La ciudad de las bestias

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sol debía comenzar su descenso en el horizonte. Por fin Walimaí se puso de pie y regresó donde ellos. —Habrá un consejo de los dioses —anunció. —¿Cómo? ¿Hay más de estas criaturas? ¿Cuántas hay? — preguntó Alex, pero Walimaí no pudo aclarar sus dudas, porque no sabía confiar. El brujo los guió bordeando el valle por el interior del tepui hasta una pequeña caverna natural en la roca, donde se acomodaron lo mejor posible, luego partió en busca de comida. Regresó con unas frutas muy aromáticas, que ninguno de los chicos había visto antes, pero estaban tan hambrientos que las devoraron sin hacer preguntas. La noche se dejó caer de súbito y se vieron rodeados de la más profunda oscuridad; la ciudad de oro falso, que antes resplandecía encandilándolos, desapareció en las sombras. Walimaí no intentó encender su segunda antorcha, que seguramente guardaba para el regreso por el laberinto, y no había luz por parte alguna. Alex dedujo que esas criaturas, aunque humanas en su lenguaje y tal vez en ciertas conductas, eran más primitivas que los hombres de las cavernas, pues aún no habían descubierto el fuego. Comparados con las Bestias, los indios resultaban muy sofisticados. ¿Por qué la gente de la neblina las consideraba dioses, si ellos eran mucho más evolucionados? El calor y la humedad no habían disminuido, porque emanaban de la montaña misma, como si en realidad estuvieran en el cráter apagado de un volcán. La idea de hallarse sobre una delgada costra de tierra y roca, mientras más abajo ardían las llamas del infierno, no era tranquilizadora, pero Alex dedujo que si el volcán había estado inactivo por miles de años, como probaba la lujuriosa vegetación de su interior, sería muy mala suerte que explotara justo la noche en que él estaba de visita. Las horas siguientes transcurrieron muy lentas. Los jóvenes apenas lograron dormir en ese lugar desconocido. Recordaban muy bien el aspecto del soldado muerto. La Bestia debió usar sus enormes garras para destriparlo de esa manera horrenda. ¿Por qué el hombre no escapó o disparó su arma? La tremenda


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