COVER UG: Con más de 20 años de exitosa trayectoria artística, dos hermosos hijos y una fructífera vida en pareja, ¿Cómo se presenta Maritza Rodríguez en la actualidad? MR: En este momento estoy viendo los resultados de un trabajo interno y esfuerzo espiritual, en el cual he logrado reencontrarme con mi fuerza y superpoderes en conexión con el creador. Viviendo las reglas del juego como lo hacía antes; y eso definitivamente se ve y se nota en todos los aspectos de mi vida. UG: ¿Qué tal están tus gemelos? MR: Súper bien. Están creciendo. Mis gemelos están felices y contentos. ¡Hermosos!. UG: ¿Hay aspiraciones o planes de darle una hermanita a Akiva y Yehuda? MR: Como pareja, mi esposo y yo planeamos muy bien nuestra dinámica familiar; y siempre acordamos tener un único embarazo, fuese lo que fuese, y nos iluminaron con dos a la vez y fue maravilloso. Pero, definitivamente no. La idea de nosotros es tener solo a Akiva y Yehuda. Ya para la otra vida, a lo mejor (risas). UG: ¿Cómo resumes los once años de relación sentimental que llevas con tu esposo, el reconocido ejecutivo mexicano Joshua Mintz? MR: Como un matrimonio que ha crecido en equipo, como una relación que cada vez se pone mejor. Cuidando y apreciando la bendición de estar juntos. Donde él, con su energía masculina y la mía de mujer, hacemos un trabajo espiritual juntos, con el que hemos crecido como seres individuales y como pareja, haciendo de eso, un nosotros. UG: ¿En casa de la familia Mintz - Rodríguez, se come tacos y se escucha ranchera tanto como frituras costeña y cumbia colombiana? MR: ¡Por supuesto¡.. Indiscutiblemente la cultura que cada uno traiga hay que fusionarla, no hay de otra. Yo tengo que adaptarme a la cultura mexicana de Joshua, así como él, se ha tenido que adaptar a la colombiana. Y sí, nosotros escuchamos desde cumbia y vallenato hasta rancheras, y comemos patacones y carimañolas, tacos y guacamole, de verdad en nuestra casa hay una fusión muy bonita. Además, disfrutamos mucho de que nuestras familias estén integradas y compartan juntas. Y es que definitivamente, el sabor que tiene el caribeño, como barranquillera que soy, con el gusto mexicano, es una mezcla muy “chevere” (risas).
“En este momento estoy viendo los resultados de un trabajo interno y esfuerzo espiritual, en el cual he logrado reencontrarme con mi fuerza y superpoderes en conexión con el creador.”
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