Pedro, El niño tartamudo (Cuento) - Luis Fernández Castejón

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PEDRO, EL NIÑO TARTAMUDO

y luego lo comentamos. Toma, y venga, que nos vamos a clase. Ah, de momento sólo te digo una cosa, yo hasta que no hagamos el contrato no te volveré a pedir que hables en clase.

Y me fui a clase sin decirle ni una palabra. Eso sí, con un sobre cerrado que guardé primero debajo de mi jersey y luego en mi libro de matemáticas sin que nadie me viese. Bueno, os parece esto muy difícil, pues para mí fue algo nuevo, como una brisa de esas que pasa por el mar y te llega de frente cuando estás en el extremo del puerto con tu caña pescando al final de la tarde. Tú como primer habitante de la tierra recibiendo la brisa, sintiéndola, disfrutándola. Por fin algo diferente. Y el sobre. “Un contrato”. “No te pediré que hables”. “No me importa tú tartamudez”. Yo me repetía aquellas palabras camino de casa, una y otra vez. Eso sí que era una esperanza, “A mi no me importa tú tartamudez”. Un rayo de luz natural, había entrado en mi putrefacta sala de tartamudo.

Llegué a casa todavía excitado. Dispuesto a encerrarme en el cuarto para leer aquel contrato de Pablo y Fernando.

- ¿Qué tal en el cole hijo?

- Muy bien, mi profesor es nuevo y se llama Fernando.

- Te veo muy contento.

- Sí mamá creo que es muy majo.

- Pues venga a merendar que tu abuela trajo un bizcocho.

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