la acción de estos hombres enchaquetados. Los de negro llegaron a la casa 90, ¿de quién era esa residencia?, nada más y nada menos que de “Danielito”, imputado por el caso Meleán. A pesar que se creía que vivía en El Manzanillo, pues no, su casa era allí en Costa Rosmini, en el sector Milagro Norte de Maracaibo. Su madre Gladys de Prieto, dijo que de allí se fue cuando asesinaron a Meleán porque lo querían incriminar. Revisaron en solitario La incertidumbre se apoderó de los vecinos, se asomaban con disimulo y a la vez con temor de ser asediados por estos hombres que en sus chaquetas llevaban timbrado Cicpc-Valera. En la residencia 90 no había nadie, los sabuesos entraron a las 9:00 de la mañana y salieron poco después del mediodía. En una camioneta negra, embarcaron varios objetos y así como llegaron, se fueron. La familia de “Danielito”, no presenció el hecho. Estaban muy distraídos y aterrados con lo que pudiera pasarle en el retén donde ya había sufrido un intento de asesinato, pero al llegar, por la tarde, se encontraron con una casa totalmente diferente como la dejaron, y los vecinos los pusieron al día. Dijeron a los familiares que un grupo de aproximadamente diez hombres, que parecían policías, entró a la casa y registró todo.

Se dijo que en esta casa Daniel Leal vivió un tiempo, pero que a raíz de la muerte de Antonito Meleán, decidió irse porque era buscado y corría el mismo riesgo que el asesinado productor.

Revolvieron todo La familia Leal convocó a la prensa para hacer de conocimiento público lo que calificaron como un “saqueo” y una manera de tratar de “sembrar” algún indicio de culpabilidad contra “Danielito”. La casa en su interior era como de esperarse, bien amoblada, cálida, con lámparas y ventiladores de lujo, televisor de pantalla plana, piso brillante, una cocina amplia y bien acondicionada, pero estaba desordenada. Una silla en el piso, libros y papeles encima de muebles, gaveteros de la cocina abiertos confirmaban lo que los vecinos decían. Pero además, un aire acondicionado que estaba ubicado en la sala no aparecía, así como un CPU y unas cámaras fotográficas. En el piso superior estaban las habitaciones, la primera que se mostró fue la de “Danielito”. Sobre una cama inmensa habían jeans Levy’s, camisas Polo, zapatos Dolce & Gabbana, ropa interior Calvin Klein así como accesorios Mont Blant, entre otros objetos. Todos de Daniel. La habitación tenía un closet grande, un baño limpio con una bañera grande, pero la mayoría de su ropa estaba regada y fuera de las cestas y gaveteros.

VALERA PIDIÓ JUSTICIA POR LOS AGRICULTORES

Luis Antonio Abreu, de 30 años, y José Marcial Rivera, de 29 murieron en el sector La Flecha, de La Puerta. El doble crimen ocurrió el 28 de julio de 2008. El hecho indignó a la población trujillana más al saber que fueron víctimas de sujetos foráneos que habían ido a La Puerta para distraerse, pero que terminaron acabando con la vida de dos jóvenes trabajadores del campo. Unas carteras de dama también estaban esparcidas por la habitación. Se extraviaron unos perfumes que no hallaron las mujeres. En la parte superior se veía una ventana forzada, para los Leal, por allí debieron entrar los sabuesos, porque la puerta principal estaba intacta. Desaparecieron de un pequeño bar una botella de whisky escocés y otra botella fue hallada vacía. Hasta las galletitas que guardaban para la merienda y los cho-

colates, según la familia de Leal, estos hombres se comieron, porque consiguieron sus envoltorios destapados. Quizá por lo intenso del allanamiento, los sabuesos sentirían hambre y para estimular el trabajo compartirían “palitos” de whisky. Los Leal denunciaron este hecho, lo calificaron de intimidatorio y para ese entonces solicitaron la intervención del propio Ministro de Interior y Justicia y hasta del presidente Chávez.

Allanar era la orden Lo que motivó al Cicpc-Valera a allanar la residencia era el suceso del 28 de julio de 2008, cuando dieron muerte a dos jóvenes en La Puerta, estado Trujillo. Las pruebas de balísticas hechas a las armas de “Danielito” determinaron que eran las mismas utilizadas contra los agricultores. Los investigadores buscaban otros indicios, más información, se llevaron un CPU y unas cámaras fotográficas que podrían tener importante información. Y en efecto, el CPU también había desaparecido dentro del grupo de objetos que denunciaba la familia Leal. Un aire acondicionado tampoco aparecía. ¿Tendría este artefacto alguna información o lo necesitaban para enfriar alguna oficina?, la respuesta no ha sido dada. Días después de la detención de Daniel, el comisario Jotny Márquez, en rueda de prensa, dijo que a Daniel Leal se le investigaba por un doble homicidio en La Puerta y que se harían los estudios correspondientes para determinar si hubo responsabilidad de Leal. La orden fue allanar la residencia del implicado en el doble homicidio de La Puerta. Y así fue. La noticia corrió como pólvora en Trujillo y los medios locales perseguían la información por la web. Casi ocho meses después de haberse cometido el crimen y se hablaba de responsables. “Los Pulgas”, cuyo cabecilla es Danielito, según el Cicpc serían los dueños de este acto criminal aunque ya el móvil no sería por sicariato, sino por un pleito verbal que para su momento no debió terminar en la muerte de dos hombres inocentes, pero como éstos zulianos iban armados y bajo efectos del alcohol, hicieron lo que hicieron sin importarles nada. Otro hecho curioso resaltó en medio del suceso. Vecinos dijeron que un vigilante del conjunto residencial Costa Rosmini Villas, fue acosado por los investigadores. Presuntamente se lo llevaron y hasta lo golpearon por negarse a colaborar con la policía. Sobre él no se sabe nada y hasta el momento no existe información de lo que se consiguió en aquel CPU incautado o en las cámaras fotográficas que se llevaron. A la familia Leal no le quedó más remedio que cerrar nuevamente las puertas de la casa 90 y esperar por el desenlace de este caso. (Lea mañana: Las amenazas de muerte a Antonito)


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