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La función contralora de la ciudadanía

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HABLANLOSASTROS

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Los órganos de naturaleza ejecutiva de los distintos niveles del Estado disponen de múltiples mecanismos y procedimientos en la prestación de los servicios públicos a las diversas comunidades, y en tal virtud han de ejercer de modo eficaz y oportuno la extensa función de contratar la prestación idónea y completa de las actividades que emprende cualquiera de los servicios dirigidos al público.

En tal sentido, existen una multiplicidad de fórmulas y mecanismos de inspección tendientes a un control lo más continuo, exhaustivo y oportuno de obtener eficacia en cualquiera de las modalidades de la prestación.

A tal efecto, una de las funciones más importantes y complejas viene a ser la de disponer de toda una maquinaria contralora que pueda alcanzar los fines de su ejecución.

Por lo cual esa actividad resulta indispensable en la buena marcha de la administración pública. No basta disponer la creación del servicio. Es fundamental su mantenimiento idóneo y las distintas prendernos. No se puede asumir como natural y no es sano pensar que todo el mundo es corrupto. A veces es muy corrupto el discurso anticorrupción. Puede ser justificación del comportamiento propio.

La corrupción nunca es ingenua. Todos sabemos cuándo se hace algo que está mal. Las cenas a que invitan los proveedores, las comisiones que ofrecen o los “regalos”, son gastos sumados a la factura que pagará el Estado.

La lectura del libro de Landa ha reafirmado en mí la necesidad de contribuir a una cultura que promueva y defienda los valores del buen vivir.

Como dice el autor, “las antiguas éticas de crisis demostraron su efectividad durante siglos. Hicieron patente que el ser humano puede mantenerse libre, así como armonizar su existencia con la de la comunidad y con la naturaleza, viviendo con rectitud, aun en las situaciones más horrendas.”

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