El camino del artista julia cameron

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flujo creativo. Si estás bailando un tango, que te resulta una tortura, con tu enloquecedor, deja de moverte al son que él o ella toquen. Lee algún libro sobre codependencia o asiste a una terapia contra la adicción en las relaciones. (Al-Anon y Adictos al Amor y al Sexo Anónimos son dos programas excelentes para detener el baile del enloquecedor). La próxima vez que te sorprendas diciendo o pensando «¡me está volviendo loco!» pregúntate qué actividad creativa estás intentando bloquear con tu relación.

ESCEPTICISMO Ahora que hemos hablado de las barreras exteriores que atentan contra nuestra rehabilitación como artistas, echemos un ojo al enemigo que podemos estar alojando en nuestro interior. Tal vez la mayor barrera para cualquiera a la hora de contemplar una vida en expansión sea un escepticismo profundo. Podríamos llamarlo la duda secreta. No es relevante si somos oficialmente creyentes o agnósticos. Tenemos nuestras dudas sobre las ideas expuestas con anterioridad acerca del creador/creatividad, y esas dudas son muy poderosas. A no ser que les demos salida pueden ser capaces de sabotearnos. Muchas veces, cuando intentamos no ser aguafiestas, reprimimos nuestros sentimientos de duda. Necesitamos dejar de hacer eso y empezar a explorar esos sentimientos. «Creer en Dios o en una fuerza que te guía porque alguien te dice que creas es el colmo de la estupidez. Nos han dado sentidos con los que recibir información. Vemos con nuestros propios ojos, sentimos con nuestra propia piel. Con nuestra inteligencia, la intención es que comprendamos. Pero cada persona debe desentrañarlo por sí mismo». SOPHY BURNHAM En esencia las dudas funcionan más o menos así: «De acuerdo, he empezado a escribir las páginas matutinas y parece que estoy más despierto y más atento en mi vida. ¿Y qué? No es más que una coincidencia... De acuerdo, he empezado a llenar el pozo y a ir de cita con mi artista interior y noto que me estoy animando un poco. ¿Y qué? Es sólo coincidencia... Sí, ahora estoy empezando a notar que cuanto más me permito explorar la posibilidad de que exista un poder para el bien, más me percato de que en mi vida surgen afortunadas coincidencias. ¿Y qué? No me puedo creer que me estén guiando de verdad. Sería demasiado extraño...». La razón por la que creemos que es extraño imaginar que una mano invisible colabora en todo esto es que seguimos dudando de que no pase nada si eres creativo. Con esta actitud asentada con firmeza no sólo les miramos el diente a todos los caballos regalados, sino que los espoleamos en los costados para sacarlos de nuestra vida cuanto antes. Cuando Mike comenzó su rehabilitación creativa se dio permiso para admitir que quería hacer películas. Dos semanas después y gracias a una serie de «coincidencias», se encontró con que estaba matriculado en la escuela de cine y que el curso lo pagaba su empresa. ¿Se relajó y disfrutó de ello? No. Se autoconvenció de que la escuela de cine le estaba distrayendo de su verdadera ocupación: buscar otro trabajo. De manera que renunció a hacer cine para encontrar otro empleo. Dos años más tarde al recordar el incidente Mike es capaz de volver a negarse a sí mismo. Cuando el universo le concedió lo que quería lo devolvió de inmediato. Al final se permitió a sí mismo aprender a hacer cine, pero le costó mucho más de lo que el universo pretendía.


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