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Pluma invitada El deporte de los villanos

El deporte de los villanos

Lo juega el súbdito y el rey, el vago y el trabajador; el que al llegar desenfunda su propio taco y el que va buscando, de uno en uno, el que tenga el peso y rectitud adecuada. Éste es primer ritual cuando se llega a un billar, templo presente en los barrios marginales y, a su vez, accesorio de lujo de una sala de juegos que quiera mostrar su alcurnia.

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El billarista iniciado no ocupa uniformes de colores chillones, calzado o equipo de protección: un guante, a veces, puede ser útil y dar cierto pedigree; la tiza para dar fricción al taco; el ábaco, para llevar cuentas claras. Es todo. La simpleza en la praxis, sin embargo, no es producto de un juego, o más bien, de un deporte sencillo. Sino de la elegancia y delicadeza que por sí solas pueden ornar la mesa con suertes geométricas, físicas y azarosas. A pesar de esto, es conocida la fama de los billares, pero he de decir, desocupado lector, que en las miles de visitas a dichos establecimientos, nunca he presenciado una pelea con tacos a manera de bates, ni me he visto hallado en un billar lleno de motociclistas o hecho el amor a una dama sobre el núbil paño verde. Todos ellos son estereotipos y escenas baratas de Hollywood, atmósferas ociosas capturadas en una o dos tomas. Lo que sí es fácil encontrar es una constelación de juegos perfectamente estructurados, diversos tipos de mesas, palos e incluso tizas; reglas establecidas, competencia, caballerosidad y convivencia. El billar es un deporte tanto como lo es el golf (dimensiones menos, principios más), el ping pong o el ajedrez. Curiosamente en el 2004 el comité olímpico llegó a considerar incluirlo en los juegos.

La invención del billar es disputada por franceses e ingleses, rivalidad añeja que casi podría ser también un deporte. Este ensayo se decanta por la autenticidad francesa, pues el argumento inglés no es más que un juego de palabras con el nombre del supuesto inventor “Bill Yar”, vamos, tantos grades literatos nacieron en esa isla y el argumento para apropiarse del origen es una mediocre similitud sonora.

Mejor fundamentada está su creación en las manos de Henry Devigne, artesano de la corte de Luis XV, el bien amado. Él inventó el billar con el propósito de jugarlo en la corte, si bien tendríamos que acotar algunos puntos, como el hecho de que se trataba de lo que ahora se conoce como la mesa y juego de “Carambola”, que las bolas eran de marfil y probablemente los tacos tenían características distintas, ya es posible distinguir con claridad nuestro querido deporte. Y así permanecería, en los salones de los palacios y los techos abovedados de una monarquía a la que le quedaba un solo sucesor. Llegado el momento, cuando la revolución rompió los pórticos y saqueó los baúles llenos de tiaras y coronas, el billar también fue echado a la calle para ser democratizado; quizá, mientras Versalles ardía, un grupo de muchachos llevaban a sus espaldas la primera mesa de billar, para después colocarla en el barrio más arrabalero de París, donde residiría con el pueblo llano hasta nuestros días. Y este viaje no sería el primero, después cruzaría el canal de la mancha, sobre flotas invencibles hundidas y costas inexpugnables. En Inglaterra ganaría las troneras y el juego de “Pool” y más

tarde, quizá perseguido por la reforma, cruzó el mar en embarcaciones puritanas. Así, en América, se distribuyó por todas su naciones, exiliado y rebelde.

El principio es simple: el taco debe impactar la bola blanca y ésta embuchacar o tocar a otra bola. Desde esta perspectiva puede reducirse a un simple juego ¿pero el fútbol no es patear una bola a una portería, encestarla en el basquetbol o hacer que cruce una línea en el fútbol americano? La aptitudes físicas del billarista son poco exigentes, no así su capacidad intelectual, si bien uno puede, como en el boxeo, golpear con fuerza y esperar acertar una "bala perdida”, esta técnica encuentra pronto malos resultados, el juego se basa en geometrismos y fuerzas aplicadas. Hay tres momentos principales que determinan un tiro: dónde se le pega a la primera bola, dónde impacta a la segunda y, antes o después, si ésta toca uno de los bordes o bandas de la mesa. Estos tres factores dan complejidad al tiro, sumadas a las vicisitudes del juego y la disposición de las bolas sobre el paño: jugar billar no es fácil.

Si usted habla con un matemático al respecto, enaltecerá las trayectorias geométricas que son requeridas en el juego, él “tener que rebotar” la bola en dos o tres orillas y a la vez impactar al objetivo buscado; pero si se conversa al respecto con un físico, lo primero de lo que hablaría sería de cómo, dependiendo desde qué punto la fuerza se aplique a la bola, su trayectoria, colapsando hacia un costado, podrá hacer parábolas o “efectos” exóticos al chocar con una de las bandas. Si juega en cambio, con un poeta, le hablará del instante en el que se toma el taco de arce canadiense, se acaricia con la mano el terciopelo de la mesa, se apunta en medio de complejas operaciones mentales: unas por cálculo, otras por experiencia, otras por corazón, y se golpea la bola mientras se contiene el aliento, y sigue contenido, pero ahora entre todos los presentes, hasta que después de una suerte de eventos improbables, la bola caiga hasta el abismo que es la oscuridad de la tronera. Luego seguirá un clamor, un grito de victoria, de lástima, un sonido agudo producido por la suma de una cuenta más en el ábaco que lleva el marcador, una atmósfera despejada de encontrar la mesa desnuda y un ganador, orondo, a su costado.

El billar sobrevive a los cambios sociales y generacionales, no es raro ver tiros de fantasía en programas deportivos y videos en internet con complejos tutoriales, dista mucho para que un niño pueda decir “de grande quiero ser billarista profesional” y sea tomado con la misma loa que sería decir “quiero ser ajedrecista” o corredor de los cien metros. Pero el billar sigue ahí, digno y democrático, disponible para aquellos estudiantes fugados que alquilan una mesa entre doce jugadores; los viejos amigos que juegan a la carambola el mismo día desde hace décadas y el jugador ocasional, que descubre la emoción de un deporte que a decir verdad es un poco nerd, pero se viste de malo.

* Misael Carbajal es licenciado en Literatura y Creación Literaria, en 2013 fundó su primera revista; desde entonces ha sido traductor para distintas casas editoriales, corrector de estilo y adaptador de obras clásicas para niños y adolescentes. Como editor en jefe ha colaborado en más de una centena de libros y en 2020 como jurado en concursos de literatura juvenil. Paralelamente, como escritor, ha publicado una docena de prólogos, artículos y cuentos que con la suficiente condescendencia pueden pasar como buenos. Actualmente es profesor de Casa Lamm e imparte el

Taller de proceso editorial en dicha institución.

Enrique González Casanova,

Heredero de una tradición de la abogacía en México

Producción: César Buenrostro Fotografía: Mauricio López

Para la revista Valores y ValoresTV es un orgullo presentar a un joven y destacado abogado penalista, un exitoso empresario y un mexicano que ama a su país más que a otra cosa. En su sangre se encuentra el ADN de una familia de abogados de mucho prestigio en la historia de México; él es Enrique González Casanova III, quien nos abre las puertas de su despacho para conocer más sobre su carrera, su trayectoria personal y sus planes de vida a futuro.

Hola Enrique, gracias por recibirnos, entrando en materia quiero saber, ¿Qué tanto peso tiene para ti, ser parte de la dinastía González Casanova?

Eso ha marcado mi vida; es muy bonito formar parte de esta gran familia, el apellido tiene mucho peso; en toda mi carrera profesional como abogado a donde llego me preguntan, ¿tú eres nieto de don Enrique, eres hijo de Enrique?, pero finalmente crear mi propia historia es lo más importante, no es de donde vengas, si no a dónde vas y tú lo creas como persona.

¿Cuál es la anécdota que más has escuchado en las reuniones familiares, sobre tu abuelo, Don Enrique González Casanova? Quién fuera Procurador General de la República y embajador de México en dos naciones distintas.

Hay una anécdota muy bonita que no me la platicaron, a mí me tocó vivirla, yo me acuerdo mucho de mi abuelo y te la voy a contar…

Yo desayunaba todos los sábados en casa de mi abuelo, durante muchísimos años y en una ocasión, mi papá me llevó a casa de mi abuelo pero él no se quedó a desayunar y en casa de mi abuelo habían tres amigos de él, para esto mi abuelo siempre me trató como si yo fuera un adulto, entonces me sentaba a desayunar con sus amigos.

Yo habré tenido 6 o 7 años, se terminaba el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y las personas que estaban ahí eran dos alumnos de mi abuelo, uno era en ese momento el Procurador General de la República Diego Valadés, el otro era el secretario de gobernación Jorge Carpizo, quien había sido ex procurador de la república, estoy hablando unos días antes del asesinato de Colosio, además estaba otro amigo de mi abuelo que siempre me quiso mucho, un abogado y poeta muy importante, uno de los pilares de la intelectualidad, de los estandartes de intelectualidad de la UNAM en México Rubén Bonifaz Nuño, él siempre fue muy amigo mío, desde que yo tenía 4 años hasta que don Rubén falleció siempre tuvimos una muy buena amistad, siempre me quiso mucho.

Yo le hacía mucha gracia a Rubén, quien aparte de ser un gran intelectual, un buen abogado y gran poeta, era bien latoso, grosero y mal hablado entre sus amigos de confianza, le encantaba molestar y echarle carrilla a todo mundo; en esa ocasión me estaba enseñando canciones con groserías y me puso a cantarlas ahí en el desayuno con los amigos de mi abuelo, yo no sabía que yo le estaba diciendo de groserías al Procurador General de la República y al Secretario de Gobernación, tiempo después me entero de la magnitud de quienes eran estas personas, porque veo al amigo de mi abuelo en la tele, a Diego Valadés, en ese momento a mis 7 años me cayó el veinte y estaba preocupadísimo que a mí también me fueran a meter a la cárcel por decir groserías delante de semejante persona.

Es una anécdota muy bonita, me acuerdo que mi abuelo ese día me regaño como no tienes una idea, pasaron muchos años, fui después muchas veces a reuniones con Jorge, con Diego, después don Jorge murió pero la verdad es que se generó una amistad muy bonita también con ellos, es una anécdota que recuerdo con mucho cariño pero en aquellos tiempos si me fue muy mal con la regañada.

A tu tío abuelo, Don Pablo González Casanova se le recuerda como Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y precisamente fue el hombre a quien se le debe la Autonomía de la máxima casa de estudios del país… ¿Cómo influyó en tu formación profesional y académica este vínculo familiar?

En absolutamente todo, yo tengo tan bordada la UNAM en mi vida que no quise estudiar en la UNAM, es una cosa bien interesante, toda mi vida crecí idolatrando la UNAM y el país con todo lo que se vivió en México pero realmente después me marcó tanto que me dolió muchísimo el tema de cómo se comportaron los rectores con posterioridad y las autoridades, por ejemplo, con el movimiento del “Mosh” en 1999, por eso es que yo decido irme a la Ibero.

Por supuesto que ha marcado mi vida, porque obviamente nosotros estamos sumamente vinculados con la autonomía de la universidad, con el tema del país, con la creación de los planteles del CCH, muchas cuestiones que se han marcado mi vida para bien y para mal.

Eres un abogado muy joven y sin embargo por méritos propios has empezado a forjar tu propia historia, ¿Por qué ser abogado penalista, qué te hizo decidirte por esta rama del derecho?

Yo empiezo a trabajar desde muy chico tenía 16 o 17 años, cuando ya iba a ministerios públicos, la carrera no la tenía ni empezada, comienzo a trabajar con mis tíos y después con abogados amigos de mi papá.

Mi papá realmente siempre le dio mucha angustia que yo me fuera a ir por un mal camino, que me fuera volver flojo al no trabajar, desde muy niño me inculcaron el valor por el trabajo, por muchas cuestiones, así que empiezo desde muy niño a trabajar, en aquellos tiempos no se necesitaban muchos requisitos realmente para litigar, te mandaban los despachos de pasante, en muchas ocasiones podías comparecer en el Ministerio Público como persona de confianza.

Llegó a este despacho donde estamos, como pasante, al que muchos años después ya regreso como abogado, como empresario y lo compro, porque no me lo heredan ni mucho menos, al contrario yo trabajé en este despacho, fue de un amigo de mi papá, yo regresé 17 años después a comprarlo, pero en el inter pase un sin número de situaciones y realmente me doy cuenta que lo mío lo mío es el derecho penal, siempre me gustó el derecho, pero mi talento fue para el penal siempre.

Hace muchos años nosotros defendíamos a ICA, era uno de los clientes principales de este despacho en aquellos tiempos y yo como pasante defendía a ingenieros, como ejemplo se mueren muchas personas en el tema de la construcción, entonces le queda imputar temas de homicidios culposos y a veces hasta dolosos a los ingenieros y los arquitectos; pues para efecto incluso de extorsión, represión o algún otro recurso; abogados profesionales de este despacho no pudieron, yo le dije en aquellos tiempos al titular del despacho que era el licenciado Alfredo muy amigo de mi papá, le digo; déjame llevarlo a mi, yo sé por dónde; me decía pero es que tú estás muy verde aún y le digo Alfredo déjame llevarlo a mi y que gano el caso y me lo llevo en libertad.

A partir de ahí me di cuenta que lo mío era el derecho penal, me encanto la teoría del delito, me puse estudiar muchísimo, toda la carrera la realidad es que litigue.

Ya cuando iba en séptimo semestre en la IBERO fundo mi despacho; termino en la Ibero y me pongo a estudiar la maestría, me pongo a dar cursos, a impartir clases y así toda mi vida he litigado en la materia penal.

Además de dedicarte a la abogacía a través del despacho González Casanova y Asociados, has emprendido exitosamente en varios negocios alternativamente ¿Qué me puedes contar sobre tu faceta empresarial?

Afortunadamente la materia penal es muy matado, pero muy noble, realmente un buen abogado penalista siempre gana bien y yo soy de la idea que siempre hay que estar generando, invirtiendo, creciendo y siempre me ha llamado la atención el mundo empresarial, no nada más el tema del derecho sino también ver todo como negocio, como empresa, generar trabajo, darle trabajo a las personas, apoyar a la gente y crecer, le digo siempre a mis abogados: no es un despacho nada más, es una empresa, entonces hemos incursionado en otras áreas de negocio.

En este ir y venir del litigio a los negocios, platícame, ¿Cómo es un día común en la vida de Enrique González Casanova?

Es complicado, es muy interesante, pero yo siempre estoy muy ocupado, eso si nunca me aburro; desde muy temprano empiezo a recibir llamadas, mandar correos, me despierto temprano y me duermo muy tarde, todo el día trabajo, aproximadamente 18 o 19 horas diarias.

En la mañana llego con mis directores y empiezo a ver todos los temas con proveedores, con socios, es un tema de nunca parar, pero muy bonito, porque todos los días se ganan alegrías y satisfacciones.

Estamos atravesando una época muy difícil para todos los mexicanos, ¿Qué opinas de la reacción del gobierno ante la crisis de salud y la económica?

Es muy complicado, finalmente el gobierno mexicano está haciendo lo que puede, están otorgando los recursos que pueden, es complicado porque estamos ante una crisis mundial económica que nos arrastra desde ya varios años, vivimos una crisis de descontento social, México es un país que enfrenta problemas, que finalmente no son de este gobierno, asuntos que se vienen arrastrando de varios gobiernos atrás.

Nos enfrentamos a una pandemia sumamente agresiva, nosotros aparte de estar metidos en el tema del litigio estamos metidos empresarialmente en temas médicos, hemos vivido el día a día y te puedo decir que es una pandemia agresiva desafortunadamente, es un virus que se comporta de manera distinta en todos los cuerpos, por eso es que ni siquiera las grandes potencias o las grandes farmacéuticas han podido encontrar como tal una vacuna definitiva.

El gobierno a través del IMSS, del INSABI, del ISSSTE, etc., ha tratado de hacer lo que ha podido, pero finalmente es sumamente agresivo el virus.

Pues vaya sorpresa nos estás dando, cuéntame ¿Qué productos están fabricando para ayudar a cubrir las necesidades de esta pandemia?

Son caretas, tapabocas con termosellado industrial que es mucho mejor que el tapabocas que proviene de Asia, porque tenemos una tela mucho más poderosa que es una tela que viene de los Estados Unidos, es una tela mucho más sólida y con mucho mayor medidas de seguridad.

Las mascarillas que son las que se están manejando para Covid, se están produciendo alrededor de 100,000 mascarillas diarias, nuestros tapabocas son 100% seguros, no tiene una sola costura, el agua no pasa, es tricapa, es un tapabocas termosellado de manera Industrial, esto lo hace seguro en su totalidad que cumpla todos los lineamientos y los requisitos médicos.

Tiene un diseño ergonómico y aerodinámico que evita que se peguen las bacterias y los virus, el usuario estará totalmente sano y aislado por lo menos en la parte que el tapabocas está protegiendo y cumpliendo su función.

Cabe aclarar que contamos con todas la regulaciones establecidas por la Organización Mundial de la Salud.

Nuestra planta y la alta producción, nos ha permitido darle trabajo a mucha gente de la tercera edad desempleada, que venía del gobierno, de otras fábricas, y de otros negocios y que se quedó sin trabajo, aquí le damos empleo, le damos trabajo a mujeres, y a la gente mayor.

Por favor dinos, ¿A dónde pueden contactarse con ustedes, tanto el gobierno como empresas del ramo farmacéutico para poder comprarles?

Claro que si, con mucho gusto, pueden entrar a nuestra website oficial que es www.grupogfan.com , nuestros números de teléfono son 7265-2699 y el 555801-3002, también pueden seguirnos en nuestras redes sociales en Facebook @gfan.company , Twitter @GfanCompany e Instagram estamos por abrir nuestra cuenta.

Enrique fue un gran placer conversar contigo, pero hemos llegado al final de esta entrevista y mi productor ya me está marcando el tiempo… ¿deseas agregar algún comentario adicional, algo relevante que no hayamos mencionado?

Agradecerles la oportunidad de platicar con ustedes y poder mostrar lo que estamos haciendo para ayudar al gobierno y a otras empresas del ramo médico y farmacéutico para enfrentar juntos esta crisis sanitaria, procurando en la medida de nuestras posibilidades desarrollar productos de la mejor calidad y por encima del estándar requerido, al mejor precio del mercado, con la intensión de que los usuarios finales no paguen precios exorbitantes y evitar que se aprovechen de la gente en esta situación que vivimos.

Les mando un fuerte abrazo a los lectores de la revista Valores, y me reitero a sus órdenes para lo que sea necesario.

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