Aprendiz de jedi 12 - Experimento maligno

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—Hay un equipo del Templo en camino —dijo Obi-Wan—. Pero ahora que ella sabe que la hemos encontrado, fortificará el lugar. Hará lo imposible para que no entremos. —No podrá resistir a los Jedi —dijo Qui-Gon firmemente—. Dame tu intercomunicador. Obi-Wan dio a Qui-Gon su intercomunicador, y luego su sable láser. Era el mayor presente que un Jedi le podía ofrecer a otro. QuiGon puso la mano sobre la empuñadura. —Lo protegeré hasta que regreses a por él —dijo—. Y ahora marchaos. Astri echó a correr. Pulsó el botón para abrir la puerta. El aire fresco entró con el aroma de la inminente lluvia. Obi-Wan se volvió para mirar a Qui-Gon. Qui-Gon vio la desesperación y la rabia en los ojos de su padawan. —Volveré. Obi-Wan y Astri salieron. La puerta se cerró tras ellos. QuiGon se quedó en el pasillo, con el sable de Obi-Wan en la mano. El olor a cerrado del laboratorio pronto disipó el aroma de la lluvia. Había tenido la libertad a unos pocos metros, pero se le había escapado. Se volvió para mirar el laboratorio y su nuevo enemigo. Ahora empezaba el juego.


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